❥Capítulo XXX
Semanas después de que Richard despertara del coma, se le hicieron muchos exámenes para asegurarse que estuviera bien físicamente. Los doctores y colegas del mayor le recomendaron un descanso de 6 meses, debido a que la recuperación después de un coma siempre era lento, muchas veces la persona ni siquiera llegaba a ser la misma o se llegaba a tener secuelas por el resto de su vida y él mismo como doctor lo sabía.
Billy confiaba en que él se recuperaría completamente, los trámites de divorcio estaban totalmente cancelados y Richard pudo obtener totalmente la custodia de Yoko, quien fue más que bienvenida en casa con sus nuevos hermanos. No era de sorprenderse, que la pequeña se mostrara arisca y temerosa, pero con la presencia de su padre a quien conocía bien, la bondad, la paciencia del castaño y la alegría de sus hermanos, pudo adaptarse poco a poco.
La condena de Friend aún seguía en proceso, pese a que Richard agrego otros cargos más, como el de tráfico de drogas y violación, no la había vuelto a ver, pero su buen abogado Non, se estaba encargando de todo el proceso y según sus informes el último juicio se acercaba y para su buena suerte, tenían todo para ganar, ese fue un gran alivio para la familia Armstrong Patnachon.
Becky en medio de todo el proceso por el que su hermano, su cuñado y sus sobrinos estaban pasando, habló con Faye, quien al escuchar a groso modo la situación les recomendó a un colega suyo, para ir a terapia familiar y de pareja, no era una situación que debían pasar por alto, también la pelinegra les recomendó enforcarse en Song y estar alerta ante cualquier tipo de señal.
Sin embargo; la situación con Song se había vuelto un poco incontrolable, ella se negaba a regresar a Londres y menos con Warang, no había poder humano que la hiciera cambiar de opinión y sinceramente Becky comenzaba a preocuparse, porque los preparativos para su boda estaban cada vez avanzando más y más, Noey regresaría en tan solo dos días para ver que todo lo que le había dejado a ella y a Freen con respecto a "Team N" estuviera en orden.
—Song por favor, termina de vestirte, tienes que acompañarme, no tengo con quien dejarte —insistía Becky al pie de las escaleras.
—No quiero ir contigo, déjame sola, puedo arreglármelas.
—Por supuesto que no te voy a dejar sola, tienes ocho años, eres una niña.
—Pues no iré a ver a tu novia, me quedaré aquí y esperaré a que mi mamá venga en la noche a llevarme a cenar.
Becky rodó los ojos e iba a decir algo, pero escucho el timbre de su puerta, con un suspiro frustrado miró a su hija y bajó las escaleras yendo a abrir, encontrándose con su perfecta exesposa, bien peinada y con un traje informal.
Tan guapa como la recordaba.
—¿Qué haces aquí? Pensé que vendrías en la noche. —dijo mientras la hacía pasar y Freen entraba al pent house.
—Cambio de planes, quiero ir a almorzar con Song y de paso comprarle algunas cosas.
—Freen —la tomo del brazo— Creo que no debes venir más aquí o al menos intenta no pasar tanto tiempo con Song.
—¿Qué? ¿De que estas hablando?
—Song está muy rebelde, no quiere obedecerme en nada, insiste en pasar tiempo contigo o en obedecerte solo a ti y no es justo para mí —suspiró— Sé perfectamente que no es tu culpa, pero si sigue viéndote o saliendo contigo, no habrá cambios en su comportamiento conmigo y...
—¿Te das cuenta de lo que me pides? Tengo poco tiempo de conocerla, tengo poco tiempo antes de que regreses a Londres ¿Y me pides que me aleje de ella?
Al escuchar el tono frio en el que Freen le había hablado, se dio cuenta del error que había cometido, la mandíbula de su exesposa estaba tensa, definitivamente estaba molesta, y quizá solo quizá se había excedido con lo que había pedido.
Becky intentó rectificarse y disculparse, se acercó y tomó su mano, pero ella se alejó mientras negaba, como si su toque le molestara o le incomodara, aquel acto hizo sentir a Becky como una mala persona ¿Lo era?
—Mami —la voz de Song resonó por la sala y Freen fingió una sonrisa.
—Mi amor, hola ¿Cómo has estado?
—Enojada mamá, mi mami Becky me quiere obligar a acompañarla a ver a su estúpida novia para las cosas sobre su estúpida boda.
—¡Song! —fue el regaño de Becky.
—Si quieres la puedo cuidar en lo que tú vas a hacer lo que necesites hacer, no me hago problemas.
—Freen, discúlpame por lo que dije hace rato yo...
—Déjalo así por favor, ve por favor —su mirada era dura, pero cambio rápidamente cuando se dirigió a su pequeña— Mi amor, ve a cambiarte, porque vamos a salir a comer y luego te llevaré a donde tu desees.
—A la orden.
La pequeña pelinegra fue corriendo a su habitación a cambiarse de ropa, dejando a las adultas en la sala, con un frío e incómodo silencio. Becky miraba a su expareja con culpa, pero Freen ni siquiera le dirigía la mirada.
—Te irás Becky, en menos de un mes de casas y te llevarás a Song ¿Es justo para mí que ahora cuando me queda poco tiempo con ella, me pidas que ya no pase tiempo a su lado? —dio un pequeño suspiro antes de volverla a ver— Sé que no merezco tu perdón y que tampoco merezco a Song, pero la amo y pensar que en poco tiempo ya no estará aquí haciéndome bromas, dibujando, hablándome de sus días, cantando a cada minuto y aunque yo la visitaré y llamaré, no será lo mismo.
—Perdón por ser tan egoísta, pero siento que mi hija se está alejando de mí, siento que la pierdo.
Y ante sus palabras observó como Freen se arrodillaba frente a ella, en un acto de humillación, aferrándose a sus pantalones, con los ojos suplicantes.
¿Qué sentía en ese momento? Ni ella lo sabía, lo único que tenía claro era que su corazón se acababa de romper al ver ese estado tan vulnerable de Freen.
Definitivamente Becky no podía alejarla de esa forma de Song, porque Freen tenía razón, Rebecca sintió deseos de abrazarla y decirle "Si, te perdono", pero por el contrario solo tragó el nudo en su garganta que se formaba.
—¡Mamá! ¿Le estás pidiendo matrimonio a mi mami?
—No mi amor —respondió Freen poniéndose de pie.
—P-per...
—Regresaremos a las 7, si quieres que la traiga antes, avísame por favor.
Song se acercó a Becky y la abrazó, se agachó hasta su hija y le dio un pequeño beso en la cabeza.
—Te amo mami, mucho. Nos vemos en la noche.
Dicho aquello, la pequeña pelinegra tomo la mano de Freen jalándola hacia fuera del departamento, hablando de cosas que en ese momento parecía ser sin sentido. A Freen se le oprimió el corazón al ver a su pequeña, sabiendo que en unas semanas no la volvería a ver más.
—Song, quiero que te comportes bien con Warang.
—¿Qué? ¡No! Warang es mala mami, no le conviene a mi mamá.
—Yo sé que en el fondo tu deseas que tu mami Becky y yo estemos juntas, pero eso no va a poder ser —suspiró— Lo que si es que siempre seremos tus madres y las dos te vamos a amar siempre.
—Per...
—Promételo princesa, por favor.
Song miró a su madre y asintió levemente, su corazón se oprimió un poco al sentirse sin salida en aceptar a Warang.
—Mami ¿Hoy podemos ir a ver a Faye?
—Claro mi amor, pero tu cita fue el lunes, no han pasado ni 3 días.
—Yo sé, pero me quedó algo pendiente de hablar con ella y quiero hacerlo ¿Siiiiiiiiiiiiiiiiiii?
—Fue la insistente mirada de la pequeña que hizo que Freen la cargara.
—Lo que tú quieras mi niña.
Freen metió a Song a su auto, en el asiento trasero colocándole el cinturón y arrancó, no sin antes llamar a la psicóloga, para ver si había la posibilidad de agendar una cita, para su buena fortuna ella accedió, aunque para Faye fue una incógnita el no saber el porqué de la cita tan repentina.
Mientras se dirigían al consultorio, Song le contaba alegremente como era su vida en Londres.
—Y mi mamá Becky me dijo "No comas esa galleta" y yo la comí ¿Y qué crees? Me hinché como globo.
—Así que tú también eres alérgica a la nuez.
—Sipi y en otra ocasión fuimos a un restaurante italiano, pero eso fue con la señora futura esposa de mi mami, justo cuando mi mami se fue al baño, la mesera se acercó a preguntar si queríamos algún postre y yo pregunté que sabores de helado había y me dijo "No sé", peroooooo ¿Tú sabias que "Noce" es nuez en italiano?
La risa de Song se hizo escuchar por todo el auto al recordar aquella experiencia y Freen solo pudo sonreír amargamente al escucharla hablar con tanta prisa, deseando haber podido estar a su lado en aquel tiempo.
—¿También te hinchaste?
—Sipi, pero no tanto como la vez de la galleta.
Antes de que pudiera seguir contando, Freen había estacionado su auto frente al consultorio. Ayudó a bajar del auto a su hija y juntas entraron al edificio donde estaba en centro psicológico.
La secretaria no las hizo esperar mucho y la pequeña entró al consultorio.
—Song buenas tardes ¿Cómo estás? —fue la sonrisa cálida de la psicóloga.
—Bien doctora Faye —suspiró sentándose en la silla —La última vez usted me preguntó porque no me agradaba la novia de mi mami Becky.
Faye asintió.
—Estoy lista para decirle la verdad.
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