Capítulo 10 (Parte 2)
La botella volvió a girar, y tras numerosas vueltas, se detuvo apuntando a Max. No estaba segura de si lo que le habían salido eran coloretes de la vergüenza o si se había quemado con el sol.
-¿Prueba o verdad amigo?- pregunté.
-Verdad, verdad- el chico miraba al suelo.
De nuevo, nos reunimos en una especie de junta democrática para decidir la pregunta del chico.
-¿Con cuántos años perdiste la virginidad?- preguntó Carlos.
Max miró al techo, como pensando -con 17, creo-
-¿Crees?- Vettel se extrañó.
Verstappen hizo girar la botella sin dar más explicaciones, y esta, se detuvo bajo la atenta mirada del alemán de Ferrari.
-De hecho, creo que te toca a ti, Vettel- dijo Max, haciendo resoplar al otro chico.
-Verdad- Sebastian no dio tiempo a preguntarle.
Lo veía nervioso, tal vez incluso incómodo, y me propuse salvarle de aquel embrollo -Venga Seb, di lo que más te guste de cada uno de nosotros-
-Vaya sosa, chica- se quejó Carlos.
-Yo no lo veo mal, venga Vettel, empieza por mí- Charles también intentaba ayudar.
-Veamos... Lo que más me gusta de ti, Leclerc, es tu ambición, siempre quieres más- El alemán tomó aire -De ti, Ricciardo, que siempre estás sonriendo, aunque tengas un mal día, no se te nota-
-Me vas a hacer llorar, Vettel, qué bonito- Ricciardo se levantó para abrazar al chico.
-Verstappen, eres mejor que yo en pista, ambos lo sabemos, tienes un futuro brillante por delante.
-No me digas eso tío, que me emocionas- Max se unió al abrazo.
-Chloe, tú eres muy especial, tu personalidad es impredecible, explosiva, es genial, y eso se refleja en las carreras...
Sin decir nada, y tal vez un poco sonrojada me uní al abrazo, y le di a Seb un beso en la mejilla.
-¿Quien me queda?- preguntó él.
Los McLaren levantaron la mano.
-Lando, me pareces un tío súper trabajador, y que se esfuerza una barbaridad, y tú, Carlos, tienes un talento brutal para la edad que tienes, ojalá tuvieras un coche competitivo.
Nos quedamos todos mirando a Seb con ternura, él se sonrojó y miró hacia otro lado, girando la botella sin mucha fuerza. Tras dar tres lentas vueltas, la botella se detuvo.
—Joder, sí, ya era hora— A Carlos se le veía emocionado.
—¿Prueba o verdad, Sainz?— preguntó Max.
—Hombre por favor, prueba.
Seb habló, todavía con algo de vergüenza —Báilale a alguien, así en plan sexy, ya sabes— se rió.
—¿A quien yo quiera?— preguntó Carlos, y Seb por su parte se encogió de hombros.
El español se quedó mirando al techo, pensando, y sin tardar mucho, dijo riendo —Hola Chloe—
"Mierda, ¿esto va en serio?" pensé, y mientras tanto el chico ponía reguetón en spotify, a la vez que empezaba a moverse de forma sensual, se le veía cómodo. Se acercó a mí despacio y me tendió una mano para que me levantara del suelo, una vez estuve de pie, Carlos se pegó a mí como una lapa, movía sus caderas al ritmo de la música, y por lo tanto, también me movía a mí. Hizo un giro para que mi espalda quedara en su pecho y siguió bailando y frotándose, no estaba segura de si aquello me gustaba o era incómodo. Los demás sonreían de lado y vitoreaban de vez en cuando, en realidad era divertido.
La canción acabó y todos aplaudieron, volví a mi sitio y me senté, Carlos hizo lo mismo, aunque él tardó un poco más.
Esta vez, fui yo la que hizo girar la botella, y Lando fue el (des) afortunado, según cómo se mire. La pregunta era fácil de formular, pero no creo que para él fuera fácil responderla.
—Eres el más joven, Lando, lo que significa que eres una hormona con patitas— qué gracioso me resultaba Dan —¿quien te gusta?— el australiano había dado un montón de vueltas para llegar a una pregunta súper directa.
Norris abrió mucho los ojos de golpe, y se puso color Ferrari —Na... Nadie— dijo, aunque eso no colaba, con nosotros.
—Venga tío, díselo, no es para tanto— al parecer, Carlos lo sabía.
—Se... Se llama... Rose... Es... Es mecánica de McLaren...— consiguió decir el chico tras mucho insistir.
Verstappen rió —Así que te la has buscado lista y todo—
—Vaya partidazo, Norris— Leclerc le sonreía.
Y Lando se dio cuenta de que su secreto no estaba en tan malas manos.
La botella giró, y se dirigió al único participante restante.
—¿Prueba o verdad, Charles?— pregunté, y él, algo dubitativo, eligió prueba.
Vettel, que miraba el móvil distraído, nos enseñó la pantalla —Esto— dijo seguro.
Era una especie de reto, en el que Leclerc iba a tener que ponerse algún alimento en los labios, besar a alguien, y que el otro adivinase qué era.
—Lo harás con Verstappen— sentenció Seb divertido, y apenas sin dar tiempo, Ricciardo le vendó los ojos a Max con un calcetín.
—Espero que esté limpio al menos— pidió el Red Bull.
Ricciardo se rió —Si... Claro... —
No tardamos en encontrar algo que ponerle a Charles en los labios, cogimos un frasco en miniatura de mantequilla de cacahuete que había en el set de bienvenida y untamos al chico, que se acercó a Max poniendo morritos, y un poco con cara de asco. Con los ojos bien cerrados, Verstappen lo esperaba con una mueca extraña, que desde luego, no indicaba agrado.
Los labios de ambos chicos se juntaron y separaron con velocidad.
—¡Mantequilla de cacahuete!— Max fue rápido.
No tardamos en recoger lo que habíamos ensuciado, y los chicos se fueron de mi habitación, despidiéndose todos dándome un beso en la mejilla antes de salir por la puerta.
—Lo he pasado genial, ¡nos vemos mañana!— dijo Charles.
—Buenas noches— se despidieron Lando y Carlos.
—Ha sido un placer, Chloe— Dan hizo una reverencia tonta.
—¡Descansa!— dijo Max.
Vettel era el último de la fila, sin decir nada más, se acercó, me dió un beso cerca de la comisura del labio, y desapareció por el pasillo, dejándome allí con una cara de estúpida increíble.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro