Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 29

Yo ya estaba terriblemente nerviosa, me paseaba por el Paddock, de garaje en garaje, deseando suerte a mis compañeros.
El primero al que acudí fue el de Renault, para ver a Nico y a Dan. Los chicos ya llevaban puesto el mono de carreras, Hulkenberg hacía estiramientos, y Ricciardo meditaba en la parte trasera del garaje. El alemán me guiñó un ojo y me dio un beso en la mejilla. Por su parte, Ricciardo, me abrazó. Me abrazó tan fuerte que casi me corta la respiración.
—Ten cuidado, Clo— me susurró.
—Ten cuidado, Dan, vas a hacerlo genial.
Era una bonita forma de decir "Hey tío, si te pasa algo me muero". Dan era alguien realmente especial para mí, bueno, Dan era una persona muy especial, para todos.
Mi siguiente parada fue el garaje de McLaren. Allí, Lando corría de un lado a otro, estaba acelerado, muy nervioso. Se limitó a sonreirme y levantar el pulgar en señal de buena suerte. Por su parte, Carlos hablaba con el chico de los ojos esmeralda, James.
—¡Hola chicos!— dije, colocándome entre los dos, pasando mis brazos por sus hombros.
—Buenos días, nena— dijo Carlos.
—Hey Chloe, ¡suerte para hoy!— exclamó James.
—Gracias tío— le sonreí.
—¿Qué haces James? ¿Apoyar a la competencia?— se rió Sainz.
—Yo que venía a darte suerte— hice un puchero.
—Ay, no me mires así— dijo Carlos, abrazándome, y besando mi mejilla.
Los chicos tenían que irse, me despedí con la mano y me dispuse a salir.
James me sujetó por el brazo —Ten cuidado con las curvas del principio— me guiñó un ojo, y tras agradecerle, nos despedimos.
Me dirigí al garaje de Ferrari, lamentablemente, tenía que pasar por delante del de Mercedes. Intenté que nadie me viera, pero de tanto intentarlo, me crucé con Bottas y Hamilton justo de frente. Entre los dos, me medio acorralaron en un rincón de su garaje.
—¿Cómo te va, Chloe?— el tono de Hamilton no era agradable, además, estaba demasiado cerca.
—Espero que hayas preparado bien la carrera de hoy— me susurró Bottas.
Aquello me estaba dando mucha grima, incluso esalofríos.
—Y si no... — Hamilton arrastraba las palabras — Haremos lo que sea para que ni tú, ni tu gente, podáis hacer nada—
En ese momento, alguien apartó de mí a los dos chicos, y me sacó de ahí.
—Y LA PRÓXIMA VEZ OS PENSÁIS MEJOR CON QUIÉN OS METÉIS— les gritó.
Una vez apartados del garaje, pudimos respirar un poco más tranquilos.
—Gracias, James— le dije al chico, que me sonrió, y se revolvió el pelo con gracia.
—No es nada, y anda, date prisa, que esto está a punto de empezar— dijo él, para salir corriendo hacia McLaren.
Era cierto, el Gran Circo estaba a punto de comenzar, pero yo necesitaba hacer una última parada ántes.
Llegué a toda prisa al garaje de Ferrari, Charles ya estaba metido en su coche, preparado. Sin embargo, Seb estaba fuera, con el casco debajo del brazo y los ojos cerrados, dando vueltas alrededor de su coche.
—Hola, cariño— le dije en bajito, sijetándolo por los hombros.
Vettel abrió los ojos, esos preciosos ojos azules que me tenían loca.
—Princesa— sonrió —te estaba esperando— el chico me abrazó, y por un momento, pude respirar su aroma, me relajó mucho, pero eso no fue suficiente.
—¿Ha pasado algo, bonita mía?
—No, no, todo bien— me salió una sonrisa extraña.
—Cariño, mientes fatal— me sonrió él, acariciándome la cara con cuidado.
—He tenido un problema con los Mercedes.
—¿Qué tipo de problema?— A Vettel se le veía nervioso.
—La han acorralado, y amenazado— dijo James.
¿Cómo podía este tipo estar en todas partes?
—¿¡QUÉ!?— A Seb le había cambiado el rostro.
—Yo ya me voy, he venido a ver a una amiga— y efectivamente, James se volatilizó.
—¿Cómo no me lo has dicho ántes?
—VETTEL, AL COCHE— Gritó su ingeniero de pista.
—No quería asustarte, no ha sido nada.
—Preciosa, esos tíos se van a enterar.
—¿De qué hablas?
—Te quiero, cariño, ¡suerte!— me susurró Seb, poniéndose su casco y saltando al monoplaza.
No me quedaba otro remedio que volver a mi garaje, aquella locura estaba a punto de empezar.
Abracé a Max con fuerza, y llegamos a la parrilla.
Ya estaba en mi coche, sola, una vez más, las luces del semáforo hicieron su trabajo, y salimos todos disparados, hacia el primer sector de curvas.
Mirando por el retrovisor, pude ver algunos trozos de fibra de carbono volando a mi alrededor, le di las gracias mentalmente a James por haberme avisado.
Había habido un accidente.
Pulsé mi botón de radio —Guillaume, ¿estás ahí?—
La respuesta no tardó en llegar —Siempre estoy, cuéntame Chloe—
—¿Qué coño ha pasado ahí atrás?— pregunté.
—Déjame ver.
Pasaron un par de minutos hasta que obtuve alguna información.
—A ver, te cuento, accidente.
—¿Grave?
—Sin heridos.
Respiré tranquila —¿Quiénes han sido?—
—Vettel y Bottas.
—¿Cómo?
—No se sabe nada aún, Bottas ha abandonado, Sebastian sigue en carrera.
Corté la comunicación sin entender bien lo que había sucedido.
Si no me equivocaba, yo seguía tercera, tal y como había salido. Por delante de mí, Hamilton conservaba la primera posición, y de algún modo, Vettel se había colado en el segundo puesto.
Al menos Seb estaba bien.
La carrera continuó, yo desde mi puesto solo podía ver una encarnizadísima lucha entre Lewis y Sebastian. Detrás de mí, Charles se esforzaba por pasarme, aunque el chico no estaba teniendo su mejor día, y no se me hacía difícil mantenerlo a raya.
Podía ver como Vettel se pegaba más a Hamilton en cada curva.
Escuché como mi ingeniero hablaba por mi radio, pero no parecía hablar conmigo, era más bien como si hubiera encendido el comunicador sin querer.
—¿Qué le pasa a Vettel?— le preguntaba Guillaume a alguien.
—Es más agresivo que de costumbre, casi demasiado— le contestaron.
Yo no perdía detalle de la conversación, aunque tener que esquivar al Mercedes de Hamilton que se había detenido de golpe en medio de la pista, me distrajo.
—¿Qué ha pasado Guillaume?— pregunté.
—Hamilton ha forzado mucho el coche.
Mi despistadísimo ingeniero volvió a dejarse la comunicación abierta.
—Vettel lo ha provocado, no hay duda— le dijo Guillaume a quien lo acompañaba.
—La FIA no puede decirle nada, fue Hamilton quien decidió forzar el coche— alguien le contestó desde la otra punta del garaje.
En aquel momento, una batalla comenzó entre Seb y yo, aquello se ponía interesante. Cualquiera que me conociera sabía que no me gustaba que me dejaran ganar, y el chico no me lo puso nada fácil.
Yo intentaba colarme por cada hueco, me tiraba en cada curva, por dentro y por fuera, pero no hubo manera, y la carrera finalizó dejándome un más que satisfactorio segundo puesto, además de un increíble sentimiento de orgullo por Seb, se lo merecía tanto...
Llegamos al pesaje, todo transcurrió sin problemas. Ántes de que pudiera darme cuenta, Seb, Charles y yo nos abrazábamos en el podio, totalmente cubiertos en champán.
Éramos felices.
O yo al menos lo fui, hasta que vi a Christian Horner esperándome en el garaje. Dios mío, Vettel había quedado por delante de mí. Horner me iba a matar.
—Quiero que me dejes explicarme ántes de que me cortes el... — Christian no me dejó terminar de hablar.
—No voy a cortarte el cuello, Novoa.
—¿Qué?
—Vettel ha sido mejor que tú, hoy, sé que no le has dejado ganar.
Yo todavía seguía en shock por la conversación con Christian, cuando vi que Seb se acercaba hacia mí.
Una idea pasó por mi mente, y la solté sin pensarlo mucho.
—Oye, Seb.
—¿Sí, cariño?— él me sujetó por la cintura.
—¿Te has cargado a los Mercedes a posta?
—Bueno... Sí, probablemente— sonrió.
—¿Por qué?
—Porque nadie se mete con mi chica.
Me había llamado "su chica", ¡suya! Aquel día estaba resultando surreal.
Aproveché que después de la carrera quedaba poca gente en el paddock, y me acerqué hasta los labios de Seb.
—Te quiero— dije, y lo besé.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro