[20]
Unexpected
—
Inesperado
Habían sido dos semanas semanas agotadoras desde la captura de Peter Pettigrew. Albus aún estaba sorprendido por cómo se dieron los hechos. Cuando James había aparecido, de pronto en su oficina, con Peter petrificado. Por suerte, él estaba presente en su oficina en aquel momento, así que con rapidez se levantó a preguntar qué había pasado. James contó que estaban pasando el día con la familia Weasley y de pronto notaron a la rata como una de las mascotas de los hijos de la familia.
Dentro de una hora sería el juicio de Peter, que había pasado las anteriores semanas privado de su libertad. Pudo darse el juicio antes, pero el matrimonio Potter había insistido en esperar a que Remus y Sirius volvieran de su misión en Dinamarca. Apenas el día de ayer ambos habían vuelto, así que en una reunión con ellos, Albus les puso al día de todo.
La sesión estaba a punto de empezar, con todos los miembros del Winzegamot ya presentes.
—Creo que ya podemos empezar — Albus se dirigió hacia todo el tribunal. Peter ya estaba sentado sobre la silla para ser juzgado, tenía sobre él hechizos para que no escapara del lugar.
Los Potter estaban sentados en la cabina de testigos junto a Sirius Black y Remus Lupin. Los cuatro se veían aún conmocionados por tener a su antiguo amigo frente a ellos, a punto de ser juzgado por los delitos de haber apoyado a Voldemort durante la Guerra Mágica.
—El señor Peter Pettigrew, nacido el 9 de septiembre de 1959, se encuentra aquí el día de hoy para ser juzgado por los cargos de conspiración junto a quien-no-debe-ser-nombrado, revelación de información y fuga — Cornelius Fudge, el Ministro de Magia empezó a nombrar los cargos por los que Peter Pettigrew había sido acusado.
—Usted, señor Pettigrew. ¿Acepta los cargos? —Dumbledore preguntó y Peter respondió negando con la cabeza y la mirada sobre el suelo. Varios murmullos se hicieron escuchar por parte de la audiencia —Por favor. Justifique.
—Estuve bajo la maldición imperius —Peter declaró, sin moverse o mostrar algún tipo de señal con su cuerpo —Lo juro. Yo nunca habría hecho esto a mis amigos.
—¡Falso! — Desde la tribuna, los gritos de James Potter y Sirius Black se hicieron escuchar. Dumbledore vio como Lily y Remus intentaban calmar a los aurores.
—¿Cree Potter que puede venir a hacer escándalos a una audiencia? — Fudge, que estaba al lado derecho de Albus le preguntó en voz baja mientras Potter finalmente volvía a tomar asiento.
—Pedimos el orden. Prosigamos. Díganos señor Pettigrew, ¿usted levantó el encanto fidelius de la casa donde los Potter se alojaban el 31 de octubre de 1981?
—Me obligaron — La voz de Peter tembló — Me amenazaron... — La voz de Pettigrew volvió a temblar —Yo... en realidad no quería hacerlo. James es mi mejor amigo. Y como me negué, la maldición Imperius me obligó a levantar el encanto.
Albus le dirigió una mirada al Ministro. Cornelius parecía convencido por la versión que Peter brindaba. Albus, por su parte, no creía que hubieran muchas posibilidades de que la versión fuera cierta. Cuando sucedió el incidente de Halloween, James y Lily le contaron cada detalle de lo sucedido a Albus quien llegó a la conclusión que la única forma de levantar el fidelio había sido si Peter tuviera la intención de hacerlo. El hecho que huyera, tras aquel día, solo había aumentado las sospechas que Albus tenía sobre él en ser un mortífago.
— Si lo que dice es cierto. Supongo que no dudará en mostrarnos su antebrazo izquierdo — Gracias a Severus, Albus sabía donde colocaban la marca tenebrosa a los mortífagos.
Para su sorpresa, Peter hizo lo que pidió y descubrió la manga izquierda de su túnica. Levantó el brazo y lo mostró ante toda la audiencia. Algunos emitieron sonidos sorprendidos. Albus, cuando hablaba con algunos miembros, creían que Pettigrew era culpable. Pero su brazo no tenía señal alguna de contener la marca oscura y Albus temía que el resto del Wizengamot cambiara de opinión. Albus no se permitiría dejar libre al traidor de los Potter.
Ya había visto sufrir a Lily lo suficiente, como para que no se hiciera justicia.
—¿Quién le obligó a hacerlo? —El ministro interrogó.
— Sirius Black.
El nombrado inmediatamente se puso de pie y miró nerviosamente al resto de los presentes. Remus lo tomó del brazo, en un inento de retenerlo.
—¡Eso es mentira! —Sirius chillo, negando lo que su amigo de la infancia acababa de declarar. De pronto, empezó a reír como un maniático —No pueden creerle — Los ojos de Sirius se posaron sobre el resto de los presentes, los encargados de juzgar a Pettigrew.
Amelia Bones, jefa del departamento de Aplicación de la Ley Mágica, se pudo de pie desde su asiento. Si Amelia aceptaba la versión de los hechos que Peter estaba dando, Albus estaba seguro que la mayoría también tomaría aquella versión por el cariño que le tenían a Madame Bones. Albus solo esperaba que no dijera algo que afectara la libertad de Sirius.
—Pido a dos aurores que cuidan esta entrada, retengan al señor Black.
De inmediato, dos de los cinco aurores que cuidaban de la entrada del Wizengamot, se acercaron hacia donde estaba Sirius y los Potter. Albus vio como forcejeaba con los aurores, que eran sus compañeros de trabajo. Del mismo modo, James Potter empezó a regañar e insultar a los dos aurores que solo seguían el pedido de su jefa, Amelia Bones.
—Para aclarar. Con esto no significa que crea que el señor Black sea o no culpable de los cargos — Amelia volvió a pronunciarse — Es para evitar conflictos con el resto de los aquí presentes con asiento en el Wizengamot.
Esas palabras no parecieron ayudar a que Black se calmara, hasta que finalmente los aurores pudieron hechizarlo y llevarlo a un asiento a metro de Peter Pettigrew, quien solo lo miró con indiferencia.
—Creo que Dumbledore puede continuar —Amelia volvió a tomar asiento y Albus asintió con la cabeza hacia su dirección.
—Creo que el brazo de Pettigrew es prueba suficiente por los cargos que se le acusan, señor Black — Cornelius le interrumpió antes que pudiese hablar —Teniendo en cuenta que el resto de la familia Black también fue arrestada por los mismos cargos — Albus intentó hablar, pero todos prestaban atención a Fudge —¿Qué nos asegura que no ha encubrido a su hermano todo este tiempo? Regulus Black podría... aún estar vivo.
Sonidos de asombro se hicieron escuchar y los murmullos entre los propios asistentes. ¿Por qué Cornelius Fudge tenía que ser Ministro de Magia? A Albus no le agradaba para nada. Era muy difícil llegar a acuerdos con el hombre. Albus extrañaba grandemente a la anterior ministra.
—Disculpen. Yo considero que una acusación de este tipo es muy grave sin las pruebas pertinentes — Albus finalmente habló, callando los murmullos del resto — En efecto, el brazo del señor Pettigrew puede evidenciar que no lo hizo a voluntad. ¿Pero que evidencia que Sirius Black es quien lo obligó a hacerlo?
—Como alguien que estuvo bajo la maldición imperius. —Lucius Malfoy, representante de la familia en el Wizengamot se puso de pie — Puedo afirmar que las probabilidades que el señor Pettigrew haya pasado por las misma circunstancias que yo, son altas. Además, tengo evidencia que podría sustentar que Sirius Black estuvo entre las filas del señor oscuro antes de su caída. Si tienen un pensadero...
—Nos daremos un descanso de 15 minutos. Mientras tanto, se extraerán los recuerdos del señor Malfoy — Albus intervino rápidamente. Necesitaba pensar con claridad. ¿Sirius era el verdadero traidor?
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Vio a su amigo, Remus, apoyar la cabeza contra la pared una vez salieron de la sala del juicio. Lily también miraba a Remus con preocupación. James solo esperaba que lo que Peter decía no fuera cierto. ¿Sirius traicionandolo? Aquello era imposible. O al menos era lo que él creía, o se dignaba a aceptar. Sirius era su hermano y la familia no traicionaba. ¿Verdad?
—Rem... —La voz de su esposa se dirigió hacia su amigo — Lo que dice Peter es mentira. Sabemos que quien levantó el encanto fue él, no Sirius.
— Es verdad. Sirius jamás podría traicionarme de esa manera.
—¿Qué te asegura eso? —preguntó Remus con un tono de voz indescifrable — Hacía unos años pensábamos lo mismo de Peter.
Remus tenía razón, pero era distinto, pensó James. Sirius odiaba a los Black y cualquier tipo de afiliación que la familia tuviera con otro, lo que incluía al señor oscuro y sus mortífagos. Además, Sirius no llevaba aquella marca que caracterizaba a los magos oscuros, seguidores de aquel mago maldito. Además, si Malfoy y Quejicus no fueron Azkaban a pesar de haber estado en las filas de Voldemort, Sirius no tenía razón para hacerlo.
—No creo que Sirius sea capaz de...
—¡Malfoy tiene pruebas! —El grito de Remus llamó la atención de los otros magos y brujas que se encontraban fuera, también hablando sobre lo que acababa de pasar en la sesión del juicio — Perdón. Pero saben que es verdad. Y... odiaría que Peter tenga razón pero
— No hay peros, Moony — James miró a Remus fijamente — Peter solo busca una excusa para ser liberado. Nada más.
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Al momento que la sesión volvió a iniciar. Albus ya tenía entre sus manos el pensadero con el recuerdo, junto a él, Amelia Bones y el actual Ministro de Magia. Dumbledore reanudó la sesión y pidió a los Potter junto a Remus acercarse para ver el pensadero, luego de ellos, otro grupo que tenía asientos en el Wizengamot vería la supuesta evidencia que Malfoy había brindado en contra de Sirius.
James sumerge el rostro en el pensadero, uno que era mucho más grande de lo usual para que cupiesen varias personas para ver el recuerdo a la vez. Inmediatamente su realidad se distorsiona y pudo ver a Malfoy parado fuera de una puerta que estaba entreabierta. El Malfoy del recuerdo abrió más la puerta, pero se quedó fuera al ver que dentro estaban Voldemort y un slytherin que James recordaba de sus años en Hogwarts.
—¿Black? —Voldemort preguntó al mortífago.
—Sí mi Lord. Black desea unirse a nuestras filas. Pero me ha pedido no querer obtener la marca oscura tan pronto.
—¿Y que nos asegurará su lealtad? —preguntó de nuevo Voldemort.
— Toda su familia es parte de la causa. Sirius Black no será un problema, ya verá.
Con esa conversación el recuerdo cambió.
—Espero que no digas nada de lo que has escuchado dentro. —El mismo muchacho que había tenido la conversación con Voldemort apareció, frente a Lucius Malfoy.
—Se me haría imposible. Mulciber. Black no es alguien que me interese en realidad. — Declaró Malfoy.
Con eso, James fue expulsado del pensadero. Ya no quedaban más recuerdos.
Luego de ellos, otro grupo que formaba parte del Wizengamot, fue a ver los pensamientos de Malfoy. Mientras tanto, él junto a su esposa y amigo volvían a sentarse a donde estaban antes. James se quedó pensando mientras esperaba, al igual que los otros dos. Sirius no podía ser uno de ellos... no no no. James se negaba a aceptar aquella nueva realidad. ¿Si todo era un engaño de Malfoy? Eso era muy probable en realidad.
