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Epílogo


Había pasado un año desde la graduación, y me iba muy bien en la universidad. Mateo había cumplido su palabra de pagar el resto de mi matricula, y ya que teníamos un año siendo novios y yo también hacía cosas por él, ya no me daba pena aceptar dinero de él.

Los primeros meses pagaba antes de tiempo, así Mateo no tenia que gastar de su dinero, pero ya no me importaba; definitivamente después de un año muchas cosas dejan de darte pena, jeje.

Hoy era sábado por lo que mi intención era pasar el mayor tiempo en la cama. Desde hace rato había estado dando vueltas entre las cobijas, pero me rehusaba a levantarme. Mis planes se arruinaron cuando mi celular sonó.

— ¿Alo? —dije aun soñolienta.

— ¿En serio sigues dormida? Ya son las diez de la mañana —hablo Mateo del otro lado.

— Grrrr —gruñí en señal de queja.

— Bueno, te iba a decir para hacer un picnic en la montaña, pero veo que amaneciste floja.

— Ayer entrene hasta tarde, no me regañes, además tengo que descansar para el juego de mañana.

— Esta bien, ¿Dia de películas?

— Shi —respondí como una niña malcriada.

— ¿En tu habitación o en la mía?

— Puede ser en la mía, mi compañera no va a llegar hasta mañana.

— Perfecto, hasta pronto, te amo.

— Yo también te amo —dije colgando la llamada.


Se preguntaran como ha resultado durante este año la relación entre los dos. Pues bien, gracias a estar en la misma universidad nos vemos casi todos los días, así que hemos disfrutado del tiempo juntos. La reputación de Mateo cambio de ser el chico mujeriego de la secundaria, a ser el chico dominado por su novia, claro que yo no tengo ningún problema con eso, y Mateo tampoco. Las personas exageran ya que simplemente no entienden que tengamos un año juntos y aun estamos enamorados como el primer día.

Y seguramente también se estarán preguntando sobre el sexo, pues bien, Mateo a sido todo un caballero y no ha pasado los limites. Reconozco que hay días en los que lo he notado frustrado y me mira con deseo, así que complazco algunos caprichitos, (imagino que no tengo que ser completamente explicita ¿No?); algunas otras veces le he pasado fotos (ustedes saben), y no pido detalles de lo que hace con ellas, prefiero que sea así.

En resumen, ha sido un buen año que hemos logrado que funcione, aceptando al otro como es, y al mismo tiempo cediendo un poco en lo que el otro quiere mientras ninguno se sienta mal por ello.


A las horas Mateo llego a mi habitación con chucherías y jugo. Acomodamos todo en la cama y colocamos netflix en mi laptop.

— Es mi turno de escoger —dije animada.

Mateo suspiró con cansancio porque sabia que buscaría algo romántico, y por supuesto eso hice. Aunque él odiara admitirlo sabia que en el fondo le gustaba, sobre todo porque sacaban mi lado mas sensible y me volvía mas cariñosa.

Al terminar de película Mateo puso la laptop en el escritorio de mi cuarto y regreso a la cama.

— Que tortura —puse los ojos en blanco—, debería ser recompensado por ser obligado a ver eso.

— Siempre sales con eso.

Mateo sonrió y comenzamos a besarnos, después de un año ambos estábamos adiestrados en el los movimientos que hacia el otro.

Mateo comenzó acariciar mis muslos, cuando me tomaba de la pierna derecha sabia que quería se me sentara arriba de él, así que me gire hasta quedar ahorcadas encima y el acostado boca arriba. Seguimos besándonos mientras acariciaba sus cabellos y el mi trasero. Si soy sincera ya estaba acostumbra y aunque al principio me ponía nerviosa, ahora lo veía lo mas normal del mundo.

También era normal que sintiera la dureza de la entrepierna de Mateo, pero por lo general solíamos ignorarlo como si no estuviera ahí, para evitar problemas entre los dos. Algunos días, como hoy, Mateo estaba especialmente excitado y solía pedirme otras cosas.

— Se que no te gusta —dije en susurro—, pero podrías tocarme ahí.

Mateo tenia suerte que había dormido lo suficiente y estaba de buenas, además ver la película había hecho que mi lado tierno y romántico saliera a flote.

— Hare algo mejor —dije con una sonrisa picara.

En un movimiento lento me saque la camiseta y luego desabroche el sostén. Los ojos de Mateo brillaban como nunca antes había visto, y me causaba gracia.

— No me hagas esto —dijo en un tono suplicante.

— ¿No querías verme desnuda en persona? —jugué.

— Si, pero... estas tan cerca, es una tortura resistir.

— No lo hagas —dije inclinándome susurrándole al oído.

Mateo me miro fijamente intentando descifrar si estaba hablando en serio o no. Yo solo sonreí con picardía en respuesta.

En un movimiento rápido Mateo me tumbo a la cama y ahora era él quien estaba encima de mí.

— No me provoques si después te vas arrepentir —dijo mirándome fijamente.

— Esta bien —dije con seguridad.

Mateo siguió besándome mientras sus manos recorrían mi torso desnudo.

Con el tiempo esta clase de caricias se habían vuelto natural para mí, y no algo invasivo como había sido al principio con otras personas; mientras iba pasando el tiempo fui experimentando cosas nuevas con Mateo que poco a poco fueron abriendo mi mente y fui entendiendo cuando una vez la psicólogo María me dijo que algunos asexuales podían tener sexo con sus parejas para complacerlas. Al principio me parecía como un sacrificio que hacia una pareja por la otra, pero con Mateo entendí que era todo lo contrario, era satisfactorio el hecho de verlo tan vulnerable por mí, aunque yo no me sintiera igual.

Antes de darme cuenta Mateo estaba desnudo y tenia su mano en mis pantis, me miraba pidiéndome permiso.

— Hazlo antes de que me arrepienta.

Mateo soltó mi ropa interior y me miro fijamente.

— Si no quieres, no hare nada.

— Si quiero —dije besándolo.

Mateo termino de desnudarme y no voy a negar que estaba nerviosa por todo lo que había escuchado de la primera vez. Pero Mateo siguió besándome y frotaba su parte contra la mía sin hacer mas nada. No voy a negar que sentía un cosquilleo, pero no era como lo hacían ver las películas o los libros. 

Estuvimos así un rato, cuando un pequeño ardor me alerto.

— ¿Esta adentro?

Mateo soltó una risa.

— Si.

— Jum, pensé que seria peor.

— Y tu temblando.

— Es que hace frio.

Nos reímos y seguimos besando y acariciándonos, hasta que a los pocos minutos Mateo se aparto de mi dejándose caer en la cama jadeando y sudando.

— ¿Qué paso?

— Termine.

— ¿De verdad? —dije aguantando la risa.

— No me culpes, es difícil reprimirse después de tanto tiempo.

Comencé a reírme y aunque a Mateo al principio no le dio gracia termino cediendo.

— ¿Te gusto? —preguntó.

— Si, ¿Y a ti?

— Por supuesto —dijo con una gran sonrisa— ¿Es decir que ya no eres asexual? —preguntó acariciando mis cabellos despeinados.

— Yo no dije eso.

— Pero te gusto.

— Si, me gusto como un jugo de Fresa.

— Ese jugo casi ni te gusta.

— Exacto, prefiero otros sabores, pero tampoco me disgusta, y si tengo que tomar jugo de fresa por ti, lo haría sin problemas.

— No se como tomarme esa comparación, jamás se habían quejado de mí.

Le di un empujón mientras ponía los ojos en blanco.

— Tendrás que pedir un milagro si quieres que grite tu nombre.

— ¿Podrías al menos fingir?

— Podría.

Ambos nos reímos y volvimos a besarnos.

Después de ese día los encuentros íntimos fueron mas regulares, aunque había días que de verdad no estaba de ánimos, pero eso le pasa incluso a la persona mas sexual ¿No?

Aunque al principio fue difícil para Mateo saber cuando estaba dispuesta y cuando no, logramos llegar a un ritmo en el que ambos estábamos satisfechos, y aunque el futuro es incierto, estaba muy feliz con mi presente.










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