Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Yuki Tsunoda (🔥)

BAILE INOLVIDABLE
"Bad Bunny"

El sonido de los motores retumbaba en mis oídos, vibrando en mi pecho con cada acelerón brutal. Estambul Park estaba repleto, las gradas reventaban de entusiasmo mientras los monoplazas trazaban curvas imposibles sobre el asfalto mojado. Pero yo no podía concentrarme en la carrera.

Mis ojos estaban fijos en él.

Desde que llegué al paddock como traductora para un equipo técnico japonés, nunca imaginé que mi vida daría un giro tan brusco. Mi mundo era la lingüística, los contratos, la diplomacia… pero entonces apareció él.

Yuki Tsunoda.

Al principio, pensé que era como cualquier otro piloto: talentoso, arrogante, inalcanzable. Pero cuando nos cruzamos por primera vez en el hospitality de Red Bull, entendí que no era así.

—¿Tú eres la traductora nueva? —preguntó en inglés con un acento marcado, mientras mordía una galleta.

—Sí, mi nombre es Ela Demir.

Él asintió, evaluándome con esos ojos oscuros y curiosos.

—Hablas japonés también, ¿no?

—Sí, fluido.

—Impresionante.

Su sonrisa no era la de alguien que se impresionara con facilidad. Era un gesto pequeño, casi secreto, como si se divirtiera con un pensamiento que yo no alcanzaba a comprender.

Desde ese día, todo cambió.

Días después, el equipo organizó una fiesta en un club exclusivo de Estambul. No planeaba ir, pero algo dentro de mí me empujó. Tal vez era la sensación de que esta experiencia en la Fórmula 1 sería efímera. O tal vez era él.

Cuando llegué, el ambiente estaba cargado de luces neón y el olor a perfume caro flotaba en el aire. Había música electrónica enloqueciendo a la multitud, pero en un rincón más apartado, lejos del bullicio, lo vi.

Yuki estaba apoyado en la barra, con una copa en la mano, observándome.

—No pareces alguien que se divierta en sitios como este —comentó cuando me acerqué.

—¿Y tú sí?

—Prefiero el ramen a las discotecas.

Reí suavemente y él me sostuvo la mirada. Había algo intenso en su expresión, algo que me hizo estremecer.

—Baila conmigo —me dijo de repente.

Mi corazón se detuvo un segundo.

—¿No se supone que los pilotos deben descansar antes de una carrera?

—Solo si me atrapan —sonrió de lado.

Sin esperar más, tomó mi mano y me guió a la pista de baile.

Era imposible no notar la forma en que me tocaba. Al principio, solo con suavidad, su mano en mi cintura, guiándome con movimientos discretos. Pero la canción cambió y la energía se transformó.

Mi espalda se pegó a su pecho. Sus manos descendieron hasta mis caderas, dictando un ritmo lento, lleno de deseo.

Era un juego peligroso, pero no me importó. Cerré los ojos y dejé que mi cuerpo respondiera.

—Te mueves bien —susurró en mi oído.

—Tú también.

Su aliento cálido rozó mi cuello y sentí un escalofrío recorrerme. No era solo el baile. Era la forma en que me miraba, como si quisiera devorarme.

La canción terminó, pero no nos separamos.

—Vamos a otro sitio —me dijo.

No pregunté a dónde. No necesitaba saberlo.

Subimos a su auto sin intercambiar demasiadas palabras. No hacían falta. La tensión entre nosotros hablaba por sí sola, cargada de electricidad, de deseo contenido.

Su mano, previamente colocada en el freno de mano, se instaló en mi muslo, masajeando mi carne, apretándola entre sus dedos. Un escalofrío recorrió mi espina al sentir su suave tacto.

Condujo lejos del centro, hasta un hotel lujoso con vistas al Bósforo. La ciudad titilaba bajo la luz de la luna, pero yo solo podía concentrarme en él. Mordí mi labio inferior ligeramente ante la imagen de lo que estaba a punto de pasar.

La lujuria corría por mis venas y sus ojos parecían oscurecidos por la misma razón.

Apenas cruzamos la puerta de la suite, Yuki se volvió hacia mí, su mirada oscura y hambrienta.

—Dime que pare —murmuró, su aliento rozando mi piel mientras sus manos se deslizaban lentamente por mi cintura.

No lo hice.

En cambio, acerqué mi rostro al suyo y lo besé.

Fue un beso intenso, sin espacio para la duda. Su boca devoró la mía con urgencia, su lengua explorando, demandante. Sentí su cuerpo pegarse al mío, su calor traspasando la delgada tela de mi vestido.

Mis dedos se enredaron en su cabello, tirando ligeramente mientras él gruñía contra mis labios. Con un movimiento ágil, me acorraló contra la pared, sus manos presionando mis caderas, haciéndome sentir cada contorno de su cuerpo contra el mío.

—Eres increíblemente hermosa —susurró en japonés, su voz ronca, entrecortada por el deseo.

Sus labios descendieron por mi cuello, dejando un rastro ardiente mientras sus dedos deslizaban las correas de mi vestido. La tela cayó al suelo, dejándome en ropa interior frente a él.

Yuki se apartó unos centímetros, su mirada recorriéndome con admiración y deseo.

—Mierda…

Me mordí el labio, sintiéndome completamente vulnerable y excitada bajo su escrutinio. Pero en vez de dudar, me acerqué, desabrochando lentamente los botones de su camisa, deslizando mis manos sobre la piel caliente de su torso.

Su respiración se volvió más pesada cuando mis dedos bajaron hasta el cinturón de su pantalón, y en un segundo, él tomó el control.

Me levantó con facilidad, haciéndome rodear su cintura con mis piernas.

Sus labios eran demandantes, su lengua trazaba caminos ardientes contra la mía. Sus manos exploraron mi cuerpo con un hambre contenida demasiado tiempo. Me levantó con facilidad, haciéndome rodear su cintura con mis piernas.

Fuimos quitándonos la ropa con desesperación, entre besos profundos y jadeos entrecortados.

—No tienes idea de cuánto he querido esto —dijo, su boca devorando la mía de nuevo mientras nos movíamos hacia la cama.

Caímos sobre las sábanas con él sobre mí, su cuerpo cubriendo el mío con un calor abrasador. Sus labios viajaron por mi pecho, dejando besos y mordiscos suaves sobre mi piel, mientras sus manos descendían, explorando cada curva con devoción.

Un gemido escapó de mis labios cuando sus dedos encontraron el borde de mi ropa interior, deslizándola lentamente, sin apartar su mirada de la mía.

—Eres perfecta…

No me dio tiempo a responder. Su boca siguió su camino, bajando por mi abdomen, su lengua trazando círculos que encendieron cada nervio de mi cuerpo.

Me arqueé bajo su toque, mis manos aferrándose a las sábanas mientras el placer se expandía en oleadas.

Yuki no se apresuró. Me tomó su tiempo, llevándome al borde una y otra vez hasta que no pude más.

Cuando finalmente subió sobre mí de nuevo, nuestros cuerpos se alinearon a la perfección.

—¿Estás segura? —preguntó, su voz temblando de contención.

Le respondí con un beso desesperado, guiándolo hacia mí.

El primer contacto fue lento, una mezcla de placer y anticipación que nos dejó sin aliento. Yuki se hundió en mí con un gemido ronco, sus manos aferrándose a mis caderas mientras comenzaba a moverse.

El ritmo fue intenso, profundo, lleno de una necesidad cruda que nos consumía a ambos.

Cada embestida arrancaba gemidos de mis labios, cada roce de su piel contra la mía encendía más el fuego que ardía entre nosotros.

Sus labios se aferraban a mi cuello, sus manos exploraban mi cuerpo con desesperación, como si quisiera memorizar cada curva, cada suspiro, cada estremecimiento.

El placer creció en espiral, llevándonos a un punto sin retorno.

—Ela… —jadeó mi nombre contra mi oído antes de que el clímax nos envolviera a ambos, enredándonos en un torbellino de placer que nos dejó temblando.

Quedamos tendidos, nuestras respiraciones entrecortadas mezclándose en la habitación en penumbras.

Él aún estaba sobre mí, su frente apoyada contra la mía.

No dijimos nada.

No hacía falta.

El momento lo decía todo.

Lo que había pasado entre nosotros no era solo deseo, no era solo físico. Era algo más.

Algo que quedaría grabado en mi piel y en mi memoria para siempre.

Fue como encender una mecha.

Cuando desperté, el sol se filtraba por las cortinas. Yuki aún dormía a mi lado, su brazo sobre mi cintura, su respiración tranquila.

No quise moverme. No quise romper la magia de ese instante. Pero la realidad no tardó en alcanzarnos.

Él era un piloto con una vida nómada, una estrella fugaz que nunca se quedaba en un solo lugar. Y yo… yo solo era una sombra en su camino.

Cuando finalmente abrió los ojos, me sonrió, pero vi la misma verdad reflejada en su mirada.

—Esto fue…

No terminó la frase. No hacía falta.

Me incorporé, vistiéndome en silencio. Antes de salir, él me sujetó la muñeca suavemente.

—Ela…

Me giré, esperando una razón para quedarme. Pero él solo me miró con esa misma intensidad que me atrapó desde el principio.

No nos despedimos.

Solo nos quedamos ahí, congelados en el tiempo por unos segundos más, antes de que la puerta se cerrara detrás de mí.

El Gran Premio de Turquía terminó. Él se fue a la siguiente carrera, a otro país, a otra vida.

Yo regresé a la mía.

Pero, a veces, cuando escucho una canción con un ritmo lento y sensual, cuando siento el olor del asfalto mojado o cuando el viento acaricia mi piel en una noche de verano, lo recuerdo.

Recuerdo la forma en que sus manos trazaron mapas en mi cuerpo, cómo sus labios pronunciaron mi nombre como si fuera un secreto.

Fue efímero, pero ardió lo suficiente como para quedarse conmigo para siempre.

Un baile inolvidable.

Holaaaaa. A pedido del público, aquí tenéis un OS de Yuki Tsunoda con la canción que vi en los comentarios. Probablemente el siguiente sea de George pero he visto que, últimamente, también habéis mencionado a Charles así que dejo a vuestra elección cuál será el siguiente después de George.

Pedidos con canciones aquí —>

Si os ha gustado esta historia corta, ya sabéis que una estrellita, un comentario y un follow siempre ayudan mucho. Intentaré subir el de George hoy, pero, sino, será mañana o días cercanos.

Atte: Alma <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro