Se había montado un fiestón gordísimo la noche de la carrera, había un ambiente muy informal, y todos comían y, sobre todo, bebían sin control.
Yo por mi parte no podía sentirme peor, por algún motivo no me encontraba bien, y por una vez no tenía ganas de fiesta.
Salí al jardín del lugar donde se celebraba el evento, y me quité los tacones para poder pisar la hierba con mis pies descalzos. Desde allí fuera también se oía la música, en aquel momento creí que mi cabeza estaba a punto de explotar, era surreal, pero me dolía hasta pensar.
No sabía por qué lloraba, no tenía ni la más mínima idea, pero sabía que lo necesitaba. Aquellos días habían sido los mejores de mi vida, y asimilar aquel sueño me estaba costando mucho, me pasaba factura, estaba rota por dentro, cansada, casi con el alma dolorida, solo de pensar que aquello acabara cuando menos esperaba.
Ni siquiera me di cuenta de que alguien se acercaba a mis espaldas, me tocó el hombro, y cuando me giré vi a un chico sumamente feliz, con una sonrisa de oreja a oreja. Su cara me sonaba, hubiera dicho que corría para Renault, pero tampoco estaba segura.
—¡Hey! Tu carrera de hoy ha sido una pasada— Me dijo sin perder la sonrisa, parecía tener la ilusión de un chiquillo.
—Gracias— dije bajando la mirada.
Él me tendió la mano —Encantado, soy Dan—
Era cierto, el chico de la sonrisa eterna, Daniel Ricciardo.
—Yo soy Chloe Novoa.
Aquel chico me estaba contagiando la sonrisa, y no hay nada más contradictorio que reír y llorar a la vez.
—Mejor así — dijo Daniel cuando me vio reír —Llorar no merece la pena—
—Estoy saturada Dan, es mucho para mí, son demasiadas cosas a la vez.
—Oye, no te conozco, pero estoy seguro de que eres fuerte, y que coño, cómo no vas a poder con esto.
No estaba pudiendo evitar sonreir, el brillo que tenía aquel chico en los ojos era realmente especial, Ricciardo miraba su futuro con ganas de comerse el mundo, esperando una ocasión para poder darlo todo. Y desde luego, no se le veía nada preocupado, todo lo contrario, era un tipo feliz, estaba claro.
Dan me miró, y esta vez, con una sonrisa amarga, me abrazó. Pocas veces me había sentado tan bien un abrazo.
—Oye Dan— le susurré.
—¿Sí?
—Gracias.
Nos separamos —De nada Clo—
—¿Clo?— pregunté.
—¿No te gusta? Lo sien... — No le dejé terminar.
—Tranquilo, tranquilo, me gusta— reí — nunca me habían llamado así—
—Me ha salido solo.
—Gracias por estar conmigo, Dan— le ofrecí mi puño, el cual chocó como saludo.
—¿Vienes dentro?
—Iré en cinco minutos, quiero tomar un poco más el aire— le sonreí.
Dan me sonrió y me dio un beso en la mejilla, para después irse. De nuevo, me había encontrado con una de esas personas especiales, sin buscarla, sólo había llegado, sin más, me había tendido la mano y ofrecido ayuda, sin si quiera conocerme.
Mientras miraba las estrellas, alguien me abrazó por detrás, era Charles, y lloraba como un niño.
—Hey, ¿qué pasa Charlie?— acaricié su cabeza.
El chico no paraba de llorar, estaba desconsolado, y yo no sabía qué hacer, así que lo abracé fuerte.
—Charles, pequeño, estoy aquí, llora lo que necesites.
Aquello eran todo trueques, todos íbamos a necesitar ayuda ante las situaciones de alta presión que se avecinaban.
El chico se sorbió la nariz —Lo siento, lo siento mucho— y se volvió a derrumbar.
Saqué un pañuelo de mi bolso y se lo ofrecí.
—Cuéntame qué pasa, cariño— aquello era como tratar con un chiquillo.
—Siento haberme enfadado contigo— soltó de golpe.
No sabía de qué me estaba hablando.
—No te entiendo Charlie.
Tomó aire a trompicones —Cuando... Ya sabes... Me encontré a Seb en tu habitación—
Se me abrieron los ojos como platos y me sonrojé hasta el punto de parecer un tomate, bajé la vista avergonzada con velocidad.
—¡No, no! No tienes porqué sentirte mal, de verdad, sois adultos, tenéis derecho a hacer lo que queráis.
—Yo también entiendo tu posición Charles...
—De verdad, Chloe, tenéis mi bendición— se rió.
Abracé al chico con fuerza —No te preocupes—
—Me he sentido fatal esta mañana.
—No pretendía eso... — dije pensativa.
Charles se asustó —No me refiero... Ais... Me estoy explicando fatal—
—Respira, tenemos tiempo— le sonreí.
—Me ha molestado mucho lo de mi coche, pero tu gesto ha sido... Ha sido precioso Chloe, y joder, te lo agradezco muchísimo— dijo el chico abrazándome de golpe.
Al final me derrumbé, y acabé llorando con él —No me des las gracias bobo, tú también lo harías por mí, tú hubieras quedado primero si no hubiera sido por tu motor—
—Eres una pasada, Chloe, una amiga genial.
En aquel momento se me paró el mundo, y me di cuenta de lo importante que era rodearnos de la gente que nos hace bien, esos a los que llamamos amigos. Muchas veces queremos estar solos, pero no es lo mejor que podemos hacer, aislarse nunca es la solución, y yo lo había comprobado, me habían ayudado mucho, mi calidad de vida se había incrementado en un 2839302% desde que había entrado a la fórmula 1, era como una gran familia; entre pilotos, mecánicos, ingenieros...
—Oye Charlie— lo llamé cariñosamente.
Él me miró.
—Eres un amigo genial, te quiero— y lo abracé.
Me pasé toda la noche abrazando a mis amigos, bailando con ellos, dándoles besos, y diciéndoles que los quería, y que eran los mejores amigos que se podía tener. Creo firmemente que hay un tabú enorme sobre decir a la gente lo que sentimos, y joder, me parece algo imprescindible, completamente necesario, y ellos, con lo que son, se pasaron el resto de noche abrazándome entre todos, vitoreando mi nombre y diciendo que me querían. Cada día lo tenía más claro, los amaba.

chloeenov🔹

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chloeenov: Best guys in the world💞
Ver los 302.483 comentarios
vettelofficial: You're cute Señorita💘
maxverstappen1: Best mate in the world 😇
charles_leclerc: Love u 2🙈
danielricciardo: You learn quickly, little grasshopper🦗