Cuarenta minutos después, Song salió de ahí con una sonrisa y fue directo a abrazar a Freen, quien no dudó en abrazarla con la misma fuerza con la que su hija la abrazaba.

—Freen ¿Podemos hablar un momento?

—Claro —se levantó de la silla para acercarse.

—Oh Dios...

Faye bajó su mirada al suelo, donde había un líquido trasparente esparcido, con la mirada atenta de la secretaria y Song.

—Se me rompió la fuente, no puede ser.

—¿Ya tienes 9 meses, Faye?

—No, apenas... apenas cumplí los 8 meses hace 1 semana y media, esto no debería pasar.

—Doctora Faye, llamaré a una ambulancia.

—No Giselle —Freen interrumpió a la secretaria— Yo la llevaré no te preocupes, hay que actuar rápido y mi auto está afuera. Song toma tus cosas, vamos.

—Si, mami.

Obediente, tomó su pequeña mochila y salió detrás de su madre, quien sostuvo a Faye y la ayudo a caminar hacia el auto, haciéndola subir en la parte trasera junto a su hija, quien, al ver la situación, se puso el cinturón solita.

Freen imitó aquella acción, subiéndose al auto y conduciendo hacia el hospital.

—¿Tu bebé está bien? —preguntó Song.

—Si princesa, no te preocupes.

En aquel momento, las contracciones de Faye empezaron como un dolor no tan fuerte y soportable. Su cabeza estaba viajando a otro lado, al pensar que Somsak no estaba cerca suyo, ya que como doctor había sido mandado de emergencia a África, por una temporada.

Ella quería llorar, su esposo no estaría a su lado para ver el nacimiento de su pequeña hija, tenía pacientes por atender, el parto se había adelantado y no sabía si eso podría afectar a su bebé.

Al llegar al hospital, Freen salió del auto y pidió una camilla, ayudó a Faye a bajar, quien por cierto ya tenía los ojos llenos de lágrimas, por la desesperación y la preocupación. Terminó por bajar a Song, quien tenía los ojos llenos de preocupación.

—Mami ¿La doctora Faye estará bien?

—Claro que si mi amor, ella es muy valiente, como tú.

—No me quiero ir a Londres, mamá. —la pequeña le confesó y la vio, con los ojitos llenos de lágrimas— Me quiero quedar aquí contigo, no me quiero ir, de verdad no quiero.

—Hija, yo sé que tu llegada aquí y enterarte de todo ha sido algo muy complicado, por eso es por lo que has estado viendo a Faye.

—Mamá, por favor no me dejes ir a Londres, por favor.

Freen no tuvo cara para negarle algo que en el fondo sabía que era imposible, solo pudo sostenerla entre sus brazos y abrazarla, acariciando su espalda tratando de consolarla, no queriendo soltarla nunca.

Dio un suspiro cuando sus sollozos dejaron de ser escuchados, dándose cuenta de que su pequeña había caído dormida, la acomodó mejor en sus brazos cuando una voz conocida le habló.

—¿Freen? ¿Qué haces aquí? ¿Le pasó algo a Song?

—Non —fue el saludó del pelinegro al rubio— No, no pasó nada con ella. A Faye, la psicóloga de Song, se le adelantó el parto.

—Oh ¿Faye Marlison? La ex novia de Nam —sonrió— Si, ella me contó sobre su relación y que quedaron en buenos términos.

—Si, creo que me quedaré aquí, Somsak, es su esposo y es un amigo mío, hasta donde sé él no está aquí y tengo que llamarlo.

Non acaricio a la niña, quien yacía plácidamente dormida en los brazos de su madre.

—Ella es idéntica a ti, físicamente y tiene unos rasgos de personalidad iguales a los tuyos.

—Song es simplemente preciosa. Me perdí muchos años de su vida, pero ahora, no quiero perderme ni un minuto más. Por cierto, tengo una pregunta.

—Dime.

—¿Por qué Song odia tanto a Warang?

—No tengo idea. Ella siempre se ha mostrado reacia a las parejas de Becky.

Un silencio incomodo se instaló por parte de Freen y el rubio pudo notarlo claramente.

—Claro que Becky intentó rehacer su vida, pero ninguno era suficiente para ella y Song siempre tuvo la esperanza de conocerte, así que es entendible por qué ella se portaba así, solo que con Warang no solo es reacia, es grosera, le hace desplantes, se pone de malhumor o muy sensible, es raro.

—Ella no quiere ir a Londres, no sé cómo convencerla de lo contrario.

—Tiempo al tiempo, Freen. Cuando se trata de ella, a veces Becky no acepta opiniones.

—Por cierto ¿Qué haces aquí? Disculpa si soy directo.

—No pasa nada, vine para recoger unos análisis de sangre, porque Nam será mamá y tú serás tía.

—Qué bueno.

Fue la respuesta desinteresada de Freen, ya que, al escuchar la respuesta relajada del contrario, no analizó bien las palabras del pecoso, pero cuando lo hizo, abrió los ojos y se giró a verlo.

—¿Cómo?

—Si, vamos a ser papás. —sonrió débilmente.

—Wow, muchísimas felicidades, de verdad yo siento que serás un excelente padre, al igual que Nam, los dos se lo merecen.

—Nam está afuera, así que... es hora de irme, nos vemos Freen, cuida a mi sobrina.

Dicho aquello el pecoso, se dio media vuelta y se fue.

