ESPECIAL: AMOR DEL MAS ALLA -EL TUNEL
Él estaba viendo hacia el lugar donde yo estaba, no podía creer que él lograba sentirme, cosa que confirme cuando corrió hacia mí, mi cuerpo reaccionó de la misma forma, quería alzarlo, abrazarlo, recibir todas esas muestras de cariño; pero tristemente atravesó mi cuerpo. Fue algo tan desgarrador, no pude afrontar eso, a duras penas logré decir — Lo siento Motas.
Tomando esa llave entre al portal, sin antes escuchar a Motas decir — ¡Espera, no te vayas, regresa Miranda! eso me partió más, no pude controlar y desaparecí descargando toda mi tristeza.
En aquel puente unos brazos me recibieron, — Bienvenida — dijo Gabriel ayudándome a levantar, al ver sus ojos todo en mí se calmaba. Sin pensarlo lo abrace fuertemente.
— Perdóname, fui muy débil — dije con la voz ronca
— Nadie dijo que sería fácil, para mí lo hiciste muy bien.
— Gracias, por cierto Motas pudo verme y entenderlo.
— Motas... ah tu perro, ¡carajo! olvide decirte que los animales nos pueden percibir y podemos hablar con ellos. — expreso Gabriel.
— Algo tarde llegó esa información, me asusté mucho
— Discúlpame, es que con tantas preguntas que haces olvido las cosas importantes. Pero para recompensarte iremos a un lugar especial y no digas nada más.
— Esta bien, discúlpame por llenarte el traje de mocos y lágrimas.
— Tranquila, ahora relájate y disfruta. — Comunicó el tomando mi llave y saltando junto a mí por el portal.
Quede en shock ante esa majestuosidad, estaba al frente del Mar de Estrellas en Maldivas, siempre soñé con ir y hacer una exposición de ese lugar, verlo yo misma a través de mi cámara, pintar cada detalle; esa playa de arena fina y blanca en el día, que en la noche brindaba un espectáculo cuando las olas de luz bañaban la orilla. La alegría me hizo saltar, termine abrazando a Gabriel, cosa que lo sorprendió y desestabilizó porque ambos caímos.
— Veo que ya estas mejor — expreso.
— Si, este siempre fue mi sueño, gracias por traerme — anuncié.
— Yo no te traje, recuerda que tome tu llave, todo esto es tuyo — comunicó el.
—Ósea que puedo ver los lugares a los que siempre quise ir.
— Si
— ¡Maravilloso!, aunque es algo triste no poder compartir con alguien.
— Deja de quejarte, mira que estoy yo
— ¡Si!, gracias Gabriel por todo esto que estás haciendo — comuniqué dándole un beso en la mejilla
De nuevo vino ese azote de corrientazos, y esta vez el los sintió.
— Auchh, sí que sientes y transmites — comentó
— Perdón
— No te preocupes, me gustó, había olvidado lo que era sentir.
Antes de volver para continuar con lo de mis viajes, le jugué una broma; así como el hizo termine tomando su llave y empujándolo a un portal que se abrió, llevándonos hacia una vía ferroviaria abandonada, rodeada de árboles y flores de todos los colores, creando un camino acogedor con una fragancia que cautivaba.
— Resultaste traviesa — exclamo Gabriel.
— Discúlpame, quería saber cuál era tu lugar especial, por cierto ¿qué lugar es?
— Estamos en Ucrania, este lugar es conocido como el Túnel del amor, aquí le juré a los amores de mi vida que siempre las protegería. — comunicó Gabriel
— ¿Qué les paso?
— Manuela murió en un intento de robo y Micaela; mi hija de poliomielitis.
— Lo siento.
— Fue hace mucho tiempo, siempre fueron buenos momentos y bellos recuerdos.
— Entonces revivámoslos — comuniqué tomando su mano.
Gabriel aceptó mi solicitud y juntos caminamos por aquel túnel verde turquesa, ninguno de los dos soltó aquel agarre que cada vez se hacía más fuerte, como si la energía viajara entre nosotros. Los azotes dejaron de aparecer, ahora ya era un magnetismo, no deseaba separarme ni por un instante.
En medio de esa distracción, mi torpeza salió a flote, pisé una estúpida piedra y para sostenerme jalé a Gabriel, quien nuevamente se vio sorprendido y se dejó caer. Nuestra cercanía no permitió que nuestras miradas se dejaran de ver, mucho menos en distanciarse, algo en ese momento hizo clic; como esa vez cuando conocí por primera vez a Allan.
Una de sus manos toco mi mejilla. — Traviesa y torpe — dijo dulcemente.
Todo era tan confuso, que oculté mi rostro en su cuello. —Torpe tu que no me agarraste — susurre con timidez
— Para nuestro próximo viaje, estaré preparado —anunció el. — creo que es hora de volver, quiero que sepas lo que te hizo especial.
— Bien — respondí levantándome y dándole la mano.
El volver fue algo alentador, ya no tenía inquietud con todo eso que estaba viviendo, junto a Gabriel todo era más sencillo.
— Miranda, es hora de que descubras él porque viajaras entre los dos mundos, este viaje abre la puerta a tu misión. — Comunicó Gabriel — solo que esta vez será algo diferente.
— ¿Qué tan diferente?
— Esta vez al viajar olvidaras temporalmente lo que paso acá, por eso debes enfócarte en los detalles, en los sonidos y en los sentimientos. Una vez sepas lo que tienes que hacer el portal se abrirá.
— ¿Y si no lo descubro?
— Lo harás, estoy segurísimo de eso. — expresó el.
— Estoy lista
— Bien, entonces esfuérzate, te estaré esperando
Ambos fuimos a ese puente, pedí desde lo más profundo de mí ser, ir hacia donde lograra ver lo que tenía que hacer. Antes de pasar fui hasta donde Gabriel.
— Es para que me de suerte — expresé juntando nuestras bocas.
Aquella mirada que hipnotizaba estaba asombrada, el rio y gritó — ¡Mucha suerte!
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