Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

Alejandro estaba tumbado en el suelo aturdido, sin haber entendido todavía lo que había ocurrido. Mateo, que había aparecido de la nada, lo tomó por la franela alzándolo y volviéndolo a golpear contra el suelo.

— ¿¡En que estabas pensado!? —gritó el rubio.

Aproveche el momento de confusión para acomodar mi ropa, ponerme de pie e irme lo mas lejos de ellos dos de la habitación.

— Pero... ¿Qué haces? —reaccionó Alejandro comenzando a entender quien lo había golpeado.

— ¿¡Tú que haces!? ¿¡Acaso planeabas violarla!? ¿¡Que demonios te ocurre!?

Con cada pregunta Mateo zarandeaba a Alejandro contra el piso. Él pelinegro se veía completamente indefenso ante él.

La rubia que había estado en la cafetería con Mateo observaba la situación de lejos, pero al fijarse en mi y en el estado que estaba se apresuro a acercarse y preguntar por mi bienestar.

— Oh dios mío —dijo casi con pena— ¿Estas bien?

— S-Si.

— Solo quería terminar nuestra cita con broche de oro —se excuso Alejandro aun dominado por Mateo.

— Que no escuchaste que no quería.

— Todas las chicas quieren.

El tono de su afirmación solo hizo que temblara aun mas, pero ahora mas de rabia que de miedo.

— Ella no, imbécil.

Mateo le dio un puñetazo en la cara para luego soltarlo por fin.

— Lárgate de aquí, y no quiero verte mas nunca en la cabaña de mi familia.

Alejandro miro a Mateo con indignación, pero obedeció al instante, a los pocos segundo pude escuchar el motor de su auto alejarse.

La "amiga" de Mateo me ayudo a sentarme y me sirvió un vaso con agua, le di las gracias y me sentí mal por haber pensado cosas tan banales de ella solo por ser rubia.

— ¿Cómo te sientes? —preguntó la chica.

— B-Bien, por suerte no paso nada del otro mundo.

— Aun así debió ser una experiencia muy fea —dijo tomándome la mano en un intento de apoyo.

Luego de que Alejandro se fuera, Mateo se quedo parado en una esquina manteniendo la distancia, observando desde lejos.

— ¿Entonces es tu cabaña? —el chico asintió.

— Suelo hacer fiestas aquí, los chicos saben que aquí no vive nadie; sabia que algunas veces traían a chicas a este lugar —dijo mirando al suelo.

— ¿Tu sabias que me traería aquí?

— No, yo... —miró al suelo como si buscara la respuesta en el, luego intercambio unas miradas incomodas con la chica rubia—, supongo que tuvimos la misma idea.

— Bueno —agrego la chica—, lo importante que es llegamos justo a tiempo, debes estar cansada, ¿Imagino que quieres ir a casa?

Asentí levemente.

— Supongo que la llevaremos ¿Verdad, Mateo?

— Si, claro —respondió el rubio sin mirarme—; no es como si la fuera a dejar en medio de la nada.

Sin perder tiempo nos subimos al auto de Mateo en absoluto silencio, y así fue durante todo el viaje, agradecí que no molestaran con preguntas y que tampoco me aturdieran con conversaciones banales para subir mi animo, silencio era justo lo que quería y necesitaba para ordenar mis emociones de ese momento.

Al llegar a mi casa un simple "Gracias" y "Buenas noches" fue suficiente para despedirnos.


Me encerré en mi cuarto y me acosté directo en la cama, comencé a llorar sin saber muy bien el motivo hasta quedarme dormida. Al día siguiente me levante temprano con una gran ansiedad. Sentía un revoltijo en mi estomago que no lograba quitarme con nada, no tenia ganas de hacer nada, ni de hablar con nadie. Escuche muchas notificaciones en mi teléfono pero no tenia intenciones de mirarlo por muchos años.

Caminaba por mi cuarto sin poder quedarme tranquila, me volví a sentir como la niña hiperactiva que era encerrada en un corral, ahí fue cuando supe que la mejor idea era retomar un viejo habito: trotar en el parque.

Me puse un mono y una camiseta suelta, mis padres aun dormían y fue cuando me di cuenta que apenas eran las seis y media de la mañana. Mucho mejor.

Al salir la brisa de la madruga y el olor a roció me hizo sentir una calma que ninguna palabra de un amigo o de mis padres hubiera hecho. Camine hasta el parque central calentando mi cuerpo.

A esa hora todo estaba tan tranquilo, sereno, solo se escuchaban los arboles moverse y algunos parajitos que cantaban anunciando que estaba saliendo el sol.

Al llegar al camino principal del parque comencé a trotar sintiendo la brisa fría en mi rostro, ya había olvidado lo delicioso que se sentía. Me permití liberarme de mis pensamientos, mientras mas rápido trotaba mas dejaba atrás los recuerdo de la noche anterior. 

El miedo lo había dejado esa misma noche en la cabaña; nunca he sentido que el miedo me paralice y esta vez no seria la primera. Pero lo que mas perturbaba era la impotencia, la impotencia de no haber podido protegerme a mi misma, de no haber podido hacer nada, de sentirme indefensa, e incluso la impotencia de sentir que era mi culpa, mi culpa por ser diferente, ¿Por que no simplemente disfrutaba de esos momentos como todas las personas? ¿Por que volvía todo tan complicado? Jamás tendría una relación normal.

Había un puente que cruzaba una especie de estanque del parque, me detuve en la baranda y deje caer medio cuerpo afuera. Aunque era extraño esa posición, se sentía relajante, miraba las ondas en el agua e incluso unos patos nadando debajo de mi, sentía la sangre subiendo a mi cerebro sintiendo que me hacia pensar mejor y me daba claridad.

— Espero que no estés pensando en tirarte —escuche una voz conocida.

"Siempre arruinando la ocasión."

— Últimamente apareces en los peores momentos —dije levantando mi torso para ver a Mateo.

A simple vista se ve que había estado trotando, su cabello mojado, el rostro colorado y la ropa deportiva lo delataban

— Por suerte para ti, deberías darme las gracias.

— Ya lo dije varias veces ayer y no pienso decirlo mas.

Mateo sonrió con su típica picardía, aunque esta vez se notaba mucho mas sincera.

— Me alegro verte con el mismo carácter podrido de siempre, me hubiera entristecido que los eventos de ayer te hubieran ablandado. 

— Todo lo contrario —dije mas firme de lo que me sentía.

Mateo asintió aun sonriendo y volvió a colocarse los audífonos para seguir trotando.

Lo vi alejarse un poco desconcertada, debía admitir que esperaba un trato mas comprensivo después de lo ayer, pero por un lado hubiera odiado que me tratara con lastima o algo parecido; era lo ultimo que quería recibir en estos momentos, de hecho me gusto que me tratara como siempre, como si algo como lo de ayer pudiera siquiera afectarme en los mas mínimo.

Sonreí, pero inmediatamente sacudí la cabeza, no era momento para hacerme falsas ideas.

Seguí trotando, casi corriendo, en la misma dirección de Mateo; a lo lejos vi su silueta que iba trotando bastante lento. Sonreí ante la idea de revivir la carrera del otro día y ganarle. Así que no lo pensé dos veces en acelerar el paso y rebasarlo.

Le pase por un lado como si no nos conociéramos. Por supuesto el entendió inmediatamente mis intenciones y comenzó acelerar el paso.

Estuvimos varios segundos a la par acelerando poco a poco el paso, podia sentir la adrenalina subir por mi cuerpo. Al principio los dos estábamos como si no supiéramos a que iba la cosa, hasta que llegamos al puente donde nos habíamos encontrado entendiendo que era era la meta. Ambos comenzamos a correr con todas nuestras fuerzas, el sonreía y yo también. 

En cuestión de segundos Mateo tomo una ventaja considerable, así que utilice una táctica femenina infalible: fingir un tropiezo. Bueno, si me tropecé un poquito, pero prefería que Mateo pensara que era una tramposa a que me había tropezado de verdad.

Tumbada en el suelo comencé a quejarme y Mateo se detuvo para acercarse a mi. Cuando llego a mi posición comencé a correr con todas mis fuerzas y Mateo también, llegando los dos al mismo tiempo al puente.

— Eres una tramposa —se quejo inmediatamente, aunque se reía.

— No pensé que cayeras en un truco tan barato —dije tratando de disimular que me estaba acariciando el tobillo adolorido.

— Jajajaja, si te tropezaste ¿No? Preferiste caerte a aceptar que ibas a perder.

— Desde mi punto de vista fue un empate. 

— Espero que no seas igual de tramposa en las elecciones de presidencia.

Lo mire con duda sin saber muy bien a que se refería y su rostro cambio como la de alguien que sabe que acaba de meter la pata.

— ¿De que estas hablando?

El tardo en responder.

— La escuela volverá hacer elecciones para elegir un nuevo presidente, ya que consideran que has estado muy ocupada y no has cumplido tus funciones como se deben. 

Me cruce de brazos y mi mandíbula cayo con indignación.

— Tu tuviste que ver con eso ¿Verdad?

Guardó silencio.

— Tss, increíble —dije negando con la cabeza enojada.

— Podrás volver a postularte, y si eres tan buena como dices, volverás a ganar —dijo con indiferencia, pero parecía querer espiar algo de su culpa con eso.

— Y tu te postularas ¿No? —simplemente asintió— Por supuesto que si, si no porque te tomarías tantas molestias. Chico popular, ganador de campeonatos y ahora presidente, prácticamente el candidato oficial para la beca.

Comencé a girar sobre mi propio eje tratando de disipar mi enojo, pero era imposible.

— ¡Cual era la necesidad! ¿Eh? ¿Para que quieres la beca? ¿No tienes suficiente con los ricachones de tus padres?

Mateo cambio su semblante inmediatamente, y ahora también estaba bastante molesto.

— ¿Y eso a ti que te importa? —escupió—, eres tan engreída que crees que todo gira alrededor de tu ombligo.

— ¿Yo? Tu eres un engreído —dije defendiéndome, pero ya Mateo había dado media vuelta para irse, dejándome con la palabra en la boca—, claro, ¡Huye cobarde!

***

Mateo

Mientras hacia mi rutina de los domingos, me pareció ver una silueta conocida en el puente. Me llamo la atención por como dejaba caer su cuerpo por fuera de la baranda; por un momento pensé que tal vez era una vagabunda de las que dormía en la noche en los parques, pero medio mucha mas risa cuando la reconocí. 

— Espero que no estés pensando en tirarte.

— Últimamente apareces en los peores momentos.

Dijo levantándose para mirarme.

En sus ojos vi la misma chispa de siempre, esa que no iba a dejar que nada ni nadie apagara, y sinceramente me alegro. No había podido pegar un ojo en toda la noche mientras recordaba la escena de ayer, cada vez que lo pensaba volvía a sentir la ira recorriendo por mis brazos para apartar Alejandro de ella, incluso había pasado toda la noche descargando mi ira por mensajes de textos con Alejandro, quien al final aceptó su error, al menos.

Pero de lo poco que comenzaba a conocer a Lucía, percibía que no se dejaría apagar por un pequeño contratiempo. Así que palabras de aliento y amabilidad estaban demás. La Lucía que estaba empezando a conocer, odiaría eso.

— Por suerte para ti, deberías darme las gracias —bromeé.

— Ya lo dije varias veces ayer y no pienso decirlo mas.

Era justo la respuesta que esperaba escuchar, y sonreí.

— Me alegro verte con el mismo carácter podrido de siempre, me hubiera entristecido que los eventos de ayer te hubieran ablandado.

— Todo lo contrario.

Ella no me necesitaba, no necesitaba a nadie, solo necesitaba tiempo, así que decidí seguir trotando y darle su espacio.

Cuando me rebasó con su clara intención de retarme, no pude evitar sonreír satisfecho de tener una competencia digna.

"Que gane el mejor."

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro