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George Russell (🔥)

FORCED MARRIAGE
"¿Esa es tu mejor sonrisa?"

-¿Esa es tu mejor sonrisa? Oh,vamos,así nadie nos creerá nunca bebé- dijo el británico de mi lado,pasando su brazo por mi cintura,apretándome contra él.

-Vete al diablo,Russell- mascullé entre dientes,fingiendo mi mejor sonrisa.

Los fotógrafos que estaban frente a nosotros parecían desconocer por completo nuestros murmullos; eran ajenos a todo,ellos tan solo se dedicaban a hacernos fotos frente al photocall.

Después de decenas de tortuosas fotos que se me hicieron eternas, continuamos agarrados de la mano hasta el interior de la gran sala donde se celebraba la fiesta de final de temporada de Mercedes AMG.

-Recuerda: nada de beber en exceso,ni se te ocurra hablar con otros hombres y finge que nos queremos- susurró George contra mi oído,sin perder esa gran sonrisa forzada.

-Russell,somos novios delante de las cámaras,en cuanto todos esos flashes desaparecen puedo hacer lo que me dé la gana- le dediqué una última sonrisa burlona y me solté de su agarre,caminando, directamente, hacia donde se encontraba Mick.

-Se os vé contentos- el joven piloto de reserva de Mercedes comenzó a reírse a carcajadas en cuanto me vió aparecer a su lado.

-Oh, cállate- rodé los ojos y cogí una copa de champagne, llevándomela a los labios y saboreando el alcohol bañando mi boca.

El alemán colocó sus manos en mi abdomen bajo y pegó mi espalda a su pecho.

-¿Cuánto tiempo más vais a seguir fingiendo que estáis juntos? Te echo de menos Laila...- susurró dejando un casto beso sobre mi cuello.

-No lo sé Mick,esto también es una mierda para mí- dije apoyando mi cabeza en su hombro.

El joven de cabellos rubios se limitó a dejar pequeños y suaves besos por la superficie de mi cuello, probablemente,tratando de hacerme pensar en otra cosa que no fuese mi matrimonio forzado con George.

Sí,lo habéis oído bien: matrimonio forzado. Hace un par de meses,el muy estúpido fué fotografiado con varias mujeres distintas en una sola noche y, para ayudarlo a limpiar su imagen tras eso, el equipo de Mercedes creyó que era buena idea casar al piloto de Fórmula 1 con una mujer para disuadir todos esos rumores. ¿A que no adivináis quien es esa mujer?,exacto, yo.

Mi padre es un accionista del equipo Mercedes y,como buen empresario que quiere a su hija (nótese la ironía), decidió que yo era una buena candidata para ocupar ese lugar.

A regañadientes, fuí obligada a aceptar ese matrimonio y casarme con George a pesar de que yo ya tenía una relación "mutuamente beneficiaria", por así decirlo,con el joven Mick Schumacher.

-Manos fuera de mi mujer Schumacher- esa voz tan reconocible y con perfecto acento británico, fué captada por mis oídos.

-George,te dije que...- ni siquiera pude terminar la frase cuando los brazos del ojiazul tiraron de mi cuerpo hasta alejarme de Mick.

El joven piloto me jaló del brazo y tiró de mí hasta los baños del recinto,haciendo caso omiso a mis berrinches y quejas.

-¡George! ¡Basta! ¡Déjame en paz!- grité enfadada en cuanto entró en uno de los baños y cerró la puerta detrás de él.

-¿Qué creías que hacías con ese niñato de Schumacher,Laila?- preguntó empujándome contra una de las paredes.

-Oh,por dios, ¡qué más te dá!- grité claramente molesta.

-¡Creí haberte dejado muy claro que tienes prohibido acercarte a otros hombres!- exclamó presionando su cuerpo contra el mío.

-¿Celoso,Russell?- respondí burlona,mirándolo con una sonrisa divertida.

Soltó una pequeña risita que logró provocar un escalofrío en mi columna vertebral mientras que subía su mano lentamente, acariciando la superficie de mi piel desde mi muslo hasta mi cuello,donde se detuvo ejerciendo una leve presión con sus dedos sobre mi garganta.

-No estoy celoso,solo reclamo lo que es mío por matrimonio- sonrió ladinamente antes de relamerse los labios, mirándome con esos grandes ojos azules que lograban hacerme temblar con solo una ojeada.

-Por matrimonio obligado bebé,no te confudas- dije mirándolo fijamente,casi de manera desafiante,como si de un cruce de miradas se tratase.

-Que sea un matrimonio obligado no significa nada,debes hacerme caso en todo lo que te diga,¿entendido?- su rostro comenzó a acercarse peligrosamente al mío; su nariz rozaba con la mía y la comisura de sus labios tocaban los míos.

-Lo siento, ¿qué has dicho?- dije burlona,ignorando sus palabras como si no me importasen lo más mínimo.

-Oh, Laila,te demostraré a quien perteneces por las malas entonces...- su mano se colocó en mi trasero y me empujó hacia su pecho hasta que sus labios chocaron contra los míos en un pasional e intenso beso que logró dejarme sin aire en los pulmones.

Mordió mi labio inferior sin pena, atrapándolo entre sus dientes con una fiereza e impasibilidad casi idílica.

Mis piernas se volvieron de gelatina en un santiamén y él pareció notarlo puesto que bajó una de sus manos hacia la parte trasera de mis muslos,agarrándome con fuerza y previniendo que me cayese al suelo en ese mismo instante.

Comenzó a subir mi vestido hasta mi cintura sin dejar de besarme. Sus manos agarraron y apretaron mis muslos y mis nalgas como si fuesen de plastilina, moldeando mi cuerpo y acariciándolo con lentitud y atención, disfrutando de cada ápice de mi piel.

-George,no sé qué crees que haces pero detente- dije con la voz totalmente entrecortada,pero no de susto o incomodidad; de placer.

-Quiero y voy a demostrarte a quién perteneces Laila,y no aceptaré un no por respuesta- inquirió volviendo a besarme salvajemente,introduciendo su lengua en mi boca.

Un agudo gemido se escapó de mi garganta cuando sentí como sus dedos se enredaban en el elástico de mis bragas y tiraban de ellas hacia abajo,dejándolas en el suelo.

Se agachó para recogerlas y,cuando lo hizo,se las guardó en el bolsillo trasero de su smoking.

-Es un recuerdo- me guiñó un ojo y colocó el tacón de mi zapato sobre su muslo,comenzando un camino de besos desde mi tobillo hasta mi rodilla,subiendo lentamente y dejando un pequeño rastro de saliva a su paso.

Sus grandes ojos no dejaron de mirarme en ningún momento. Su mirada clavada en mi rostro, analizando al detalle cada parte de éste, siguiendo cada una de mis muecas o expresiones.

-Oh,vamos,admite que te gusta- sonrió arrogantemente y mordisqueó mis muslos.

Me apoyé contra el lavabo del baño y apreté mis manos contra el mármol de éste. Mordí mi labio inferior con fuerza,luchando contra mis propios instintos para no soltar ningún gemido.

-Estás deseando hacerlo Laila,gime para mí y te prometo que te haré sentir mejor de lo que jamás conseguirá ese niñato de Schumacher- sus expertas manos alcanzaron mi trasero de nuevo mientras que su boca se acercaba a mi zona íntima, dejándome sentir su aliento contra mi clítoris.

Sin poder remediarlo,un gutural gemido se escapó de entre mis labios y eso fué más que suficiente para ampliar la sonrisa del británico que parecía más que contento al tener su cabeza entre mis desnudas piernas.

-Eso suena mejor pero quiero escucharlo más veces- rió ligeramente y comenzó a acariciar mi punto más sensible con su lengua,haciéndome estremecer y apretar mis manos en el mármol blanco que me mantenía de pié.

Agarrando mi trasero,comenzó a jugar con su boca y mis fluidos. Paulatinamente, fué añadiendo sus dedos; al principio,usándolos únicamente para proporcionarme una mera caricia en la cara interior de mis muslos pero,con el paso del tiempo, añadiéndolos, directamente,a mi interior mientras su lengua seguía trazando círculos en mi clítoris.

Enredé mis dedos en su pelo,tirando de las hebras de éste como modo de exigencia para que acelerase el ritmo de sus acciones en mi sexo,casi como una manera de demandar más atención de su parte.

-Oh, por dios,George...- un alto sonido de placer se escapó de mi boca a la par que una ola de placer me recorría de piés a cabeza.

Soltó un gruñido y aceleró sus dedos,rozando la superficie de sus falanges contra las paredes de intimidad, acariciándolas con la misma cantidad de cuidado como de placer.

Poco a poco,un nudo comenzó a generarse en mi abdomen bajo,anunciando lo que próximamente pasaría si el británico seguía haciendo ese excelente trabajo entre mis piernas.

-¡Oigan! ¡No pueden ocupar este baño para mantener relaciones sexuales!- exclamó la voz de una mujer fuera del baño mientras aporreaba la puerta con fuerza.

La verdad,ni siquiera me extraña que supiera lo que estábamos haciendo dentro de esas cuatro paredes, seguramente mis gemidos se escuchasen desde kilómetros de distancia.

-George...- como malamente pude,murmuré su nombre, alertándolo de la señora que estaba fuera.

-Que le den- respondió sin siquiera alejarse o frenarse. Sus movimientos eran continuos y cada vez más rápidos,logrando arrebatarme todo el aire de mis pulmones.