¿Así se sentía casarse sin engaños y formar una familia? Freen comenzaba a darse cuenta de todo lo que perdió por hacerse el ciego, por creer en un amor muerto, cuando el verdadero amor siempre estuvo frente a sus ojos.

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Al otro lado de la ciudad, Becky se encontraba recibiendo a la pareja Irin y Noey ya que habían regresado de su largo viaje. Al tener tantos años de amistad, fue Becky quien se había ofrecido a recibirlos, en compañía de Warang.

—Becky, parece que has crecido —fue el saludo gentil de su jefe, quien le dio un leve abrazo.

—Noey, te he extrañado mucho —correspondió el gesto y abrazó a la persona a su lado— Irin, no creas que me he olvidado de ti.

—Ni nosotros de ti, Noey está ansiosa por ver cómo está todo aquí.

Se escucho una tos al lado de Becky, y las mayores se pudieron percatar de la otra persona al lado de Becky, claro que ambos la conocían, ya que en Londres ella lo había llevado a varias reuniones.

Fue una gran sorpresa volverla a ver y aún más en Tailandia.

—Warang ¿Qué tal todo? —saludó Irin.

—Muy bien, de hecho, aprovechando que están aquí, queremos invitarlas a nuestra boda en una semana.

—¿Boda? ¿Se van a casar? —Noey buscó respuesta mirando a Rebecca, quien desviaba la mirada.

—Si, nos casaremos pronto y regresaremos a Londres como estaba previsto.

La pareja no hizo ningún comentario, pero la respuesta los dejo verdaderamente sorprendidos.

Becky amablemente los empezó a guiar hacia el auto que las iba a escoltar, cuando el teléfono comenzó a sonar, pero hizo caso omiso a la melodía del aparato.

—Yo creo que mañana podemos ver todo lo de la construcción con la arquitecta y de paso te muestro cómo va el lanzamiento de la nueva colección.

—Me parece una gran idea, entonces nos vemos mañana a las 10:00 am en la empresa, avísale a Freen.

—Claro Noey, yo lo haré.

—Becky, contesta el celular, parece que es urgente.

La pareja se subió al auto, el cual no se demoró en partir y Becky recién pudo contestar el teléfono al ver la urgencia, pero se sorprendió al ver el número de Freen, no quiso contestar debido a la presencia de Warang.

Aunque la verdad, era que no quería aguantar los reclamos de Warang como ya había estado sucediendo con anterioridad, con las insinuaciones de dejar a Song con Freen, o las escenas de celos al verlos hablar.

Se estaba volviendo agobiante y Becky no sabía cómo pararlo, sin embargo, no podía tampoco negarse a contestar y más porque era Freen quien estaba con Song.

—¿Bueno?

—Hola Becky, quería preguntar si estabas ocupada.

—Mmm no ¿Por qué?

—Ocurrió algo, PERO, no con Song, a Faye se le adelantó el parto y estamos en el hospital, necesito que la recojas.

—Si, yo iré ahora entonces, pero ¿Por qué estaban juntas?

—Song pidió una cita extra con ella, no sé de qué hablaron, supongo que lo sabre luego.

—Claro, entonces paso por ella ahora mismo.

Freen colgó y Becky iba a explicarle a su pareja, pero ella se adelantó.

—¿Era Freen? —ella asintió— ¿Otra vez? ¿No se cansa de llamar?

—Espera Warang, te recuerdo que, para ir a ver los últimos detalles de la boda, Freen se ofreció a cuidar Song, quien por cierto es mi hija y suya.

—Si se ofreció ¿Por qué llama?

—Porque ocurrió algo y tengo que recogerla —la voz de Becky sonó molesta— No quiero que me acompañes, iré sola y más porque a ella no le gusta vernos juntas.

—Tienes que ponerle límites a Song o tú y yo tendremos muchos problemas.

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Becky llegó al hospital y preguntó en la recepción por Faye, indicándole en que piso estaba el área de maternidad. Subió rápidamente por el ascensor hasta llegar al piso que se le había indicado.

Lo primero que vio fue a Freen sentada y dormida, con una Song cómoda entre sus brazos dormida, no pudo evitar sonreír al verlas, tan parecidas, que su corazón se estrujó de pena.

En algunos momentos deseaba que sea Freen fuera la persona con la que se casara nuevamente y se sentía tan idiota por pensar en aquello, por pensar en estar con ella quien la engañó, pero a la que aún amaba con todo su ser.

—Freen... —movió su brazo y ella abrió los ojos.

—Llegaste —susurró incorporándose un poco mejor— Disculpa por hacerte venir cuando estabas viendo lo de tu boda.

—No, no te disculpes, ella es mi... nuestra hija y es mi obligación venir.

Ese intercambio de miradas nuevamente las invadió a ambas, como si a través de sus ojos pudieran expresar más de lo que querían admitir. Aunque ninguna de las dos quisiera admitirlo en voz alta, con el paso del tiempo, con Song de por medio los sentimientos que parecían inexistentes o muertos habían renacido con mucha fuerza.

A pesar de la cercanía ambas se sentían más lejos la una de la otra, era una tortura para Freen ver a la persona que amaba, a punto de entregar su vida al lado de otra mujer ¿Se lo merecía? Claro que sí.

Todo su ser añoraba por tenerla nuevamente entre sus brazos, por besarla y demostrarle cuanto en realidad la amaba, pero eso era imposible ¿O quizá no?