II
Es gracioso, cuando no tienes nada que desear, lo anhelas todo.
Cuando despierto espero no haber estado dormido durante días como la última vez, aunque no tengo forma de saberlo de cualquier forma, al menos no tan directa. En esta ocasión no estoy solo en la habitación, la chica del otro día me observa lo cual me resulta bastante tétrico. ¿Acaso encontrará reconfortante mirar a sus pacientes dormir?
—Ya has despertado —anuncia dándome un rápido vistazo.
— ¿Cuánto tiempo llevo dormido esta vez? —pregunto luego de sentarme sobre la cama.
—Un par de horas —responde sin mirarme.
Nuevamente hay un silencio mientras verifica cosas en su panel. Esta vez lleva el pelo recogido, por lo que puedo apreciar las pequeñas argollas en sus orejas. Ella luce bastante atractiva, lo que me hace apartar la mirada con rapidez. Mis ojos se dirigen a la ventana, me pregunto cómo se verá el cielo ahora que es de día. Supongo que estaría eclipsado por la luz del sol, lo que sería un poco decepcionante a comparación con la vista de anoche.
—Dije ¿puedes levantarte? —inquiere ella con un tono más fuerte, lo que me hace pensar que me volví a perder en mis pensamientos.
—Sí —mi voz suena nerviosa, pero por suerte mi cuerpo es más rápido y me pongo en pie.
Ella me analiza meticulosamente, lo que me hace sentir todavía más apenado.
— ¿Algo te duele o te hace sentir molestia? —pregunta al regresar la mirada a su panel.
—No —digo de inmediato.
— ¿A qué se debió la sensación de anoche? —presiona poniendo la mirada fija en mis ojos. Soy incapaz de mantenerla, por lo que hago que miro su cuello o su cabello mientras intento pensar en cómo responderle.
—Solo me sentía cansado —dejo salir intentando sonar convincente, no es como si no fuera verdad. El recuerdo de ese momento me hace pensar de nuevo en las imágenes sangrientas que llegaron a mi mente.
—Ya veo... —su atención regresa al penal manteniendo la última palabra como si fuera un eco.
Ella hace unos últimos movimientos en el panel, antes de ponerlo bajo su hombro.
—Está todo listo —sentencia y se gira hacia la silla en la cual hay un uniforme de color negro, no puedo apreciar los detalles debido al envoltorio de plástico que lo rodea.
—Es lo que llevabas puesto antes de llegar aquí —comenta con un tono extraño.
— ¿Cómo llegué aquí? —pregunto, por un momento duda sobre responderme o no.
—Supongo que desearías darte un baño después de tanto tiempo —es lo que dice antes de entregarme el uniforme. Para llevar tanto tiempo en cama no tengo mal olor, incluso todo lo contrario.
Tomo el uniforme e intento buscar algo que me ayude a recordar, pero no hay nada, incluso parece completamente nuevo, ni un rastro de haberse usado en el pasado.
Ella se dirige al pasillo que hay a la izquierda de la habitación, pero al ver que me quedo parado en el mismo sitio, se gira y hace una señal para que la siga. Obedezco y me dirijo con rapidez hacia donde se encuentra.
En el fondo hay una puerta automática cubierta por un material plástico de color pastel. Mi atención se dirige a la puerta del frente que lleva al baño, se encuentra abierta, por lo que, me apresuro a entrar.
—Te espero afuera —dice la chica antes de que cierre la puerta.
Voy directamente a la ducha dejando la bata en alguna parte del trayecto. Hay un pequeño panel en la pared, por lo que me dirijo hacia él, es bastante gráfico por lo que solo tengo que presionar dos veces el panel para tener agua lo suficiente calurosa. No es que haga frío en particular, simplemente es más cómodo de esa forma cuando necesito liberar el estrés.
¿Ese es un recuerdo de mi pasado? Por más que lo pienso, tiene sentido para mí, es una forma idónea de manejar con esa situación. Cuando el agua cae sobre mi cuerpo puedo detenerme a observar levemente en busca de algún tatuaje que me recuerde algo, pero no hay nada. Tampoco hay una cicatriz de algún accidente o una marca de nacimiento que pueda identificar.
No sé cuánto tiempo ha pasado cuando salgo de la ducha, pero de lo que soy consciente es que me siento menos tenso, como si el agua se hubiera llevado un poco del estrés. Veo mi uniforme, se supone que llevaba esto antes de llegar aquí, pero no lo siente familiar en lo absoluto, pero tampoco me hace sentir ajeno a ello. Pará mí no sorpresa se ajusta a mi cuerpo, lo que me hace sí lo hicieron a mí medida, o definitivamente siempre he sido esbelto. Hay un espejo sobre la pared, por lo que me giro en esa dirección para obtener un reflejo con el que ayudarme para abrochar los botones del cuello que están más cerca de la oreja que del mentón.
