Capítulo 90
Narra Chloe:
Ninguno estuvimos muy centrados en el Gran Premio de USA, ni en el de Brasil...
Kimi se fue con Alex sin acabar la temporada; se fueron de luna de miel a dar la vuelta al mundo, el equipo casi lo mata. Lo que había logrado mi amiga con el Iceman era increíble. ¿Derretirlo? Bueno, yo nunca creí que lo hubiera cambiado, solo consiguió sacar lo mejor de él.
Eso, que me voy del tema, os hago un resumen así rápido; en USA Hamilton subió al escalón más alto del podio, seguido de Max y de Charlie. En Brasil ganó Seb, yo quedé segunda y Hamilton tercero.
Con la tontería nos habíamos plantado en el último gran premio del año. Abu Dhabi nos observaba intimidante, por encima del hombro, con sus millones de luces y decenas de edificios.
Aquel sitio era una locura.
Yo no asimilaba nada de lo que estaba pasando, no creía que la temporada llegara a su fin.
Me estaba subiendo al monoplaza y todo seguía pareciendo un sueño, un sueño del que no quería despertar.
Nos quedamos solos en la parrilla de salida, como ya os he contado muchas veces; 20 bestias de cuatro ruedas, y 20 tipos que se juegan la vida todos los fines de semana.
Y esa era nuestra pasión...
Las luces se apagaron, los motores rugieron, y con el principio de la carrera, pisando el acelerador, yo volví al principio de todo; recordé cómo desperté en una habitación de hotel, con una resaca monumental y sin asimilar todavía en qué me había metido, recordé el momento en el que conocí a Max, y cómo encajamos rápidamente.
Llevaba unas diez vueltas de carrera cuando Seb me adelantó. No pude evitar pensar en la primera noche que pasamos juntos, vaya locura, apenas lo conocía, y pensar en lo bonito que fue desde el principio... Joder, lo amaba con toda mi vida.
-Chlooeeeee- la voz de James sonó por la radio.
-Hey James, cuéntame.
-Tengo alguien aquí que quiere hablar contigo.
-¿Cómo? ¿Quién?
-¡Novoa! Sabes que siempre estoy aquí.
-¡Guillaume!
James era genial, pero había pasado tanto tiempo con Guillaume preparando las carreras que nos unía un vínculo especial, una especie de amor-odio desde el primer día.
-Vas muy bien niña, sigue así y llegarás lejos- las palabras de Guillaume me hacían mucho bien.
Acababa de cortarse la comunicación por radio cuando vi el coche de Grosjean, destrozado contra unas protecciones, y me acordé de aquel accidente de Seb, en el que al final fui yo la que acabó en el hospital, ¿qué fue? ¿Estado de shock? Ya ni lo recuerdo, había pasado más veces este año por el hospital que en toda mi vida, y ojo, no solo por mí, todavía me estremecía pensar en el ataque de ansiedad de Dan, además aquel día Horner me pilló besando a Vettel... La sonrisa de aquel recuerdo se me borró por completo cuando pensé en Ricciardo, en su problema con las drogas y lo mal que lo había pasado, pero ahora estaba bien, se estaba recuperando, y Max se desvivía por él, eran tan bonitos juntos...
Y pensar que si no hubiera sido por Max, Alex no se habría casado con Kimi... Era todo una cadena, lo que hacía uno, repercutía en otro, son cosas que pasan en los grupos de amigos ¿no?
Mis amigos, madre mía, los conocí hace relativamente pocos meses, y ahora la simple idea de separarnos por un tiempo me ponía de los nervios.
De los nervios me puse cuando un doblado Magnussen perdió un trozo de alerón que terminó chocando contra mi halo. Seguro que se había dañado al chocarse con Grosjean, siempre había sido así... Mi casco amortiguó una risa sarcástica, ¿os acordáis cuando me hizo no sé qué mierda en el coche? Aquello nos unió mucho a todos, fue un fin de semana realmente intenso, pero que al fin y al cabo salió bien.
-Chloe, box, box, box, box.
La siguiente vuelta me desvié por el pitlane, me fijé en la línea roja de los neumáticos, y de nuevo, me reí yo sola, pensando en aquel día de tormenta, en el que diluviando, me pusieron neumáticos de seco. Mi gente estaba loca, pero ¿y qué? Quien no arriesga no gana, y el par de trompos que me marqué fueron realmente divertidos.
Salí del pitlane justo delante de los McLaren. Carlos se comportaba de forma realmente agresiva, se estaba divirtiendo, estaba claro. Me alegraba de que al fin, hubiera decidido buscar ayuda, Sasha estaba consiguiendo que el chico se calmara, se tomara su medicación y volviera a su comportamiento habitual, era increíble.
En un momento de despiste de Carlos, mi retrovisor reflejó un adelantamiento de su compañero, Lando Norris. Norris era un buen niño, estaba loco por Charles, dicen que los primeros amores son los mas fuertes, ¿no?
Verlos luchar entre sí me recordó aquella vez que mis ingenieros me dejaron sola, porque me salté una orden de equipo... Menos mal que al final se aliaron todos para la fiesta de mi cumpleaños...
-Ahorra neumáticos niña, te quedan siete vueltas y no llegas a final de carrera.
