Navidad #2 (PG10)🔥
NAVIDAD A TODA VELOCIDAD #2:
PIERRE GASLY
"Un invierno en el corazón"
Había conocido a Pierre por casualidad un año atrás, durante un viaje de trabajo a Mónaco. Yo trabajaba como organizadora de eventos deportivos, y uno de mis proyectos me había llevado al glamuroso mundo de la Fórmula 1. Allí, en un evento de gala, lo vi por primera vez. Estaba rodeado de personas, riendo y contando alguna historia que parecía hilarante. Algo en su energía me atrajo de inmediato.
Sin embargo, yo no era del tipo de persona que se acercaba a un hombre como él. Demasiado seguro de sí mismo, demasiado carismático. No me malinterpretes, no era que no me interesara; simplemente no creía que alguien como él pudiera fijarse en alguien como yo. Pero Pierre tenía otras ideas.
Después de descubrir que ambos hablábamos francés, iniciamos una conversación que se extendió hasta bien entrada la noche. Cuando me despedí de él esa primera vez, pensé que sería el final de nuestra interacción. Pero al día siguiente, apareció en mi hotel con un ramo de flores y una excusa para invitarme a cenar.
Desde entonces, habíamos mantenido una relación a distancia. Pierre estaba constantemente viajando, mientras que yo seguía con mi trabajo en Lisboa. Sin embargo, él siempre encontraba formas creativas de mantenernos conectados, desde videollamadas sorpresa hasta cartas escritas a mano que llegaban junto a pequeños detalles como una pulsera, un peluche o, simplemente, chocolates.
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El cielo de Lisboa brillaba con luces navideñas colgadas de lado a lado entre las estrechas calles adoquinadas. Había un aire mágico, una mezcla de olor a castañas asadas y el murmullo de risas que se perdían en la brisa fría. Yo, Sofía Monteiro, apretaba mi abrigo contra mi cuerpo mientras caminaba hacia el mercado navideño junto al río. Había prometido encontrarme con Pierre allí.
Pierre Gasly, piloto de Fórmula 1 y el hombre que había convertido mi vida en una montaña rusa de emociones, me esperaba junto a un puesto de chocolate caliente. No era solo su sonrisa perfecta ni sus ojos azules, sino la forma en la que lograba hacerme reír incluso en los días más grises.
Me detuve un momento para ajustar mi bufanda, observándolo desde la distancia. Estaba hablando con el vendedor del puesto, gesticulando exageradamente mientras intentaba explicar algo. Finalmente, el hombre se echó a reír, sacudiendo la cabeza, y le entregó dos tazas de chocolate humeante. Pierre giró la cabeza, como si supiera que lo estaba mirando, y me lanzó una sonrisa que podría derretir hasta el hielo más resistente.
—Sofía, ¡aquí!— gritó, haciendo que varias personas voltearan hacia él.
—¡No hace falta que grites!— le respondí, apurada, mientras me acercaba con las mejillas ardiendo.
—¡Por supuesto que hace falta! Si no, ¿cómo voy a asegurarme de que no me ignores?— bromeó, entregándome una taza de chocolate caliente.
—No te ignoro— repliqué, tomando la taza y dando un pequeño sorbo— Solo trato de no hacer un espectáculo en público.
Pierre soltó una carcajada, echando la cabeza hacia atrás de esa manera despreocupada que tanto me gustaba.
—Si vamos a salir juntos, tendrás que acostumbrarte, Sofía. Soy un espectáculo andante.
Y tenía razón. Desde que lo había conocido, mi vida había pasado de ser tranquila y rutinaria a algo mucho más emocionante.
Este año, Pierre había insistido en pasar las vacaciones conmigo en Lisboa. Al principio, me sentí nerviosa. No porque no quisiera verlo, sino porque mi familia era… bueno, tradicional. Mis padres no hablaban mucho inglés ni francés, y yo temía que la brecha cultural fuera demasiado grande. Pero Pierre, siendo Pierre, estaba decidido a ganarse a todos.
—¿Estás nerviosa por la cena de esta noche?—preguntó mientras caminábamos por el mercado.
—Un poco. Mi familia es… complicada.— Hice una pausa, buscando las palabras adecuadas— No están acostumbrados a…
—¿A un novio tan guapo y encantador?—interrumpió, alzando las cejas con una expresión exageradamente vanidosa.
—¡A un payaso!— lo corregí, riendo.
Pierre se detuvo de repente, obligándome a mirarlo.
