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They don't love

No aman

La falta de sueño era realmente molesta, tanto, que por más que se acomodara  no lograba conciliar el sueño. Se llevó las manos a los ojos, refregándose; se volteó para al  lado izquierdo de su cama, intentando de nuevo acomodarse y dormir. No lo logró. Apretó más su peluche de serpiente contra sí, el que le había dado Severus; aún así no tenía sueño. Enterró su cara en la almohada apretando a la serpiente, nada funcionaba. Tal vez eran las ansias de que en pocas horas o menos, estaría cumpliendo años. ¿Qué harían sus padres para celebrar esta vez?

Rindiéndose por no conciliar el sueño, decidió levantarse de su cama. Colocó sus pies dentro de sus pantuflas con orejas de león, recordando lo que Sev le decía sobre andar descalzo, y se acomodó el pantalón de su pijama que estaba rozando con el suelo. Sabía que debería volver a la cama, ya que a Prongs le molestaba cuando se levantaba a altas horas de la noche o por la madrugada. Cuando este lo encontraba vagando por la mansión, lo amonesta para seguidamente guiarlo hasta su dormitorio y quedarse en el umbral de la puerta hasta que Harry pareciera no volverse a levantar de la cama. Al día siguiente su padre James estaría con un humor horrible, Harry sabiendo que había sido su culpa por estar despierto a horas que no debía.

Con su mamá era distinto. La única vez que ella lo había encontrado a una hora en la que debería estar durmiendo, la pelirroja lo había guiado hasta la cocina, pidiéndole que tome asiento en una de las sillas. Lily le había preparado esa vez un taza de chocolate caliente, comentando que podría ayudarle a conciliar el sueño. Y así había sido, ya que luego la pelirroja lo llevaría hasta su habitación para contarle un cuento hasta que se quedara dormido.

Pensando en que podía ir por una taza de chocolate caliente para dormir, salió de su habitación cautelosamente y cerró la puerta trás de sí.  El pasillo donde se ubicaba su habitación y la de su hermano estaba completamente oscuro. Miró hacia el lado izquierdo frente a su habitación, notando la puerta cerrada de la habitación de Aidan. Con una mueca, volteó a la izquierda, hacia donde estaban las escaleras. Intentando no tropezar por la oscuridad, bajó por estas con cuidado, contando los escalones. Uno, dos, tres, cuatro... Uno, dos, tres...¡cuatro!, cada cuatro escalones daba un pequeño brinco.

Tal vez Sev tiene razón, tengo mucha energía, pensó.

Hablando de Sev, ¡él también le daba chocolate caliente! ¡o té! cuando él no podía dormir en las mazmorras, aunque usualmente se sentía más cómodo estando ahí. Además, siempre que se quedaba con él, Severus le contaba cuentos o los leía junto a Harry. Otras veces el profesor le hablaba sobre sus molestos alumnos, pociones o investigaciones sobre ingredientes de pociones cuando él revisaba pergaminos y Harry lo escuchaba muy atento en el sillón frente al escritorio del Jefe de Slytherin. Algunas veces se había quedado dormido ahí y sabía que Sev lo cargaba a su habitación.

Al llegar al primer piso, miro las orejitas de sus pantuflas y guío a sus pies hasta la cocina de la mansión. Esperaba no tener que encontrarse con Prongs en el trayecto, realmente esperaba que este ya estuviera en su habitación o en cualquier otro lugar que no fuese el primer piso de la mansión Potter. Si se encontraba con alguien preferiría que fuera su madre, tal vez ella le prepararía el chocolate, caso contrario debería llamar a un elfo, aunque le daba pena despertar a alguno. ¡Debían estar durmiendo! Mejor prepararía su chocolate él solo.

—¿Realmente es necesario?— Harry detuvo su caminar abruptamente. Esa voz era de su tío Moony...y provenía de la cocina, Merlín. Se acercó a la puerta despacio, quería saludarlo. No sabía que su tío estaba ahí.

— Es lo mejor — se detuvo otra vez al escuchar a Prongs hablar. Supuso que sería mejor irse de ahí, no era bueno escuchar conversaciones de otros. Además estaba Prongs y si notaba su presencia lo castigaría. Era malo en meterse en problemas. Así que siguiendo lo que le decía la parte racional de su mente y en contra de la otra, quien quería escuchar la conversación, retrocedió un paso.

— Pero es Harry — se detuvo con la voz de su tío Moony. Sabía que era malo escuchar conversaciones ajenas, pero hablaban de él...Sí era sobre él era mejor saberlo ¿cierto?

— Remus — Era su madre, su tono cálido, como casi siempre — Sabemos que es Harry... pero será mejor para él y Aidan que él no se encuentre en la fiesta. La fiesta es de y para Aidan. Habrá gente importante.

¿Qué fiesta? ¿Hablaban de una fiesta de cumpleaños? Su mirada se fijó en el suelo, su mirada desenfocada. No podían estar hablando de su fiesta de cumpleaños, debía celebrarlo junto a su hermano...¿no?

— ¡Es su cumpleaños! — Entonces , hablaban de su cumpleaños, del cumpleaños de Aidan. Cumpleaños al que él no estaba invitado por más que también cumpliese años — Es cumpleaños de los dos —volvió a escuchar a su tío.

— Lo sabemos Moony, pero debes entender que es mejor para todos. Solo déjalo con Snape y ve a recogerlo al acabar la fiesta — Prongs no lo quería ahí, ya lo sabía.

Esas palabras solo confirmaban el hecho que no pasaría su cumpleaños con sus padres y Aidan. Ni siquiera se percató del hecho de que se quedaría con Sev. Sus ojos no se despegaron del suelo.

—¿Con Snape? ¿Estás seguro? — ¿Iría con Sev? — Lo odian, ¿por qué dejarían a su hijo con él? — preguntó Remus con tranquilidad — Agradezcan que Pads no está aquí, sino haría un show al saber con quien dejan a su hijo.

— Harry ni siquiera se lleva bien con Severus — Habló Prongs. Ni él ni su madre sabían la verdad, él si se llevaba bien con Sev. Incluso era mil veces mejor que Prongs.

— Como dijo James, es mejor así. Cuidar de Harry, puede ser un estorbo a veces — su madre dijo esas palabras con tanta facilidad, como si de decir un te quiero se tratase.

Su vista se nubló, su espalda se apoyó contra la pared junto a la puerta y se dejó caer, apretando sus rodillas contra su pecho. Sus ojos verdes nublados por las lágrimas que retenía, intentando no llorar.

Estorbo, eso era lo que era.

Harry entendía y comprendía  el significado de la palabra. Sabía lo que significaba gracias a Severus, cuando mencionó que cierta silla era un estorbo y Harry preguntó qué era. Inocentemente, esa vez le pregunto al profesor si consideraba a Harry un estorbo y este le dijo que nunca sería un estorbo para Sev por más revoltoso que fuera. Entonces, ¿por qué decía su madre que era un estorbo? Sabía que a lo mejor James si lo considerase así... pero mamá... de ella no lo había esperado.

¿Consideraría que Aidan era un estorbo también?

Deseó hacerse invisible en ese momento. Con todas sus fuerzas lo deseó, apretando sus piernas más y más contra su pecho. Quería desaparecer, simplemente dejar de existir y dejar de ser un estorbo para sus padres, para todos; las ganas de ser invisible aumentaron con cada segundo que pasaba. Tan sumido estaba en ese pensamiento que no se percató cuando la puerta de la cocina se abrió, dejando salir a su madre y Prongs; los cuales ni siquiera habían notado su presencia fuera de la cocina y subieron las escaleras, hacia el segundo piso.

Tras unos segundos, dejó de pensar en hacerse invisible sin notar que lo fue por un momento, sin notar que los niveles de magia a su alrededor iban bajando de nuevo. Tomó un respiró profundo, intentando calmarse, intentando que las lágrimas no brotaran. Los rastros de la magia recientemente realizada desaparecieron en el proceso, dejándolo ser visible nuevamente.

—¿Harry?— sintió como alguien posaba su mano sobre su hombro.

Percibió que alguien tomaba asiento en el suelo junto a él. Harry aún mantenía sus piernas apretadas, viendo a un punto fijo frente a él. Era un estorbo...al menos para sus padres. Sev le había dicho que para él no lo era, debía creerle ¿cierto? Pero su mamá también le había dicho que lo quería... y parecía no hacerlo.

Remus se preocupó cuando notó que su sobrino no reaccionaba a su llamado, a su tacto ni a su cercanía. Claramente sabía el por qué, atar cabos no era difícil. Harry había escuchado una conversación que no debía, aunque se preguntaba cómo Lily y James habían pasado por desapercibido su presencia cuando salieron de la cocina. No estaba de acuerdo con ellos, pero comprendía en parte el pedido de sus amigos, Prongs ya se lo había advertido; a cierta edad su ahijado debería empezar a frecuentar reuniones para conocer a las personas que serían sus aliados más adelante. Pero Aidan aún era un niño y Harry también, era una ocasión especial, deberían pasar su cumpleaños juntos.

—Harry...— volvió a llamar, esta vez rodeando con un brazo al niño y atrayéndolo hacia sí mismo.

—Quiero a Sev — escuchó en un murmullo casi inaudible. ¿Que quería a quien? Se preguntó a sí mismo — Sev, por favor — Le suplicó esta vez el niño.

¿Sev? ¿De Severus Snape? No, seguramente sólo había escuchado mal. Abrazó a su sobrino contra su pecho.

— Quiero a Severus — dijo Harry, esta vez con un tono de voz más claro, aunque sollozante.

Confundido, Remus se levantó cargando a Harry en brazos. Pensó haber escuchado mal al inicio, pero parecía que su sobrino realmente llamaba a Severus, cosa que le pareció muy extraña, pero ya que Harry aún tenía la respiración algo agitada (gruñó su lobo interno) y quería verlo feliz, decidió hacerlo de todos modos. Además, según lo comentado por sus amigos, Harry solía quedarse algunos días con el profesor, lo único que no concordaba era que James y Lily le habían dicho que Harry odiaba a Severus.

Con la cabeza de Harry apoyada en su hombro, se dirigió hacia la sala de estar, donde se encontraba una chimenea conectada a la red flú. Olvidándose de que podría despertar al Director por llegar sin previo aviso a su oficina, tomó los polvos flú asegurándose que Harry no fuese a inhalarlos y recitó su destino: Oficina de Dumbledore en Hogwarts.

:.:.:

Severus se levantó de la comodidad de su cama con pesadez cuando los encantamientos de sus habitaciones lo despertaron de su magnífico sueño, avisando que algún intruso había burlado su seguridad y había entrado al lugar. Enfurruñado, salió hacía la sala de sus habitaciones con sus pantuflas negras puestas. ¿Quién se atrevía a levantarlo de su sueño a esa maldita hora? Si era Dumbledore simplemente lo ignoraría y volvería a irse a dormir. Ser el Director no le daba derecho a despertar a sus empleados, principalmente a él que se levantaba del peor humor si alguien interrumpía su sueño y mucho peor si por más de tres noches seguidas se había trasnochado para asegurarse de que uno de sus experimentos estuviera yendo correctamente.

Y efectivamente, el Director se encontraba en su sala vistiendo unos extravagantes pijamas naranjas, pero eso no fue lo que le llamó la atención, sino que estuviera acompañado de Lupin, quien sostenía a un niño terriblemente quieto en brazos.

Harry.

No tuvo tiempo de preguntar, cuando el niño notó su presencia se bajó rápidamente de los brazos del hombre lobo.

¡Papá! — unos pequeños brazos apretaron fuertemente su pierna.

Sin haberse percatado de la palabra usada por Harry, se agachó para cargarlo en un rápido y muy usado movimiento, notó Remus, quien quedó frío con la expresión que usó Harry con él. Por reflejo el niño hundió su cabeza en su hombro, pero rompió en llanto.

Severus se alarmó, ¿Qué había sucedido? Pasó una mano suavemente por la espalda del pequeño cuerpo de Harry, entrecerrando los ojos hacia el Director y su pulgoso seguidor en contraste, airado. En respuesta Lupin lo veía expectante, como si hubiera visto a un dementor o algo similar; tal vez era el hecho de que no sabía que podía tener compasión por los niños, por un único niño.

—¿Qué sucedió?— demandó con severidad, frunciendo el ceño al notar a su empleador mostrar una ligera sonrisa en respuesta a sus reacciones, estaba seguro.

—Harry...él-e-él—, las palabras de Lupin parecían atorarse en su garganta, pasado a llevar por lo que veía, como si creyese que la imagen que tenía enfrente fuese un milagro que podría arreglar el mundo si no dejaba de verlo. Tragó grueso — Harry me pidió traerlo contigo— dijo finalmente.

— El joven Harry pidió estar contigo, Severus. Sería bueno que hables con él a solas, antes que nada — pidió el Director.

Severus asintió con rotundidad, sintiendo las lágrimas de Harry mojar su camisa de pijama; lloraba casi en silencio, soltando hipidos tan bajos que solo él podía escucharlo, pero podía sentir su pequeño cuerpo temblar con más agresividad. Lo haría lo pidieran o no.

Sin dejar los gestos suaves en la espalda del niño, se dirigió a la habitación de Harry.

Cuando llegó a la habitación aún estando a oscuras, intentó separar a Harry de su cuello para depositarlo con cuidado en la cama, el niño no se lo permitió, aferrándose con más fuerza a su cuello. Llevó la mano de la espalda del niño a su revoltoso cabello, intentando calmarlo. Algo se rompió dentro de él. Nunca había visto tan triste a Harry, a excepción de la vez que su familia enfermó a causa de la viruela de dragón. Estaba tan acostumbrado a verlo y sentirlo revolotear de energía a su alrededor... no le gustaba verlo así.

Siguió sobando su espalda y evitó separarlo nuevamente de él. Tras unos minutos, tomó asiento en la cama, sin soltarlo.

Acomodó a Harry en su regazo y el niño apoyó su cabeza en su pecho, abrazándolo más fuerte. Por más bajos que sonasen, escuchar los leves sollozos de Harry le hizo decidir rápidamente que odiaba ese estado del siempre alegre niño. Prefería a un niño feliz y enérgico que podía generar una explosión en su laboratorio a verlo tan triste, llorando.

—Harry...¿Qué sucede?— preguntó suavemente, su voz casi quebrándose. De verdad, no le gustaba ver a Harry así e internamente se prometió asegurarse de ver crecer a un niño feliz, de hacerlo feliz.

—No entiendo... ¿Por qué no me quieren?— ¿quiénes? Se preguntó a sí mismo el profesor, al escuchar a Harry preguntar tímidamente sobre su pecho—¿Tú me quieres, Sev?

¿Qué si lo quería? Ese era un enorme eufemismo; sí, Severus no estaba seguro de saberlo realmente, no sabía lo que era ser querido y por consiguiente no estaba seguro de lo que era querer. Estaba Lily ¿la había querido? ¿la había amado? ¿solo le gustaba no sentirse solo cuando estaba ella? Ya ni siquiera lo sabía, y eso que nunca había dudado sobre sus sentimientos por la mujer. ¿Lily lo habría querido alguna vez? ¿o solo sintió pena por él?

De lo que sí estaba seguro era de que desde que la conoció había tenido un instinto de protección hacia ella y también el querer hacerla y verla feliz, razón por la que cuando la vio sonriente y emanante de energía cuando empezó a salir con Potter, no hizo nada para evitarlo por más que le hirviese la sangre sobre el hecho que su ex-mejor amiga saliera con uno de los chicos que le había hecho bullying durante toda la escuela. Mentiría si se dijese que no le dolió, porque le dolió como la mierda, pero fue eso lo que le hizo darse cuenta que con él, Lily nunca hubiera sido feliz.

Y ese mismo sentimiento de protección y de querer hacer feliz a alguien, le pasaba con Harry, aunque de manera distinta, fuerte y prolija. Tampoco iba a negar que desde hacía más de un año lo había empezado a ver como un hijo, inicialmente por el hecho de que Harry podría ser su hijo y de Lily, pero con el tiempo empezó a ver a Harry independientemente de lo que fuera que sintiese por la pelirroja. Si eso no era quererle, bueno, no sabía qué lo era.

—Claro que te quiero, Harry— su boca se movió sola, su subconsciente hablando por él.

— Nunca dejes de quererme, Sev — murmuró el niño, su tono triste y suplicante.

— Siempre te voy a querer.

— ¿Siempre?— Harry se revolvió entre sus brazos, levantando la mirada. Severus separa con facilidad el brillo de sus lágrimas ahora retenidas de la fragilidad de la pregunta que, más que salir de su boca, se reflejaba en sus profundos ojos verdes.

Por siempre —  Prometió con tono serio y férreo.

Un peso enorme pareció dejar los hombros de Harry, quien le obsequió una suave sonrisa antes de abrazarlo de nuevo, dejando caer su mejilla contra su pecho, cayendo dormido de inmediato.













N/B:...Yo no estoy llorando ¡Tú estas llorando!

Posdata: ¡Achas, navajas...afilamos y recargamos cualquier tipo de armas por un muy buen descuento si eso conlleve matar Bambis y pelirrojas idiotas! ¿Quién compra? ¡solo por hoooy!).








Nota de Autora: Comentarles que este capítulo iba a ser más largo en un inicio pero decidí dividirlo para que no sea tan pesado de leer así que tdv hay mucho de que hablar sobre lo ha sucedido en este cap.

¿Amamos a Remus? Xq yo sí.

Y espero que hayan notado que he puesto las traducciones de los títulos tmb. No todos de manera literal, pero que tienen un significado similar al que está en inglés.

Y este cap tiene 2800 palabras, siendo el cap con mayor palabras que escrito para FIP hasta ahora.


Nos leemos.

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