IV
Sus ojos violetas me observan detalladamente como un gran descubrimiento, de hecho, su sonrisa es tan escalofriante que me obliga a mirarla. Su cabello lacio es de un azul oscuro que da la sensación de que es negro a la distancia. Tiene unas marcas en las mejillas como si fuera una gata, son de color negro lo que hace un contraste con su piel pálida.
— ¿Qué sucede? —inquiere entrecerrando los ojos. La presión que su presencia ejerce es demasiado dominante por lo que sólo puedo negar con la cabeza mientras intento buscar las palabras adecuadas lo cual es complicado debido a que vuelve a inspeccionarme con sus ojos como si fuera una especie de presa.
—Me dijeron que querías verme —dejo salir evitando el contacto visual.
—Ese estúpido de Sett —sentencia con molestia— no te comportes como un creído ahora, pensé que habías muerto.
Su expresión cambia de forma drástica. Parece más susceptible a pesar de que hace cinco segundos parecía toda una depredadora.
Ella al ver que no respondo ajusta la mirada con un poco de confusión.
—Cuando te encontraron no podía creerlo —continúa y yo la observo— desde luego intenté ir a verte, pero ya sabes cómo funcionan las cosas aquí.
Ella deja salir un suspiro.
—Escuche que tienes de compañero al chico que encontraron en el bosque del pesar —comenta— ¿Cuál era su nombre?
La verdad es que no recuerdo su nombre, y eso que lo ha dicho el comandante hace un par de minutos.
—No lo recuerdo —confieso.
Ella se ríe dejando ver un lado más humano que hasta ahora parecía que no tenía. Esas marcas en sus mejillas y la presión que ejerce al estar cerca de ella me dan razones sólidas para creer que no es del todo humana. Puede que no recuerde nada de mi pasado, pero de algo puedo estar seguro, algo en ella no es del todo natural.
Me fijo en los colmillos en sus dientes, como si no tuviera ya razones suficientes para dudar de su humanidad.
—Fue una molestia tener que recordarte mi nombre cuando éramos compañeros —comenta. Ella vuelve a mirarme— No me digas que lo olvidaste de nuevo.
Intento forzar una sonrisa.
—No —miento.
—Lo olvidaste, eres un infeliz —comienza a decir.
Quiero responderle, pero en un parpadeo la veo moverse tan rápido hacia mí y luego desaparece. Tengo una reacción involuntaria de mi cuello moviéndose hacia atrás.
—Parece que no te has recuperado, patético —comenta detrás de mí.
¿En qué momento llegó ahí tan rápido?
Mi cuello arde de repente antes de sentir un líquido bajar lentamente. Pongo mi mano sobre mi cuello para comprobar la sangre.
Si no fuera porque mi cuerpo ha reaccionado más veloz que mi cerebro ahora mismo estaría muerto. ¿Qué clase de persona hace eso? Podría haberme matado con... espera no lleva ningún arma y aun así me ha hecho un corte limpio y lo suficiente profundo para que deba cubrirme un poco la herida.
—Soy la soberana de la aniquilación —sentencia con fuerza. Su nombre resuena en mi cabeza como piezas que vuelven a encajar.
—¿Por qué me miras así? —inquiere con un tono que no logro describir.
—Pudiste matarme —respondo molesto. Su mirada cambia y sus ojos se fijan en mí de una forma escalofriante. Mis sentidos se sienten alerta de nuevo y de nuevo como un parpadeo desaparece. Intento mantenerme concentrado mientras la busco con la mirada, pero mi cuerpo nuevamente es mucho más rápido y doy un salto hacia atrás.
—¿Quién eres tú? —dice con la mano en forma de punta de pica apuntando hacia mí.
La miro confundido.
—Ned puede ser un cabeza hueca, pero jamás diría algo como eso —presiona mientras me mantengo a una distancia de ella.
No sé qué se supone que debo responder. Podría decirle que no recuerdo nada, lo cual puede ser una buena opción considerando que quiere matarme justo ahora.
—No lo volveré a preguntar —sentencia con fuerza— ¿Quién eres tú?
Debo parecer un iluso ¿Qué pretendo con fingir que no recuerdo nada? ¿Qué lo usen como un arma en mi contra? Ella parece que era mi compañera antes, debió conocerme muy bien como para notar cualquier detalle. Ahora estoy contra la espada y la pared de forma literal.
Sino le doy una respuesta apropiada ella me atacará, podría huir y pedir ayuda, pero algo me dice que será mucho más rápida y me mataría antes de que pudiera siquiera moverme como ha demostrado hace unos segundos.
Siento un leve mareo, deben ser los nervios que los tengo a tope con cada segundo que sucede. Esta mujer de verdad asusta con su presencia, y apuntándote es todavía más aterrador.
—No me dejas otra opción —dice con firmeza antes de impulsarse hacia mí. Tengo que cerrar los ojos con la esperanza de que mi cuerpo no vuelva a fallarme, pero me siento tan mareado que voy a caer al suelo.
