Otras 12 horas largas de vuelo y al fin habían llegado a Bangkok, Tailandia, Song estaba muy cansada, así que Becky la cargó mientras bajaba del avión, iba a recoger sus maletas, pero visualizó a su mejor amigo al lado de su futura esposa, con la que se casaría al día siguiente.

—¡Becky! —grito el pelinegro corriendo a abrazar a su amigo.

—Shhh, Song está muerta de cansancio —dijo Becky correspondiendo el abrazo con delicadeza.

—¿Aún no se despega de ese peluche?

Non agarró al pequeño unicornio que estaba a punto de caerse de los brazos de la niña.

—No, lo lleva a todos lados, es... raro.

—¿Cómo si de alguna manera sintiera a su otra madre? —pregunto una nueva voz.

—¡Nam! —Becky se asustó, mientras que Nam se reía.

—Parece que solo extrañaste a este pelinegro revoltoso y a mi no.

—Bueno, ese pelinegro revoltoso se convertirá en tu esposo mañana, además yo si te extrañe demasiado.

Nam sonrió enternecida y abrazó a Becky con cuidado de no aplastar a su hija, se la quitó suavemente de los brazos, mientras que ella recogía sus maletas. Becky se había vuelto una amiga muy cercana para ella y más aún cuando su relación con Non se hizo oficial.

Ese par no había tenido nada fácil el estar juntos, pero ahora estaban a horas de que se casaran y eso a la castaña la ponía muy feliz.

—¿Vas a dormir en tu departamento o irás con tu hermano? —Nam preguntó mientras los 3 salían del aeropuerto.

—Prefiero ir a dormir a mi departamento, no quiero molestar a Richard, mañana iré a visitarlo, compraré un hermoso vestido y nos veremos en su boda.

—¿Y Song? ¿La llevarás?

—¿Debería? —miró a sus amigos.

—Bueno... Nam y yo pensábamos que ella podía ser la niña de las flores, pero...

—Pero entendemos si no te agrada la idea, sabes que Freen va a asistir y puede que lleve a Charlotte, así que todo es tu decisión, Bec.

—Song estaría feliz de ir y a mí me encantaría que ella sea la niña de las flores, pero...

—pensó un poco— Me da miedo lo que vaya a pasar si Sarocha la ve o Charlotte.

—No te sientas presionada, por favor, es solo una idea.

—Oigan, pase lo que pase, Song estará mañana tirando flores en su boda.

Non y Nam se sorprendieron un poco, mucho, bastante, pues pensaban que ella se iba a negar, estaban emocionados de que su sobrina consentida sea quien haría el camino hacia el altar.

Luego de varios minutos, mientras Nam manejaba, llegaron al departamento donde Becky viviría los siguientes meses, era grande y era espacioso, perfecto para dos personas. Sus amigos ayudaron con las maletas, mientras que Becky acomodaba a su pequeña en la habitación principal, al menos ese día, quería que su hija durmiera con ella.

Salió de la habitación y se encontró con Non encima de Nam, besándola con cierta desesperación.

—¡Mañana se casan! ¿No pueden esperar? —dijo una muy asqueada Becky.

Non se sonrojo y se bajó de su prometida para luego ver Becky y negó suavemente.

—Bueno, quizá queríamos adelantar la luna de miel.

—Eres un pervertido, Non.

—Pervertido o no, debemos dejarte descansar Becky —dijo Nam levantándose del sofá— Tu vuelo ha sido largo y yo quiero un tiempo con mi novio.

—No quiero saber los detalles, fuera de aquí —Les saco la lengua mientras la pareja salía del departamento.

Los amigos salieron del departamento de Becky dejándola en su nueva casa, no le dio ningún vistazo, puesto que estaba cansada, al contrario, fue hasta la habitación principal, donde su pequeña estrellita estaba dormida y se acostó a su lado dejando salir un suspiro. Llevó su mano a la pequeña mejilla y la acarició por varios segundos, viéndola dormir, era tan parecida a Freen... rápidamente se quitó los pensamientos y se dio la vuelta para intentar dormir, acto que no fue nada difícil.

Las horas pasaron y los rayos de sol entraban por el pequeño espacio de la cortina, dando directamente a la cara de una pequeña pelinegra de 7 años, quien al sentir esa molesta luz en su rostro abrió los ojos lentamente y examinó el lugar donde estaba durmiendo, no era su casa, no... ¡Era Tailandia!

Song al darse cuenta donde estaba, se levantó de golpe y comenzó a saltar por la cama, canturreando emocionada, sin importarle que su madre estuviera cansada o durmiendo.

—¿Quién está en Tailandia? Song está en Tailandia—cantó aun saltando— ¿Dónde está Song? En Tailandia ¡Wuuuju!

—Song... duerme un poco más —habló su adormilada madre.

—¡Estamos en Tailandia! Levántate, vamos no seas floja.

—Cinco minutos más, por favor...

—Mami... ¿Se te olvida que hoy se va a casar la tía Nam y el tío Non?

Becky abrió los ojos como platos y se sentó en la cama. Claro, hoy se casaba su mejor amigo y ella era la madrina, Song era la que tiraría las flores, no tenía traje, ni un vestido para su hija, no había desempacado, no había llamado a su hermano, vio el reloj de su muñeca ¡Eran las 11 am!

—Song, saca ropa de tu maleta y cámbiate.

—¿Sin bañarme?

—Sin bañarte, debemos hacer cinco cosas importantes hoy —su hija la miró levantando una ceja— Primero, ir a desayunar, segundo, ir a buscar tu vestido para la boda de tus tíos, tercero, buscar un vestido para mí, cuarto ir a visitar a tus otros tíos y quinto ir juntas al spa,

—Mami ¿No sería mejor ir primero a visitar a mis tíos, para que sepas a donde ir a comprar los vestidos y donde hay un buen spa?

—Recuerda que yo nací y viví aquí, sé dónde queda todo, nada puede salir mal.

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—Te dije que nos íbamos a perder —dijo Song viendo a todos lados.

—Creo que... no recuerdo muchas cosas —se río suavemente.

—Debemos llamar a alguno de mis tíos, mami.

—No, no, ahorita me ubico.

—Mami...

—Bueno, voy a llamar a Richard, porque a este paso, no llegaremos a hacer nada.

—Tengo hambre —hizo un puchero.

Cuando vio a su pequeña con se ese puchero, tomo su mano y caminaron un rato más hasta llegar a un pequeño restaurante, rápidamente entraron y se sentaron, dejó que su hija pidiera todo lo que quisiera y antes que trajeran la comida, llevo a Song a que se lavara las manos, ella hizo lo mismo, pero salió primero, esperándola.

—¿Rebecca?

—¿Heng? —Becky vio a su excuñado saliendo del baño.

—No te reconocí, has cambiado mucho —dijo el castaño.

—Tú también has cambiado, ya no tienes el cabello rubio ¿Cómo estás?

—Yo estoy de maravilla, enamorado, trabajando en un hospital ¿Y tú? Hace años que no te veo.

—Regresé anoche a Tailandia, por trabajo me debo quedar unos 6 meses.

—¿Podemos vernos en otro lado un día de estos? Becky... realmente necesito hablar contigo.

—Claro, te daré mi nuevo número, hay tantas cosas para hablar y chismes por contar.

El castaño se rio, ese era la Rebecca que siempre conoció, más feliz no podía estar.

—Y después de tanto insistir, mi mamá me metió a clases de balé —Becky escuchó la voz de su hija.

—¿Y te gusta mucho el balé? —Una segunda voz se escuchó y la reconoció al instante.

—Si, me encanta ¡Es precioso! —su hija salió del baño y a su lado estaba una mujer.

Oh no, ella no.

Era Nuntawan Chankimha.

—Mami —Song habló contenta al ver a su madre junto a un joven.

—¿R-Rebecca?

—Buenos días, señora, Nuntawan.

Su cara no podía estar más roja, prácticamente su hija estaba al lado de su abuela y de su tío. Entonces recordó que cada sábado, los Chankimha se reunían en algún lugar para desayunar o almorzar, pero si ellos estaban ahí ¿Significaba que Freen y May estaban ahí?

Su interior comenzó a temblar de miedo, porque si, ella tenía miedo, mucho miedo, no quería ser descubierta, no quería que ninguno de los Chankimha se enterara que su hija era parte de su familia ¿Por qué? Porque eso implicaría decirle a Freen que tenía una hija y no estaba lista.