38. ¿Podría Alguien Llegar A Quererme?
Llevaba toda la mañana de aquí para allá; el Gran Premio de Canadá estaba dando más problemas de los que esperábamos.
A última hora del día, cuando apenas había ya nadie en el paddock, yo esperaba en la puerta del edificio de la FIA. Me había mandado Frederic, a mí ni se me hubiera ocurrido presentarme allí; la Federación no era de gusto para nadie en los equipos, aunque los jefes estaban más acostumbrados a trabajar con ellos.
Al llegar, yo no tenía ni idea de con quién debía hablar o dónde debía ir, pero por primera vez, la bola 8 del billar se había preocupado por mí, y había avisado de mi llegada, para que estuvieran pendientes.
Estaba allí para hablar de Kimi, o más bien del trazado, porque al parecer yo era su responsable y tenía que ejercer como tal...
Había cogido las escapatoria de la curva tres un par de veces en cada sesión de libres, imaginaos lo que eso suponía; apenas habíamos podido trabajar nada, y la FIA tenía el ojo puesto sobre nuestro piloto. Aunque en realidad era un fallo lógico si conocías a Kimi; el trazado estaba tan escasamente señalizado y delimitado, que el chico, por su dislexia, era incapaz de no confundir la escapatoria con la curva que debía tomar. En realidad jamás lo había visto tan apurado, tal vez fuera la primera vez que en cuanto a su problema, se preocupaba por el aspecto que estaba dando a los demás; sabía que había hecho perder mucho tiempo al equipo.
La solución que nos dio la federación fue poner unas señales de curva en el margen del trazado real, aunque se mostraron tan reacios, que casi tuve que volver al garaje con las manos vacías.
De camino al box, unas manos grandes se posaron sobre mis hombros deteniendo mi camino.
-¿Dónde vas con tanta prisa, Ferrari?- era una voz que ya conocía.
-No estoy en Ferrari, Toto, aún no- dije girándome, para encontrarlo sonriendo detrás de mí.
-¿Entonces aún tenemos oportunidades?
Sonreí -¿Por qué insistes tanto?-
-Porque me interesas. Encajarías muy bien en Mercedes, ¿sabes?
Suspiré, mirándolo a los ojos.
-Sabes perfectamente quién es el caballito ganador, Mai.
Claro que lo sabía.
-Nosotros tenemos tecnología punta, las mejores instalaciones.
Si quería convencerme lo estaba consiguiendo.
-Aprenderás de los mejores, ¿conoces a James Allison? Es nuestro director técnico. Si quieres, puedes trabajar con él, codo con codo, como dos iguales.
Había empezado a temblarme el pulso.
-Él también vino de Ferrari.
-¿Si?
-Fue difícil convencerlo, pero no más que a ti- rio, pasándome el brazo por los hombros -Te acompaño al box-.
Me sentía a gusto con él, comparado con Frederic era tan... Atento...
Mi mente hizo una rápida comparación, y por un momento me di cuenta de que independientemente del equipo, preferiría trabajar con Toto.
-¿Qué te ha ofrecido Binotto?- me preguntó.
-Lo mismo que tú- mentí, sabiendo que el de Ferrari no me había hecho ninguna oferta formal.
-Lo dudo- sonrió de lado mi acompañante -Nadie va a poder ofrecerte lo mismo que Mercedes-.
-Estáis muy seguros de que sois los mejores.
-La seguridad es siempre lo más importante- apuntó -Es el problema principal de Ferrari por ejemplo, si creyeran que son capaces de ganar, si no nos vieran superiores, tendrían un equipo mucho más estable-.
Llevaba razón.
-No es que nos creamos superiores, es todo una técnica de motivación- terminó.
No iba a decírselo, pero desde aquel momento tuve claro que Mercedes estaba muy por encima de Ferrari, en todos los sentidos.
-Te propongo algo, Mai- dijo, cuando llegamos al garaje de Alfa Romeo.
-Soy toda oídos.
-Si ganamos este fin de semana nos das una oportunidad. Vienes a la fábrica, dejas que te enseñemos cómo sería tu vida si llevaras este uniforme.
Lo miré a los ojos y le tendí la mano -Trato hecho-.
Él estrechó mi mano con firmeza y dejó que me fuera.
Con la cabeza embotada caminé hacia Ryan, que estaba sentado en el muro.
-¡Hola Ray!
Él saludó con la cabeza, muy metido en sus pensamientos como para haber visto al jefe de la escudería plateada.
-¿Qué tal te ha ido en el inframundo?- me preguntó, refiriéndose al edificio de la FIA.
Reí, explicándole la medida que me habían propuesto para el problema de Kimi.
-A ver si con eso sirve- dije suspirando, mientras me pasaba las manos por el pelo -Hasta los libres de mañana no lo sabremos-.
El chico tenía la mirada perdida en el sol, que poco a poco se escondía en el horizonte canadiense.
-¿Ray? ¿Estás bien?
-¿Cómo? Sí, sí perfectamente, nenita- sonrió sonrojándose de golpe.
-¿En qué piensas?
-En nadita importante.
-Dime que no me lo quieres decir, pero no me mientas- me reí, enfundándome en una chaqueta cuando empezó a refescar.
-No te preocupes Maicita, no es nada.
-Tu cara no dice lo mismo, Ray.
-Es una ideita muy tonta, se me pasará en un abrir y cerrar de ojitos, ya verás- sonrió.
La apreté la mano como gesto de apoyo -He quedado a cenar con Kimi y Seb, ¿te vienes? Tal vez así pienses en otra cosa-.
Ryan se tensó incómodo, casi incluso frunciendo el ceño.
-Estoy algo cansadito Mai, tal vez otro día.
-¡Oh venga! Solo vamos a cenar.
-Maicita... No... - era como si quisiera decir algo pero no le saliera -No me apetece, de verdad-.
-¿Quieres hablar de algo, Ray?
Dudó -¿Cómo me ves?-.
-¿Qué?
-Desde fuera, ¿cómo me ves?
-No lo sé Ray- suspiré -Eres... Eres muy especial, eso está claro- reí.
-¿En qué sentido?
-En el bueno- lo calmé.
Ray bajó la vista al suelo, mordiéndose las uñas que iban pintadas a juego con el polo del equipo.
-¿Desde cuando te importa lo que los demás piensen de ti, Ray?
-Es complicadito.
-Estoy aquí si me necesitas.
-¿Crees que alguien podría quererme? No sé, algún día.
-Yo te quiero.
-No hablo en ese sentidito.
-Oh...- suspiré -Claro-.
-¿Tú qué crees? ¿Podría alguien llegar a quererme?
-¿Cómo no iban a poder quererte, Ray?
-Me porté mal con Edgar.
Había olvidado por completo al chico que había salido un tiempo con mi amigo.
-La verdad es que sí...- suspiré.
-Tal vez, si me hubiera gustado de verdad... Si yo lo hubiera querido... Las cosas habrían sido diferentes.
-No te presiones Ray, ¿vale? Si alguien tiene que llegar a tu vida, ya llegará- le sonreí.
-¿Y si ya ha llegado?
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