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CLAMOR DE UN PADRE E HIJO

Tobías llegó a su departamento y llamó a Teo.

— Por fin apareciste, ¿a dónde fuiste?, trate de retener a tu chica; pero algo pasó.

— Pues a mí también me paso algo; espera voy a tu casa, dejo el carro y vamos a Nikerinos, necesito hablar con alguien.

— Dale, aquí te espero.

En aquel bar los dos amigos pidieron Whiskey. Teo fue el que tomo la iniciativa. — Sabes que te quiero; y que jamás te traicionaría, cierto.

— Si, eso lo sé.

— Bien, te juró que no fue mi intención, fue tanto lo que trate de retener a Calixto, que termine flechado, bailamos; después del show fuimos a comer, comida para que te quede claro, y quede en salir con ella, perdóname amigo, sé que tú la querías.

— jajaja, eso era lo que tenías que decirme.

— Si, ¿porque te ríes?; saber que te robe a tu chica no me hace sentir bien.

— Tranquilo, las cosas pasan por algo. Por mi lado no hay problema.

— Cielos, Tobías está renunciando a una gran chica, ¿Qué fue lo que te paso?; me asustas amigo.

— Teo, siempre creí que en cuestiones del amor, uno era el que decidía de quien se enamoraba. Siempre estuve cerrado a ver más allá, estaba convencido que si encontraba a la chica que se ajustara a mi tipo, sería feliz.

— Si; y siempre te dije que con eso tú nunca serias feliz, ni podrías amar. Te basas en algo muy superficial amigo; debes conectarte con esa persona, sentir algo que te lleve al momento.

— Eso me pasó

— ¿Qué?, ¿quién fue la afortunada?

— Amigo, no sé cómo decirlo, es que todo sucedió así como lo dijiste; fue como una atracción que no pude controlar y me deje llevar.

— No le pongas tanto misterio, dilo de una vez.

— Se llama Calixto y trabaja con tu Calixto.

— ¿Con mi Calixto?, pues ella me conto que estaba con su compa...

— ¡Sorpresa! — expresó Tobías.

— ¡Te enamoraste del Stripper de la despedida de soltera!

— Si, así es; y al igual que tú, quedamos en salir.

— Pues amigo, te veo feliz; así que te felicito, sigue adelante y ve por él.

— Gracias; pero estoy algo confundido, siempre me atraían las mujeres y ahora siento esto por un hombre.

— Pues no le veo nada grave; el llamado del amor no tiene estuche, ni hora, ni lugar, ni forma, ni color, ni nada de patrones, ni medidas. Cuando sucede sabes que es algo especial y ya.

— Si, si claro; solo que eso solo pasa en las películas.

En ese momento un conocido de ellos interviene en su conversación; una muy importante que alejará de una vez por todas las dudas de Tobías.

— Buenas noches, no esperaba en encontrarlos acá — expresó una voz de un hombre.

— Buenas noches señor Montes — respondió Tobias.

— Hola papa — afirmó Teo — ¿Cómo va Allan?

— Me alegra verlos; bien hijo, ya lo conoces, dedicado al Waterpolo. Les envía saludos; por ahí comentó que vendrá en vacaciones con su novia Miranda.

— Si, por ahí escuché algo sobre eso. Por cierto papa, ¿tienes prisa?

— No, ¿Por qué?

— Tobías no cree en eso del llamado del amor; pero lo sintió y está confundido, me gustaría que le contaras esa historia.

— Gracias amigo por ridiculizarme — expresó Tobias.

— Pues eres afortunado que hayas sentido eso, la mayoría de personas dejan pasar la oportunidad de amar al estar preocupados o buscar algo que no les convenía o no era para ellos; aclaró Frederick al sentarse con ellos. Mira Tobías, cuando era joven mi familia siempre deseo que entrara a la Armada, con mucho esfuerzo lo logré; pero en el recorrido deje muchas cosas — explicó aquel hombre sacando de su billetera un trozo de papel viejo y arrugado.

Tobias tomó y leyó lo que contenía ese pedazo de hoja.

"Los nervios me vuelven loco desde que tu abuela llamo para informar que ya venías en camino, no te imaginas como quiero estar ahí; pero las circunstancias no lo permitieron. La distancia jamás me impedirá aceptarte como Hijo. Somos muy jóvenes y sé que nuestros padres quieren lo mejor para nosotros, por eso no puedo estar contigo, ni tomarte en mis brazos, Emily, tu madre es un luchadora, sé que al estar con ella estarás bien; pero no dudes que acá en mi corazón está un espacio para ti, solo queda esperar, prometo que haré todo lo posible por estar a tu lado."

— Se ve que quería tener a su Hijo a lado — confirmó Tobias devolviendo ese tesoro.

— Si, siempre leía aquel párrafo de esa carta que nunca pude terminar de escribir, ni de enviar. Desafortunadamente el apellido de una familia de estatus importaba más; por eso no se permitió que eso saliera a la luz pública, menos si en ese plan de vida no se contemplaba tener un hijo a la edad de 16 años; peor cuando estaba a unos meses para encaminarme a la armada; y así fue. 15 años pasaron y me convertí en Capitán de navío. Todo fue exitoso a nivel profesional, pero a nivel personal siempre cargaba con ese vació, con ese dolor, con ese quiebre. Todos los días me preguntaba; ¿Qué estará haciendo Allan?, ¿Cómo estará su madre?

Para esa época supe por mis padres que Emily se había organizado con Javier, y se habían ido a Europa. Era muy molesto no poder actuar como padre; ni siquiera me permitieron registrarlo con mi apellido. Para la sociedad y para mi familia Allan no existía, y eso me mató. Cada vez agonizaba por dar de esa protección, corregirlo por sus travesuras, darle cariño y tener paciencia con sus gustos y con su manera de pensar. Quería comprenderlo, guiarlo, escucharlo. Dar esa clase de amor que sostiene en las caídas, que da ese golpe en la espalda para que siga adelante, demostrar que siempre estaría como un acompañante. Lo único que me tranquilizó fue que Emily y Javier se esforzaron por darle todo, cosa que odie.

— Yo también odiaría todo eso; no sé cómo resistió tanto tiempo — comentó Tobias.

— El amor fue el que me hizo resistir, quería ser papá, no me era suficiente enviar dinero, quería sentir a mi hijo, recuperar el no haberlo podido alzar, ni comprarle sus primeros juguetes, acompañarlo a la escuela. Todo eso lo guarde en mi corazón, hubo momentos en donde quería salir corriendo y buscarlo por cielo, mar y tierra. La vida me dio esa oportunidad.

Era el último día donde yo estaría en mar, un patrullero costero reportó dos botes de contrabando, confronté ese reporte con el informe de los recolectores de inteligencia. No había nada más que hacer, solicité confirmación de coordenadas y asistencia inmediata; di orden de que los botes se prepararán para abordaje. Nos dirigimos hacia esa zona, fue necesario acciones de control, inspección y de rescate. La mayoría de botes de contrabando no solo implicaba tráfico de drogas, ni de animales. En lo último de mi servicio fue de personas, muchas veces tuvo que manejar situaciones horrendas, gente ahogada, mutilada por el tráfico de órganos y de la misma droga, medio vivas porque al poco tiempo fallecían debido al estado en que estuvieron retenidas. Conté con suerte al no llegar a acciones de guerra, siempre había bajas en ambos lados y no estaba emocionalmente preparado para ello, ya había tomado la decisión de permanecer en la base e ir a buscar a mi hijo.

— ¿Y cómo lo encontró? — preguntó Tobias

— Pues ahí fue el misterio; yo quería encontrarlo y él también estaba buscándome. Cuando el corazón clama no hay nada, ni nadie que evite que se escuchen, mucho menos que se encuentren. En ese momento nuestros corazones clamaron ese amor; uno era el mío como padre y el otro era de mi hijo.

— ¿Pero qué tiene que ver Allan con el operativo de esos botes?

— Pues que Allan cuando cumplió 17 años también había decidido ir en busca de su sangre, el necesitó llenar ese vacío que lo lastimo por mucho tiempo. Ese mismo vacío que fue creado por el abandono de sus abuelos, ellos nunca estuvieron con él; ni siquiera cuando se enteraron de que Allan había perdido a Emily y a Javier en un accidente de tránsito. El quedo solo; y mi mamá Karina se hizo cargo de él, ella no quería que el fuera a un orfanato. Tratamos de apoyarnos; solo que las circunstancias no fueron las mejores, ese accidente rebató la vida de mi padre y culpe a Allan de eso — explicó Teo.

— Que idiota fuiste — expresó Tobias.

— Si, la embarre feo; por eso fue que él con lo poco que le había contado su madre, y con el permiso de mi mamá y de Ernesto, la última pareja de mamá; emprendió una búsqueda que para mala suerte lo llevó a ser víctima de tráfico de personas. Viajó en avión y bus hacia la costa caribe donde se suponía que encontraría información; pero fue engañado por una agencia de transportes que le hicieron creer que lo llevarían a la isla de San Andrés — aclaró Teo.

—¿El estaba en uno de esos botes?; pero ¿Cómo lo supiste?

— No lo supe Tobias. Al llegar a esa zona tenía un mal presentimiento, era una necesidad de encontrar algo pero no sabía qué. Solo encontramos un bote que fue abordado y controlado. Encontramos a cinco niños en mal estado, dos mujeres que habían sido abusadas; una de ellas informó que 3 jóvenes habían sido trasladados a otro bote, el cual huyó y se había estrellado en una zona rocosa. Cuando estaba revisando la información, vi esa foto con su nombre. Fue un dolor en el pecho que me hizo actuar, parecía como un loco corriendo por la cubierta solicitando que un bote me llevara hacia aquel sitio.

Encontramos cuerpos que flotaban, cada vez que identificaba a uno era un shock para mí. Ordene seguir con la búsqueda; pero ya no quedaba nada. Todos los cuerpos habían sido sacados del agua; sin embargo algo me llamaba hacia las rocas. Como el bote no podía acercarse mucho, me lancé al agua y me dejé llevar por la corriente. Las olas eran agresivas, no había luna por lo que busqué a ciegas, me di no se con cuantas piedras; pero logré llegar a él, lo tomé en mis brazos, estaba débil, lastimado; con la ayuda de unos cabos logramos sacarlo.

— Entonces, ambos se llamaron; sin saberlo, ni esperarlo, se terminaron encontrando — comentó Tobias.

— Si, casi lo pierdo, unos minutos más y el habría muerto. Duro en coma por una semana, los médicos me dijeron que eran muy pocas las probabilidades que el sobreviviera. Todos me preguntaban, como era que lo había visto, si en ese sitio y a esas horas no se podía ver nada; y porque tanto interés en ese muchacho. Fue tanto la carga que tenía que deje salir todo eso que me embriagaba. Grité que era mi hijo, lloré, me derrumbe; pero me sentí libre, ya no me importaba lo que mi jefe pensara. El almirante se me acerco, me dio su mano para levantarme; — Tranquilo, él es fuerte como su padre, saldrá de esta.

Yo asentí, apenas duras logré responderle con un "sí señor". Estuve a su lado todo esos días, tome sus manos y siempre le daba un beso en su frente. Un día que los médicos fueron a examinarlo, me dieron la mala noticia que no había mejoría. No creí en esas palabras, quería tener a mi hijo y sin escucharlos fui hasta él y le dije; — Permíteme recuperar el tiempo, hijo.

Todos quedamos sorprendidos al ver como sus ojos poco a poco se abrían, pronunciado débilmente un "Papá".

Lloré de la emoción, lo abrace y le dije tres palabras que moría por decirle, "Te amo Hijo".

— Cielos, eso fue algo asombroso, de no ser porque lo escucho de usted mismo; no lo creería — comunicó Tobías.

— Ves amigo, son muy pocos los que logran sentir el flechazo, o escuchan el llamado, me alegra que te pasara — expresó Teo.

— Apoyo a Teo; y si te dejaste llevar y sentiste algo diferente, ya solo queda continuar, no te frenes por nada ni por nadie — sugirió Frederick.

— Gracias por esto, fue de gran ayuda.

Los tres adultos brindaron, al rato Frederick anunció su partida. — Hijo, Tobías, los dejo; fue un placer haberte podido ayudar, nos estamos viendo. Por cierto, Allan quiere organizar una fiesta sorpresa para Miranda, cuento con ustedes para organizarla.

— Claro que si — confirmó Tobías

— No hay quien se salve cuando Allan se le da por hacer fiestas — expresó Teo.

Con la salida de Frederick Tobias se quitó una última duda — Oye Teo; ¿Cómo superaste lo de Allan?

— Con el tiempo me di cuenta que lo que sentía por Allan no era amor; digamos que es un complejo de hermano mayor, lo odie cuando se marchó; pero era porque no iba a estar a mi lado. Con lo que nos sucedió nos dimos cuenta que pasara lo que pasara estaríamos ahí uno para el otro.

— Entonces no te molesta que este con Miranda.

— No, ella es especial, se conocieron cuando estaban superando sus problemas. Ella lo ayudo mucho. Cuando menos se lo imaginaron ya estaban juntos. No lo planearon, solo se dejaron llevar por lo que sentían, lo entiendes, ¿cierto?

— Si.

— Entonces ve por ese chico, ve que yo invitó esta.

— Lo haré; graciasamigo — expresó Tobías.

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