Capítulo 4
Toque la puerta dos veces antes de escuchar un "Adelante".
Entre y una señora joven de anteojos me recibió con una sonrisa. Por su mirada parecía una mujer de experiencia y mucho mayor a lo que su cuidada piel quería engañar.
— Toma asiento, por favor.
Me senté en la silla que estaba en frente de su escritorio. La oficina de psicología era bastante pequeña en realidad, apenas y cabía el escritorio y nosotras dos; además los cuadros con diplomas en la pared daban un sensación de ambiente aun mas cerrado y sobrecargado.
— ¿Cómo es tu nombre? —dijo tomando una especie de formulario en blanco.
— Lucía Garcia.
— Mi nombre es María, es un placer ¿Qué te trajo a mi despacho, Lucía?
Me quede unos segundos en silencio jugando con las uñas de mis manos, en realidad no tenia muy en claro que esperaba al venir acá.
— Aprender un poco mas, supongo.
— ¿Alguien te recomendó? —preguntó.
— Paula Montero.
— Oh, ya veo —dijo mirándome de arriba abajo, como examinándome—; ¿Tal vez tienes una confusión con tu orientación sexual?
— No —respondí segura—, me gustan los chicos, de hecho a veces soy muy enamoradiza.
Abrí los ojos asombrada de mi misma, casi nunca admitía eso en voz alta, y menos delante de alguien que acababa de conocer.
— ¿Y por que crees que Paula te sugirió venir acá?
— No se —me encogí de hombres—, creo que piensa que tal vez soy homosexual.
— ¿Y por que crees que piensa eso?
— Porque la pe..., una chica esta corriendo rumores sobre mi.
— ¿Y que rumores dice sobre ti?
"Cuantas preguntas."
— No lo se, pero seguro nada bueno.
— ¿Y estos rumores te preocupan?
— Pss, me da igual lo que digan —dije cruzándome de brazos.
— Y si los comentarios no afectan en ti ¿Por que crees que sentiste la necesidad de venir aquí?
Abrí la boca para responder, pero la cerré tan rápido cuando descubrí que no tenia una respuesta.
— Tal vez tenga dudas.
— ¿Dudas sobre que?
— De si hay algo mal en mí.
— ¿Por que crees que hay algo mal en ti?
Con cada pregunta sentía la necesidad de hablar mas y mas. Era increíble la confianza que transmitía María y como con cada pregunta querías contarle toda tu vida.
— Porque aun soy virgen.
Creí ver una sonrisa en la cara de la psicólogo, pero mantuvo su compostura seria.
— ¿Y por que crees que eso esta mal?
— Bueno, ¿Usted es sexólogo, no? —dije señalando uno de sus diplomas— Usted dígame.
— Bueno, yo no veo nada de malo, aun eres joven, es normal. Tal vez sientas presión porque cada vez la juventud quiere crecer mas rápido, experimentar deprisa; y a veces ni siquiera disfrutan de la belleza de la niñez, la juventud, el enamorarse, y cuentan los minutos para ser adultos. Tal vez tus amigas ya han experimentado la sexualidad y te sientes una niña o fuera de lugar cerca de ellas.
— No —dije muy segura—, mi mejor amiga es una pervertida sexual, y nos llevamos muy bien.
María soltó una risita.
— Ok, ¿Y tu y tu amiga hablan mucho sobre la experiencias que ha tenido ella?
— Ushh, si, muchas veces contra mi voluntad, y con mas detalles de los que me gustarían.
Dije con un escalofrió.
— Por tu gesto parece que te desagrada que ella te hable de eso.
— Si, a veces me parece un poco... no lo se, asqueroso.
— Tal vez no te gusta escucharla porque te da algo de ¿Envidia?
— ¿Que? ¿Envidia? Pss, si yo quisiera haría las mismas cosas con mi novio, bueno, ex-novio, no se muy bien como quedamos.
— ¿Y cuanto tiempo tienes o tenias con tu novio?
— Cinco meses.
La psicólogo asintió.
— Se podría decir que es un tiempo considerable para una relación de chicos de tu edad, que suelen durar poco tiempo. ¿Por que aun no han intimidado?
— Por que no quiero —respondí sin mas.
— ¿Sientes culpa si piensas en tener relaciones sexuales con tu novio?
— No, para nada.
— ¿Incomoda?
— Mmm, puede ser, es que nunca he sentido ese... impulso, no lo se.
— ¿Y con chicas?
— Menos.
— ¿Has pensado que eres asexual?
Guarde silencio mirando al piso. No me gustaría reconocer que lo he pensado.
— ¿Qué te molesta, Lucía? ¿Crees que hay algo malo con ser asexual? —dijo ante mi silencio.
— Pues es extraño ¿No? Digo, todos dicen que el sexo es fundamental en una pareja. El mundo gira alrededor del sexo, hay muchas películas y libros que se hacen famosos solo por tener escenas de sexo, la gente paga por sexo.
— Es importante reconocer que la sexualidad es una experiencia personal y única para cada individuo, y que no necesariamente debe ser influenciada por las normas culturales, sociales o todo lo que se ve en las redes o televisión. Aunque es cierto que para muchas parejas el sexo es muy importante como parte de su intimidad, hay otras parejas que no, y son igual de felices.
— Mis padres se morirían —dije más para mi misma.
— ¿Tus padres mantienen una relación sexualmente activa?
— Tan actividad que por ellos no se despegarían en todo el día.
María hizo lo posible por no hacer una mueca ante mi comentario.
— Ya que tus padres son tu principal modelo, tal vez tengas la perspectiva de que una pareja debe ser sexualmente activa para funcionar.
— Bueno, no es solo por mis padres, es lo que todos dicen.
— Como dije antes, la sexualidad es algo individual, cada quien lo experimenta de formas distintas. Y si en tu caso te inclinas mas a la asexualidad, es completamente aceptable también.
— Pero no soy asexual, yo quiero casarme, tener hijos, encontrar mi príncipe azul.
— Muchas personas asexuales todavía experimentan atracción romántica y tienen deseos románticos, al igual que las personas sexuales, pero sin sexo. Es completamente válido que las personas asexuales quieran tener relaciones románticas, ya que los lazos románticos pueden experimentarse por separado del deseo o la atracción sexual.
— Y-Yo no entiendo... admito que si lo he pensado pero... ¿Pero como podría funcionar eso? Los hombres solo piensan en sexo.
— Para una gran mayoría es muy importante, si; pero no es correcto englobar a una persona por su genero, todos somos únicos.
"Dígale eso a todos los chicos de la escuela."
— Cuando conozca a uno me lo presenta, estaré encantada —dije con algo de sarcasmo.
— Si te cierras a las posibilidades nunca lo encontraras. No todo es blanco y negro.
— De todas formas no creo que sea Asexual —dije acercándome al escritorio con entusiasmo—, amo las películas y series románticas y cuando viene una parte de intimidad siento algo aquí —dije señalando la boca de mi estomago— y es como un no se... un suspiro, un anhelo, me parece super romántico y a veces desearía estar ahí en esa escena —termine hablando mas rápido de lo esperado.
— Bueno, como dije antes, la asexualidad como orientación se trata de cómo experimentas la sexualidad. Si no te sientes atraído sexualmente por las personas o no tienes un deseo intrínseco de tener sexo con otras personas, eso está separado de las cosas que miras o lees. Hay muchas cosas que disfrutamos ver en nuestro entretenimiento que no queremos en la vida real. Piense en algunos momentos dramáticos, como un automóvil que se precipita por un acantilado, luego cae por un terreno rocoso y luego estalla en llamas. Estaría bien nunca vivir eso, personalmente, y probablemente tú también lo estarías, aun así es emocionante verlo en las películas.
"Buen punto."
Me quede unos segundos en silencio analizando, la verdad todo lo que había dicho la psicólogo me hacia sentir identificada, pero aun habían cosas que daban vueltas en mi cabeza.
— Solo tú puedes saber si eres asexual o no, pero puedo darte puntos de partida para examinar esto —continuo María— ¿Estás tomando decisiones para no actuar según los impulsos que te pide tu cuerpo, o careces de ellos por completo?
Recordé todas las veces que Pablo tanteo en un intento de provocarme y la verdad es que simplemente no me producía nada.
— Algunas veces si, otras no —dije con duda.
— ¿Tu falta de sexualidad te hace sentir que te estás conteniendo o descuidando algunas de tus necesidades?
— ¿Eh?
— ¿Te sientes frustrada o mal humorada por no tener relaciones sexuales?
— Para nada —salió sin siquiera reflexionar.
— Bueno, son puntos de deberías meditar si quieres encontrar las respuestas.
Me recosté en mi silla reflexionando, la verdad me sentía bien como estaba, de hecho, las veces que sabia que Pablo tenia dobles intenciones cuando me invitaba para salir, inventaba cualquier excusa, pero mi cabeza solo me regresaba al mismo punto ¿Y si solo era miedo?
— Si eso es todo, te invito a que reflexiones en tu casa, cualquier duda no dudes en venir.
— Otra pregunta —dije antes de levantarme.
— Dime.
— ¿Puede ser que simplemente no haya encontrado a la persona correcta?
— Por supuesto, hay muchos aspectos psicológicos y biológicos que hacen que sintamos mas atracción por una persona u otra. Pero mas que analizar a la persona con la que estas, deberías analizarte a ti, y como te sientes en general con la sexualidad.
— Mmm, hoy saldré con un chico que apenas conozco, seria bueno probar a ver que siento ¿No cree?
María sonrió con compresión y dulzura.
— Podrías, si. Aun así insisto en que no busques las respuestas en terceras personas, si no en ti misma. Hay personas que han tenido malas experiencias con ciertas personas, aun así no dejan de sentir atracción sexual, y podría pasar al revés ¿Por que no? Así que no dejes que la relación con cierta persona determine como manejaras tu sexualidad.
***
Estaba en la sala de mi casa esperando que a que Alejandro pasara por mi, la corneta se escucho desde afuera y me despide de mis padres que evidentemente estaban contando los segundos a que vinieran por mi para hacer sus cochinadas.
Alejandro era de una familia de clase media alta, y sus padres le habían regalado el año pasado un auto deportivo de los últimos en salir; recuerdo que había sido una sensación ese año ya que había sido de los primeros alumnos en tener auto propio. Aun brillaba como nuevo.
Alejandro bajo para abrirme la puerta del copiloto lo cual me tomo por sorpresa.
— Gracias.
El sonrió al ver mi cara de asombro.
Dio la vuelta y subió nuevamente al puesto del piloto, mientras lo miraba por la ventana pude ver que se había puesto una camisa azul oscuro y un pantalón negro. Me preocupe al pensar que solo me había puesto un jean y suéter y me cuestione a donde iríamos.
— Te ves linda —dijo al subir a su auto.
— Que suerte que lo digas, porque justo me estaba cuestionando que no había venido de la manera correcta.
— Oh no te preocupes, estas perfecta, tal vez fui yo quien exagere un poco —respondió con una sonrisa arrogante.
Tal vez era el momento de responder con un cumplido, pero su sonrisa me decía que ya tenia el ego bastante alto, así que me haría un poco la dura.
Llegamos a una cafetería muy famosa en la ciudad y sobre todo entre los estudiantes del instituto; no era la primera vez que venía, pero la verdad me gustaba bastante, así que no me molesto venir acá.
— ¿Te parece bien este lugar? —dijo antes de apagar el auto— Podemos ir a otro lugar si prefieres. Se que es un poco trillado, pero la verdad me gusta mucho y aun no he probado todas las malteadas.
— De hecho me parece perfecto, y también hay malteadas que aun quiero probar.
Alejandro apago el auto y ambos bajamos.
— No esperaste que te abriera la puerta —dijo al verme abajo.
— Gracias a Dios no me faltan las manos.
Ambos sonreímos y nos dirigimos adentro.
El lugar era muy colorido y pastel, nos sentamos en una mesa e inmediatamente una mesera nos llego con el menú. Pedimos unas malteadas para comenzar y nos quedamos hablando mientras esperabamos.
— ¿Qué te llevo a formar el equipo de voleibol? —me preguntó.
— La verdad fue algo al azar, no es como que el voleibol allá sido mi pasión toda la vida. De pequeña era muy hiperactiva y tenia mal temperamento.
— ¿Tenías? —dijo burlón.
— Mejor no me busques —respondí sin ofenderme, la verdad Alejandro era de las personas que tenían un carisma natural—, en fin. Mis padres me metieron en muchos deportes para ayudar a controlar mi energía; natación, voleibol, futbol, rugby. Y cuando sentí la necesidad de seguir con los deportes se me ocurrió hacer el equipo de voleibol.
— ¿Rugby? —dijo asombrado.
— Si —dije arqueando una ceja— no dure mucho por mi tamaño, pero eso no impedía que me lanzara contra las otras chicas.
Alejandro comenzó a reírse.
— No me imagino tú, toda pequeña intentando saltar encima de esas chicas que son mas altas que yo.
— ja, ja —dije haciéndome la ofendida—, hubiera sido una gran jugadora.
— ¿Y así que también jugaste futbol? Tal vez algún día puedas entrenar con nosotros.
— No, gracias, la verdad tengo un mal concepto sobre los chicos del equipo de futbol —dije rotundamente.
Alejandro abrió la boca sobreactuando su asombro.
— ¿Así que tienes un mal concepto de mí?
— Mmm no lo se, ya veremos —dije tomando y mirando mi bebida.
El chico rio e hizo lo mismo.
Cuando alce mi mirada Mateo estaba parado al lado de nuestra mesa abrazando a una rubia de esas superficiales, clones de Ofelia, con las que solía salir.
— Pero que rara combinación —dijo burlón al mirarnos.
"Cita arruinada."
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