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La cena transcurrió sin contratiempo, hablando de temas ya menos importantes, el tiempo corrió sin prisa. Para cuándo Yoongi extendió la mano a su novio, el ocaso se estaba revelando.
-Amor, ¿Te gustaría hacer algo diferente hoy? -Yoongi pregunto para cuándo Jungkook subió al auto.
-¿Sonará muy poco romántico que te diga que quiero ir a casa?- Jungkook comentó bajando la mirada a sus manos entrelazadas- Quiero que veamos una película y comamos frituras mientras me haces cariñitos- Un sonrojo potente apareció en sus mejillas - Hace ya varios días que ni siquiera… tú sabes… Tenemos tiempo juntos… íntimamente, quiero decir.
YoonGi abrió mucho los ojos, girando la cabeza para ver el adorable puchero que se había formado en los labios del menor, acompañado de esas hermosas mejillas rositas.
Replanteando la forma en que se propondría, concordó que ese era su modo, Jungkook era sencillo; íntimo se podría decir, no habría algo más de ellos que no hacer espectáculos con juegos pirotécnicos sino tener una reunión privada en su apartamento, comiendo botanas.
-Esta bien, te daré muchos mimos y tal vez… solo tal vez, te haga el amor como la primera vez.
-¡Hyuuuuuung!, ¿Porque dices esas cosaaaas?- Jungkook renegó muy tímido, mientras cubría sus ojos de manera adorable.
-Vamos, eso paso hace mucho tiempo - YoonGi lo miró - ¿Cómo es que aún te avergüenzas?
-Es que, eres demasiado imprudente- Jungkook le correspondió la mirada y le sacó la lengua. Tan infantil, como siempre que estaban juntos.
-¿Quién? ¿Yo?- Se rio bajito - Tu eres una cosita adorable, no puedo evitarlo.
YoonGi miro sorprendido como Jungkook con cara de reproche retiraba su cinturón de seguridad. Sin cortar el contacto visual, fue levantándose sumamente lento hacia el asiento del conductor, acomodándose sobre el cuerpo de YoonGi, con sus piernas a cada costado de las del mayor.
Posando sus manos temblorosas por su impulso de valentía, las posicionó sobre el pecho de YoonGi, subiendo y bajandolas en un camino lento hasta que sus bocas encontraron el contacto tan anhelado.
El beso fue tan lento que, otros en su posición se abrían desesperado. Pero a ellos no, a sí les gustaba, a ambos. Sin prisas, sin calentura, sin velocidad. Solo dulzura, paciencia y mucho amor sincero.
-Dime quien eres y qué hiciste con mi novio- Sonrió YoonGi cuando, aún con los ojos cerrados y frentes unidas se habían separado para tomar un poco de aire.
-No lo sé, creo que estuve tan celoso de que lo amarás tanto que lo secuestre y tome su lugar. No me arrepiento.
Una sonrisa se dibujó en los labios del pelinegro cuando, fue besado de nuevo un poco más rápido y con unas intenciones dobles por el menor.
Las manos de YoonGi fueron a parar en el trasero de Jungkook masajeandolo con paciencia, mientras el calor de ambos cuerpos aumentaba, empapando un poco los vidrios. Esto no era algo común entre ellos, pero nadie dijo que fueran tan inocentes.
Unos golpes secos los alertaron, haciendo que Jungkook casi se lanzará a su asiento, mientras arreglaba su ropa desprolija y sus mejillas ardiendo en un poco más que vergüenza.
YoonGi con cuidado espero a que todo se viera "normal" y bajó la ventanilla, observando al policía que hacía mala cara.
-Licencia y permiso- Su tono de voz era demandante y YoonGi no reprochó, saco los papeles y se los tendió al sujeto que los miraba con desdén.
-Todo en orden, por favor, esperen a llegar a casa para… seguir en lo que estaban. Es una acción muy descuidada de su parte… hacer lo que, estaban haciendo.
-Pero, nosotros….
-Oh vamos, no son los primeros que encuentro en esta situación - Cortó a YoonGi con sarcasmo- Además a ese chico -Señaló a Jungkook, quien palideció al instante - Se le olvidó que las marquillas van hacia atrás.
Y ahí sí que retornó su color potente, tinturando hasta las orejas del castaño.
-Tengan cuidado y… usen protección. - Les dio un guiño y se separó para ir en dirección a su propio automóvil.
Eso último los dejo en blanco a ambos
¿Qué demonios?.
Entre risas el camino a casa fue más ligero de lo pensaron, sonriendo y rosando sus manos esporádicamente en busca de un contacto mutuo.
YoonGi estacionó el auto y le dio por millonésima vez en el día un beso a Jungkook, sin saberlo, el tema que había estado rondando en su cabeza retumbando cada que tenía contacto con el castaño.
