Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15

Hoy era un día de muchas expectativas. La presentación de los proyectos de ciencia eran hoy en la mañana, y en la noche era la final del campeonato de futbol, donde por supuesto jugarían nuestro querido equipo los lobos.

Hoy había un gran éxtasis entre los estudiantes, si no eras amante del deporte tenias todo el día para distraerte entre los proyectos científicos, o por el contrario, si no podías esperar a ver el juego y que nuestro equipo levantara la copa, podrías ir a ayudar a decorar el gimnasio para el juego de hoy.

Llegue temprano a la escuela junto a Julio y Miranda, para acomodar nuestro stand y nuestra maqueta de una casa autosustentable. Éramos de los primeros en la escuela, nosotros y el equipo de Mateo que también preparaban su espacio, aunque Mateo no se veía por todo eso.

Cuando llego la hora de abrir las puertas al publico nosotros estábamos mas que listos y preparados, aunque la verdad tal vez había sido muy temprano, casa nadie se nos acercaba a preguntar algo, solo nos quedaba esperar por la evaluación de los profesores.

— Los profesores ya están pasando por los stands —observó Julio.

— Bien, preparémonos.

Mi grupo se levanto alisando nuestras batas blancas y acomodando todo, aunque ya estaba acomodado, evitando cualquier eventualidad que pudiera estropear nuestra presentación.

Mientras los profesores avanzaban los estudiantes se iban acumulando alrededor de ellos, para escuchar también las exposiciones. Pronto fue nuestro turno.

José, Daniela y yo comenzamos hablar sobre los distintas fuentes de energía que poseía la casa y como funcionaban, mientras Julio y Miranda mostraban la maqueta, que en mi humilde opinión, parecía una casa real solo que mas pequeña: alrededor de un metro de alto.

Los profesores nos hicieron preguntas que respondí sin problemas, y luego de felicitarnos pasaron a la siguiente mesa.

Luego de exponer me sentí mucho mas aliviada, y decidí dar una vuelta por los distintos stands, para analizar la competencia.

No quiero sonar creída, pero los demás proyectos eran simples y trillados, así que cada vez me sentía mas relajada.

La tensión volvió cuando me detuve en el stand de Mateo, donde un brazo robótico tomaba varias cosas de la mesa.

— Me lleva... —susurré.

Los profesores evaluaban muy asombrados como el robot siguiendo las ordenes del equipo de Mateo seleccionaba una u otra cosa.

— Se puede programar para seleccionar por forma, color, tamaño... —explicó uno del equipo.

Mateo solo estaba parado en silencio dejando que su equipo defendiera su proyecto. Era obvio que los cerebros detrás de la obra maestra eran los otros, y el solo se había aprovechado.

Luego de que el equipo respondiera todas las dudas, los profesores estaban satisfechos y se iban a retirar. Aproveche mi oportunidad para hacer una pregunta, antes de que se fueran.

— Disculpa, no me quedo muy claro como el robot identifica cada objeto —dije mirando directamente a Mateo.

Un chico del equipo iba a responder, pero lo interrumpí.

— Le pregunté a Mateo.

Los profesores miraron al rubio atentos, esperando a que interviniera. Mateo solo sonrió con su sonrisa arrogante.

— La base de datos de nuestro robot esta llena con los datos de diferentes objetos que utilizamos al día a día. Los sensores instalados alrededor del robot se encarga de clasificar los objetos que se encuentren en un radio de un metro, y el brazo seleccionara lo que le hemos pedido.

Los profesores asintieron anotando algo en sus carpetas y terminaron por irse hacia otra mesa.

— Gracias por la ayuda —se burló Mateo—, hiciste que le diera una mejor impresión a los profesores.

— Esa era la idea —dije cruzándome de brazos—, tu equipo iba a perder por tu culpa, quedándote ahí parado como un tonto sin decir nada.

Mateo me miro primero asombrado, pero luego volvió a sonreír.

— Reconozco el odio en tus ojos cuando una jugada no sale como la planeaste.

— Psss, crees que todos somos como tú —dije alejándome de la mesa.

"Como quisiera odiarte".

Luego de una hora los profesores subieron al escenario anunciando los premios y los mejores proyectos.

— En tercer lugar es para el proyecto "Cámara gigante". 

Un stand apartado comenzó a celebrar, ni siquiera me había dando cuenta de que estaban ahí y que diablos era la caja inmensa que había a un lado.

— El segundo lugar es para... "Una mano amiga".

El equipo de Mateo se levanto aplaudiendo y abrazándose entre ellos. Mateo me dirigió una sonrisa.

"Pronto se te borrara."

— Y el primer lugar es para... "Una casa sustentable".

Inmediatamente Julio me abrazó, al igual  que el resto de chicos. No pude evitar querer regresarle una sonrisa arrogante a Mateo; pero cuando me gire hacia él, aun seguía mirando con su sonrisa. ¿Estaba feliz?

Él asintió como aceptando su derrota con honor, y yo hice lo mismo; luego desapareció de mi vista.

