Luego de lo que pasó en su consultorio, después de buscar a Billy como loco y no encontrarlo, Richard se vio obligado a regresar al hospital, pues tenía una cirugía importante, la cual no podía posponer.
Eran las 7:00 pm y recién entraba a su casa, sorprendiéndose de encontrar las luces encendidas y las voces de sus hijos corriendo por la casa ¿Acaso estaba alucinando?
—¡Papá Richi, llegaste! —Sam fue corriendo a recibirlo cuando sintió su llegada.
—Princesita ¿Cómo estás? —dijo él abrazando a su hija con fuerza.
—Cansada porque papá Billy me hizo hacer mucha tarea —se quejó.
—Amor, que bueno que llegaste —Billy salió de la cocina con una sonrisa en el rostro y se acercó a Richard, besando su mejilla— Tu cena está en la mesa, llevare a los niños a dormir.
Tomó con cuidado a su hija y subió las escaleras, dispuesto a hacerla dormir, junto a Tao. Richard estaba anonadado, Billy estaba normal ¿Lo había perdonado? A lo mejor por todo el estrés que estaba llevando esa semana, se imaginó todo eso, como si fuera una premonición, entonces ¿Todo fue una ilusión de su cabeza? ¡Nada había sido real!
Fue directamente a la cocina y sobre un plato vio pad thai, recién preparado, con el corazón un poco más tranquilo, comenzó a comer, pensando en cómo decirle a Billy sobre Friend y Yoko, si todo había sido un sueño o una premonición, debía actuar rápido y decirle la verdad.
—Supongo que lo que cocina tu amante es mucho más delicioso de lo que hago yo ¿No es así? —preguntó Billy apoyado desde el marco de la puerta.
—¿Eh?
—¿Pensaste que había olvidado lo que pasó hoy? —se río sin gracia, negando— No Richard, no lo he olvidado, solo... no quiero meter a nuestros hijos en esto, arruinarles la imagen perfecta que tienen de ti, no quise venir y llevármelos sin explicarles.
—Amor, escúchame por favor.
—No Richard, no pienso hablar contigo y mucho menos escucharte, delante de nuestros hijos actuare como si nada hubiera pasado, como si mi corazón no estuviera hecho pedazos y espero que tu hagas lo mismo.
Richard se levantó de la mesa y se acercó a Billy, sin previo aviso, lo abrazó con fuerza, temiendo que al soltarlo se escape de sus brazos ¿Quién le diría al pobre que ya lo había perdido?
—Perdóname —susurró.
—Voy a vivir aquí hasta que encuentre un lugar lo suficientemente grande para irme a vivir con los niños, no dormiré contigo, ya pasé mis cosas a la habitación de huéspedes, así que tienes toda la habitación para ti solo.
—No me hagas eso, Billy.
—¿Qué te hago? ¿Darme mi lugar? ¿Hacer que los niños lleven una vida normal mientras nos divorciarnos? ¿No arruinar tu imagen frente a ellos? ¿Qué de malo estoy haciendo?
Silencio.
No había palabras, solo silencio.
—Mantente alejado de mí si no están los niños, solo espera unas semanas para que yo desaparezca de tu vida, para que nos separemos y tu hagas tu vida con tu otra familia, buenas noches.
Billy volvió a subir las escaleras, derramando lagrimas silenciosas con cada paso que daba, no podía evitarlo, lo amaba y lo amaba demasiado, por eso su corazón dolía, porque aún se negaba a creer que su esposo le hubiera mentido de esa manera tan cruel. Entró a la habitación de invitado y cerró con llave, se acostó en la cama y volvió a llorar abrazando su almohada, no quería darle el gusto a Richard de verlo llorar, ni de verlo vulnerable.
Richard se había quedado estático en la cocina, analizando cada una de las palabras del castaño, una lagrima traicionera se escapó de sus ojos, había perdido a la única persona que amaba, por sus errores y mentiras lo había perdido, él era consiente que, si desde un inicio él le hubiera dicho la verdad, nada de eso habría pasado, hubieran encontrado una solución.
Pero era tarde, muy tarde.
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Lunes por la mañana y Becky intentaba levantar su pequeña hija para ir al colegio, pero como cualquier niño, se negaba a dejar sus cómodas sabanas.
—Song vamos a llegar tarde.
—Tendrás que sacarme con la cama entera ¡No quiero ir!
—¡Song! —Becky en vano intentaba jalarla de los pies.
—No me obligues a ir a esa prisión, por favor.
—Vas a estar con Sam ¡Rápido, levántate!
Media hora después, Song estaba lista para ir al colegio, había un puchero sobre su rostro. Becky se reía internamente, un día sin los dramas de su hija, no era un buen día. Pronto llegaron a casa de Billy, quien ya se encontraba afuera con los niños y segundos después salió Richard. Becky le pidió al taxista que espera y bajó del auto, solo para no crear un ambiente incomodo entre su hermano y su cuñado frente a los niños.
—Richard —Lo llamó.
—Hola Becca —sonrió levemente.
—Ven Becky, debemos ir a dejar a los niños y de paso me quedaré en la veterinaria.
—¿No vas a quedarte en casa, papi? —preguntó Sam.
—No mi vida, papá Richi debe descansar, es su día libre, además yo tengo mucho por hacer en la veterinaria.
—Oh...
—Y-yo iré a recogerlos a la salida, princesa, no te preocupes.
—Cierto, Richard tenía que mostrarte algunas cosas de mi trabajo —habló Becky sorprendiendo a todos— ¿Puedes dejar a los niños al colegio, Billy?
