584 palabras. Día 5
Francés/apasionado.

No lo podía creer. Shion parpadeó varias veces intentando procesar lo que estaba ocurriendo. Hacia tan solo unos segundos estaba teniendo una acalorada discusión con Manigoldo y ahora sus labios estaban sobre los suyos. Abrió los labios al comprender que el de Cáncer lo estaba besando. Esta acción de su parte fue aprovechada por Manigoldo para meter su lengua y tornar el beso más apasionado y, aunque en un principio, Shion quiso negarse, pronto se vio envuelto por las sensaciones que el otro le enviaba a través de su boca y correspondió totalmente, envolviendo sus brazos alrededor del cuello ajeno. Manigoldo apreció el gesto y lo sujetó fuerte de la cintura presionandolo contra él, deleitandose con la calidez de su cuerpo y el dulce sabor de sus labios. Solo la falta de aire lo hizo separarse de él. Dio un largo respiro y presionó su frente con la de Shion quien respiraba con dificultad.

—Esa si es una buena forma de usar la boca —sonrió recibiendo una mirada molesta de parte del otro santo—. No lo niegues.

—No sé de qué hablas —hizo un ligero puchero—, me tomaste por sorpresa.

—Pero luego bien que lo disfrutaste —le guiñó un ojo.

—Eres un...

No pudo terminar su frase porque fue tomado nuevamente por Manigoldo y olvidandose de sus propias palabras, le volvió a correspondes, incluso gustoso ofreció su cuello cuando el de Cáncer llevo sus labios ahí haciendo que Shion lanzara un leve gemido qué lo hizo sonreír contra su suave piel qué comenzaba a tornarse ligeramente roja a causa de su constante rose. Estuvo tentado a succionar un poco y dejar una marca en él, pero sabía que luego lo tendría enojado por dias y a penas estaba logrando que aceptara sus avances. Era temerario, pero también sabía cuando debía detenerse, en un futuro no muy lejano, no tendría necesidad de contenerse, pero por ahora le tocaba ser paciente.

—¿Lo seguirás negando? —preguntó contra su oreja.

—¿No ibas a invitarme a almorzar? —cambió de tema apartándose de él tratando de salvar su dignidad. Manigoldo sonrió.

—Creí que tú serías mi almuerzo —picó.

Para incredulidad de Manigoldo, Shion respondió.

—Dependiendo de como te comportes —lo miró de una forna qué no supo interpretar—, consideraré darte el postre.

Sus ojos se abrieron de par en par. Shion sonrió para sí mismo, no era tarea fácil dejar al de Cáncer sin palabras y aunque entendía el peligro de sus palabras y que posiblemente más tarde se arrepentiría de ellas. Ver aquella reacción de Manigoldo hacía qué valieran la pena.

—¿Eso significa lo que pienso? —la esperanza se notaba en su voz. Shion se encogió de hombros.

—Eso tendrás que averiguarlo —y para seguir sorprendiendolo Shion le dio la sonrisa más linda que jamás le haya visto.

Manigoldo era consciente de que Shion simplemente estuviera jugando con sus sentimientos, pero no podía perder esa oportunidad qué le ofrecía, no era solo la oportunidad de compartir su cama, si no la tregua qué le ofrecía, un día tranquilo para conocerse. Sabía que Shion conocía su reputación y por eso era tan reticente con él, pero quería demostrarle qué con él iba en serio.

—Cómo sea, hoy sabrás lo que es un verdadero caballero.

Y con esa promesa, los dos caminaron rumbo al pueblo.