Tras un tiempo de espera, James no había calculado. Todos habían vuelto a sus asientos, sólo una parte habiendo visto los recuerdos de Malfoy.
—Bueno. Seguiremos. —Albus lo miró con tristeza. ¿Por qué? —Teniendo en cuenta que Voldemort ha aceptado entre sus filas seguidores sin tomar la marca. A Peter Pettigrew se le acusan de los cargos de traición, prófugo de la justicia y de haber sido seguidor del antiguo mago oscuro. Se le designará una condena eterna en Azkaban. Todos a favor levanten la mano.
La mayoría de los presentes, incluyendo a James, que también tenía asiento en el wizengamot, levantaron la mano. James vio que Malfoy fue de los pocos en no hacerlo. James sonrió internamente. Peter perdía. Pero lo que le tomó por sorpresa fue lo siguiente que dijo el director de Hogwarts.
—A Sirius Black se le acusa de seguidor de Voldemort y mentiroso ante la justicia. Al igual que al señor Pettigrew, se le designará una condena eterna en Azkaban. Aquellos a favor, levantar la mano.
Una vez más, la mayoría votó a favor. Esta vez James está absteniéndose al igual que Madame Bones. Malfoy levantó la mano en esta votación.
Los gritos incontrolables de Sirius se hicieron escuchar. ¿Qué rayos acababa de pasar?
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—¿¡Vas en serio?! —Remus gritó enojado hacia James.
Los Potter y Remus acababan de salir del juicio, no solo de Peter Pettigrew, sino que también del de Sirius Black, inesperadamente. Los que se hacían llamar los merodeadores, acaban de perder un integrante más. El resto ya se había ido de la sala del juicio, dejando libre el lugar.
James estaba reacio a aceptar la verdad que se había impuesto ante sus ojos. Mientras que Remus trataba de que la acepte, Lily parecía no querer entrometerse entre ambos amigos. Por lo que James, al salir del juicio, comentó que no creía nada a lo que Malfoy había expuesto sobre su mejor amigo.
Así que Remus se encontraba gritándole en la cara en ese mismo momento.
—¡Me sorprende! ¡Me sorprende demasiado! ¡No que Sirius haya sido seguidor de... ese! ¡Sino que creas que él no haya sido capaz de serlo!
—¡Es nuestro mejor amigo! —James gritó en respuesta.
—¡Es un Black después de todo!
Oh. ¿Era eso? Se preguntó James a sí mismo. Sirius había dejado de ser un Black hacía mucho tiempo, para ser un Potter más. Creía imposible una traición por parte de este.
—¡Tú eres un hombre lobo! ¡Fácilmente pudiste traicionarnos tú! —El comentario de James pareció dolerle a Remus, pero el azabache no le tomó importancia a la expresión dolorida de su amigo. A diferencia de Lily, quien se acercó a su esposo para pedirle que dejen de discutir.
—¿Recuerdas la broma? —Remus pregunto con la mandíbula apretada. Y de inmediato salió de las tribunas del Wizengamot, sin decir ni una palabra.
James vio como su esposa tenía la intención de seguirlo, así que tomó del brazo a la pelirroja para que no fuera detrás de Remus. No había una razón para hacerlo.
—Ya se le pasará. —Fue lo único que dijo ante la expresión afligida de su esposa.
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Sus padres, junto a Moony y Pads dijeron que tenían algo importante que hacer. Realmente le sorprendió al niño que sus padres no lo llevaran con ellos, así que a pesar de la insistencia no logró convencerlos. Según su madre eran cosas de adultos. Pero él ya era un niño grande, podía entender esos asuntos.
Su madre consideró que no sería bueno dejarlo a él y a su hermano en la mansión, solos. Así que cuando el director Dumbledore llegó a la mansión para irse con sus padres y tíos, el hombre sugirió que se quedaran en Hogwarts. La idea le pareció fascinante, al igual que a su hermano, del que notó un brillo en sus ojos. Así que ahora ambos niños estaban en Hogwarts, específicamente en la cabaña de Hagrid por un par de horas hasta que los adultos volviesen.
—¿Y eso qué es? — preguntó Aidan con curiosidad mientras Hagrid, quien parecía ser un gigante ante los ojos del niño, se acercaba a ellos con una bandeja.
—Esto de aquí son galletas para ustedes — Hagrid se agachó a la altura de los niños, que estaban sentados sobre el sofá y cada uno de los mellizos tomó una galleta.
Aidan evaluó la galleta que acaba de tomar de la bandeja de Hagrid. Tenía una forma extraña, pero en realidad, al pequeño niño no le importó mucho ese aspecto. Acercó la galleta a su boca pero el contacto de su dientes con la galleta, le generó un ligero dolor en la boca. La galleta estaba dura.
—Está muy bueno Hagrid — Aidan miró hacia donde su hermano estaba. De alguna forma, Harry había logrado masticar la galleta sin problemas.
—Yo en realidad, no tengo hambre. Pero puedo guardarlas para después —Aidan habló, en un intento de no ofender a Hagrid por las galletas que le había preparado.
—Bueno. Bueno. ¿Les gustaría ir a alimentar a los animales del profesor Kettleburn? —preguntó Hagrid y a Aidan le emocionó la idea. Aidan asintió con la cabeza.
—¿Y porque el profesor no lo hace por su cuenta? —preguntó Harry, curioso.
—Esta semana han empezado las clases y el profesor se encuentra ocupado, como el resto de los profesores en el castillo. Fue por eso que Albus me pidió cuidarlos mientras tanto.
Cuando Harry acabó de comer su galleta. Hagrid le pidió a ambos niños seguirlo. Así que Aidan y Harry salieron de la cabaña detrás de él. Hagrid se acercó a unas cubetas que estaban fuera de la cabaña y llamó a ambos niños para que lo ayudaran. Hagrid tomó las dos cubetas gigantes, mientras que Harry y él cargaban la cubeta más chica entre los dos. Aidan se preguntó internamente si algún día tendría la fuerza suficiente para cargar uno de los cubos que llevaba Hagrid.
Aidan quedó fascinado al ingresar al castillo. No era la primera vez que entraba, pero hacía mucho que no visitaba el lugar se había olvidado de ciertos aspectos de este. Los niños caminaron a un lado de Hagrid, siguiendo sus pasos y con la cubeta en manos. El castillo parecía estar vacío a pesar que Hagrid ya les había dicho que las clases habían empezado.
—¿Por qué no hay nadie? —Aidan se atrevió a preguntar.
— Porque están en clase — respondió su hermano como si la respuesta fuera obvia.
—Como dice Harry, los alumnos están en clases y los profesores dictando estas. Usualmente verán a varios alumnos fuera de sus clases. Espero que ustedes no vayan a ser de esos. Pero como es la primera semana, ningún alumno quiere ser el primero en ser castigado en realidad — Hagrid les explicó.
—¿Cuántos profesores hay en Hogwarts? — preguntó Aidan mientras subían unas escaleras espirales de lo que parecía ser una torre.
—Mmm... son muchos en realidad. La profesora McGonagall, el profesor Snape, la profesora Sprout, el profesor Flitwick... Creo que demoraría mucho en mencionar a todos — Hagrid se detuvo tras subir tres pisos de la torre y abrió una puerta de manera que estaba bien cerrada —Venga, pasen. No hay animales peligrosos en este lugar. De los otros me encargaré luego.
Aidan ingresó al lugar con su hermano, tratando de que la cubeta no cayera al suelo. Una vez dentro la dejaron sobre el piso.
Tanto él como Harry se asombraron ante los animales. Lo primero que Aidan pudo distinguir fue a dos animales verdes en una vitrina de vidrio. Las criaturas tenían ojos grandes y saltones y sus cuerpos eran regordetes. Al lado de estas, había otra vitrina que separaba a loq ue aprecían ser unas salamandras de color rojos.
—No se acerquen a las salamandras de fuego. No les harán daño, pero no me gustaría que les suceda algo — Advirtió Hagrid mientras habría la vitrina de las salamandras que brotaban chispas de sus cuerpos y vaciaba un poco de la cubeta grande para ellas.
—¿Esos son sapos? — Harry preguntó de repente, señalando a las criaturas verdes de ojos saltones.
—Sí, son bufo debilis para ser específico. El profesor Ketleburn adora estos animales — Explicó hagrid —¿Quieres alimentarlos? — Hagrid preguntó en dirección hacia su hermano y este asintió con la cabeza.
Mientras Harry se acercaba a Hagrid para ayudarlo con los sapos. Aidan se distrajo al ver la esquina del lugar, que se encontraba oscura a diferencia del otro lado de la habitación donde estaban las otras criaturas. Aidan se acercó, sin importarle si al hacerlo podría estar en peligro.
Vio a la criatura y se percató que era una serpiente.
A sus seis años nunca había visto una. Así que se emocionó internamente. Solo había visto fotografías de un libro para niños que su madre solía mostrarle a Harry y él para conocer algunas criaturas muggle y mágicas. Al acercarse más a la vitrina, puso su dedo indice sobre el vidrio. Cuando la criatura noto que se acercaba, le miró directamente a los ojos.
Los ojos de la criatura eran amrillos. Posiblemente cualquier otro niño de su edad se hubiera asustado, incluso Harry, pero Aidan en vez de atemorizarse sintió algo extraño con la criatura.
—¿Hola? —Aidan preguntó a la serpiente, aunque sabía que esta no iba a poder responderle.
—¿Puedes hablarme? —Respondió la serpiente devuelta.
Aidan retrocedió un pasó, entre asustado y sorprendido por entender el siseo del animal. Por lo poco que tenía entendido, los magos y brujas no podían hablar con los animales. ¿Las serpientes serían una excepción?
—Aidan, es mejor que te alejes de la serpiente. —La voz de Hagrid asustó al animal, que se enrollo sobre su propio cuerpo — Suele morder según el profesor Kettleburn. Será mejor ya irnos.
—¿No la vas alimentar? —preguntó Aidan, confundido.
—Oh, no. El profesor Ketleburn tiene una dieta estricta para la serpiente. Vamos.
Hagrid posó una de sus grandes manos sobre su hombro y lo guió hacia la salida junto a su hermano. Mientras bajaban las escaleras, Harry le preguntó si estaba bien y Aidan solo se limitó a asentir mientras varias preguntas atravesaban por su mente. ¿Lo había imaginado?
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Albus volvió a la sala del Wizengamot media hora más tarde, donde los Potter y Remus debían estar esperando. Tanto a Sirius como a Peter se les asignó celdas en Azkaban, aunque el director aún consideraba que lo de Sirius Black era injusto. Malfoy pudo haber modificado los recuerdos, pero parecían no estar en realidad. Todo era muy confuso en la cabeza de Albus. La motivación de Fudge por querer seguir atrapando la mayor cantidad de mortifagos posibles, le había cegado, y con ello animó al resto del Wizengamot a votar en contra de ambos muchachos.
Por un momento, Albus había pensado que el voto en contra de Amelia Bones en el caso de Sirius Black, desmotivaba al resto para mandarlo a Azkaban. Fue muy lamentable que no fuera de ese modo.
Al llegar, solo vio la expresión preocupada de Lily Potter y a al enojado Lord Potter. ¿Y Remus?
—Albus. ¿Por qué? — Fue lo primero que preguntó James al verlo.
—Creeme. Yo tampoco quería que sucediera de este modo. Pero les pedí que se quedaran para hablar de otro asunto. Lo de Sirius podremos verlo luego, también.
—Creo que no hay mucho que hablar de Sirius, en realidad — Las palabras de Lily le asombraron. ¿Ella creía que Sirius era culpable de los cargos que se le acusaban? — No es por ser prejuiciosa. Pero todos sabemos a que se dedicaron los Black durante esos años. Sumado a eso la vez que Sirius le jugó una broma a Remus. Tiene sentido su comportamiento.
—Lily... —James parecía no estar de acuerdo con ella.
—Intento que abras los ojos. Si ya te traicionó uno de tus amigos, ¿por qué no otro? —La pregunta no solo dejó pensativo a James, sino que a Albus también. Y claro, el incidente de la broma recordó al director. ¿Era por eso que Remus se había ido?
—Como dije. Podemos hablar de esto en otro momento. —Albus intervino —Tenemos que hablar de Aidan. Sé que les dije que sería prudente iniciar su entrenamiento a los nueve años, para que tenga conocimientos al llegar a Hogwarts. Pero teniendo en cuenta los sucesos recientes. Aidan debe aprender a defenderse, desde ya.
—Albus tiene razón. Mientras más tiempo Aidan se prepare, más listo estará.
—J ames. Creo que no me ha hecho entender del todo. Lo que quiero es que Aidan aprenda a defenderse. Es lo primero.
— Pero Aidan sigue siendo un niño —Lily intervino y Albus ya esperaba una respuesta negativa por parte de la pelirroja —Tiene solo seis años.
— Créeme. Me apena que un niño tan pequeño deba estar involucrado en todo esto. Pero si quieren que Aidan logre sobrepasar todo tipo de circunstancias debe empezar a prepararse.
—¿Y donde haríamos eso?
—Tengo un contacto. En Dinamarca. Podría ayudar.
—¿Que nos asegura que no traicionara a Aidan? — preguntó Lily enojada. Albus la comprendía. Seguramente no quería que pasase lo mismo con James y sus amigos.
— Un trato inquebrantable. No solo es entrenarlo. También debemos buscar a las otras personas que se relacionan con la profecía. Aidan no está solo.
— Hay que empezar a prepararlo lo más pronto posible — pidió James — Mientras más rápido, será mejor. Y estará listo para derrotar al quien-no-debe-ser-nombrado. Si hay que ir a Francia, lo haremos.
—No puedes tomar esta decisión tú solo —Lily pareció enojarse con su esposo —¿Qué hay de Harry? Ir a Francia también lo involucra demasiado.
— Puede quedarse con Albus, ¿cierto? — James preguntó y el director asintió. Sabiendo que Severus estaría más que encantado de cuidar del niño si los viajes de los Potter se extendían, aunque esta vez por el entrenamiento Aidan.
—Claro. Además, podemos complementar sus entrenamientos en Hogwarts y en la misma mansión Potter. Creo que es hora de desempolvar la sala de entrenamientos James.
James asintió con una sonrisa, mientras Lily rodaba los ojos. El director luego se encargaría de hablar personalmente con ella. Era momento de que Aidan se prepare. Ya sabía su destino, gracias a James que se lo contó el día de su cumpleaños número seis así que eso no sería un problema. Y Harry, bueno, Severus se encargaría de él.
:.:.:
Sus padres estuvieron raros desde que habían ido a recogerlos. ¿Y Pads? ¿Y su padrino Moony? Aidan sentía que algo no iba bien, especialmente por la expresión del rostro de su padre. Cuando ambos fueron a la cabaña de Hagrid a recogerlos, Aidan tenía la intención de preguntar si todos los magos podían hablar con las serpientes. Pero Harry inmediatamente le preguntó si también le parecía ver a Prongs algo triste. Y en efecto, lo parecía.
Al llegar a la mansión Potter, la elfina encargada de la cocina les sirvió la cena. Para la cuál, por primera vez en la vida Aidan, ninguno de sus padres se encontraba. Mamá, antes de desaparecer a quien sabe donde de la mansión, les había pedido a ambos niños comer y luego irse a dormir, aunque era muy temprano para ir a acostarse. Mientras que Prongs solo pidió que no lo molestaran para subir al segundo piso de la mansión.
¿Qué había pasado?
—¿Qué crees que haya pasado? —Harry preguntó, mirándolo.
Ambos se encontraban en la mesa del comedor y Aidan apenas empezaba a notar lo gigante del lugar para tan solo dos niños de seis años. Faltaban papá y mamá, pensó Aidan.
—No lo sé. Pero yo no tengo hambre — Aidan se levantó de la mesa, con la intención de ir a buscar a su padre y asegurarse que estaba bien.
—Tienes que comer al menos un poco, Aidan — Harry le regañó, como si fuera su madre.
Aidan ignoró a su hermano y se dirigió hacia la habitación de sus padres, muy posiblemente Prongs debía estar ahí. Así que sin tocar la puerta de la habitación, abrió la puerta. Y lo primero que vio fue a sus padres gritándose entre sí, gritos que no se habían oído antes de que abriera la puerta. Por un momento, Aidan recordó la vez que Harry había desaparecido hace dos semanas y ambos adultos se pusieron a discutir de la misma forma en la que lo hacen ahora.
—¡Tenemos que decirles! —Su madre gritó hacia su padre.
Parecía que su papá iba a responderle a la pelirroja, pero justo notó su presencia en la habitación.
—Aidan — Llamó el adulto. Su madre se volteó y lo miro con preocupación.
—Trataré de contactar a Remus —Fue lo que dijo su madre antes de salir de la habitación, ignorándolo.
Mamá nunca lo ignoraba.
—Hey campeón. ¿Sucede algo?
Aidan asintió con la cabeza en respuesta y se acercó a su padre. Por un momento se olvidó lo del asunto de la serpiente y preguntó:
—¿Pasó algo?
—Nada de qué preocuparse pequeñín —Su padre revolvió sus cabellos — Es solo... es muy probable que dejemos de ver a Pads y Moony rondando por aquí.
—¿Por qué? —Aidan se preocupo.
—Tienen mucho trabajo que hacer.
—¿Puedo preguntar algo más? — Prongs asintió —¿Los magos y brujas pueden hablar con las serpientes?
Su padre pareció horrorizado ante su pregunta.
—Solo aquellos que son malos magos. ¿Has visto a alguien hablar con serpientes? Solo alejate de esas personas Aidan — El tono de voz de su padre endureció — Hace siglos atrás, existió un mago que podía hacerlo. Uno muy malo. Uno que dañó a muchos otros magos y brujas de su generación. ¿Sabes quién? — Aidan negó con la cabeza — Salazar Slytherin.
—¿Como la casa de Hogwarts?
—Él fue el fundador de esa casa y por eso todos los que entran y salen de esa casa terminan siendo magos oscuros, unos malditos.
¿Aidan era malo por poder hablar con serpientes? No, él no podía ser malo. Tal vez eso de haber podido comunicarse con una serpiente había sido producto de su imaginación, sí eso debía ser. Aidan no era un mago oscuro, de hecho, su destino era tener que vencer a uno.
—¿Has escuchado a alguien hablar con serpientes? —preguntó Prongs, con temor.
—No — Aidan mintió y posiblemente iba a ser la única mentira que tendría que mantener en su vida. No quería que su padre lo odiase por eso — Solo creí que sería divertido poder hablarles...
— Las serpientes son malas. Ten eso siempre presente. Los animales y los slytherin — Aidan no previó que esas palabras quedarían impregnadas desde ese día en su pequeña mente y también que empezaría a formar prejuicios hacia las otras casas debido a su padre. —Es por eso, que cuando crezcas, serás un gryffindor y eliminaras a todos aquellos que son un peligro para la comunidad mágica. Serás un héroe.
N/A: Creo que es la primera vez que añado un POV de Aidan y Albus... ¿quieren más POV's por parte de estos?
Porfi no me maten por las cosas de este capítulo. Es de los capítulos que más me costó hacer porque quería que mientras ustedes leyeran sintieran varias emociones sobre lo que pasaba.
Nos leemos pronto!
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