Billy entendió rápidamente lo que Becky quería hacer y sinceramente, él no quería complicar más las cosas, darle vueltas al asunto, las cosas estaban hechas y su matrimonio estaba destruido.
—Mejor vamos juntos, Becky.
—Por favor, Billy, necesito la opinión de Richard sobre mi proyecto, te prometo que no haré más.
Richard tosió un poco incomodo, sabía lo que vendría, sabía el sermón que le darían, pero a él ya le daba igual las opiniones ajenas, la única que la importaba era de su esposo, del hombre que amaba y que ahora no quería ni verlo, ni escucharlo, se lo merecía, eso era claro.
—Bien, nos vemos luego —Cargó a Tao y subió al taxi con sus hijos.
—¿Me vas a abandonar? ¿Me estas enviando a un convento? ¿Ya no me soportas? —Song gritó sacando su cabeza por la ventana.
—Estrellita, obedece a tu tío y pórtate bien en el colegio, por favor, te amo —le mando un beso.
—Te amo más, mami—le mandó otro beso y metió su cabeza, sentándose bien.
La castaña vio el taxi partir y se giró a ver a su hermano.
—Eres bastante egoísta quedándote en esta casa.
—Es mi casa, la de mi esposo y la de mis hijos.
—¿Cómo puedes llenarte la boca diciendo "Mi esposo"? ¿Eres consiente que pronto se van a divorciar?
—No, nos vamos a divorciar, porque yo lo amo Becky.
—Le haces daño y no solo a él, sino a sus hijos y al bebé que viene en camino —Becky metió sus manos a los bolsillos mirando a su hermano— Solo quiero preguntar ¿Por qué lo hiciste Richard?
—No fue intencional Becky, lo juro.
—¿Acaso ella te obligó, Richard?
Silencio.
Becky frunció el ceño ante el silencio de su hermano, ¿Acaso ella...?
—¿Richard?
—Fue una noche en la que salí con unos colegas —comenzó a contar— Ellos bebieron de más, ella se acercó y se me insinuó, pero te juro que la rechace... yo no tomé mucho, dos jarras de cerveza y ya, pero de pronto amanecí en una habitación de hotel, desnudo, con ella a mi lado.
—¿Qué rayos?
—Me sentí mal y culpable, porque no recordaba nada y sí, quería decirle a Billy, pero no sabía cómo, no sabía cómo se lo iba a tomar, obviamente se iba a enojar, tenía miedo de su reacción, pero con el paso de los días, me olvide de lo sucedió y preferí callar, porque yo lo amo y me juré que un error como ese jamás volvería suceder.
Becky analizaba cada palabra y cada gesto de su hermano, viendo como sacaba su frustración poco a poco ¿Debía darle el beneficio de la duda o debía juzgarlo por sus actos?
—Friend apareció dos meses después en mi consultorio con una prueba de embarazo, dijo que era mío... en ese momento calculé la fecha y si, todo apuntaba a que era mi hijo, pero ella quería que dejara a Billy para estar con ella.
—Te negaste ¿No es así?
—Claro que lo hice, me negué y le entregué mi número, para que me llamara en caso de cualquier cosa, estaba molesto conmigo mismo, no sabía que hacer, pero justo al día siguiente, ella me llamó, estaba llorando y repetía que quería un hogar solido para su bebé y que, si yo no podía dárselo, era mejor no tener al bebé.
—Mira con que loca te fuiste a meter, hermano.
—Fui a su departamento y ahí empezaron las mentiras, le dije a Billy que me iría de viaje por una operación de emergencia, pero en realidad me quedé con Friend en su departamento, evitando que cometa alguna locura, después de todo ese bebé no tenía la culpa y cada vez las mentiras fueron aumentando, decía que tenía consultas extra, pero dedicaba ese poco tiempo a Friend y los cuidados que necesitaba con él bebé.
—¿La amas?
—No la amo y te juro que intenté dejarla, alejarme, pero no pude y aún no puedo.
—¿Por qué?
—Me dijo que si dejaba esa "relación" —hizo entre comillas sus dedos— Iba a llevarse a mi hija y no la volvería a ver. Luego me acosté con Billy, realmente no podía tocarlo o besarlo sin sentir culpa, me sentía tan sucio al hacerlo, sentía que lo manchaba a él con mis errores. Además, una vez hace 3 meses, cuando iba a dar por finalizada la relación, intentó suicidarse, si no llegaba a tiempo, ella iba a morir, no quiero cargar con esa culpa el resto de mi vida.
—¿Sabes que hubieras evitado todo esto si desde tu primer "desliz" le hubieras dicho a Billy?
—Lo sé, soy un gran imbécil, pero también tengo miedo de lo que ella le pueda hacer a mi hija, de alejarla de mí, son tantas cosas.
—¿Cuántos años tiene tu hija?
—Hace una semana cumplió un año.
Becky suspiró, entendía a Billy y empatizaba completamente con él, al igual que con su hermano, tuvo motivos para guardarlo, pero al final como su madre le había enseñado "Las mentiras tienen patas cortas" ¿Había una posibilidad de que ellos se arreglaran?
Ella estaba segura de que su hermano estaba totalmente enamorado de Billy, pero haberse callado la situación por tanto tiempo hizo que las cosas empeoraran y en vez de llegar a una solución como pareja, se tomó una decisión sin saber la verdad.
—¿Puedes hablar con él?
—Richard, si yo hablo con él pensará que te quiero apoyar y sí, quiero apoyarte, pero es tu responsabilidad y tú personalmente debes decirle, así él no quiera verte, debes buscar la manera en que te escuche.
—Intentare...
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