—Sofía, no te preocupes. Estoy aquí por ti, no para impresionar a nadie. Bueno, tal vez un poco a tu abuela, porque ella parece ser la jefa de la familia.
No pude evitar reírme.
—Eso es cierto. Si logras convencer a mi abuela, has ganado.
—Entonces, misión aceptada.— Hizo un gesto como si estuviera ajustándose un cinturón imaginario de superhéroe.
Pasamos la tarde explorando el mercado, comprando pequeños recuerdos y probando delicias locales. Pierre insistió en comprarme un gorro de Papá Noel con luces parpadeantes, que se negó a dejarme quitar durante el resto del día.
Ya caída la noche, la cena en casa de mis padres fue mejor de lo que esperaba. Pierre, con su carisma y su habilidad para ganarse a las personas, conquistó a todos. Incluso mi abuela parecía impresionada por sus esfuerzos por hablar portugués, aunque su acento era, como mínimo, cuestionable.
—¿Cómo dices “delicioso” en portugués?— me susurró mientras probaba el bacalao, plato típico de mi tierra.
—Delicioso— respondí, riendo.
—Eso es fácil.— Sonrió y luego proclamó en voz alta— ¡Este bacalao está delicioso!
Mi familia estalló en carcajadas, y yo sentí un calor en el pecho al verlo encajar tan bien.
Después de la cena, Pierre y yo nos escapamos al jardín, donde las luces navideñas iluminaban los árboles y el aire frío nos envolvía.
—No puedo creer lo bien que te llevas con mi familia— le dije mientras caminábamos entre los arbustos decorados.
—¿Por qué no? ¿Acaso no te dije que soy un espectáculo andante?— bromeó, pero su tono se suavizó— Además, no es difícil cuando estás con alguien que te importa.
Me detuve, mirándolo a los ojos. Había algo en su expresión, una sinceridad que me desarmaba.
—Gracias por estar aquí, Pierre. Significa mucho para mí.
Él dio un paso más cerca, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura.
—Sofía, eres la mejor parte de mi año. No importa dónde esté, siempre quiero estar contigo.
Y antes de que pudiera responder, me besó. Fue un beso suave, pero lleno de promesas. En ese momento, el mundo exterior desapareció, y todo lo que importaba era él y yo, bajo las luces navideñas.
Más tarde, cuando regresamos a mi apartamento, Pierre seguía con su actitud juguetona.
—¿Y si hacemos una lista de propósitos para el próximo año?— sugirió mientras se quitaba la chaqueta.
—¿Qué tipo de propósitos?— pregunté, sentándome en el sofá junto a él.
—Por ejemplo, aprender más portugués para poder hablar con tu abuela sin parecer un idiota.
Solté una carcajada.
—Ese es un buen comienzo.
—Y pasar más tiempo contigo. Aunque eso no es un propósito, es una necesidad.
Nos quedamos en silencio por un momento, mirándonos. La intensidad en sus ojos me hizo sentir un cosquilleo en el estómago.
—Sofía…— susurró, inclinándose hacia mí.
Acurruqué mi cabeza en el pecho de Pierre, buscando su calor, mientras él me rodeaba con un brazo, acariciando suavemente mi espalda.
Los ojos de Pierre brillaban con deseo mientras me admiraba a la luz parpadeante de las velas. Las chispas de la chimenea crepitaban en sintonía con la creciente tensión entre nosotros.
Sin decir una palabra, nuestros labios se encontraron en un beso apasionado que encendió una llama ardiente en nuestros cuerpos.
Sus manos exploraban con avidez, deslizándose sobre la piel expuesta, agitando la pasión contenida durante tanto tiempo. Pierre bajó lentamente las correas de mi vestido, revelando mi delicada piel mientras sus labios seguían buscando los de míos en un baile sin fin.
Me dejé llevar por la intensidad del momento, mis manos se aferraban a los hombros de Pierre mientras él me recostaba suavemente en el sofá. Nuestras respiraciones entrecortadas se mezclaban en el aire cargado de deseo, cada caricia, cada beso, avivando las llamas de una pasión incontrolable.
Mis inquietas y temblorosas manos viajaron al dobladillo de su perfectamente planchada camisa, deshaciéndome de ella por encima de su cabeza y aprovechando el roce directo piel con piel para dejar que mis curiosos dedos acariciasen sus tonificado torso, deteniéndome en su pecho y, posteriormente, deslizándose por el arco de su espalda.
