I
¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Soy real? ¿Cómo puedes caminar sin saber a dónde llegar?
Vagar por el mundo sin un destino es como ser una hoja que cae al agua y nada hasta que su propio camino la arrastra hasta el fondo sin vacilación dejando un profundo descenso del que no puedes liberar y sólo puedes esperar tocar el fondo, porque eso significa tener un propósito al final, aunque no responda o resuelva nada.
Me despierto de golpe. El aire es limpio y húmedo como una ligera tarde de otoño, pero con los toques de un hospital.
Las paredes de la habitación son azul pálido reflejadas por la ventana de mi derecha. El sol se encuentra brillante, por lo que no puedo ver a través del cristal.
Giro la mirada en busca de algo en la habitación que me ayude a orientarme, pero solo hay una silla en forma de medio huevo flotando sobre... mi memoria se nubla, pero sé lo que es, es un orbe sin gravedad. Tengo que llevar mi mano a mi cabeza por el fuerte ardor. Un vago recuerdo de una habitación hecha un caos mientras estaba tirado en el suelo bajo un charco de un líquido que me tenía... ¿prisionero?
El ardor aumenta haciendo que se me salga un rugido.
El sonido metálico de una puerta se abre obligándome a incorporarme, pero mi cuerpo inmediatamente me hace querer no haberlo hecho. Todo me duele, como si hubiera estado en una golpiza callejera. Lo que me hace pensar en el motivo de que esté en esta habitación. Desde luego parece una habitación de un hospital y la bata gris que llevo puesta me da muchos más motivos, pero entonces me da escalofríos.
¿Quién soy? ¿Cuál es mi nombre? ¿Por qué no puedo recordar nada?
Los pasos en suelo de cristal me hacen volver a la realidad a pesar de que comienzo a sentirme mareado y mi cabeza no para de quemarme.
—Veo que has despertado ¿Cómo te sientes? —pregunta una mujer con el cabello corto. Sus ojos grises me observan a través de sus lentes más rápido que lo hacen sus manos sobre el panel translúcido que sostiene.
Intentó responder, pero mi boca se siente pesada como si hubiera olvidado cómo hacerlo.
—Son síntomas normales, puedes responder con tu cabeza si se te hace más manejable —comienza a decir mientras se acerca a mí. Lleva puesto una bata de laboratorio decorada con corales lo que me hace perderme unos segundos entre las diferentes figuras.
—¿Puedes oírme? —pregunta de nuevo. Parece que me ha estado hablando, pero todo parece como en cámara lenta para mi, justo ahora su voz suena como si me deletreara.
Habla para sí misma un par de veces, tiempo en el que identifico su cabello azabache decorado con un lazo blanco que deja ver cuando rodea la cama.
— ¿Puedes entender mi idioma? —inquiere despacio y está vez no es cosa de mi cabeza.
Mi reacción es torpe y muevo la cabeza de forma afirmativa.
—Está bien — su respuesta suena lenta y su expresión demuestra que se toma su tiempo para pensar— Veamos...
Ella regresa su atención al panel. Es mi imaginación o acaba de hacer una señal de sorpresa muy sutilmente con la boca.
—Todo tu cuerpo parece estar recuperado, y tus signos vitales parecen estar en orden —murmura sin despegar la vista del panel. Sus dedos se mueven rápido por el panel, cambiando rápidamente de ventana. En una puedo identificar partes de un cuerpo humano que deben ser las mías.
Puedo ver una foto de mi rostro en una de las páginas. Me sorprendo, incluso ni siquiera recuerdo cómo es mi apariencia. No tengo ese tipo de mirada interesante, más bien, es la que hace pensar que estás aburrido cuando estás serio. Mis ojos son oscuros, demasiado incluso. No los típicos ojos negros que al acercarse se puede notar que son de color café oscuro. Por suerte mi piel blanca ayuda a que no destaque más de lo que debería, puesto que mi nariz al ser chata no ayuda lo suficiente. Normalmente se piensa que los labios son lo que ayuda a destacar un rostro, pero prácticamente carezco de ellos, por lo que sólo queda lo primero en lo que te fijas cuando observas a alguien, sus ojos y los míos, vaya que destacan. Supongo que sí dejo crecer mi cabello podría tener otro punto de atención que no sean mis ojos, pero al parecer lo llevo corto, demasiado de hecho. Pasarán meses para que sea lo suficientemente largo como para destacar.
Una luz brillante me trae de regreso a la realidad, haciendo que intente cerrar los ojos, pero la mujer me pide que los mantenga abiertos lo cual obedezco sin apenas resistencia.
—Bien, todo parece en orden, por lo que, para mañana ya deberías poder moverte con normalidad —sentencia apagando la luz.
Ella comienza a alejarse.
—Volveré mañana —concluye dándome un último vistazo— tranquilo, ya te he puesto la medicación para que puedas descansar.
Me quedo en blanco. Intento preguntarle qué está sucediendo o como acabe aquí, pero mi cuerpo se empieza a sentir pesado. Por el rabillo del ojo me percató de algo importante, estoy conectado a un tubo delgado que lleva a la pared detrás. Donde hay un panel metálico con luces y símbolos que no puedo reconocer.
Me siento estúpido por no darme cuenta de que estaba conectado algo cuando me desperté, pero ni siquiera, puedo sentir alguna jeringa o algo parecido que me diera una idea.
Vuelvo a caer en la oscuridad sin saber quién soy, perdido en las tinieblas que nublan mi memoria sin ningún rumbo, sin ninguna esperanza, sin siquiera poder evitarlo. Ya no me quedan fuerzas y solo me deslizo hacia lo inevitable.
......
Un simple flashback de unos ojos mirándome fijamente hace que despierte como si hubiera tenido una pesadilla. Mi respiración es agitada y mi corazón late tan fuerte que debo llevar una mano a mi pecho. Sigo en la habitación en la que estaba está mañana. Ahora es de noche, la luz de la luna entra por la ventana intentando iluminar la profunda oscuridad presente.
Está vez puedo sentir cada parte de mi cuerpo, incluso puedo moverlas. Se siente de alguna forma extraña, pero al final logro levantarme de la cama, aunque caigo al suelo cuando quiero dar una mano algunos pasos hacia la ventana. Me incorporo cuando recobro el aliento.
—Parece que vuelves a tener energía desde la última vez que nos vimos—escucho la voz de la mujer intento buscarla por la habitación, pero cuando vuelve a hablar de nuevo me doy cuenta de que lo hace a través de un micrófono— intenta tomarlo con calma esperábamos que despertarás en un par de días más.
Se me eriza la piel. ¿Se supone que nos vimos esta mañana?
—¿Cú... cuánto tiempo llevo..? — intento decir. Mi voz suena más fuerte de lo que recordaba.
—Sí te refieres a la última vez que despertaste, supongo que han pasado... —comienza a decir alimentando mis temores— unos 14 días.
Trago saliva para intentar comprender lo que está sucediendo. No pude haberme quedado dormido por tanto tiempo. Tengo la intención de confrontarla negando lo que dice, pero siento mi cuerpo más ligero y delgado que la última vez, por lo que, tomando el beneficio de la duda, al menos no es el mismo día he dormido más de un día. Eso me lleva a recordar que estaba conectado por una especie de intravenosa, pero cuando levanto mi mano derecha no hay nada.
Me siento completamente confundido. Quisiera golpearme con la pared hasta que pueda reaccionar o sea capaz de procesar algo de lo que está sucediendo, pero en vez de eso las palabras salen de mi boca.
—¿Dónde estoy? —inquiero en voz baja, pero lo suficiente alto para que me escuche— ¿Qué hago aquí?
No hay respuesta, pero sé que me escucho porque hizo un leve gruñido casi imperceptible.
Dejo salir el aire y vuelvo a la cama. Intento recurrir de nuevo a mi memoria, pero solo tengo el recuerdo de cuando desperté esa mañana seguido de flashbacks de los cuales no estoy seguro si sean reales o no.
Levanto la mirada hacia la ventana. La luz de la luna se opaca levemente, no debe ser una noche despejada. Tengo el deseo de verla a través de ella, por lo que me levanto y me acerco al cristal. Soy una persona ligeramente alta, pero el marcó de la ventana se encuentra lo suficiente alto como para que tenga que ponerme de cuclillas. Mi boca se abre mientras intento describir lo que estoy viendo. Solo puedo ver el cielo, pero no necesito ver algo más porque es maravilloso.
Mis ojos saltan del cielo cubierto por una lluvia de meteoros al brillante anillo lo que divide como si fuera saturno, pero lo que me deja sin aliento es la luna de colores brillantes derivados del ámbar; es como si estuviera hecha de gases y no fuera rocosa. Es hermosa. Me preguntó si siempre ha sido así y no recordaba que el cielo fuera tan hermoso, pero una parte de mi se siente como si fuera la primera vez que veo algo así. Quiero decir, ¿Cómo rayos puedo olvidar algo así?
Cuando por fin puedo apartar la vista y recuperar el aire, me dirijo a la chica de nuevo.
— ¿Por qué no puedo recordar nada? —inquiero.
Silencio.
—Es un efecto natural —responde secamente.
— ¿Qué significa eso? —presiono.
No hay respuesta, por lo que vuelvo a preguntar.
—Significa que estás listo para ir al frente —sentencia lentamente.
Tengo que llevarme las manos a la cabeza por el fuerte dolor que rápidamente es acompañado con cuerpos sin vida bajo mis pies. La imagen es tan atroz que tengo la intención de vomitar, pero no tengo nada en el estómago.
— ¿Qué sucede? —es la voz de nuevo.
—Necesito descansar —respondo mientras intento controlar el temblor de mi cuerpo.
Pienso en lo que vino a mi cabeza. ¿De verdad era yo?
La imagen es tan distorsionada y lejana que parece sacado de una película de terror. Una parte de mi piensa que estoy soñando, pero es real, de alguna forma lo es, se siente demasiado real para ser producto de imaginación, pero es precisamente esa misma quien ahora me está atormentando sin darme las respuestas que necesito para darle un sentido a mi existencia.
—Mañana te llevaré con los demás —es lo último que dice antes de que pueda acostarme en la cama.
¿Qué significa eso? ¿Hay más como yo? ¿Todos ellos se encuentran también perdidos sin poder recordar nada?
Una presión se genera en mi pecho cuando una idea escalofriante se aparece por mi cabeza.
¿Somos acaso soldados? ¿Era un soldado?
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