Una semana entera pasó desde que Rebecca se había ido del departamento que compartía con Freen y ninguna de las esposas se atrevía a llamar a la otra. Freen por su parte, porque no estaba tan preocupada, siempre que se enojaban de esa magnitud o por el mismo tema, su esposa se iba por unos dos o tres días, regresaba y actuaban como si nada.

La recompensa por todos esos días sin estar juntas, era el sexo que mantenían cada noche, entregándose como si no hubieran estado juntas por al menos 10 años.

Freen caminaba de un lado a otro por su oficina, su cara reflejaba ansiedad y cierta preocupación.

—Vas a hacerle un hueco al piso, deja de caminar.

—No puedo Nam ¿Sabes que significa todo esto? Estoy nerviosa por los resultados, estoy asustada, por todo lo que se viene si los resultados son positivos

—Freen, debes asumir tu respo-

—Es posible que Charlotte tenga un hijo mío ¡Dios!

—Becky no merece todo lo que le has hecho y esto es lo peor que le podrías hacer.

—Nam yo amo a Charlotte, realmente la amo. —Su mejor amiga empezó a reír con fuerza, mientras negaba con la cabeza.

—Lo de ustedes fue un amor adolescente, estás encaprichada, pero tu verdadero amor es Becky, todos lo ven menos tu.

—No Nam, mi verdadero amor es Charlotte, mi corazón lo siente, fui una imbécil al darle falsas ilusiones a Becky, al casarme con ella para proteger la relación de May con Gemini.

—Cuando todo explote, no esperes que esté ahí para ayudarte a arreglar todo lo que estás causando y si tanto dices que Charlotte es el amor de tu vida, divorciate de Becky.

—Aún no es momento, aún no, debo esperar un poco más, sería muy reciente pedirle el divorcio y ...

—¿Reciente? ¿Tres años engañándola te parece reciente?

Freen iba a responder, pero la puerta fue abierta dejando ver a una hermosa chica sonriente, que iba vestida con precioso vestido morado y cabello suelto.

—Hola Na-

—Me voy, permiso —La pelinegra interrumpió saliendo de la oficina de su amiga, odiaba cruzar palabras con ella.

—¿Aún le caigo mal? —Charlotte hizo un puchero acercándose a Freen.

—Nam es rara y lo sabes, amor —la pelinegra tomó de la cintura a la chica y la sentó sobre su escritorio —¿Cómo te fue con los resultados?

—Negativo —susurro ella con pesar abrazando a la chica alta y escondiendo su rostro en su cuello.

—No estés así mi amor, aún tenemos mucho tiempo para practicar ¿No?

La chica sonrió y tomó el rostro de su amante uniendo sus labios en un ferviente beso, mientras que las manos de Freen iban en busca del cierre del vestido de la joven, hasta finalmente bajarlo.

—Te amo tanto Freen...

—Yo te amo mucho más, preciosa.

Sus labios se volvieron a unir y con agilidad, las manos de Charlotte desanudaron la corbata del Freen, desabotonó lentamente su camisa y los dedos de Freen se enredaron en el cabello largo de Charlotte, deseaba hacerla suya otra vez, necesitaba estar dentro de ella, la necesitaba tanto, la amaba tanto

Y Charlotte no podía dejar de besarla con desesperación, porque ella realmente estaba segura de algo y es que ella era suya, le pertenecía, aunque estuviera casada.