La muerte era un tema tan al azar, un día puedes estar y al otro no. La vida es tan efímera que, en un cerrar de ojos todo puede desaparecer.
YoonGi no quería desaparecer, ni quería que Jungkook lo olvidará. No quería que Jungkook desapareciera, ni que el mismo se olvidará de su primer y único amor.
¿Acaso era eso posible?
No lo sabia, ni quería averiguarlo.
-Hyung, ¿Podemos pedir comida hoy? No me siento de ánimo. -Jungkook se sujeto del brazo de YoonGi mientras subian por el elevador, mientras observaba como cada piso que pasaban se iluminaba y rápidamente cambiaba.
-Claro bebé , ¿Quieres comida china, japonesa, coreana? O Tal vez - Lo miró fugazmente por el rabadollo del ojo, controlando una risa - A mi en un plato desnudo con una manzana en la boca y leche de banana - bajo su tono - Ya sabes, como esa vez que tú…..
-Buenas Noches, Jungkook-ie, YoonGi-ssi - Saludo Jimin, su vecino de piso, cuando se abrieron las puertas- Espero no estar interrumpiendo nada - Se rio, mientras desviaba la mirada directamente, para disimuladamente mirar a la pareja por los espejos deformes del ascensor.
-Buenas noches Jiminssi, no interrumpes nada - Jungkook respondió sin bajar el sonrojo, porque el comentario de YoonGi si que lo había tomado desprevenido.
-Cuidate Jiminssi, y saluda a Namjoon-ah de mi parte, ah y por cierto - YoonGi colocó la mano reteniendo las puertas antes de que se cerraran - No olvides que su punto débil son las orejas, si lo muerdes poquito ahí, lo tendrás a tus pies en minutos. -Le guiño el ojo mientras dejaba finalmente cerrar las puertas, dejando a un Jimin bastante sonrojado, avergonzado y muy muy dispuesto a hacerle caso al mayor, ¿Que perdía, no?
-Hyung, ¿Como sabias lo de Jiminssi? - Pregunto curioso Jungkook mientras quitaba sus zapatos y los acomodaba a un lado del pasillo.
-No lo sabía - Confesó YoonGi- Simplemente fue suerte.
-¿Hablas enserio? - Río Jungkook, contagiando al pelinegro.
-Lo juro- Rieron ambos un poco más fuerte.- Pero, ellos tienen una gran química, son adorables juntos.
-Es cierto, Jimin Hyung es una bolita de ternura.
-¿Ah sí?, ¿Muy lindo Jimin Hyung- Pregunto YoonGi poniendo cara seria mientras acorralaba a Jungkook contra la pared, aprisionando su cuerpo de una manera tan seductora que al menor le temblaron las rodillas.
-S-si, tiene ca-cara de bebé
-¿Ah sí? - YoonGi cerraba cada vez más el espacio entre sus cuerpos, si es que eso era posible.
-S-si.
-¿Y yo?, ¿De que tengo cara?
-En este mo-momento- Tragó- De pervertido.
-Y eso te gusta, ¿Verdad?
-Me gusta tanto que asusta, siento que me voy a correr y ni siquiera me has tocado.
-Eso se puede solucionar - YoonGi no espero la respuesta y terminó atrapando los labios de Jungkook con los suyos, un poco más desesperado de lo que quisiera, demostrando su necesidad.
-Hyung, esto es sexy, pero debo ir a poner a secar la ropa, esta mañana lo olvide. - Jungkook, corrió en dirección a la lavandería antes de que YoonGi pudiese detenerlo, pero de lo que el menor no se salvó, fue de la nalgada a mano abierta que le dió su Hyung.
Ya cansados y con la ropa lista /una que YoonGi ayudó a arreglar/, se acomodaron juntos en el pequeño sofá de su apartamento, siendo arropados aún más juntos por una manta que el pelinegro había preparado y con sus dulces y comida chatarra a ún lado.
-Amor, ¿quieres ver algo de miedo, suspenso, romántico o de acción? -YoonGi consentía la espalda de Jungkook mientras buscaba con el mando del televisor una película que les interesara a ambos, pero a su pregunta lo que recibió fueron unos ojitos desde abajo y un puchero adorable.
-Hyung, de cariñitos.
-Disculpa- Sonrió el mayor- Eso hago.
-No, no de esos.
-¿Uh?
-Ya sabes, como lo del auto… hoy… terminemoslo- Y los ojos de Jungkook se encendieron, subiéndose sobre el cuerpo de YoonGi y apretando sus piernas a cada lado del otro. Beso con vehemencia a su novio, quien con ninguna resistencia accedió.
Aumentando el ritmo, de respiraciones y necesidad, ambos jóvenes no notaron cuando la ropa ya ni siquiera estaba presente y entre susurros castos y chasquidos eróticos, mostraban su más primitivo ser.
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