—Warang será condenado en unos días, Non se encargó de eso.

—Soy una mala madre... todas las señales estaban ahí y yo... yo fracasé.

—Freen no digas eso, la verd...

—Yo tenía que proteger a Song y lo único que hice fue hacer su vida un infierno con esa maldita

Freen consoló a la menor, quien había empezado a llorar sobre sus brazos.

Cuando la policía llegó, Warang había recuperado la conciencia e intento escapar, pero no pudo. Fue trasladada a un hospital para curar las heridas, había tres policías cuidando la puerta, para evitar cualquier escape.

La pareja de exesposas estuvo con su hija en el hospital, el momento de asfixia no había sido tan grave, ya que Freen logró llegar a tiempo antes que la pequeña perdiera la conciencia.

Heng había estado a cargo de la pequeña, viendo que todo estuviera en orden para que por fin le dieran el alta. La noticia salió en la televisión, por lo que varios de sus amigos no dudaron en llamarla y darle su apoyo. Se quedó en observación un día y luego Freen insistió en llevarlas a su casa, bueno a la casa de su madre.

Becky no tenía tantas fuerzas para oponerse, pese a que sus padres insistieron ella fue con Freen, sabia de alguna forma que su hija no la necesitaba y Freen no era tan bienvenida, al menos por parte de su padre.

Se encontraba sentada en el jardín, ya había pasado una semana desde el incidente y Becky no quería salir, prefería quedarse en casa, pese a que su hija ya corría, reía y todo parecía ser como antes, ella no se sentía bien, se mantenía en la habitación de Freen, encerrada, alegando siempre que le dolía la cabeza.

—Señorita Becky, la buscan —dijo una de las empleadas.

—No estoy para nadie.

—Tenemos que hablar, Becky —apareció la figura de Charlotte frente a la puerta.

—Señorita Charlotte, le dije que me espera...

—No te preocupes, déjanos solas —pidió, mientras se incorporaba de la cama en la que estaba acostada. Cuando se aseguró de que se había ido, la miró— ¿Y bien?

—Becky, primero quiero decirte que lamento mucho lo que pasó con Song, tu hija es preciosa en todos los sentidos y.... fue muy feo.

Rebecca la miraba sin expresión alguna, esperando que dijera alguna otra cosa; sin embargo, se tomó unos segundos para volver a hablar.

—Sé que te he lastimado, por mucho tiempo, sé que te he hecho sufrir al meterme con Freen sabiendo que era casada y sé que fue culpa de ambas, pero yo estaba enamorada de ella o creía que era eso. Al final, cuando me dejó, entendí que solo era un capricho nuestro, queriendo revivir el pasado, que ya estaba enterrado.

—No entiendo a qué viene todo esto, y en este momento no estoy para pensar en algo más.

—Me iré a Brasil con mis padres, tomaremos unas vacaciones por el mundo, pero no me puedo ir sin pedirte perdón. —sonrió sinceramente— Freen nunca te olvidó, pensé que al divorciarse todo estaría bien para nosotras, no fue así, ella te recordaba constantemente, no lo decía, pero sus acciones demostraban lo contrario, siempre demostraron lo contrario y yo me esforcé para ser como tú, pero... nunca nadie podría ser como tú, nadie podría ocupar tu lugar en su vida. —se le escapó una risa nostálgica— Una vez, mientras teníamos intimidad, ella me dijo "Becca", pero se rectificó y dijo mi nombre, debí irme ahí, pero no quería. Mira, lograste que por su cuenta vaya a terapia.

—Charlotte, ya es pasado y es un pasado que me dolió. Perdón si alguna vez yo te herí indirecta o directamente.

—No me pidas perdón —se acercó a ella y tomó sus manos— Por favor, yo soy la única que te dañó y quiero que dejemos esto atrás.

—Te perdono —le sonrió y sorpresivamente, Charlotte se acercó a darle un abrazo, el cual dudosa pudo aceptar— Becky, espero que puedas ser feliz con Freen, lo merecen.

Dicho aquello, decidió levantarse y con un asentimiento de cabeza, se retiró. Becky se permitió llorar nuevamente, el dolor de lo que había pasado, la culpa que la invadía y la confesión de Charlotte, estaba muy sensible.

Freen llegó en la noche, se dio cuenta que Rebecca otra vez no había salido de la habitación a la que se estaba dirigiendo, tocó la puerta y entró, se acercó con cautela viéndola dormir, tranquilamente, pero con los ojos llorosos, decidió retirarse, pero su voz adormilada habló.

—¿Ya te vas? —susurró.

—No quería despertarte, perdón, vuelve a dormir.

—No, ya estaba despertando, acuéstate a mi lado un rato, quiero hablar.

Freen obedeció y se acostó a su lado, lo miró e hizo un pequeño puchero.

—Song te extraña, sabes que ella no te culpa de lo que pasó.

—Pero yo sí, me culpo rotundamente de todo. Freen las señales estuvieron ahí y yo me cegué, dañé a mi hija.

—Oye bonita, no me gusta que te culpes de las cosas —murmuró— Hablé con Faye de esto y como ella tiene licencia, me recomendó a otro de sus colegas para Song y uno para ti, necesitas ir a terapia o caerás en un hueco profundo.

—Lo haré, lo prometo.

Ambos sonrieron, con una dulzura inexplicable y nuevamente sus miradas hablaron

más que sus bocas.

—¿Recuerdas? Este era nuestro cuarto, después de casarnos, vivimos aquí un par de meses. Nos encerrábamos aquí para estar lejos de todos.

—Como voy a olvidarlo, entre estas 4 paredes me hiciste tan feliz —le respondió Freen, y sus manos acariciaron su mejilla.

Freen acerco su boca a la cabeza de Rebecca e inhalo el dulce aroma que emanaba, perdiéndose en la respiración de su Bec. Ambas querían besarse, era obvio, pero había una barrera que no lo permitía

—¿Qué pasará contigo, Becky?

—Pensaba en quedarme aquí un tiempo más, Song te necesita y te quiere.

—¿Y tú? ¿Tú me quieres?

—Aún lo hago, debí olvidarte en todo este tiempo y, por el contrario, te sigo amando —murmuró— Pero no podemos tomar las cosas a la ligera, tú has puesto de tu parte por cambiar y debo cambiar y mejorar yo como persona.

—Lo harás.

Becky asintió y la abrazó, Freen por su parte dejó suaves caricias sobre su cabeza, provocando que nuevamente se durmiera profundamente, ambas abrazadas y trasmitiéndose aquel dulce calorcito, deseando que no termine.

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Un año después, en la fiesta de cumpleaños de Song, la pequeña corría sin parar de un lado a otro con sus primos detrás de ellos, siendo una niña completamente feliz, su vida había cambiado radicalmente.

Becky había empezado las terapias hacia un año, a pesar de seguir amando a Freen con toda su alma, no había vuelto a tener algún acercamiento amoroso, seguía las ordenes de Mon, su psicóloga.

Ella le había dicho, que primero tenía que perdonarse y empezar a perdonar a los demás para poder empezar algo nuevo con Freen, si ella seguía cargando con el pasado, nunca iba a ser feliz y todo volvería como al principio. En aquel tiempo, Becky había aprendido a conocerse, a perdonar y a poner límites.

Freen por otro lado, seguía las terapias con Wonho, otro colega de Faye. Lo había ayudado mucho, a seguir perdonando, a olvidar, a sanar y a esperar, ella también había puesto de su parte, realmente amaba a Becky. Realmente deseaba tener a su familia otra vez.

Quizá ya era hora de empezar nuevamente.

Después de aquella enorme fiesta, Song cayó rendida y fue directamente a la habitación que ocupaba en la casa de su abuela paterna, mientras que Freen y Becky intentaban ordenar un poco el desastre de la fiesta, aunque eso en realidad era solo una excusa tonta para pasar tiempo juntas.

—Song es feliz, es muy feliz —comentó Becky.

—Becky ¿Tú también eres feliz?

—Lo soy, yo... realmente soy muy feliz, con Song, con esta nueva vida, con todo.

—Becky —suspiró buscando las palabras correctas— Te amo, a pesar de todo y del tiempo, mi amor por ti es más fuerte que nada.

Rebecca iba a llorar ahí mismo.

—Yo... ¿Ya no habrá más obstáculos para nosotros?

—Bonita, no hay un solo obstáculo que me impida amarte —se giró hacia ella y tomó sus mejillas— Te juro que puedo renunciar a todo menos a Song y a tu amor.

Las lágrimas de Becky empezaron a caer por sus mejillas, estar en el jardín bajo la luna, con Freen declarándose, era algo que no esperaba, pero era algo maravilloso y su estómago sentía miles de mariposas.

—Freen yo te amo y mi amor por ti va a estar siempre presente, estes cerca o estes lejos.

—Si tú me aceptas hoy, te prometo que vamos a pasar el resto de nuestra vida juntas.

—¿Lo prometes?

Freen le respondió con un beso, que fue correspondido por Becky, en una mezcla de dulzura, de cariño y de necesidad. Freen tomó a Becky entre sus brazos e ingresaron a la casa, con mucho cuidado subió por las escaleras hasta llegar a su habitación, donde depositó su cuerpo en la cama.

Los besos suaves no se hicieron esperar, las caricias delicadas tomaron el control de la situación, las palabras bonitas las volvieron a enamorar y una vez más se hicieron una sola. Por la cabeza de Becky vino la imagen de su noche de bodas.

Flashback.

—¡Ya soy tu esposa! —dijo Becky, quien era cargada por su ahora esposa.

—Por fin eres mi esposa, bonita esposa, solo mía.

—Te amo, mucho.

—Quiero que esta noche sea inolvidable Bec Bec.

—Eres maravillosa Freen, desearía que el tiempo se detuviera y nos quedáramos justo así.

Fin del Flashback

Becky volvía a sentir eso nuevamente, quería que el tiempo se detuviera nuevamente, no pasó por su mente que acabarían así, desnudos, la una apegada a la otra, sintiendo la piel de cada una

—Soñé tantas veces con este momento... no puedo creer que haya sucedido —confesó Becky.

—A partir de esta noche, amaneceremos una al lado de la otra, te lo prometo, bonita —dijo.

—¿Nos volveremos a casar?

—Claro, y tendremos 5 hijos más.

—¡¿5 MÁS?! —empezó a hacerle cosquillas, provocando que Freen quedara encima suyo.

—Hoy es nuestro nuevo inicio, hoy tú y yo vamos a hacer un lado al pasado y entregarnos al amor.

Las dos unieron sus labios en un beso profundo, entregándose al amor una vez más, ya habían cometido errores, ya habían sufrido. Ahora era el momento en que el que iniciaría su verdadero romance, donde demostrarían todo el potencial que tenían como pareja y como personas, este era su momento, el momento de amarse como debió ser desde el inicio.

FIN.