—Soy yo, Eris —digo de repente para mi sorpresa. Estoy en shock, pero la sensación de mareo se intensifica y lo último que puedo ver es a ella sosteniendo mi cuerpo antes de caer al suelo.
Ella habla, pero no puedo procesar nada.
¿Qué rayos fue eso? ¿Cómo sabía su nombre? ¿Fue una respuesta involuntaria?
Mi cabeza se vuelve un completo caos de incertidumbre mientras encuentro la paz cuando todo se vuelve oscuro.
...
—¡¡¡Ned!!! —un grito de una mujer en la lejanía. Intento abrir los ojos y contarme, pero todo se siente pesado y oscuro hasta que soy devuelto a la realidad.
Abro los ojos de golpe, estoy en la habitación donde desperté esta mañana. Mi cabeza quiere estallar y mi corazón no para de latir. Tengo que sentarme en la cama para recobrar el aliento.
¿Qué hago aquí? Me pregunto al ver que no hay nadie en la habitación lo cual es un poco difícil al ser una noche nublada.
Mis recuerdos de esta tarde por fin se sincronizan y me ponen alerta.
He dicho el nombre de esa chica de forma involuntaria simplemente salió de mi boca sin siquiera saberlo. Lo que me hace preguntarme cuál de las dos cosas es más aterradora, si tener a una mujer amenazándote que se hace llamar "soberana de la aniquilación" o haberme desmayado luego de haber tenido ese ataque de pánico.
Lo que sí está claro es que debo ir con cuidado, ella puede identificar fácilmente que he perdido la memoria, lo que para ella sería que soy una persona aparentemente distinta, aunque si le preguntas al coronel seguro te dirá que soy idéntico.
No sé qué pueda hacer Eris con esa información, de hecho, algo me dice que no me creerá y en cuestión de segundos me rebanará el cuello sin dudarlo.
Paso mi mano por donde ella me cortó, pero no hay nada, ni siquiera una cicatriz. ¿Lo habré soñado? No puedo tener unos recuerdos tan vividos y reales en mi mente para haberlos imaginado todos.
Necesito aire, así que me levanto de la cama y me dirijo hacia la ventana. Llevo puesto todavía el uniforme, por lo que, es una señal de que no me lo imagine.
Vuelvo a tocar mi cuello en busca de esa cicatriz sin éxito. Es absurdo de verdad me hizo una herida lo suficiente grande como para que haya dejado una marca. A menos que...
Niego con la cabeza. No pude haber vuelto a dormir por días, me sería frustrante, como si el mundo avanzará, y yo estuviera de alguna forma estancado.
—Qué bueno que hayas podido reencontrarte con la soberana de la aniquilación —es la chica de antes.
Me giro en dirección a la voz en busca de alguna cámara de seguridad, pero es demasiado oscuro, así que dejo de intentarlo.
— ¿Ella fue quien me trajo? —pregunto con un poco de miedo en mi voz. ¿A qué le temo? ¿A Eris?
— ¿Traerte? —inquiere.
—Sí, aquí, recuerdo perder el conocimiento —digo vagamente mientras me aferro a los recuerdos.
No hay respuesta.
Dejo caer levemente mi cabeza sobre el cristal de la ventana, desde esta posición solo puedo ver el cielo, la ventana está metida en el edificio, por lo que, al intentar ver a través de ella veré cuatro paredes y en el fondo el cielo.
—He revisado las cámaras, nadie te trajo a la habitación, de hecho, regresaste tú solo caminando —sentencia haciendo que abra mis ojos inmediatamente. Si antes mi cerebro parecía que estaba en el ojo de la tormenta, ahora mismo es el huracán completo.
No tiene sentido de ninguna forma, no recuerdo que haya regresado por más que lo intente. Solo recuerdo caer inconsciente con Eris evitando que cayera.
Me llevo una mano a la cabeza, necesito dejar de pensar, no puedo seguir haciéndolo, mi cabeza me duele demasiado y ahora mismo siento que todo me da vuelta, que es irreal, que estoy en una especie de juego perverso.
—Necesito dormir —digo dirigiéndome hacia la cama.
—Tómalo con calma, es un efecto normal —comenta, pero yo no quiero escuchar más.
—Necesito dormir —repito cuando estoy acostado.
—Administrando HCK—509 —dice una última vez antes de que poco a poco caiga en un sueño que se lleva todos los pensamientos que quieren hacer que mi cabeza explote. Permito que Eris desaparezca de mi mente e incluso al general con su molesto carisma, un leve recuerdo cruza mi mente, es el cara de niño que no recuerdo cómo se llama. Tampoco tiene recuerdos como yo, me pregunto si tiene estos mismos problemas, supongo que no, a diferencia de mí, todo el mundo sabe que perdió sus recuerdos. Pensar en ello me trae un sentimiento extraño.
¿Esto son celos?
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