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No le envíes regalos anónimos.
Imelda dejó un paquete de dulces en la mesa de Severus, junto a un macetero que él iba a usar en clase de herbología. Severus miró los caramelos muy de reojo y no los tomó. Según Remus, Severus temía que fueran alguna broma de mi parte, lo cual es ridículo y me ofende mucho. (Cornamenta)
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