Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❥Capítulo III

—Freen... —susurró Becky débilmente mirando a su alrededor.
No era su casa, no era la casa de Non ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado?

—Despertaste —reconoció la voz, era Nam.

—Nam ¿Qué haces aquí? ¿Qué pasó? ¿Y Freen?

Entonces recordó todo, dedujo donde estaba, su memoria solo recordaba hasta la parte en que había subido al ascensor y de pronto todo era negro.

Sus lágrimas volvieron a salir al recordar la imagen de su esposa engañándola con Charlotte.

—Hey... no llores, estás bien, estás fuera de peligro.

—¿Llamaste a Freen? —pregunto aun con lágrimas.

—Lo hice, pero no contesta, debe estar ocupada.

—¿Engañándome con Charlotte?

Nam se quedó helada, sin saber que hacer o decir, entonces unió los puntos y entendió el motivo del desmayo de Becky, a parte de su embarazo, descubrió la infidelidad de Freen.

—¿Lo sabías, Nam? —la pelinegra se quedó en silencio, estaba avergonzada— ¡¿Lo sabías, Nam?! —se alteró llorando aún más.

—Si...

—¿Hace cuánto me engaña? —nuevamente la pelinegra no contestó— ¡CONTESTA NAM! ¿HACE CUANTO ME ENGAÑA? —sus gritos las hicieron asustar.

—Primero cálmate, eso le hace daño a tu bebe —suspiro— Hace 3 años. Becky no podía dejar de llorar, todo su matrimonio había sido una mentira, esos años de matrimonio, eran una mentira, todo fue a base de engaños y mentiras, de una maldita infidelidad que había acabado por joderle la vida.

—¿Hace cuanto lo sabes, Nam?

—Hace 6 meses...

—Mientes Nam ¿Y en mi cara?

—No, de verdad me enteré hace 6 meses cuando... —No sabía si seguir hablando—Cuando las encontré teniendo sexo en la oficina.

Rebecca apretó sus manos en un puño, quería golpear Sarocha Chankimha, pero su débil corazón aun la amaba.

—¿Me consideras tu amiga? —miro Nam, con los ojos rojos.

—Si Rebecca, claro que sí.

—Haz tres cosas por mí, por favor.

—Lo que me pidas.

—Primero, quiero un vuelo a Londres para mañana a primera hora, segundo, no le dirás nada a Freen sobre mi embarazo, tú no sabes nada ¿Bien? Porque ella nunca quiso hijos conmigo, ni me quiso a mí, tampoco le dirás dónde estoy o qué me estás ayudando, ella no debe saber nada y tercero, búscame a un buen abogado, quiero el divorcio lo más antes posible.

—Haré lo que me pides, pero... ¿No le dirás nada a Freen de tu embarazo?

—Claro que no, mi bebé no tiene una segunda madre, solo me tiene a mí, solo a mí.

Nam asintió con pesar, otro secreto más en su vida y uno con más peso que el anterior, pero esta vez sí tenía motivos para guardarlo, no era quién para decirle a Freen sobre su maternidad y Rebecca tenía los motivos válidos para hacerlo.

Nam no perdió el tiempo y buscó el vuelo más temprano a Londres, mientras Becky dormía, movió todos sus contactos y entre esos el de uno de los mejores abogados de Tailandia, le explico brevemente la situación, pero fue interrumpido por una chica castaña y pecosa, quien entró a la habitación desesperada.

**********

—¿Qué le hizo la mal nacida de Sarocha?

—La... l-la engañó.

—Hija de la gran puta...

—Supongo que estás al tanto del embarazo de Becky... ¿no es así?

—Lo estoy, ¿y quién eres tú?

—Soy Looknam Orntara, Nam —aclaró—, amiga de Becky y... creo que mejor amiga de Freen.

—Ni menciones a esa bastarda en mi presencia.

Rebecca había despertado al escuchar la voz de su mejor amigo y tosió un poco viendo a ambas chicas hablar, Nom al escucharla se acercó rápidamente a ella.

—Duerme, Bec...

—Non—dijo en un susurro—, me iré a Londres y no pienso volver —soltó de repente y dejó calladas a las mayores que estaban en la habitación—. No debería huir de mis problemas, pero en pocos meses mi embarazo se va a notar y no quiero que Freen sepa de esto.

—¿Irte para siempre? ¿Y-y yo, Bec? No... no, por favor —los ojos del pecoso se cristalizaron.

—Puedes visitarme... Cuando tenga un trabajo estable en Londres te prometo que hasta te pagaré los pasajes para que me vayas a visitar —tomó la mano de su mejor amigo.

Non abrazó a la tailandesa y se aferró a ella llorando, no quería perderla, no quería conformarse a solo unas visitas al año, pero no podía ser egoísta, realmente su amiga no la estaba pasando bien, no podía retenerla, entendía que necesitaba cambiar de aires, por su bien mental y por el bebé en su interior.

—¿Cuándo te vas? —preguntó entre lágrimas.

Non miró a a la castaña, quien tenía la cabeza baja.

—El vuelo sale a las siete y media de la mañana —respondió Nam.

—Tengo seis horas para dormir... no pienso llevarme nada de aquí, así que estaré bien —dijo cerrando sus ojos para dormir un poco antes del gran viaje que haría.

Las horas pasaron rápido, muy rápido para el gusto de Non, quien se encontraba al lado de Becky en el auto de Nam. Becky mentiría si dijera que no estaba triste o asustada, porque claro que lo estaba, además, dejar de ver a quien era su mejor amigo desde la infancia definitivamente era una de las cosas que más le dolía y vaya que el dolor era fuerte.

Finalmente llegaron al aeropuerto, la tan temida despedida estaba cerca.

—Nam, ¿puedo pedirte algo más?

—Lo que quieras, Bec —respondió.

—¿Puedes cuidar a Non por mí? —sus ojitos comenzaron a cristalizarse—. Por favor... el no tiene a nadie en Tailandia, solo a mí, cuídalo.

—No necesito una niñera, Becky —Non rodó los ojos.

—Lo cuidaré, lo prometo —Nam sonrió.

—Y tú, Non, prométeme que pase lo que pase, vas a recurrir a Nam.

El mayor lo pensó un poco y solo asintió

—El vuelo 2097 con destino a Londres va a despegar en unos minutos, le pedimos a los pasajeros que se acerquen a la sala de embarque.

—Es hora —Becky habló en un susurro.

—Cuídate y cuida mucho a mi sobrino —Non la abrazó con fuerza.

Ese sin duda fue uno de los abrazos que desearía no haber sentido, porque dejaba una parte de sí misma en Tailandia, dejaba a su amiga, a su confidente, el sentimiento era doloroso, era como si una parte de su pequeño corazón fuera arrancado con crueldad.

—Lo haré, voy a cuidar mucho a este bebé.

—Yo... te avisaré todo lo relacionado con tu divorcio —Nam habló en tono bajo—. Por favor, cuídate, ¿si? Y cualquier cosa, un asesino, un secuestrador, lo que sea, pídemelo, estoy dispuesta a ayudarte en todo.

—Nam, no exageres, pero gracias —sonrió cálidamente hacia la castaña y la abrazó levemente.

Rebecca apretó sus manos en puños y caminó sin mirar atrás hacia la sala de embarque con destino a su nueva vida, nueva vida para ella y su pequeñito.

No pasaron más de veinte minutos cuando el avión tomó vuelo, dejando ese hermoso lugar, donde tuvo recuerdos bellos e inolvidables, pero también dolorosos. Mientras Becky estaba en el avión, abrazó su pancita y cerró los ojos dejando salir algunas lágrimas, ese no era el final que esperaba con su matrimonio, ella no esperaba tanta infelicidad.

Freen se había despertado a las cinco de la mañana viendo como Charlotte estaba a su costado, desnuda y solo cubierta por las sábanas de su cama, dormía plácidamente a su lado, se veía tan hermosa y tan tranquila, perfecta, ella era perfecta.

Tomó su celular y vio que estaba en silencio.

Veintidós llamadas perdidas de Nam.

Eso era nuevo, su amiga no estaba acostumbrada a llamarla, menos a esas horas de la noche y muchísimo menos tantas veces. ¿Qué habría ocurrido? Le devolvió la llamada, pero su teléfono sonaba apagado.

Negó suavemente y salió de la cama, poniéndose su ropa de ejercicio, normalmente a esas horas salía a correr, Becky siempre le tenía lista una botella de agua, pero cuando fue a la cocina, no había nada, por supuesto.

Su esposa no la había llamado, no había mandado ningún mensaje, nada. ¿Y si algo malo le había pasado? No, no, no, nada había sucedido, no quería ser tan pesimista.

Bajó por el ascensor, encontrándose con el portero, quien al verla rápidamente se acercó a ella, en su rostro había preocupación y era notable.

—Señora Chakimha, ¿cómo se encuentra su esposa?

—¿Disculpe?

—La señora Rebecca, ¿cómo está? ¿Ya regresó?

—No, aún no —respondió una confundida Freen.

—Espero que mejore pronto, ayer no pude auxiliarla cuando se desmayó, pero por suerte una mujer lo hizo.

—Espere, ¿de qué está hablando?

El portero frunció el ceño y la guió hasta las cámaras de seguridad donde se veía claramente a Rebecca saliendo del departamento, tenía su rostro serio y cuando subió al ascensor, lloró, en segundos, ella estaba en el suelo, inconsciente.

Vio como minutos después Nam la encontró y salió del departamento con su esposa en brazos.

¿Por eso Nam la había llamado tanto?

Becky lo sabía todo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro