Rebecca al escuchar la declaración de Billy, no encontró manera alguna de defender a su hermano, no quería ni imaginar qué pasaría si Richard realmente engañara a su cuñado, su hermano siempre había sido firme, responsable y estaba seguro de que amaba a Billy, sino lo amara, no habría arriesgado ¿Verdad? Tampoco iba a pasar por alto aquella declaración, encontraría respuestas a toda la situación.

—Billy, te prometo que te ayudaré a encontrar las respuestas.

—Tengo miedo Becca, miedo de que realmente me engañe... no sé qué haría, tenemos dos hijos y uno en camino.

—Hace rato dijiste que se embarazaron por error ¿A qué te referías con eso?

—Richard llegó una noche borracho, lo ayudé a cambiarse de ropa, me besó como hacía meses no lo hacía y... Esa noche nos entregamos el uno al otro después de toda la euforia me dijo que él había finalizado el proceso de fecundación in vitro.

Becky no pudo evitar hacer una mueca de tristeza y lo abrazó con fuerza, dejando que el castaño llorara sobre su hombro. En cada sollozo se podía sentir el miedo y la tristeza de Billy.

Rebecca iba a decir algo más pero el sonido de su celular hizo que el abrazo se rompiera.

—Tranquila, contesta —Billy le sonrió.

—¿Bueno?

—Becky, que bueno que contestas ¿Ya estás en camino?

—Si ¿Por qué? ¿Pasa algo?

—La arquitecta ya llegó, al parecer mandé la citación mal y necesito que por favor vengas lo más pronto posible.

—Entiendo, iré en seguida, no te preocupes Noey.

—Sabía que podía confiar en ti.

Colgó.

—Billy...

—Tranquila, ve a tu reunión, yo estaré aquí con las niñas.

—Bien, pero cualquier cosa me avisas ¿Estamos?

—Estamos.

Becky le dio un último abrazo antes de salir de la casa de su cuñado y tomar un taxi rumbo al lugar donde tenía la reunión con su jefe.

No pasó mucho hasta que llegó finalmente al lugar donde se harían las remodelaciones para la empresa.

—Al fin llegas Rebecca —Noey se acercó rápidamente a ella.

—Había mucho tránsito, lo siento.

—Ven, tenemos que ir a la sala de juntas.

Asintió y siguió al castaño, pero cuando pisó la oficina, un olor se hizo familiar, tan familiar que sus pisadas se detuvieron y su cerebro le pedía huir. Rebecca no era tonta, ella sabía perfectamente que, si entraba, no había marcha atrás; sin embargo, quiso engañarse, no podía ser ella ¿Cierto?

El olor de aquel perfume inconfundible se hizo fuerte cuando ella y su jefe pisaron la oficina de la sala de juntas.

No.

No.

No.

Esto tiene que ser una broma, pensó.

La persona a la que no deseaba ver estaba de pie, justo en frente de ella y de su jefe, a la que deseaba asesinar con sus propias manos, pero no podía culparla, ella nunca le dijo a Noey como se llamaba la otra madre de su hija.

Intentó mostrarse neutra y seria, mientras sus pensamientos se la comían viva. Ella sabía que, al estar en Bangkok, podía encontrarse con Freen, sin embargo; ella quería evitarla a toda costa, podía aceptarla solo en la boda de Nam y Non, pero no esperaba estar cerca de ella durante 6 meses.

Maldito destino.

—Rebecca, te quiero presentar a Sarocha Chankimha, la arquitecta que estará al mando de la construcción de esta sede.

—Buenos días, señorita Chankimha —habló con seriedad.

—Señorita Chankimha, ella es Rebecca Armstrong, mi brazo derecho, mi modelo estrella y a quien dejaré a cargo de supervisar la construcción y el lanzamiento de la nueva colección.

—Va a ser un placer trabajar con usted, señorita Armstrong —sonrió sin quitar sus ojos de Becky.

—Claro.

—Yo voy a estar encantada de que ustedes trabajen juntas, sé que la señorita Chankimha hará un gran trabajo y tú Rebecca harás todo para supervisar esta nueva colección, así que eso me deja más tranquila.

Becky forzó una sonrisa, mientras su mente planeaba cómo mantener alejada a su exesposa, la cual se veía bastante sonriente, no se veía incómoda y conociéndola por tantos años, sabía que significaba esta estúpida sonrisa perfecta, intentaría acercarse a ella.

No lo iba a permitir.

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La reunión terminó a las 12:00 pm.

Noey les informó que su vuelo a China saldría al día siguiente a primera hora.

—Cuídese mucha señorita Nanitcha tenga un buen viaje.

—Gracias, dejo en tus manos la construcción de esta empresa, sorpréndeme Sarocha, sé que tu trabajo es impecable.

—Lo haré.

—Becky, confío en que tendrás todo bajo control —Rebecca asintió — Debo retirarme, y con los puntos claros, doy esta reunión por terminada.

Noey se levantó y salió de la oficina seguido por las exesposas, las cuales la vieron partir en su lujoso auto, Rebecca se mantuvo sonriente hasta que ya no vio rastro alguno de su jefa, pudiendo poner su cara seria, aliso su traje y se alejó de Freen, dispuesta a tomar un taxi y huir de aquel ambiente que la asfixiaba.

—Espera Becky, tenemos que hablar.

—¿Sobre...?

—Te invito un café.

—No.

—Bec por fa-

—Al punto Sarocha ¿Qué es lo que deseas? ¿No quedó claro todo lo que dijo Noey? ¿Tienes alguna duda acaso?

—Merezco tu odio Becky, soy consciente de todo el daño que te cause.

—Freen yo no te odio, eso sería sentir algo por ti y yo definitivamente ya no siento nada— Dio un suspiro frustrado

— Pero tampoco puedes pretender que hablemos como si nada hubiera pasado entre nosotras y menos después de tanto tiempo.

—¿Podemos intentar ser amigas?

Becky lo pensó un poco, estaba lista para decir "No", pero al conocerlo tan bien, era consciente que, si se negaba, Freen iba a seguir insistiendo y eso era peligroso. Según su doctorado viendo películas, novelas y series, negarse ante su petición podría provocar que descubriera la verdad sobre Song.

Definitivamente no, ella mantendría alejada a Freen de Song, no podía arriesgarse a que se sepa la verdad.

—Bien Freen, intentemos ser amigas —estiró su mano— Pero te advierto que, si me fallas en cualquier circunstancia o insinúas algo, olvídate de esta amistad.

—No lo haré.

—Bien, debo irme, mi cuñado me espera, nos vemos mañana.

Sin decir nada más, hizo una pequeña reverencia de cabeza y sin esperar una respuesta, tomó un taxi, dejando a Freen con miles de preguntas.

Para empezar ¿Cuñado?

¿Acaso Rebecca se había casado?

No, claro que no, su mano no tenía ningún anillo de compromiso o matrimonio.

Prefirió no pensar en eso, no quería sacar conclusiones antes de tiempo, crear teorías o lo que sea, una parte muy oculta de su corazón se negaba a aceptar que su exesposa tuviera a alguien más.

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Becky llegó a casa de Billy y tocó la puerta, pero no recibió respuesta alguna, acercó su oído a la puerta y todo estaba en silencio, lo cual era extraño, ya que el castaño no le menciono que iba a salir y menos con los niños.

Iba a sacar su celular, cuando un auto frenó de golpe haciendo sonar la pista de manera ruidosa haciéndole fruncir el ceño.

—¿Tú? ¿Qué haces aquí?

—¿Billy está en casa? —preguntó Richard con cierta desesperación.

—Primero cálmate ¿Bien?

—¡Joder! ¡¿Billy está en casa?! —levantó la voz.

—Nadie me abre, supongo que fue al parque con los niños.

—Se fue...

—¿Qué?

Becky comenzó a preocuparse, viendo el rostro de Richard tan desesperado, con el cabello revuelto por la desesperación, pensaba seriamente en ir a la estación de policías, su hija, sus sobrinos y su cuñado podían estar en peligro, ese pensamiento la asustó.

—Richard me estoy asustando ¿Qué pasó?

—No tengo tiempo para explicar nada.

Sin decir más, su hermano volvió a su auto conduciendo en dirección contraria, con la misma rapidez con la que había llegado, eso dejó aún más preocupada a Becky.

Como si el destino leyera los pensamientos, su celular comenzó a sonar.

Billy.

—¿Hola? ¿Billy? ¿Dónde estás?

—Ven al hospital Becky, por favor. —Se escuchó llorar al castaño.

—¿Qué pasó?

—Solo ven... rápido, por favor.

—Bien.

Colgó y suspiró, iba a tomar un taxi para dirigirse al hospital, pero un Lamborghini negro se estacionó en frente, a esas alturas Rebecca se preguntaba si el destino estaba de su lado o en su contra.

—¿Qué haces aquí, Sarocha?