Es un negro mate ajusto, por lo que hace ver el uniforme elegante, aunque literalmente es completamente liso con una delgada cremallera en la espalda aparte de los botones del cuello.
Me doy un último vistazo, no hay mucho trabajo que hacer con mi cabello, por lo que solo intento moverlo un poco para que luzca presentable. Me pongo las botas de cuero antes de salir.
Ella me da un vistazo cuando la puerta se cierra detrás de mí.
—Luces... —intenta buscar la palabra sin dejar de mírame— normal.
¿Qué se supone que significa eso?
No tengo tiempo de cuestionarlo, porque empieza a caminar. Por el pasillo cubierto de cristal que encaja de una forma extraña con las tonalidades de las puertas.
El pasillo termina en un ascensor que tomamos para bajar unos cuantos pisos. Ella sigue concentrada en su panel, incluso ni siquiera me dirige la mirada, lo cual de alguna manera es reconfortante, me hace sentir inquieto por alguna razón. Se supone que conoceré a más personas, pero no sé si me siento listo para ello, quiero decir ¿Cuál es el objetivo de eso? ¿Y si esas personas me reconocen? ¿Qué debería decir si ellos saben quién soy yo?
No me da tiempo de pensar en más posibilidades porque las puertas se abren y debo salir hacia otro pasillo de cristal que solo llevan a unas puertas metálicas negras.
—Tercer piso, zona de entretenimiento —menciona al llegar a la puerta. Ella se acerca a un panel pegado a la pared— acércate, no tengo permitido entrar ahí.
Obedezco y me paro frente al panel. Este me escanea con rapidez antes de mostrar una foto mía. Tiene un número que no alcanzo a memorizar, puesto que puedo identificar mi nombre. Me quedo hipnotizado leyendo una y otra vez las tres palabras.
No puedo dudar de la veracidad del panel, porque una parte de mi lo empieza a recordar de forma un poco extraña puesto que es como si siempre lo hubiera sabido, lo cual es contradictorio a hace un par de segundos en los que no tenía idea de cuál era. Por primera vez desde que desperté puedo ser alguien o al menos tener una idea de quién soy.
Doy un último vistazo a mi nombre antes de entrar a la sala con una leve sonrisa en los labios.
La habitación es demasiado amplia, tanto que el techo es prácticamente dos veces mi altura, y no soy una persona de poca estatura.
—Suerte —es lo último que la chica dice antes de que las puertas se cierren.
Mi atención regresa a la habitación donde puedo observar a personas con mi mismo uniforme, ellos entrenan en diferentes zonas con diferentes aparatos. Nadie se gira en mi dirección lo cual me alivia, menos presión.
¿Qué se supone que debo hacer? Hubiera venido genial que al menos me dijera para que vine a este lugar, aunque por lo que puedo apreciar, no hay muchas opciones.
Doy unos pequeños pasos hacia donde se encuentran las demás personas, me llama la atención que trabajan en equipo, quizás sea una forma de optimizar las máquinas o las herramientas que hay en las diferentes áreas.
Intento buscar una que se me haga familiar y esté lo suficiente apartada de las demás, pero aunque algunas están vacías, no están necesariamente apartadas.
En algún punto una mano sobre mi hombro me detiene. Me giro hacia la persona. Es un tipo muy alto y fornido, su uniforme que es parecido al mío tiene una ligera armadura de metal en el pecho y abdomen.
—Qué bueno verte de nuevo —deja salir dejándome sin palabras. Tiene la caradura, pero se opaca con facilidad por su expresión serena. Sus ojos cafés me observan directamente como si intentarán ver a través de mí, pero debe saber que no hay nada que ver, ni yo mismo tengo un panorama interno. No hay nada que me recuerde a él, y no es una persona que destaque poco, después de todo tiene las cejas anchas y como si no fuera suficiente, es calvo.
—Sí... —dejo salir intentando parecer natural sin mucho éxito. No sé cuánta gente sabe que he perdido la memoria, quizás sólo la chica lo sabe, por eso, no estoy seguro si debería anunciarlo o dar alguna señal de ello directamente.
—Solo estarás aquí mientras tu cuerpo se recupera, volverás a estar en el frente cuando menos lo esperes —comenta emocionado llevándome por la habitación.
Esa idea no me agrada en lo absoluto. Tenía mis sospechas de que era una especie de soldado, pero de sospecharlo a confirmarlo siempre hay un abismo de sensaciones.
Que se detenga me hace despertar de mis pensamientos, lo cual me hace recordar que debo estar más despierto, ahora debo observar y analizar todo, necesito entender y recordar todo lo que me rodea y las personas son incluidas.
—Bien, hemos llegado, hoy deberías empezar por aquí. Necesitas calentar todos tus músculos antes de las prácticas de combate más avanzadas —empieza a decir— sé que quieres ir directamente a precisión de tiro, pero de ver cómo progresas hoy, puede que mañana puedas retomar lo que habías dejado antes de irte.
Escuchar sobre "mi pasado" me hace sentir extraño, como si hablaran de un desconocido y no de mí. Intento que mi mente pueda recordar algo con lo que acaba de mencionar, pero sigo en blanco.
—Sigues sin ser de muchas palabras —comenta con un tono de burla.
Más información acerca de mí que no sé cómo tomar.
—Disculpa —intento justificarme por algo que desconozco lo que me hace sentir aún más confundido.
Él me mantiene unos segundos la mirada, antes de apartarla. Yo evito el contacto visual y en vez de eso veo a dos personas luchando en una zona en la que flotan.
Hay una risa fuerte que me obliga a girar la cabeza hacia él. Espero no haberme perdido de nuevo en mis pensamientos y no haber escuchado algo importante.
—Nunca espere una disculpa de tu parte —sentencia sin dejar de reírse.
Tengo la sensación de que voy a explotar en cualquier momento, no porque se burle de mí o de quien era antes, sino por la información que ellos conocen de mí, y que yo desconozco de mí mismo, me siento en un especie de juego del que desconozco las reglas.
—Supongo que siempre hay una primera vez, el frente cambia a las personas ¿no es así? —sugiere con la voz más calmada.
Nos detenemos, por lo que, no me da el tiempo suficiente para responder, lo cual es reconfortante, ya que no tengo idea de qué significa ese tal "frente".
—Oye nuevo, ven aquí —exclama con fuerza el hombre. Mis ojos se dirigen hacia un chico fornido que está dentro de una zona con máquinas que encontrarías en un gimnasio.
—Él será tu acompañante mientras estés aquí, intenta ser amable con él, al parecer ha perdido su memoria, lo encontramos a las afueras del bosque del pesar —comenta con rapidez mientras el chico se acerca. Su cabello es más largo que él mío y entre más se acerca su estatura es ligeramente superior. Tiene el cabello castaño claro, lo que se ve un poco oscurecido por su densidad. Su piel es demasiado blanca por lo que él uniforme hace que se destaque aún más.
—Comandante Sett —dice el muchacho antes de hacer un leve gesto con la mano. Su voz es menos rígida para su contextura.
—Él es el nuevo recluta, Kit —me dice el que ahora sé que es el comandante, aunque por las medallas y el atuendo me daba un aire de superioridad.
Él chico me observa. Tiene los ojos color hazel marrones, pero no sé alcanza a apreciar al tener los ojos pequeños. Su nariz es ligeramente pequeña y recta lo que hace que su cara luzca más ancha de lo que realmente es, incluso sus labios gruesos no ayudan.
—Kit, él es tu nuevo compañero, el agente... —empieza a decir, pero para mí sorpresa lo interrumpo.
—Ned —me apresuro a decir recordando ver mi nombre el panel que vi hace un par de minutos.
Si tenía otro nombre antes no quiero saberlo, no quiero fragmentar mi mente más de lo que ya se encuentra. Es un alivio que él no diga nada al respecto, podría ser el caso que mi nombre no haya cambiado.
—Muy bien recluta, si quieres aspirar algo, tienes que aprender de él, es de los mejores agentes que tenemos en Sotorius —comenta el general haciéndome sentir fuera de lugar. No por el hecho del nombre de este lugar, de hecho, una vez que lo menciona no es para nada extraño para mí, sino más por lo que dijo antes de eso, ya que no me siento el mejor agente, ni siquiera me siento como un soldado. Todo lo contrario.
Todavía no estoy seguro si es una broma del destino o que a veces tiento mucho mi suerte, porque con mucha rapidez esquivo por instinto una lanza que moviendo solo mi cabeza. Siento el viento cortante recorrer mi piel sin inmutarme.
—Buenos reflejos —escucho decir a Kit.
—Te lo dije —asegura el comandante antes de gritar en dirección a la lanza— ¡Bien hecho Angus! Intenta ser más preciso la próxima vez.
Estoy bastante en shock, aunque no lo parece. Desde luego no esperaba ver la lanza dirigirse hacia mí en cámara lenta desde un costado y mucho menos tener la agilidad para esquivarla.
En el fondo quizás si soy lo que él dice que soy; de ser así y relacionarlo con las imágenes de anoche. Soy un monstruo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro