Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 77

Narra Chloe:
—¿Qué coño haces aquí?— pregunté abrazándolo con fuerza.
—¡Vivo aquí!— se rió él —La pregunta es ¿qué haces tú aquí?—
—Viene conmigo— intervino Seb, un poco flipando.
—Oh— lo miró Fab, para justo después mirarme a mí —¿Es tu...?— se sonrojó.
—Es mi chica— sonrió Seb.
—¡Niños, cerrad la puerta, que se van a colar todas las moscas!— gritó una agradable voz de mujer desde dentro de la casa.
Efectivamente, entramos al recibidor y cerramos la puerta.
—Pero vosotros dos ¿Os conocíais?— preguntó Seb.
—¡Claro! Aunque todavía era un chiquillo la última vez que lo vi— sonreí, revolviéndole el pelo al hermano pequeño de mi novio.
—Fue mi ingeniera en mi primera competición— aclaró Fab.
—Estaba haciendo las prácticas del máster— aclaré.
De repente, la cara de Seb se iluminó —¿Cómo no me habías dicho nada?— me preguntó riendo.
—Pues porque no se me había ocurrido relacionar a este chavalín contigo— me reí.
La verdad es que aquel encuentro inesperado me había calmado los nervios parcialmente.
—Sebastian, hijo, ¿no vas a saludar a tu madre?— dijo la mujer de antes, apareciendo en el recibidor.
Era una señora regordeta, con el pelo canoso y unas pequeñas gafas rectangulares, apoyadas sobre la punta de la nariz.
Se me formó un nudo en el estómago cuando la vista de la mujer se posó en mí.
—¡Al final la has traído!— le dijo la mujer a su hijo, con una emoción muy notable —¡Norbert! ¡Baja a conocer a la chica!— gritó en dirección al piso de arriba.
Yo aguardaba entre los dos chicos que conocía, temblando como un flan. Seb se dio cuenta, y me dio la mano con fuerza, con una sonrisa de esas de "va a salir todo bien".
—Estaba deseando conocerte, querida— me dijo la mujer estrechándome entre sus brazos —¿Sabes? Eres todavía más guapa que en la televisión— dijo cuando nos separamos —Encantada, soy Heike, la madre de Sebastian—
Me sonrojé con velocidad —Yo también tenía muchas ganas de conocerla, Heike, mi nombre es Chloe—
—Pasa, querida, vamos al salón— dijo ella, sujetándose en mi brazo, y guiándome a la estancia más próxima.
Me sentí realmente bien, como si estuviera en casa.
—Mamá, ¿A mí ya no me quieres?— dijo Seb con voz de niño, haciendo un puchero.
—¡Cariño! ¡No digas eso!— lo abrazó —Es que tu novia me ha gustado mucho— le susurró, dándole un toquecito en la punta de la nariz, como si aún fuera un chiquillo.
Un hombre no tardó en bajar por las escaleras.
—Chloe cariño, este es mi marido. Norbert, te presento a la novia de tu hijo.
—Encantada, Norbert— dije, saludándolo con dos besos en las mejillas.
El hombre me miró y miró a Seb repetidas veces.
—A ver, Sebastian, hijo— habló el hombre.
—¿Sí?
—¿Cómo has conseguido que se fije en ti?— se rió sonoramente, haciendo que su hijo se sonrojara.
—¿Estás segura de dónde te has metido?— volvió a intervenir el bromista padre de Seb, esta vez, hablándome a mí.
Yo asentí con seguridad, cada vez me encontraba más cómoda.
—En ese caso, Chloe, bienvenida a la familia Vettel— sonrió él.
Sonreí con ellos, y me pareció increíble cómo en menos de 10 minutos, me sentía ya parte de aquella familia.
—Subid a la habitación a dejar las maletas y a descansar un rato, voy a ir preparando la cena— sonrió Heike.
Seb cogió su maleta y también la mía, para después pedirme con la mirada que lo siguiera.
Subimos por las escaleras hasta la habitación del chico, era un contraste enorme con el resto de la casa; a diferencia de lo acogedor que era el salón, la habitación de Seb era mucho más fría, decorada con tonos neutros, negros y blancos, y con apenas mobiliario, era demasiado minimalista para mi gusto.
—La reformé cuando fui creciendo— se justificó él al verme.
—Es muy sosa, cielo— le sonreí, mientras él se encogía de hombros.
Deshicimos las maletas, me cambié de ropa a algo más cómodo y me recogí el pelo.
—Voy a bajar a ayudar a tu madre, cariño— dije, para justo después darle un tierno beso —¿Dónde está la cocina?—
Él me sonrió —En el salón hay un pasillo que llega hasta allí—
—Espero no perderme, está casa es enorme— dije, asomándome al pasillo.
—Si no la encuentras, pégale un grito a Fab, simpre está por ahí rondando— se rió.
—Genial— dije tomando aire con una enorme sonrisa.
—Ahora bajo, preciosa— dijo guiñándome un ojo.
Salí de la habitación cerrando la puerta con cuidado, y siguiendo las infalibles instrucciones de mi chico, llegué a la cocina, donde mi suegra cocinaba con alegría.
—¡Qué bien huele Heike!— dije entrando.
—Gracias, niña— sonrió.
—He bajado a ver si puedo ayudarte en algo— dije, algo sonrojada.
—¡Ay hija!— se me estremeció el cuerpo al oírla llamarme así, sentí un calorcillo increíble por dentro.
—Dime, ¿qué necesitas?— sonreí, poniéndome uno de los delantales que había colgados detrás de la puerta.
A la mujer se la veía encantada, terminamos de preparar el asado para la cena, y como estábamos tan cómodas cocinando juntas, Heike me propuso hacer un bizcocho.
—Chloe, bonita— me llamó la mujer mientras pesaba la harina —Ahora que el niño no nos oye— sonrió, refiriéndose a Seb —¿Te trata bien?—
No pude evitar sonreír —Como una princesa—
El gesto de su madre fue de alivio, sin duda.
—Ese es mi chico— dijo, haciendo un gesto victorioso con el brazo.
Me reí levemente, y la mujer me miró con cariño.
—Lo haces muy feliz, Chloe, llevaba mucho sin verlo así— tomó aire —Está perdidamente enamorado, se nota en como te mira— suspiró, pasándome la mano con suavidad por la mejilla —Bienvenida a la familia, cariño—
Metimos el bizcocho en el horno, y Heike me mandó a buscar a Seb, mientras Norbert y ella ponían la mesa.
Subí por las escaleras hasta llegar a la habitación, y aún con la puerta cerrada, pude intuír un sollozo en el interior.
Permanecí quieta y en silencio, todavía sin entrar en la habitación.
—Pero señor.................. Por favor.............. Por favor señor, deme una oportunidad.........— Seb estaba hablando por teléfono, con esa voz débil y temblorosa que se le ponía cuando lloraba.
—Señor Binotto................ Por favor, señor.................. Usted sabe que es mi sueño............. Necesito que confíe en mí.................. No, no, de ninguna manera.................... De acuerdo.............. Sí, señor................ Sí.............. Adiós— pude intuír que había colgado la llamada, porque por un momento, se hizo el silencio.
—¡SCHEIßE! (¡MIERDA!)— gritó el chicó desde dentro, rompiendo el silencio en mil pedazos. Un tremendo golpe acompañó al grito.
Fab salió de su habitación al pasillo, y nos miramos, él me deseó suerte con los ojos, y yo me adentré en el cuarto de su hermano.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro