Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

47. La Cláusula

La luz del sol atravesaba las cristaleras suizas de la fábrica, provocando un excesivo calor en el interior. Ryan arrastraba los pies a mi lado, mientras caminábamos hacia la zona contraria del complejo industrial para que él pudiera encontrar a Giovinazzi. Parecía habérsele pasado toda la ilusión del gran premio pasado de golpe; ya no sonreía, se limitaba a mostrar una mueca de conformidad cuando alguien intentaba animarlo, y podría jurar que incluso tenía mal color. Al principio pensamos que estaba enfermo, pero nada más lejos de la realidad, se limitaba a decir que malos días los teníamos todos.
Ni siquiera la oferta de su piloto de llenarle el pelo de trenzas fue suficiente para hacerlo soltar una de sus míticas sonrisas, pero de alguna forma al menos lo tuvo un rato entretenido, forzándolo a no pensar en lo que quisiera que estuviera corrompiendo su cabeza, y que no quería contarme.
Algo intranquila aún pensando en Ray volví a recorrer toda la fábrica en dirección contraria, con la intención de poder hablar con Kimi sobre mis inquietudes laborales, antes de acercarme a la oficina del jefe para empezar a realizar las gestiones.
Los brazos tatuados de Kimi me abrazaron por detrás cuando quise salir del gimnasio.
-¿Dónde crees que vas?- se rio, hundiendo su sonrisa en mi hombro.
-Te estaba buscando- lo miré girando la cabeza -Pensaba que no estabas aquí-.
-Siempre en la sauna, nena- sus brazos se aferraron a mí todavía con más fuerza.
-Me lo apunto entonces- sonreí -Por cierto, quería hablarte de algo-.
-¿De las citas que tienes con Toto Wolff?- sonrió.
-¿Celoso?
-¿Debería?
-Quiere que trabaje con ellos.
-Entonces el celoso debe de ser Frederic, no yo- suspiró, quitándole importancia.
-Voy a aceptar el puesto.
-Serías una estúpida si no lo hicieras- dijo dándome un pequeño toque en la nariz -¿Con Bottas o con la estrella del rap?-.
Reí -Con Valtteri-.
-¿Y a mí me dejas solito?- hizo un puchero.
-Sabes cuidarte solo, tonto.
-Supongo que sí, pero me gusta más que lo hagas tú- volvió a abrazarme con fuerza mientras sonreía.
-Y si no siempre estará Seb, ¿no?- me reí, sacándole la lengua.
-Por supuesto- sonrió -Pero bueno, cuéntame cómo te está enamorando Wolff, ¿lo hace mejor que yo?-.
-¡Por supuesto que lo hace mejor!- me eché a reír mirándolo.
-Eso no lo he visto venir- sonrió, pasándose la mano por la nuca.
Le conté a Kimi todo lo que había pasado con Mercedes, desde el principio, lo que había sentido y pensado a cada momento, y él me escuchaba como si realmente lo que yo le estuviera contando fuera lo más importante del mundo. Hacía preguntas inteligentes, pero esperaba a que terminara de hablar para no interrumpirme, os parecerá una tontería, pero mi mente sintió un placer inmenso al tener una conversación como aquella.
-¿Sabes lo que más me gusta de ti, preciosa?- preguntó cuando acabé de contarle toda la historia.
-¿El qué?
-Que no me necesitas- sonrió mirándome a los ojos -Te acompaño a ver a Frederic-.
Me dio la mano hasta que estuvimos en la puerta del despacho del jefe, donde me besó con cuidado deseándome suerte mientras se apartaba para dejarme pasar.
-Esperaré aquí hasta que salgas- susurró mientras me adentraba en el despacho de la Bola de Billar.
-Martín... ¿Cómo tú por aquí?- preguntó sin ningún tipo de interés.
-Vengo a poner en marcha la sexta cláusula de mi contrato.
-Si me hicieras el favor de refrescarme cuál es...
Se levantó y caminó con pesadez hasta un archivador de su altura, del que sacó mi contrato.
-Quiero renunciar a mi trabajo en Alfa Romeo.
Por primera vez sus ojos se posaron sobre mí, aunque seguían carentes de ningún tipo de atención.
-¿Quieres dejar el equipo?
-Sí, señor.
Suspiró, casi imaginando la cantidad de papeleo que eso le suponía y buscó en el documento la cláusula que yo estaba solicitando activar.
-Estoy dentro del plazo- añadí.
-No te ha faltado tiempo si es a lo que te refieres.
Levanté una ceja, pero no dije nada.
-¿Y por qué se supone que quieres dejar el empleo?
-Con el debido respeto señor, esa información no es de su incumbencia.
-¿Respeto? No estoy seguro de que meterte en la cama de mi mejor piloto sea respeto, pero como tú quieras.
No supe qué decir.
-¿Qué tal se lo toma la mujer de Raikkonen? No parece que sea una de esas a las que no les importa que su marido se vaya con cualquiera.
-¿Cualquiera?- se me escapó.
-Claro, ya sabes, la primera que pasa, cualquier fulana desesperada por poder contar que ha estado con este y con aquel.
-Disculpe señor pero...
-¿Cómo que pero? ¿Acaso no estuviste saliendo con Magnussen? Encima con ese inútil de la competencia, menos mal que Steiner te dio tu merecido en aquella rueda de prensa...
Era completamente incapaz de articular una palabra.
-No sé ni cómo pudieron ayudarte los demás, tendrían que haberte dejado, ¿no eres una mujer tan fuerte y empoderada? ¡Demuéstralo entonces! Pero claro, como iban a dejarte ahí tirada, sola y desvalida... El imbécil de Binotto y su caballerosidad italiana, y por supuesto Horner y Wolff, pedazo de gilipollas, que piensan que solo por ganar un par de carreras merecen más que nadie.
-Tal vez no por ganar un par de carreras, pero cualquiera de ellos es más hombre que usted, y por eso merecen aunque sea un mínimo de respeto.
-Oh mira, si te has atrevido a hablar- rio -Voy a hacer que cierres esa bocaza de nuevo, y luego si quieres, puedes ir a contárselo a tu noviecito Raikkonen o a tus guardaespaldas de los equipos grandes-.
Me lanzó sobre la mesa mi contrato de trabajo y sonrió con suficiencia.
-Quieres irte a Mercedes, ¿verdad? Con el maravilloso y encantador Toto Wolff.
Tragué saliva.
-Pues mira niñita, conmigo no te vas a quedar, y doy gracias por eso, pero con Wolff tampoco.
-¿Perdón?
-¿Por todas las sandeces que has hecho y dicho estando aquí? Tranquila, estás perdonada- se rio.
Mi cara debió ser un cuadro.
-En cuanto a lo demás, si hubieras leído la cláusula número treinta y dos no estaríamos teniendo esta conversación.
Me temblaron los ojos, pensando en lo difícil que había sido para mí tomar una decisión y en lo complicado que seguía volviéndose todo tras creer tener todos los detalles claros.
Leí la cláusula una y otra vez bajo la esta vez sí, atenta mirada de Frederic.
¿De qué me servía haber tomado ninguna decisión? ¿De qué me servía haber sufrido tanto luchando conmigo misma?
Él me miró, y como si todavía no me hubiera quedado clara la situación, repitió las palabras del contrato de memoria -"La firma de este documento conlleva la aceptación del traspaso del trabajador a la entidad principal del equipo Alfa Romeo, léase Ferrari, cuando este último lo solicite, o, en su defecto, quedando a disposición de solicitud del trabajador, el cual acepta la permanencia en la Familia Ferrari hasta final válido y estipulado de su contrato, o cese por parte del propio equipo"-.
Estaba claro que no me había fallado la vista, había leído bien, y me parecía surrealista no recordar haber firmado aquella cláusula.
-Entonces querida, y si me permites, te libraré de la tortura de trabajar con nosotros, pero vete acostumbrándote a verte de rojo, porque nos encargaremos, y te aseguro que mientras esté en nuestra mano, no vas a pisar el garaje de Toto Wolff.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro