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Doubts

Dudas

Severus lo vio con sorpresa al verlo de repente dentro de sus oficinas mientras leía un libro. El profesor, al acabar sus clases del día, no se esperaba encontrar a Harry en su despacho, especialmente sin previo aviso del director para cuidar del niño.

—Harry, el director no me avisó que vendrías.

—No sabe que estoy aquí — dijo Harry en respuesta mientras dejaba su libro a un lado. Severus se sorprendió y encaró una ceja en dirección a Harry.

—¿Cómo llegaste? —Severus formuló la pregunta tomando asiento a un lado del mismo sillón donde el niño estaba sentado.

—La red flú de la mansion Potter está conectada a la del director y la del director a esa chimenea — Harry señaló la chimenea de su oficina con su dedo índice.

—¿Sucedió algo? —preguntó Severus sin dejar que se note su preocupación por Harry, recordando lo que había sucedido en el cumpleaños del niño.

—Te extrañaba — admitió el pequeño mago.

Algo dentro del pecho de Severus se revolvió y el hombre sonrió solo por un par de segundos.

—Yo también —admitió el maestro de pociones, con una expresión más seria. Un mes sin ver a Harry, desde su cumpleaños, sí que había sido mucho — Pero creo que debes volver a casa, tus padres se preguntarán dónde estás.

—Hoy a mamá le tocó ir a trabajar en el Ministerio, usualmente trabaja desde casa pero bueno. Prongs está en casa, pero no creo que note mi auscencia.

Severus miró directamente a los ojos verdes de Harry, tratando de comprender sus palabras y recordando lo que había hablado con Lupin en el último día de Julio. ¿Sería posible que Harry no tenga el mínimo de atención por parte de sus padres? En lo que él había notado, Lily parecía preocuparse por Harry pero lo sucedido en el cumpleaños del niño le había empezado a generar dudas.

— Igual deberías volver. No soy del agrado de James Potter y no creo que le vaya a agradar la idea de que uno de sus hijos esté en mis oficinas —Severus habló y sus ojos se dirigieron hacia el libro que Harry había dejado a un lado cuando llegó.

Historia de la Magia Moderna, era lo que se leía en la portada.

—¿De donde tomaste ese libro? —preguntó el profesor, recordando que una lectura de ese tipo no se la había regalado al niño y dudaba que alguno de sus padres lo hubiera hecho, teniendo en cuenta que en el tomo se hablaba sobre la derrota de Voldemort a manos del hermano de Harry siendo solo un bebé.

Harry bajó la mirada y posó su mano sobre la carátula del libro, delatando su nerviosismo.

— Harry, formulé una pregunta.

—Lo tomé de la biblioteca. — Confesó el menor con la mirada aún gacha — Buscaba algo nuevo con lo que entretenerme.

—Lo que has hecho está muy mal. Algún alumno pudo verte, sabes que en este mes se inician las clases — Regaño Severus en tono afectuoso. Por un momento, se sintió como un padre tratando de corregir el comportamiento de su hijo.

—Nadie me vio —Harry levantó la mirada —Tengo mis trucos — Harry sonrió de lado.

—¿Ah, sí?

—Truco de Aidan... —Severus enarcó una ceja hacia el niño.

—Ese libro se quedará conmigo y lo devolveré a la biblioteca del Colegio y tú volverás a casa antes de que alguien se de cuenta que no estás. —indicó el profesor con firmeza pero sin sonar tosco. Luego Harry murmuró algo que Severus no comprendió —No entendí lo que dijiste, Harry.

—No importa. —dijo Harry levantándose del sillón. Harry le dio la espalda y habló — Pensé que te gustaría pasar tiempo conmigo —Se quejó. Severus tomó una fuerte bocanada de aire. A veces pensaba que el comportamiento de Harry no era propiamente de un niño de seis años.

—Harry, me importas y me gusta pasar tiempo contigo. —Se sinceró Severus. Harry volteó con los brazos cruzados haciendo un mohín con los labios. —Pero ambos nos meteríamos en un lío si te quedas más tiempo.

—¿Puedo llevarme el libro? — Severus negó con la cabeza — Por favor — Harry lo miró con ojos de cachorro y por un momento, Severus casi accede a la petición.

—Dije que no — Harry hizo un puchero mientras Severus conjuraba un tempus para ver la hora — El director ya debe haber vuelto a su oficina, sé que estuvo en una reunión en el ministerio, fuera de Hogwarts. Por lo que tienes suerte de que no se percatara de que ingresaras al castillo.

—¿Qué significa eso?

—Que no puedes usar su oficina para volver a casa —Severus tomó una bocanada de aire, tratando de pensar como Harry podría volver a la mansion Potter sin que los Potter sospecharan de que estuvo con él. Lupin podría ayudar.

Quiso descartar la idea, pero Lupin era el único medio que tenían para que Harry vuelva a la mansión Potter sin sospechas de dónde estuvo realmente. Conjuró su patronus.

—Busca a Remus Lupin y dile que estoy con Harry y necesito que me de acceso vía chimenea a su vivienda. Asegúrate que no haya nadie cerca para escuchar —Con eso, la cervatilla se fue. Harry lo miró con asombró.

—¿Me enseñas hacer eso?

—Algún día.

:.:.:

Más rápido de lo que creyó, Lupin le llamó vía Flú y el hombre parecía tener cara de haber pasado tres lunas llenas seguidas. Severus no comprendió el porqué del que se viera tan mal, aún faltaba para eso. Sin importarle más, le pidió que le dejara pasar a él y a Harry a su vivienda. Lupin no hizo muchas preguntas y accedió.

— Perdón por el desorden, no he tenido tiempo de limpiar — Dijo el licántropo pateando unas cajas en el suelo ni bien ingresaron a su departamento. A Severus le sorprendió que el lobo pudiera pagar un apartamento de ese tipo y por la cantidad de cajas y cosas tiradas en el suelo, supuso que recién se acababa de mudar.

La mirada de Lupin se posó por unos segundos sobre Harry y Severus notó que el niño le veía con preocupación. Luego la mirada de Lupin se fijó sobre él.

Severus vio las marcadas ojeras bajo los ojos de Lupin. La notoria falta de afeitar en su rostro también era evidente.

—¿Qué te pasó Lupin? —Se atrevió a preguntar con disgusto.

—Lo de siempre Snape. ¿Qué hacía Harry contigo? —Lupin cambió de inmediato el tema.

—Harry, ¿quieres explicarle cómo llegaste a mis oficinas?

—Escape de casa —Lupin pareció no sorprenderse y solo tomó una fuerte bocanada de aire, como si hubiera esperado aquel comportamiento de Harry.

—¿Quieres que lo regrese a su casa, ¿cierto? — Cuestionó Lupin hacia su persona — ¿Y que diga que estuvo conmigo? — Severus asintió y Lupin suspiró. Parecía que a veces el cerebro del licántropo parecía funcionar —Harry, cachorro. ¿Te parece si vas un momento a la mini biblioteca y buscas libros que te gusten?, puedes llevartelos — La mirada de Harry se iluminó y se dirigió de inmediato hacia una habitación del departamento.

Severus dudó. Si Harry ya conocía donde estaba esa biblioteca, Lupin no estaba apenas llegando a ese lugar, lo estaba dejando.

Al estar los adultos solos. Lupin habló.

—No me mires con lástima —Pidió Lupin.

—Tranquilo, solo... me disgustas — Lupin rodó los ojos con cansancio.

—No puedo ir a dejar a Harry.

—Los Potter son tus amigos, es menos sospechoso.

—A James no le complacerá que aparezca con su hijo —A Severus le intrigó aquella afirmación — La semana pasada fue el juicio de Peter Pettigrew — Declaró Remus y Severus recordó haber visto la noticia en El Profeta.

—E inesperadamente la de Sirius Black también — Citó Severus recordando lo que había leído. Entonces era por eso que Lupin se encontraba demacrado, era por Black. El lobo se quedaba sin el perro.

—Harry y Aidan no saben nada de esto. Agradecería si no le mencionas nada a Harry.

—¿Que tiene que ver todo esto con que dejes a Harry en su casa?

—James y yo discutimos luego de los juicios. De forma estúpida, sigue defendiendo a Pad-Sirius —Se corrigió de inmediato.

—¿Te estás mudando? —Remus asintió.

—Créeme será peor si lo dejo yo con los Potter. Al fin y al cabo Harry no sabe sobre los juicios y que discutiste con su padre ¿no? —Lupin asintió y pareció reflexionar.

—Yo lo llevaré. ¿Pero puedes hacerme un favor a cambio? — pidió Lupin. Severus le escuchó —¿Podrías prepararme pociones para cada luna llena? Te haré llegar mi nueva dirección en cuanto pueda.

— Lo haré, pero por Harry.

:.:.:

Tras aparecer por la red flú, Harry le agradeció nuevamente por los libros que le acababa de regalar, los cuales había metido en un bolso sin fondo que Remus también le había regalado. Muchos posiblemente no eran apropiados para su edad, pero podría leerlos cuando crezca. Remus ya no estaba seguro si podría seguir formando parte de la vida de Harry y Aidan como solía hacerlo.

De pronto, vió a James ingresar a la sala de la mansión. Seguramente la seguridad mágica le había avisado que acababa de ingresar. La mirada de su amigo (si lo seguía siendo) se posó sobre Harry y luego sobre él.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó James entre sorprendido e incómodo por su prescencia.

— Harry fue a visitarme.

—¿En qué momento saliste? — Esta vez James formuló la pregunta hacia Harry. El niño se encogió de hombros — Responde.

—No salió mucho tiempo. Solo lo traía de vuelta.

—Te dije que te alejes Remus — habló James serio aunque el enojo podía verse a través de sus ojos —Harry lárgate a tu habitación — pidió de inmediato Prongs. Remus vio de reojo a su sobrino y este hizo caso de inmediato, desapareciendo por las escaleras de la mansión.

—No deberías hablarle así a tu hijo — pidió Remus, creyendo que Harry había ido en busca de Snape por el trato de su padre.

— No eres quien para decirme como tratar a mis hijos. Ahora agradecería que te largues y no vuelvas a acercarte a mi familia. No merecen ser mal influenciados por tus opiniones.

—¿Sigues defendiendo a Sirius? Tranquilo, no tendrás que ver a un asqueroso hombre lobo cerca de tu familia nuevamente — respondió Remus entre enojado y dolido por la anterior conversación que había mantenido con James — Dile a Lily que obtuve un nuevo trabajo o algo así — Con esas palabras, Remus se dirigió hacia la chimenea tomando los polvos flú y miró por una última vez a James, presumiblemente la última vez que lo haría.

El licántropo intentó contener las lágrimas mientras dejaba la mansión.

:.:.:

Harry ingresó a su habitación, preocupado por cómo Prongs se había enojado con Moony solo por dejarlo en la mansión. Suspiró y dejó el bolso de Moony sobre su cama, luego tendría tiempo para ordenar los libros que su tío le había dado y empezar a leerlos. Lo que sí le sorprendió a Harry es que el adulto le había dado casi la mitad de su librero y usualmente Moony solo le dejaba tomar uno o dos libros prestados. Supuso que iría devolviendo las lecturas poco a poco.

Salió de su habitación cerrando la puerta detrás de él. Le sorprendía que Aidan no lo estuviera buscando o lo hubiera visto bajar al primer piso con Prongs. Aidan siempre estaba detrás del hombre cuando Lily iba a trabajar.

Dió tres golpes a la puerta de la habitación de su hermano y no hubo respuesta. Volvió a tocar. ¿Tal vez Aidan estaba durmiendo? Aún se veía el sol y creía que era muy temprano para que su hermano lo hiciera. Abrió la puerta, curioso y también porque debía dejar la capa de invisibilidad que había tomado de la habitación de Aidan, quien la tomaba de la de Prongs.

Harry se lamentaba que Sev no le hubiera dejado quedarse con el libro que quería, pero tal vez encontraría algo entre los libros de Moony que aclarara todas sus dudas.

Entró al cuarto de Aidan y dejó la capa bajo la cama de Aidan, donde la había encontrado. Y en efecto, no había nadie en la habitación. ¿Dónde estaba su hermano? Se asomó por la ventana de su hermano, que tenía vista al patio trasero y se quedó viendo la hermosa vista por unos segundos. De pronto, le pareció ver que algo voló muy cerca de la ventana y pasó rápidamente. Tan rápido como eso, vio como alguien de cabellera pelirroja se chocaba contra el pasto y tras este, otro niño caía con su escoba. Supuso que era Aidan, porque su vista no le permitía ver bien los rostros de los niños.

Harry salió de inmediato de la habitación de su hermano y bajó las escaleras en dirección al patio trasero. Cuando llegó su hermano estaba disfrutando la compañía de Ron Weasley, quien tenía su escoba.

—¡Harry! —se apresuró a decir su hermano cuando lo vió. Aidan se acercó corriendo. —Finalmente sales de tu cueva.

—Fui con Moony.

—¿Escapaste? Creí que estabas en tu habitación leyendo libros aburridos.

—No son aburridos.

—Como sea, yo me aburri y papá me dejó llamar a Ron para jugar —A Harry le dolió algo en el pecho cuando se percató que Aidan podía divertirse más con Ron Weasley que con Harry.

—Hola —La voz de Weasley se hizo escuchar detrás de Aidan.

—No los molesto más, iré a mi habitación a esperar que mamá llegue.

—¡Harry! —Escuchó el llamado de su hermano cuando ingresó de nuevo a la mansión. —¡Harry! —Aidan volvió a llamarlo.

Un jalón en su camiseta le hizo detenerse, volteó y vio a Aidan con una mirada preocupada.

—¿Estás molesto? —preguntó su hermano. Harry intentó no mostrar algún rastro de su enojo y dolor hacia su hermano al saber que si Aidan se aburría prefería ir en busca de Ron Weasley que en busca de él.

—¿Por qué lo estaría? —preguntó Harry en respuesta, sonando sutil — A ti te gusta divertirte y a mí hacer cosas aburridas.

—No quise-

— Pero lo dijiste — Harry interrumpió a Aidan.

—Fue Prongs quien sugirió que podía llamar a Ron cuando le dije que no respondias a la puerta de tu habitación. Vamos, únete al juego. —Harry lo pensó por unos segundos.

—¡Aidan! —La voz de Ron Weasley se escuchó a unos pasos de ellos.

—Creo que te llaman — A Harry le dolió el hecho que su hermano rápidamente volteara a darle el encuentro a Ron, olvidando por completo la invitación a jugar que le había hecho.

:.:.:

Harry miró a su cuidador, quien leía una revista de pociones. El niño dudó en si soltar aquella duda que traía desde su encuentro con los Weasley. Su primer intento de resolver esa duda había sido con el libro que quiso tomar la semana pasada de la biblioteca de Hogwarts, pero que Severus no le dejó llevárselo.

Hace tres días había llegado nuevamente a Hogwarts estando bajo el cuidado de Sev, debido a que el resto de los Potter tuvo que realizar un nuevo viaje, como siempre, algo de lo que el niño ya se estaba acostumbrando. Podría intentar ir a la biblioteca y tomar el libro nuevamente, pero ya no tenía la capa que su hermano, que robó de la habitación de Prongs.

—Tus pensamientos son ruidosos — Comentó Severus sin despegar su vista de su revista de pociones.

—Los pensamientos no se pueden oír — Comentó Harry, curioso por el hecho de que Severus pudiera escuchar lo que él pensaba. ¿El también podría hacerlo?

— Los tuyos sí — Harry vio a Severus ponerse de pie y dejar su revista sobre su escritorio. —¿Qué sucede? — Severus le prestó atención, enarcando una ceja, como si en realidad hubiera escuchado sus pensamientos.

—¿Qué es un niño que vivió? —Se atrevió Harry finalmente a preguntar, pues si Severus hubiera escuchado lo que pensaba, no perdería nada en decírselo. Severus no cambió su expresión facial.

—¿Por qué la pregunta?

—Cuando conocí a los Weasley, uno de ellos mencionó algo sobre que Aidan era el niño que vivió.

—¿Tus padres no te han dicho nada sobre eso? —Harry negó con la cabeza, no habiendo querido a preguntar a estos porque simplemente le ignoraban o regañan por ser demasiado curioso. ¿Sería un tema de adultos? — Creo que yo no soy la persona a la que le corresponde explicarte eso.

—¿Por qué no? — Eso quería decir que Sev sabía, pero ¿porque él no podía explicárselo?. —¿Es algo malo?

—Depende de cómo lo veas —Harry ladeó la cabeza ante esa respuesta, intentando procesar la respuesta.

—¿Es malo para Aidan?

—¿No te gustaría ir a cenar? —Harry apretó los labios. ¿Porque Sev le cambiaba el tema?

—Supongo que sí. —Respondió Harry, rindiéndose. Intentaría preguntar más tarde.

Severus se levantó y llamó a un elfo para que les trajera la cena hacia su cocina. Harry supuso que tendría que averiguar sobre Aidan, el niño que vivió, con o sin la ayuda de Severus.

:.:.:

Aidan miró a su padre de reojo, quien tenía dos camisetas en cada una de sus manos, decidiendo por cuál ponerse. Tenía preguntas, y muchas, sobre lo que Prongs le había contado en su cumpleaños, pero no se había atrevido a volver a preguntar. Aprovechó que su madre estaba en la ducha de la habitación del hotel, para preguntar.

—¿Papá? —Su padre volteó a verlo con una sonrisa.

—¿Qué sucede pequeño?

—¿Recuerdas lo que me dijiste en mi cumpleaños? —preguntó Aidan mientras su padre tiraba una camiseta sobre la cama y se ponía la otra.

—¿Lo de ser un héroe? —Aidan asintió con la cabeza.

—Tenía preguntas sobre eso...

—¿Sobre qué?

—¿Cómo es posible, que yo, siendo solo un bebé, pudiera derrotar a un mago oscuro? —Su padre se acercó y se agachó a su altura. Prongs le miró hacia los ojos.

—Porque eres un mago muy poderoso. No hay mucho que explicar. Gracias a tu gran poder como mago, salvaste tu vida

—¿Y la de Harry? — preguntó Aidan recordando lo poco que su madre había querido hablar sobre ese tema con él.

—También. Es por eso que en un futuro deberás volver a derrotar a ese mago para salvar al mundo mágico.

—¿Y si no quiero? —preguntó Aidan con algo de miedo.

—Eso sería egoísta. Además, salvando al mundo mágico estarás salvándome a mí, a tú madre y a Harry.

Aidan pensó y creyó que si se trataba de salvar a su hermano, no sonaba tan mal el ser un héroe. ¿Cuidar de Harry? Por él lo haría. Además, no quería que otros pensaran que él era un egoísta por no querer ser un héroe y si su padre se lo pedía, Aidan lo haría. Al fin y al cabo, ¿por qué desconfiar de su propio padre?

:.:.:

James tomó entre manos la correspondencia y apretó la madíbula al ver una carta proveniente de Remus. ¿Eso era lo primero que tenía que ver al volver de viaje? ¿Qué era lo que quería? Ya le había dicho que no quería que aquel hombre se volviera a involucrar con su familia de nuevo, no mientras este creyera que Sirius había sido parte del ejército de Voldemort. James no era capaz de aceptar eso porque no era real, aunque Lily había intentado ver aquel juicio con otros ojos, no lo había logrado.

—James, ¿sucede algo? — preguntó su esposa al bajar las escaleras.

—Solo recordé que olvidé una camisa en el hotel —James mintió sonriéndole a su esposa.

—Es una camisa, puedes comprar otra.

—Tienes razón.

—Iré a recoger a Harry, seguro nos extraña — James esperó a que su esposa desapareciera por la chimenea y se dignó a abrir una de las cartas que Remus había enviado.

" Harry" fue lo que leyó en el primer sobre, James bufó al notar que la segunda carta estaba dirigida para Aidan. Inmediatamente, con un incendio, quemó las cartas. Llamó a los elfos y les ordenó quemar todas las cartas que provenían de Remus Lupin.

Disculpen por haber estado ausente últimamente pero ya estoy devuelta con un nuevo capítulo.

El viernes estaré publicando el primer capítulo de la segunda parte de esta historia. Es posible que aparezcan nuevos personajes y las cosas se pongan un poco más tensas entre los hermano Potter.

Sin la intención de darles spoilers, los dejo.

Nos leemos pronto <3

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