-¡Por dios,esto es inaudito! ¡Llamaré a seguridad!- exclamó la fémina,alejándose con rapidez de la puerta del baño y dejando escuchar el sonido de sus tacones contra el suelo a su paso.

-George,van a venir en cualquier momento...- dije en un tono de voz bajo,notando como una pequeña capa de sudor comenzaba a iluminar mi frente y como mis piernas empezaban a temblar de placer.

-Entonces debes ser rápida y correrte pronto Laila... Déjame ayudarte- por un momento, alejó su boca de mi intimidad,mirándome con ojos piadosos,cual niño que le está pidiendo quedarse 15 minutos más en el parque a sus padres.

-Más te vale demostrarme la velocidad digna de un piloto de Fórmula 1 entonces- lo tomé por su nuca y me agaché ligeramente hasta que sus labios tocaron los míos de nuevo.

Elevó su cuerpo del suelo y presionó el mío contra el frío mármol del lavabo. Colocó sus manos en mi cintura y me dió la vuelta,dejándome frente al espejo.

-Mírate,mírate mientras te hago mía porque quiero que recuerdes este momento la próxima vez que pienses que Mick es mejor que yo- escuché como la hebilla de la parte baja de su smoking descendía y como sus pantalones caían al suelo.

-Suerte con eso- le guiñé el ojo a través del reflejo y sonreí de manera orgullosa sabiendo que había tocado su punto más débil: su ego.

-Oh,Laila,espero que sepas mantener tu boca bien abierta porque pienso hacerte gritar hasta que todos y cada uno de los presentes aquí hoy se enteren de a quien perteneces- se acomodó detrás de mí y,sin previo aviso, se hundió en lo más profundo de mi ser.

Todo el aire fué arrebatado de mis pulmones cuando sentí como su miembro se deslizaba en mi interior con una facilidad abrumadora. La mezcla entre mis fluidos y la saliva que él mismo se había encargado de dejar ahí había conseguido la lubricación perfecta para dejar que el deseo corriese por mis venas,haciéndome sentir el ardor del deseo recorriéndolas.

Sus embestidas no eran gentiles ni suaves, eran brutas y salvajes,sin piedad,dedicadas con el único fin de acabar con ese deseo carnal que ambos sentíamos el uno por el otro.

Sus grandes manos se aferraron a mis caderas,encontrando el soporte adecuado en ellas para seguir moviéndose dentro y fuera de mí a un ritmo propio y digno de un piloto de Fórmula 1. Las mías,en cambio,estaban apretando el mármol blanco de aquel lavabo con una fuerza tan abrupta que parecía que en cualquier momento iban a romperse.

-Dilo,gime mi nombre Laila,dí a quien perteneces- susurró contra mi oído,mordiendo mi lóbulo y comenzando a besar mi cuello.

Con mis ojos cerrados y sintiendo como mi cuerpo estaba a punto de ceder ante sus deseos,apreté mis labios,dando mis últimas fuerzas para no gemir.

-Dilo o te prometo que,cuando los de seguridad vengan,te seguiré follando hasta que escuche como gritas mi nombre mientras te corres,y me vá a dar igual el resto- dijo mordiendo mi cuello con la suficiente fuerza como para hacerme estremecer.

-Tuya,Russell. Soy tuya- respondí lo suficientemente desesperada como para ceder ante sus peticiones.

-Exacto,eres mía así que sigue diciéndolo hasta que te corras- besó mi cuello y aceleró sus movimientos de nuevo,haciéndome llegar al límite del control que yo misma tenía sobre mi cuerpo.

Sus embestidas eran cada vez más erráticas y placenteras,ambos sentíamos como en cualquier momento esa bomba explotaría dentro de nosotros; y así fué.

Apenas pasaron un par de segundos más cuando sentí como su miembro bombeaba y descargaba toda su carga en mi interior a la par que yo sentía como mis fluidos se resbalaban por su longitud.

Nuestros pechos subían y bajan irregularmente,ambos desesperados por recuperar el aire.

-Debemos irnos antes de que los de seguridad vengan. Seguiremos con esto en casa- dejó un casto beso sobre mi cuello y se reincorporó,subiéndose sus pantalones de nuevo.

-¿Vas a darme mis bragas?- reí ligeramente y lo miré a través del reflejo del espejo.

-Mhmhm... Vayamos a casa y tal vez me lo piense- sonrió ladinamente.

¡Hello, hellooooo! ¡Aquí esta vuestra autora de ONE SHOTS favoritaaaa!

Bueno,si a mí me obligan a casarme con George aceptaría sin problemas así que... ¡Deja paso Laila!

¡Nos vemos en la siguiente historia!

Atte: Alma <3

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