ESPECIAL DE REINICIO: UN POCO DE AYUDA
En mis intentos de asimilar su partida, montones de veces pensé en ir junto a ella, me dolía, no tanto; pero aún me sentía incompleto, sin una despedida surgió ese peso de culpa y debilidad, <<debí haber ido con ella, haber insistido más en que se quedara>> eran los pensamientos que diario me acompañaban, trayendo consigo esos sueños en donde ella volvía y éramos felices como esos finales de Disney. Ahora solo me queda afrontar todos esos recuerdos, tanto los buenos como los malos, ya que no hay perfección en una relación.
Poco a poco me acerqué a su tumba, dejé una foto de nosotros con motas en medio de los dos.
— Amor, hoy cumplíamos 3 años de noviazgo, perdón creo que ahora debo decir que son 6 meses de tu partida, nada es igual, sigo yendo a tu habitación; el pobre Maximiliano tiene que aguantar todas mis rarezas, todavía siento tu olor, tu presencia, sé que es raro pero estoy seguro que nuestro amor podría haberse consumado; todo era fuerte entre nosotros a excepción del sexo, siempre querías que fuera creativo en ello; pero la conexión, la confianza, el impulso por estar a tu lado, siempre lo fueron, había compromiso entre nosotros; te acuerdas cuando juraste que en la noche de bodas tu serias una chica mala. Vez porque me cuesta tanto aceptar esto, superarlo no es fácil, ayúdame por favor, por una vez necesito de alguien que me entienda.
Saliendo del columbario recibí el mensaje de uno de mis compañeros de waterpolo. El equipo quiere celebrar la victoria, vamos a ir a Mikerinos. Confirmé mi asistencia, tenía ganas de ahogar esta tristeza, de apagarla así fuera con un poco de alcohol y música.
Mikerinos estaba a reventar, en la mesa de mis amigos ya el ambiente estaba animado, me serví un poco de vodka con una soda de limón, algunos me miraban con asombro, otros no podían creer que estaba allí.
— Estoy bien, no me voy a emborrachar, dejen de mirarme así.
Una parte de mi disfrutaba de la música y de la compañía, la otra comenzó a recordar las veces que vine con Miranda, acá fue donde probó por primera vez el tequila, y por supuesto experimentó su primera borrachera. No quería ponerme nostálgico, ya el efecto del vodka estaba llegando así que decidí salir por un momento, al pasar por unas cuantas mesas casi llegando a la salida choqué con una chica.
— Perdón — dijo algo ansiosa, detrás venia un muchacho algo preocupado.
No soy de los que oyen conversaciones ajenas, pero si discusión fue fuerte, no sé por qué pero me vi reflejado en ella. Ambos volvieron a entrar, lo mismo hice , solo que ella se detuvo abruptamente, terminamos de nuevo estrellándonos quedando en el suelo.
— Lo siento — dije mientras la ayudaba a parar.
— También tuve la culpa, hoy como que no es mi día — comentó
— Te comprendo —aclaré acompañándola a su mesa —Es difícil fingir que todo está bien cuando sientes que te ahogas en dolor.
— ¿Disculpa?
— Perdona, no quise ser imprudente, solo que veo que estas resistiendo, créeme, fui así y todavía lo hago por momentos.
— No me conoces, preocúpate por tus problemas — anunció ella.
Fui un completo idiota, debí tener más tacto, para ella soy un desconocido metiéndose donde no debía; en fin, volví a donde estaban mis compañeros, deje de pensar por un momento, poner la mente en blanco y dejarme llevar por la música, un empujón algo fuerte me devolvió a la realidad, era ella de nuevo, haciendo exactamente lo mismo que yo, esta vez se veía desconectada de la realidad, ni cuenta se dio que por poco cae de unas escaleras que llevaban a la pista de baile, la agarre a tiempo.
— ¡Angie! — gritó el mismo muchacho con el que discutió, se veía algo tomado.
— No hay problema llevémosla a que tome aire — sugerí
A los pocos minutos elle comenzó a volver en si — Quiero ir a casa — reclamó parándose y comenzado a caminar.
— Me parece bien, tu amigo fue a buscar tus cosas, deberías esperarlo.
— ¿Debería?, todos me dicen que es lo que debo hacer, debo asimilarlo, llorarlo, extrañarlo, solo que no puedo hacerlo como ellos quieren. Me siento atascada, bloqueada, ya no pudo más con esto, la culpa me asfixia. — exclamó comenzado a correr
No podía dejarla así, corrí detrás de ella, viendo cómo se desplomaba nuevamente, esta vez sí la escuché llorar fuertemente.
— No te asustes Angie, me llamo Allan, está bien llorar, deja salir todo ese dolor. — aclaré acercándome lo suficiente para abrazarla. Ella no lo dudo, dejó salir aún más fuerte todas esas emociones que llevaba guardando.
Sin muchas opciones fuimos a un hotel, colapsó de tanto llorar, llamé a un amigo para que buscara a los que estaban en esa mesa e informara que estaba conmigo.
El sonido de su alarma la despertó asustada, — ¡Donde estoy!
— En un hotel, te desmayaste, no te preocupes ya hable con Daniel, él te cubrió con tu mamá, sigue durmiendo.
— Me disculpo, fui grosera, no tenías por qué aguantar mi crisis.
— Nada de disculpas, tienes el derecho de sacar todo eso que te abruma, más cuando es una pérdida de alguien a quien amaste, a veces es más fácil soltar las penas con alguien que ha pasado por lo mismo. — ¿A quién perdiste?
— A mi novio, se llamaba Alexander, tuvo muchos problemas, siempre me decía que era malo para mí, que tarde o temprano terminaría por romper mi corazón, fui una estúpida al no ver que el necesitaba ayuda, fue demasiado tarde, el decidió no seguir cargando con eso.
— Ya veo, no te culpes por sus decisiones, todos cargamos con cosas malas y oscuras, y tarde o temprano sin querer de algún modo afectamos a los demás, debió ser buen para el tener a alguien como tú, las personas que se cierran así mismas, que ocultan sus problemas rara vez pueden tener una relación, tú en cierta forma eras un tranquilizante, acababas con su inseguridad y lo hacías sentir parte de tu vida, fuiste una cura, así que hiciste mucho por él.
— No lo sé, duele mucho — suspiró
— Duele porque lo llegaste amar, no es para nada fácil adaptar tu vida con ese vacío, acoplar tus rutinas sin la compañía de esa persona, cuesta mucho; pero ahí es donde te das cuenta de cómo era su amor,
— Eso tampoco lo sé, cuando él se fue deje de hacer muchas cosas, no le vi sentido a nada.
— Claro, las cosas que hacían juntos ya no las volverás hacer hasta que superes esto; sin embargo las que hacías por ti misma debes continuarlas, tu vida no se puede frenar por el hecho de que el ya no está, a él no le gustaría ver que dejaras todo, sería como arruinar su memoria.
— Viéndolo de esa forma el estaría bravo, gracias por todo lo que estás haciendo, es la primera vez que logro hablar de él si salir huyendo. ¿Tu cómo lo perdiste?
— De nada, también necesitaba hablar con alguien que pasara por lo mismo, a ella la perdí por un accidente, un derrumbe sepultó el bus en el que iba — confirmé sacando mi celular para mostrar la misma foto que había dejado en su tumba.
— Hacían bonita pareja, háblame de ella, ¿Cómo fue su amor?
— Una mezcla de todo, una montaña rusa, nos conocimos en las peores circunstancias, ambos fuimos víctimas de trata de personas, el haber compartido esa experiencia fue los que nos unió, todo lo malo de cada uno se comprendía y con el tiempo se fue sanando, teníamos mucha confianza uno del otro, eso nos hizo ir más allá, explorar esa atracción física, ese impulso por sentir, tocar y saborear. Sin darnos cuenta nos veíamos como una pareja formalizada, todo pasó de ser mío a lo nuestro, no había miedo, ni dudas. — expresé notando que ya no tenía esa presión en el pecho que surgía cada vez que la recordaba.
— Me gustaría poder contar contigo cuando me sienta mal — comunicó mirando al suelo.
— Claro, es más porque no vienes conmigo al campus, habrá presentaciones de teatro y música.
— Si, necesito hacer algo diferente.
Había mucho alboroto, comenzamos el tour por la zona de deporte, allí vimos unas cuantas presentaciones de gimnasia artística, luego pasamos al de fotografía, me gustaba ver como se detenía a ver cada una, mas aquellas donde el romance salía a flote, a lo último fuimos al de música; allí estaba Maximiliano a lado de Kaleth que se preparaba para tocar el violín. Gran sorpresa me llevé cuando Angie toma mi mano fuertemente, sus ojos se iluminaron, sonriendo a la vez que dejaba salir lágrimas.
— ¿Quieres que nos vayamos?
— Siento tristeza y alegría a la vez, la fiola fue la primera melodía que le escuché tocar, por alguna razón quiero apreciar esto. — respondió sin dejar de ver a Kaleth, al terminar esta e iniciar con otra, Angie se acercó más hacia la tarima, la veía más impactada ahora con winter, lloró con más intensidad sin importar el lugar. — Allan, dime que no me lo estoy imaginando, justo esas melodías, el dejó a un lado lo del violín.
— Tómalo como un mensaje, tal vez te esté diciendo que no abandones algo que te gusta.
— Cada vez me convenzo de que eres un médium, una de las cosas que abandoné fue el ballet.
— Para nada, eres tú que ya está comenzando a tomar todos sus recuerdos en forma positiva, es como si te dijeran sigue adelante.
— Si, hoy fue un gran avance, me hiciste ver que el amor es eterno, algo de nosotros se fue con ellos, pero también parte de ellos permanecerá en nuestros corazones y memorias.
— Así es Angie, aquella conexión fuerte que haces en vida jamás morirá, Alexander siempre te acompañara.
De regreso ella le habló a su amigo Ben
— No fue correcto haber reaccionado así, discúlpame, me gustaría que habláramos, extraño nuestras charlas. — fue el mensaje que le dejo.
— Fue un gusto conocerte Angie, retoma tus cosas con calma, no te presiones en ser fuerte, si necesitas con quien hablar tienes mi número, aunque creo que no me necesitaras, veo que Ben es alguien especial para ti.
— Lo es — confirmó — así como Maximiliano lo es para ti.
— ¿A qué te refieres?
— Es hora de devolverte algo por todo lo que hiciste por mí, tú lo mirabas de un modo tierno, y él también lo hacía. Te deseo mucha suerte, tienes mi número por si necesitas ayuda. Adiós Allan
— Adiós, Angie
Conduje de regreso al campus, pensando en eso último que dijo, al llegar me dirigí hacia el salón de música, Kaleth estaba ordenando junto a los demás los instrumentos.
— Maximiliano se acabó de ir, estaba algo cansado. — Informó
— ¿Porque tocaste esas canciones?
— No estaban en el programa, Maxi fue el que me insistió en que las tocara — contestó.
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