¿¡CÓMO!? ¿Sólo quedaban siete vueltas? Estaba tan centrada en mis cosas que ni siquiera me había fijado en los carteles que me tendían desde el muro.
Seguí pisando el acelerador, ¿en qué puesto iba? Ni siquiera lo sabía. Pero la verdad es que no pregunté, me concentré en ahorrar los neumáticos lo que quedaba de carrera, como me había pedido Guillaume.
Aquella carrera estaba siendo muy rara para mí, no quería que acabara, y se me estaba pasando volando.
Giré la última curva del circuito y encaré la recta principal, vi la bandera de cuadros y aceleré.
Crucé la línea de meta y mi radio estalló.
-¡Chloe! ¡Chloe Cariño!
-¿Mamá? ¿No estabas con Toto?
-¿Cómo iba a perderme el primer mundial de mi chica?
-¿De qué hablas mamá?
-Pero niña, ¿acaso no has mirado la clasificación del mundial antes de subirte al coche?- esta vez era Christian quien hablaba.
-Pues... No, la verdad que no.
-Niña, ¡Eres la primera campeona del mundo de Fórmula 1!
No reaccioné, ¿cómo podía ser aquello? ¿Era real? ¡Pero si llevaba toda la carrera en babia! A ver, sí que era verdad que había ido adelantando coches, pero... ¿Como para quedar primera?
Aquello era una completa locura, no sabía cómo sentirme.
Llegué al lugar reservado para mi monoplaza, y cuando bajé del coche y ví a tanta gente vitoreando mi nombre, fui consciente de lo que estaba pasando.
La primera campeona del mundo en la historia de la Fórmula 1.
¡LA PRIMERA MUJER! ¡CAMPEONA DEL MUNDO!
Otros habrían reaccionado de otra manera, lo sé, pero yo no pude contenerme, y me derrumbé por completo. La emoción me pudo, me desbordaba la felicidad.
Estaba allí, llorando como una niña, y rodeada por todos mis amigos, que me abrazaban, todos con sus palabras de ánimo.
Los quería con locura.
Me subí al morro del coche todavía con mi sofocón, pero ya más animada, y levanté mi volante en alto, escuchando los vítores, a la gente coreando mi nombre, viendo ondear docenas de banderas de Red Bull con el 13.
Aquello era un sueño para mí, era algo que no había sentido nunca, una felicidad que me llenaba por completo, y me desbordaba por todos los costados.
La organización me llevó al pesaje con velocidad, y después de darme el visto bueno, pasamos al podio.
Primero salió Max, con un tercer puesto en la carrera, justo detrás de él, Seb subió al segundo escalón del podio, por último, salí yo.
El público rugía, aplaudían y gritaban mi nombre.
Lo pensaré toda mi vida, aquello era una locura, sí, pero era lo mejor que había vivido nunca.
Tuvo lugar la entrega de premios, yo estaba levantando mi trofeo hacia la gente, dedicándoselo a todos los aficionados a la Fórmula 1, cuando alguien vació completamente su botella sobre mí, desde atrás.
O Seb o Max, cualquiera de los dos podría haberme liado aquella, pese a ello, los quería con completa locura, compartir aquel podio con mi chico y mi mejor amigo era lo mejor que me podía pasar.
Tras quitarme el champán, o zumo, o lo que fuera eso, de los ojos, me fijé en que el público había empezado a aplaudir.
¿Qué pasaba?
Me giré para mirar a los chicos, tal vez así sabría quien de los dos me había dado aquel baño tan... Refrescante.
Me giré a mi izquierda, pero Max no estaba, por lo que miré a mi derecha.
Oh Dios mío.
No podía ser.
Sí.
Sí.
Me tapé la cara para evitar echarme a llorar otra vez, pero no lo conseguí.
-Chloe Novoa- Seb hizo una pausa-¿quieres casarte conmigo?-
Toda la gente que nos observaba estaba expectante, y con mi afirmativa, se volvieron locos.
-¡Ha dicho que sí!- Un eufórico Seb se abrazó a mí con todas sus fuerzas.
Y allí, con los fuegos artificiales, mis amigos, mi chico, empapada en zumo de frutas, y con un anillo en el dedo, algo retumbó en mi cabeza:
Cuando más miedo tengas, acelera, porque tal vez, el final de la más larga y monótona recta, te lleve a tu propio paraíso.
FIN
Dios, chicos, esto es una locura, no sabéis todo lo que he llorado escribiendo el final de esta novela.
Ha sido un proceso muy importante para mí, en el que agradezco enormemente que hayáis estado a mi lado.
Mil gracias por todo, por votar, por los comentarios y los mensajes, o simplemente por darme una oportunidad.
Sé que suena muy típico, pero no podría haber hecho esto sin vosotros.
Wattpad me ha permitido conocer a muchísima gente maravillosa, a los cuales ahora considero grandes amigos, espero poder seguir conociéndoos; ya sabéis que siempre podéis mandarme un mensajito, estaré encantada de hablar con vosotros.
La historia de Chloe acaba aquí, pero se vienen novedades muy pronto con la nueva temporada de Fórmula 1, así que espero seguir viéndoos por aquí, podéis seguirme para estar informados, pero ya os aviso de que este jueves se viene algo muy guay.
Un beso enorme chicos, y recordad:
¡Lo que ha unido la Fórmula 1, que no lo separe nadie!
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