Capítulo 16
El día de las elecciones llego, pero antes de que los estudiantes votaran ambos candidatos, es decir, Mateo y yo, daríamos un discurso para tratar de convencer a los estudiantes.
Caminaba de un lado a otro, arrugando con mis manos una hoja en donde había escrito el discurso; el sudor frio corría por mi frente y utilizaba la misma pobre hoja arrugada para secarme.
Estaba detrás de la tarima del auditorio esperando a que me anunciaran para salir a dar mi presentación.
— ¿Por qué tan nerviosa? —apareció Julio
— No se si hice bien al cambiar mi propuesta al último momento.
— Oye, tu propuesta es increíble, tranquila —dijo deteniendo mi caminata en círculos—, y si no les gusta son unos idiotas.
— Unos idiotas que no votaran por mí.
— ¿Y qué hay de eso de compartir la beca?
Exhale fuerte al recordar la conversación que había tenido al final del partido de futbol con Mateo.
— Pregunte en la dirección, y es cierto, si la universidad esta entre escoger a dos alumnos le dará una beca por el 80% a cada uno.
— Eso es perfecto, ¿Por qué estas tan preocupada?
— Mateo esta muy enojado, es obvio que ya no quiere compartir la beca, además si gana la presidencia, no tendré ninguna posibilidad contra él aunque tenga las intenciones de compartir la beca.
— Por suerte ganaras —dijo con una sonrisa reconfortante.
— Gracias.
Le di un fuerte abrazo, en primer lugar, por el cariño que le tenía, y en segundo, fue una manera de liberar algo de la tensión que tenía.
— Ya nos van a llamar.
Mateo apareció a un lado bastante serio, me separe de Julio y efectivamente, la directora dijo nuestros nombres para que saliéramos al escenario.
Mateo se coloco del lado derecho del escenario, y yo en el izquierdo.
— Primero escucharemos a la señorita Lucia —informo la directora dándome el paso hacia el micrófono.
Me acerque con paso decidido intentando disimular mis nervios.
— Buenos días —dije carraspeando la garganta.
Los alumnos parecían aburridos y desesperado por que esto terminara rápido y votar por el primero que les apareciera en la hoja.
— No quiero quitarles mucho tiempo.
— Gracias —grito alguien entre la multitud, haciendo que todos rieran.
Yo también reí, más por ser simpática que por otra cosa.
— Yo también soy bastante impaciente —continúe—, tan impaciente que termino adelantándome a los acontecimientos y meto la pata —dije lanzando una mirada disimulada hacia Mateo—, es por eso que esta vez me llene de paciencia, y en vez de querer abarcar tantas cosas como suelo hacer, me enfoque en solo una.
≥ Comencé esta campaña diciendo que apoyaríamos a nuestros amigos y compañeros de la comunidad LGBT. Estoy segura que muchos de ustedes han visto el video en donde prácticamente grito que soy una persona asexual —escuche algunas risas y murmullos—, incluso antes de eso sabía que había rumores sobre mi y mi orientación, y si, es la verdad, soy asexual, y aunque por mucho tiempo ni siquiera yo misma quise aceptarlo, con la ayuda de la psicólogo María, que por cierto, está a disposición de todos ustedes, logre entender que no tiene nada de malo, y que tampoco es algo extraordinario. Simplemente cada uno de nosotros tiene distintas formas de expresar y sentir amor. Pero el punto no es si me gusta el sexo o no —volvieron a reír y la directora me lanzo una mirada nada amigable—. El punto es que mi campaña se basada en ayudarnos a todos a entender y respetar la diversidad y autenticidad que se encuentra en cada uno de nosotros, y hacer que todos nos sintiéramos parte de la misma comunidad, sin discriminación. Incluso recibí una propuesta para permitir que los chicos pudieran venir al baile de graduación en vestido si quisieran.
Pero si de verdad analizamos con cabeza fría, ¿Qué podríamos incluir para apoyar a nuestros compañeros LGBT? ¿Mas educación sobre el tema? ¿Respeto? Pues la verdad deberíamos tener respeto por todos y a todo, independientemente de quien se trate, es de las virtudes mas importantes que deberíamos tener los humanos, y si aun así, con estas nuevas reformas no se sienten aceptados, pues les recomendaría ir con la psicólogo María, y entenderán que lo que digan los demás importa muy poco, mientras te aceptes tu mismo.
Es por ello que el motivo de mi campaña ha cambiado un poco, aunque aun así me asegurare de que se implemente mas educación acerca de todo lo que se trata sobre la sexualidad en una persona, y que eso no nos hace mejores o peores, y que todos merecemos el mismo respeto. En ese mismo orden de ideas quiero hablarles sobre las personas que tienen verdaderamente una discapacidad, y que es algo que se escapa por completo de la mano de todos, como lo son las personas ciegas, inválidos, sordos, mudos, etc. Y por si no lo sabían hay una alumna en esta escuela que es invidente y que lastimosamente tuve el placer de conocerla hace poco, ojala la hubiera conocido desde antes.
Ella escogió esta escuela porque quería convivir con personas como nosotros, "sin limitaciones" y lo digo así ya que en realidad todos tenemos nuestras limitaciones, sean físicas, emocionales, económicas o de cualquier tipo. Pero muchas de estas limitaciones tienen soluciones, algunas fáciles, otras difíciles. Pero estas personas no tienen una cura, todavía no al menos, y tenemos en nuestras manos la posibilidad de volver su día a día mucha mas fácil. Es por ello que si soy presidente lo primero que hare será volver esta escuela inclusiva.
Nuestros libros serán grabados en audio, se modificarán algunos teclados para que sean aptos para invidentes, se instalara un sofware que hable, las instalaciones de la escuela no se podrán mover durante el año y si se hacen se avisara a las personas que precisan saberlo y esto solo son las primeras modificaciones que haría.
Tal vez algunos les parezca absurdo hacer tanto alboroto solo por una alumna, pero nunca sabremos si ella será la única, ninguno de nosotros tampoco podrá imaginarse por los obstáculos que ella debe pasar, y si están en mis manos ayudar al que mas lo necesite, lo hare así sea la minoría. Entendí que al preocuparse por el problema de un amigo, los nuestros se vuelven mas chiquitos. Gracias.
Los alumnos no tenían muy en claro si aplaudir o no, pero Julio comenzó a vitorear con fuerza animando a los demás a hacerlo.
Sonreí satisfecha, no me importaba si no estaban de acuerdo conmigo, haber dicho todo eso me había quitado un peso de encima, y estaba orgullosa conmigo misma, que era lo importante.
— Muy bien... —se acercó la directora al micrófono algo conmocionada—, es el turno del señor Mateo.
Mateo dio dos largos pasos al frente hasta quedar atrás del micrófono.
— Buenos días —dijo muy seguro.
Muchas personas respondieron más animadas a él.
— Todos estarán esperando a que me pare aquí por media hora y diga todo lo que hare por ustedes, incluyendo postres gratis en el almuerzo —varios rieron—, pero en realidad no tengo ningún plan. Tal vez podría haberme parado aquí y haber invitado cualquier cosa, pero si soy honesto, jamás se me hubiera ocurrido cosas tan brillantes como la cabeza neurótica de Lucia hace —dijo señalándome.
Abrí los ojos asombrada sin quitar la vista de Mateo.
— La verdad es que ella siempre ha sido y será la presidente que necesitan, así que oficialmente renuncio a la candidatura. Gracias.
Todos quedamos en shock y nadie hizo absolutamente nada mientras Mateo bajaba del escenario y desaparecía entre las personas.
— Bueno... —dijo nuevamente la directora por el micrófono sacando a todos del trance—, ya que la única candidata es Lucía, seguirá siendo la presidente de esta escuela. Un aplauso, por favor.
La gente aplaudió con duda; sinceramente yo tampoco entendía muy bien lo que acababa de pasar.
Baje del escenario y Julio me recibió con un gran abrazo.
— Lo hiciste increíble ¡Felicidades!
— Gane por Mateo —dije en voz baja aun analizando lo ocurrido.
— Oye no te menosprecies, estoy seguro de que igual hubieras ganado.
— Mateo renunció... —volví a murmurar.
— Ay no, te perdimos —bromeo Julio.
Le di un golpe en la costilla.
— ¡Ay!
— No puedo creerlo, ¿Te das cuenta?
— ¿Qué pegas duro?
— Mateo me dejo ganar, no es el chico egoísta que pensaba.
— ¿Ahora si aceptas que te gusta?
Volví a golpearlo.
— ¡Ya no me des!
— Quiero disculparme con él, he sido muy idiota.
— Como quieras, pero después no vengas llorando.
Sin perder tiempo salí del auditorio y comencé a buscarlo por los pasillos. Vi Mateo caminando a lo lejos con las manos en los bolsillos.
Corrí hasta a él y lo detuve al tomarlo por el brazo. Él se giro con el ceño fruncido, evidentemente molesto porque alguien haya tenido la osadía de agarrarlo de esa manera, pero al verme a mí relajo el rostro.
— ¿Que? —dijo simplemente.
— ¿Por que lo hiciste?
— ¿Hacer que?
— No te hagas el bobo ahora; renunciar a la presidencia.
Mateo se encogió de hombros y miro hacia otro lado.
— En realidad no me interesa ser presidente, y como dije, tu eres quien ellos necesita.
— Gracias.
Mateo soltó su risa arrogante.
— Últimamente escucho mucho esa palabra.
— Últimamente no has sido el idiota que solía conocer.
Mateo pareció sorprendido al principio, pero inmediatamente su sonrisa que odiaba y al mismo tiempo me gustaba, volvió aparecer.
— ¿Eso fue un cumplido?
— No te acostumbres.
Luego de mirarnos por varios segundos sin decir nada, se sintió la tensión en el ambiente, y Mateo fue el primero en cortarlo.
— Bueno, si eso es todo.
— Espera —dije volviendo a detenerlo— ¿Por que quieres la beca?
Mateo soltó un fuerte suspiro y miro al suelo, tal vez pensando en si hablar de ese tema conmigo o no.
— Mis padres se están divorciando, mi madre se canso de que papa la engañe con todas las mujeres que le pasan por el frente, pero papa no quiere el divorcio, y ya que es él, el que trabaja y tiene dinero, si mi madre se separa no piensa darle un peso. Eso incluye mis estudios, ya que el dice que si apoyo a mi madre en "esta locura" tampoco me pagara la universidad.
— Vaya, tu padre es...
— Si —dijo Mateo con mala cara—, prefiero que no sigas con la frase.
— Lo siento, es que me parece muy injusto que termines perjudicado por asunto de parejas.
Mateo se encogió de hombros.
— Tampoco necesito su dinero, igual tenia pensado buscar un trabajo para pagar el 40% de la beca si es que ambos ganábamos.
— ¿40%? Creo que las matemáticas te están fallando, si la beca es de 80% solo tendrás que pagar el 20%.
Mateo sonrió aunque no entendía cual era el chiste.
— La vez que te llame y cortaste la llamada abruptamente te iba a proponer que ambos ganáramos la beca, y que no te preocuparas por el 20% de tu beca, porque la pagaría yo.
Mire a Mateo estupefacta por segundos que me parecieron eternos, Mateo soltó una risa y con su mano cerro mi boca que ni me había dado cuenta que tenia abierta.
— De todas formas —continuo él— la beca es tuya, ahora que sigues siendo la presidente, estas por encima de mi.
— ¿Que? No, tu tienes un campeonato, y buenas calificaciones.
Mateo hizo una mueca con la boca como si fuera de disgusto, pero la verdad se le veía bastante tranquilo.
— Igual no creo que sea suficiente —dijo tranquilamente—, no te preocupes, tal vez un juez haga entrar en razón a mi padre.
— Mateo...
— No tienes que volver a dar las gracias, ya lo se —dijo con su tono arrogante de costumbre.
Sonreí.
— La verdad solo te iba a decir que ya entendí de donde sacaste lo mujeriego —respondí también haciéndome la dura.
— La diferencia esta en que yo no tengo novia —dijo defendiéndose—, así que no le debo nada a nadie, además te sorprendería saber que las chicas son las que abusan de mí.
— ¿Abusan de ti? —dije riéndome.
— Si, solo me buscan por el sexo, ninguna se ha tomado la molestia de conocerme.
Arquee una ceja dudosa.
— ¿Que? A los hombres también nos utilizan ¿Sabias?
— Igual no creo que eso te moleste mucho ¿No?
Mateo sonrió, pero luego tomo un aspecto mas serio.
— Al principio no, es verdad, pero últimamente ya me parece hasta aburrido.
— Tal vez sea hora de que conozca a una chica, y no solo sean encuentros fugaces —dije bromeando, aunque me arrepentí rápidamente.
Mateo asintió, pero muy serio.
— Desde hace unos meses he estado conociendo a una chica.
Sentí un golpe en la boca del estomago, que me dio hasta dolor de barriga.
— ¿Así?
— Si, es la chica mas insoportable que he conocido, pero simplemente no puedo dejar de admirarla.
Trague grueso.
— ¿Y quien es?
La comisura del lado derecho de Mateo se alzo, mostrando su odiosa e irresistible sonrisa.
— No somos tan amigos para que te este contando tanto detalles de mi vida —dijo desordenándome el cabello con su mano.
— ¡Uy! ¡No me hagas eso! —reclamé intentando peinarme.
Riendo Mateo dio media vuelta y se fue.
— ¡No me dejes con la palabra en la boca!
— Ya lo hice —dijo con fuerza alejándose cada vez mas.
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