ESPECIAL: AMOR DEL MAS ALLA - EL VIAJE
Se dice que al morir muchas veces el alma merodea los lugares más importantes y apreciados. Para algunos es fácil el desprendimiento de lo terrenal, para otros como a mí, lleva un poco más de tiempo. Él porque es por la aferración de los recuerdos, permití que estos me anclaran en la tierra. El día de aquel accidente mi último aliento fue llegando al hospital, lentamente me vi de niña corriendo a los brazos de mis padres, nunca olvidare su amor y el apoyo que me dieron tanto en los malos como en los buenos momentos, recordé el mejor regalo que recibí cuando cumplí los 16 años, esa cosita redonda que parecía un algodón; Motas fue mi compañero incondicional, me dio felicidad, adoraba verlo celoso cuando llegó Allan a mi vida.
Por más que fui conectada a cables, sometidas a muchas reanimaciones, mi cuerpo se rindió, podía verlo flotando desde arriba. También vi gente corriendo de un lado a otro, a médicos preparándose para operar, no entendía para que lo hacían si yo ya estaba muerta.
La mezcla de emociones impregnó el lugar, una parte de mi quería regresar, otra quería partir, fue así que termine siendo arrastrada a ese lago que estaba cerca de mi casa, los colores eran mucho más fuertes; toda clase de azules resaltaban ante aquel lago, la tierra y la energía que viajaba de esta a cada ser viviente consolaban un poco la incomodidad en la que me encontraba. Haciendo un recorrido minucioso de esa belleza natural, vi como un hombre apareció de la nada. Era de mediana edad, lucía un traje de negocios, una cabellera gris y sus ojos color avellana hipnotizaban y apaciguaban
— Miranda un placer conocerte, me llamo Gabriel y te ayudare a pasar el puente.
— ¿Que puente? — cuestioné
— El que comunica el mundo de los vivos y de los muertos —anunció el, haciendo aparecer el puente que había en ese lago.
— No quiero ser grosera pero pasar un puente no es que sea algo difícil.
— Créeme que a ti se te dificultará un poco — comentó Gabriel riendo.
— Duele mucho, es que disfruté cada minuto de vida, no tengo ningún arrepentimiento, por más caídas que tuve aprendí de estas y a lado de personas maravillosas.
— Parte de tu dolor es por eso, eres de las pocas personas que logró crear lazos fuertes con su alrededor — expresó Gabriel.
— En eso se basa el vivir, en conocer y conectarse con las demás personas; además que no se supone que si no tienes ningún asunto pendiente pasas al otro lado rápidamente — comenté
— Si, así es, pero tú pase directo se demorará un poco.
— ¿Por qué?
— Porque eres especial Miranda — confirmó Gabriel.
— ¿Qué me hace especial? — pregunté
— Pronto te lo diré, por ahora necesito que me acompañes, serás mi aprendiz.
— ¿Aprendiz de qué?
— Ya lo sabrás, deja esa impaciencia — comunicó Gabriel
— Lo siento, es que jamás me imagine que seguiría aprendiendo después de muerta.
— No deberías, los únicos que deben aprender son los que no supieron valorar la vida, pero como dije antes, hay algo que no te dejará pasar — anunció Gabriel
— Siempre eres así de misterioso, ya siento pena por tus discípulos
— No tanto como tú y no enseño a nadie más.
— ¿Cómo así?
— ¡Ay dios!, sí que saliste preguntona, pase por lo mismo que tú, por eso me enviaron. — aclaró el, tocándose la frente.
— Ok, ya deja el mal genio, enséñame — confirmé sentándome a su lado.
— Acá no hay tiempo, ni edad, ni mucho menos apariencia, solo los guías como yo mantenemos una para facilitar el tránsito de las almas mortificadas, tampoco hay lazos emocionales — comentó Gabriel — Lo primero que debes saber es que nunca debes perder tu llave, esta es la que abre la puerta al otro extremo del puente, si la pierdes quedarías atrapada en medio de los dos mundos y tu alma no descansaría.
— ¿Cuál llave? — pregunté, sorprendiéndome cuando esta apareció en mi mano.
— Esa misma — aclaró el, acercándose con una cadena para colocarla en mi cuello.
El sentir sus manos cerca de mi nuca me hizo saltar, era como una especie de corrientazos que viajaron por todo mi cuerpo.
— ¿Qué pasó? — preguntó
— Creo que sigo sintiendo — respondí
— y seguirás sintiendo todo, tus acciones en la tierra te permiten conservar tus recuerdos y tus vivencias, esas son las que emiten las sensaciones, después quedaran ocultas en tu alma hasta que esta decida reencarnar.
— Sigo sin entender que acciones fue las que hice
— A medida que viajes lo descubrirás, por eso es que debemos comenzar ya y dejar de preguntar — aclaró Gabriel.
Nos acercamos a ese lago, junto a Gabriel caminamos hasta la mitad del puente, viendo como del suelo surgía un portal.
— Miranda, esta será tu camino de hoy en adelante, toma la llave y al pasar piensa a lugar al que quieres ir, cuando estés allí puedes abrir el portal cuando lo desees, si te demoras mucho este se abrirá por si solo y te dirá que debes volver para continuar con la siguiente lección, listo.
— Si
— Mantén la calma, el primer viaje puede ser algo agotador y algo estresante al no poder comunicarte con los demás, pero no desistas, sigue adelante, yo estaré esperándote.
— Bien, entonces ahora nos vemos
— Que te vaya bien — dijo él
El lugar que pensé cuando salte fue mi casa. Todo era tan cálido, tan seguro y reconfortante, amaba esa serenidad. Camine hacia la entrada principal, sorprendiéndome cuando vi a Motas salir con mi padre. Ese pequeño siempre se tomaba su tiempo en buscar un buen lugar para hacer su digestión. Lo alarmante fue que derrepente levantó su cabeza.
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