Un gutural gemido emanó de sus cuerdas vocales, ahogándose de manera furtiva contra mis comisuras. Eso me incitó a continuar. Desplazando lenta y placenteramente mis manos hacia abajo, encontré su pantalón, ceñido a su cintura por un cinturón que me apresuré a deshacer y tirar por algún lado de la habitación que estaba sumida bajo el poder de susurros, caricias, sensaciones...
Cuando me quise dar cuenta, ambos estábamos desnudos. Su cuerpo encima del mío, manteniendo sus brazos a ambos lados de mi cabeza para no aplastarme con su exquisita anatomía. Sus labios buscaban de manera instintiva los míos pero no pasó demasiado cuando estos rompieron contacto con mi boca, descendiendo para darle atención a mi cuello, mis pechos, mi abdomen...
Mi columna se arqueó y mis piernas se debilitaron cuando sus carnosas comisuras hicieron contacto directo con la que, probablemente, era la parte más sensible de todo mi ser físico. Gemí suavemente, algo que lo animó a seguir con su excelente trabajo en mi centro, dándole una atención que me hacia estremecer. Mis dedos se enredaron en el cabello de su nuca, tirando de las hebras ligeramente en busca de más contacto, si es que eso era siquiera posible.
—Pierre...— musité como pude, pues el placer nublaba mi vista y mis pensamientos.
El francés levantó su rostro lo justo y necesario para que sus penetrantes ojos azules atravesasen los míos.
—No quiero terminar así... Quiero sentirte, al completo— susurré, casi como una súplica.
Una sonrisa pícara se instaló entre sus labios e inmediatamente supe que mis palabras le habían complacido.
—Como tu digas, meu amor— su cuerpo se elevó de nuevo para recostarse sobre el mío, tomando una de mis piernas para enredarla alrededor de su cintura y, por ende, tener un mejor acceso.
Pierre me miró una última vez, asegurándose de que esto era, realmente, algo que ambos queríamos. Yo me limité a asentir y fue apenas unos segundos después cuando sentí las paredes de la habitación desvanecerse, mi corazón latir contra mi pecho con tal fuerza que parecía que se iba a salir de su sitio y mi mirada perdida en la suya.
Jamás tuve palabras para describir la delicadeza y, a la vez, la intensidad con la que el francés que se había ganado un hueco en mi vida lograba el equilibrio perfecto entre las dos fuentes fundamentales de una relación: el amor y la pasión.
Nuestros cuerpos se unieron en un éxtasis compartido, un lento y profundo vaivén de nuestras formas fusionadas en una danza íntima y embriagadora. Los susurros de placer se perdían en la habitación, acompañados por el crepitar del fuego y el suave tintineo de las decoraciones navideñas.
La noche se desvaneció en un torbellino de sensaciones ardientes y emociones desbordantes, cada mirada, cada roce, cada gemido, sellando su conexión en un momento de éxtasis que parecía eterno mientras se abrazaban con fuerza, envueltos en el calor mutuo de su amor ardiente y apasionado en medio de la mágica Navidad en Lisboa.
No hubo necesidad de palabras. Esa noche, nuestro amor se expresó en formas más profundas, más íntimas. Entre susurros, caricias y risas, descubrí que Pierre no solo era el hombre que hacía que mi corazón latiera más acelerado, sino también aquel que lo calmaba con su ternura.
Cuando desperté al día siguiente, con el sonido lejano de villancicos y el aroma del café recién hecho, supe que esta Navidad sería una que nunca olvidaría. Pierre estaba en la cocina, intentando (sin mucho éxito) preparar un desayuno.
—¡Feliz Navidad, meu amor!— dijo, girándose con una sartén en la mano y una sonrisa que iluminaba todo el cuarto.
—Feliz Navidad, Pierre— respondí, sintiéndome más feliz de lo que había estado en mucho tiempo.
Porque, al final, no importaba dónde estuviéramos o qué hiciera el mundo a nuestro alrededor. Lo único que necesitábamos era el uno al otro. Y en ese momento, bajo el cálido resplandor de la Navidad, supe que había encontrado mi hogar en él.
Hellooooo, ¿cómo estáis? Espero que muy bien. Aquí tenéis el especial #2 de Navidad, que he decidido que sea de Pierre por una petición especial.
A partir de ahora, en todos los siguientes OS hasta que termine la época festiva dejaré un apartado de peticiones y de ahí, el comentario con el piloto que tenga más votos será el siguiente que tendrá una historia corta.
Propuestas aquí ➡️
Si os ha gustado este OS ya sabéis que una estrellita, un comentario y un follow siempre ayudan a seguir y mejorar en calidad y contenido.
¡Felices fiestas! ❤️🎄
Atte: Alma <3
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