***

Ya de noche, a solo pocos minutos para el partido; las gradas estaban repletas de personas, por supuesto yo seguía usando mi poder como presidente para tomar los puestos de la primera fila.

Los equipos estaban estirándose y calentando antes de comenzar el juego.

La verdad estaba bastante ansiosa, bueno, como cualquiera de la escuela.

— Voy a ver si los jugadores necesitan algo —le dije a Julio y a Miranda que estaban sentados junto a mi en las gradas.

— A otro con ese cuento —dijo Julio en tono burlón.

— Aun soy la presidente, es mi trabajo.

— Uju —solo se limitó a decir.

Baje las gradas con una sonrisa, pues sabia que Julio tenia razón, solo estaba buscando una excusa para acercarme a Mateo.

Habían varios del equipo trotando y calentando alrededor de la cancha, entre ellos Mateo; otros estaban sentados en la banca esperando con ansias que alguno de sus compañeros se lesionara y pudieran entrar a jugar. No tengo pruebas, pero cero dudas.

— ¿Necesitan algo? ¿Agua? ¿Toallas? ¿Energizante?

El equipo me miro extrañado pero no dijeron nada, de por si yo no era la mas atenta con ellos, y menos desde que me declararon la guerra en la campaña presidencial para apoyar a Mateo.

— Bueno... suerte.

Me aleje poco a poco, esperando que alguno me dijera algo, pero no paso. Mateo hacia carreras cortas junto a otros de su equipo mientras esperaba el inicio del juego.

Debía admitir que ese uniforme le quedaba sexy.

Sin salir de mis pensamientos, y sin desviar la mirada del rubio, fui alejándome de espaldas, hasta que inevitablemente choque con el grupo de animadoras que estaban a mis espaldas, logrando que unos cuantos chocaran.

— ¡Cuidado! —se quejaron.

— ¡Disculpen!

Los que estaban alrededor voltearon hacia el alboroto para saber que pasaba, incluyendo a Mateo, que comenzó a reírse como todos.

Yo también me reí; no sentía vergüenza ni nada por el estilo, estaba consciente de que era una situación graciosa y la verdad desde la ultima sección con la psicólogo me sentía bastante cómoda y relajada.

Mateo me miro con su acostumbrada sonrisa, seguro dispuesto a lanzar un comentario ofensivo o burlón, pero debido a que seguía calentando se limitó a guiñarme un ojo como si eso fuera suficiente ofensa.

Pero para su sorpresa, y también la mía, le regrese el guiño de manera natural. Mateo se sonrojo y desvió la mirada al instante, y no pude evitar reír.

"Jaja, ya aprendí a jugar tu juego".

El partido comenzó con mucha energía, la banda no dejaba de tocar, las personas cantaban una y otras vez animando a su respectivo equipo.

Cada segundo estaba lleno de tensión, ambos equipos se atacaban constantemente, nunca hubo un minuto en que el juego estuviera aburrido. Todos nos quedábamos de pie gritando y aplaudiendo cada vez que se acercaban a la portería.

— ¡Vamos chicos! —grite animando.

Julio me miraba de reojo tratando de aguantar sus ganas de vacilar.

— ¿Que? —le dije por fin.

— Pareces muy emocionada por este partido.

— Es la final, por supuesto estoy emocionada.

— Aunque signifiqué perder la beca cuando Mateo gane el campeonato.

— Si gano la presidencia estaremos a la par.

— ¿Y si no?

— No seas aguafiestas, déjame disfrutar del juego.

Julio me obedeció riendo y se unió al bullicio.

Mateo estaba en una posición peligrosa apunto de patear al arco, cuando uno de los contrincantes cometió una falta contra el. El arbitro pito falta a favor.

Todo el mundo comencé a vitorear de la emoción, un penalti cobrado por Mateo era un gol asegurado.

— Te reto gritar "Mateo te amo" —propusó Julio.

— Ni loca —respondí al instante.

— Solo es un grito, ni se escuchara entre todo el ruido —intervino Miranda, que al parecer le había gustado la idea de la apuesta.

— Limpiare tu cuarto todos los fines de semana por un mes —agregó Julio.

— No lo vale.

— ¿Te da tanto terror admitirlo?

— Pss, nada me aterra.

— Entonces hazlo —incito Miranda.

Mateo pateo y el balón dio justo en la esquina superior del arco anotando un gol.

Todas saltaron en sus asientos haciendo retumbar el suelo.

Aproveche el momento e hice cumplir la apuesta.

— ¡Mateo te amo!

Entre tanto ruido apenas y me escuche.

— Listo, te espero el sábado temprano —le dije a Julio, quien solo se reía.

El juego fue tan emocionante que termino super rápido, el arbitro dio el pito final, teniendo como resultado el nuevo campeón, los lobos.

Todos gritamos y festejamos desde nuestros asientos, Mateo alzo la copa y papelillos y cohetes sonaron dando mucha mas solemnidad al momento.

Poco a poco, las personas se fueron dispersando, algunos se iban a reunir a festejar en algún lugar, otros iban a una fiesta que un chico del equipo de futbol había organizada en su casa para celebrar y estaba invitando a todo el mundo.

Una vez que las personas comenzaron a dispersarse, pude ver a Mateo hablando con dos adultos, sus padres, ambos lo felicitaban pero Mateo no parecía muy feliz.

Mateo se parecía mucho a su madre, ella era rubia y de ojos verdes, anteriormente la había visto y parecía una mujer muy elegante, aunque hoy estaba vestida mucho mas casual.

Su padre, era muy apuesto también, pero tenia el cabello oscuro y lucia mucho mas joven que su esposa; además de dar la impresión de que iba mucho al gimnasio.

Me acerque disimuladamente, pero juro que no era mi intención espiar.

— Todo el esfuerzo que he hecho por ti han dado sus frutos —dijo su madre orgullosa.

— Eres todo un campeón como tu padre —agrego él, pero inmediatamente el rostro de la señora cambio.

— Si, un coleccionista de trofeos baratos.

Mateo inmediatamente intervino molesto.

— Aquí no ¿Si? —los padres se callaron con vergüenza—, voy a ir a la fiesta que organizo Alexander.

— Por supuesto hijo —abrazo su padre—, diviértete.

— Solo no saques a una chica embarazada —escupió su madre, evidentemente refiriéndose a algo en concreto.

Mateo se despidió de ellos sin muchos ánimos y sin pensarlo dos veces se alejo, dejando a sus padres que comenzaban una discusión entre ellos dos.

No quise ser una chismosa y me aleje de ahi.

Mateo entró en los vestuarios y yo me senté en una banca que estaba cerca como si solo estuviera ahí, existiendo, y no estuviera esperando a nadie.

A los minutos Mateo salió completamente cambiado, con una camisa y unos jeans, perfumado y libre de sudor, como si no acabara de ganar un campeonato hace unos minutos.

Me levanté por impulso, aunque el ni siquiera se había dado cuenta de que estaba ahí.

Al parecer no era la única que lo esperaba, digo, que estaba de paso.

Una chica corrió abrazarlo dándole unas felicitaciones muy melosas.

— Gracias —respondió sacándosela de encima.

— ¿Vas a la fiesta? ¿Te parece si vamos juntos?

— Yo... ya quede con los chicos.

— ¿Otra vez me estas sacando el cuerpo? —dijo la chica dejando a un lado su lado coqueto.

Mateo suspiro con fuerza.

— Si, Vanessa, ya...

Mateo miro a los lados como buscando algo de apoyo, y fue cuando me vio.

— Ya tengo una cita esta noche —dijo mirándome.

La chica llamada Vanessa me miro de arriba abajo y dio media vuelta como si acabaran de hacerle la peor ofensa de su vida.

Mateo sonrió aliviado, y luego se acerco a mi.

— ¿Aceptas la cita?

No necesitaba un espejo para saber que me estaba sonrojando.

— ¿Que? —dijo Mateo en tono burlón—, luego de confesar tu amor delante de todo el mundo no puedes retractarte.

— ¿Yo?

— "Mateo te amo" —dijo en voz baja simulando el grito que había dado.

— Pss, seguro fue una de tus fans.

— Claro, una de mis fans —dijo con su sonrisa arrogante— ¿Y que hacías esperándome fuera de los vestidores?

— Yo no te estaba esperando, solo estaba sentada aquí esperando... a Julio.

Mateo solo sonrió aun mas.

— Tan valiente y a la vez tan cobarde.

— Yo no soy cobarde.

— ¿Y por que no lo admites?

— Tienes razón, lo admito, felicidades por el campeonato, estas muy cerca de ganarme, pero la guerra aun no termina.

Mateo puso los ojos en blanco.

— Ya me canse de jugar a la guerra.

— Pues tu la comenzaste.

— No, yo jamás quise una guerra —dijo serio—, pero eras tan egoísta que ni siquiera te tomaste unos segundos de pensar en la posibilidad de compartir la beca.

— ¿Compartir la beca?

— Si, si ambos cumplimos con los requisitos por igual, podíamos optar por un 80% de la beca cada uno.

Me quede helada por unos instantes, ¿Eso era cierto? ¿Cómo es que no lo sabia?

— ¿Que?

— Por eso te llame esa noche, quería llegar un acuerdo contigo.

— ¿De verdad? ¿Podemos compartir la beca?

Mateo soltó una risa seca, que para nada significaba alegría.

— Es tan difícil de creer que el arrogante Mateo en realidad resulto ser mejor compañero que tu.

Me quede sin palabras, asimilando la nueva información y al mismo tiempo apenada.

— Nos vemos en las elecciones.

Concluyo Mateo retirándose.

¿Todo este tiempo fue en vano mis peleas con Mateo?

Una gran cantidad de recuerdos invadieron mi cabeza.

Pero si la beca se puede compartir ¿Por que Mateo no lo dijo antes? ¿Por que tantos retos entre nosotros? Tantas peleas y discusiones, en vano.

Y mientras mas pensaba, nuevas emociones se apoderaron de mi, molestia, rabia, ¿Por que no pudo decirlo simplemente antes?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro