2 de agosto de 1982

Habían pasado casi dos meses desde que salí de Hogwarts y a pesar de que fuimos a esas pequeñas vacaciones, nada más volver empecé con mis prácticas y en la búsqueda tanto de Harry como de Neville, no iba a rendirme por nada en el mundo.

Se lo había prometido a James y a Lily y también se lo prometí a Alice y a Frank aunque por culpa de la maldición no eran para nada los mismos de antes. Ni siquiera hablaban o se movían, les había dejado trastocados.

Ahora me encontraba de camino al Ministerio, Kingsley y Moody eran mis profesores porque según ellos tenía bastante talento, así que eso me alegraba.

-Buenos días Lia -me dijo Kingsley una vez que accedí al Ministerio, le regalé una sonrisa, les había traído café, y no era para ganarme puntos ni mucho menos, pero ya que se molestaban en enseñarme todo lo que tenía que hacer y tomarse el tiempo para hacerlo, era lo menos que podía hacer.

-Buenos días Kingsley -le entregué su café y él me sonrió.

-Muchas gracias, tengo noticias para ti sobre eso -le miré esperanzada, eso para mí podía ser una gran oportunidad para encontrar a Harry.

Los únicos que sabían que estaba haciendo una búsqueda por mi cuenta eran Moody y Kingsley, los dos se ofrecieron a ayudarme, y eso me facilitaba un poco todo.

Caminamos hacia su despacho para que nadie más supiera algo sobre el tema, en el camino nos encontramos a Moody.

-¿Se lo has dicho? -Kingsley negó.

-Íbamos a ir ahora a mi despacho para conversarlo, puedes unirte si lo deseas -Moody asintió y le entregué su café para caminar los tres juntos hacia el despacho de Kingsley.

Una vez que los tres estuvimos dentro me quedé viéndoles para que empezaran a hablar de una vez, ¿habían encontrado a Harry y a Neville?

-Creemos saber donde está Harry -toda la esperanza que tuve se agrandó, por fin. Por fin encontraríamos a Harry después de meses.

-¿Dónde? -mi corazón en cualquier momento se iba a salir de mi pecho.

Necesitaba encontrarlos a los dos, y que estuvieran bien, era lo único que pedía.

-Se cree que están en un orfanato a las afueras de Londres, no sabemos como es que los dos pueden estar ahí, y no es algo seguro... -le corté, debía intentarlo.

-Dame los datos.

-Lia...

-Hazlo -le espeté impaciente, debía ir al sitio, no tenía nada que perder y tal vez sí estaban ahí después de todo. Solo quería confirmarlo y llevármelos de ahí lo antes posible.

Kingsley miró a Moody y él asintió, yo en estos momentos estaba impaciente por encontrar a los niños y ellos dos se ponían a compartir miradas.

Como si los dos se comunicaran por la mente.

Kingsley me dio la dirección y salí corriendo de su despacho para salir del Ministerio y aparecerme en la dirección que me había proporcionado. A simple vista no se veía un mal sitio, estaba bien cuidado y había mucha vegetación.

Subí las escaleras para dirigirme, hacia la puerta y llamé con cuidado esperando que alguien me abriera. Aunque podría acceder, pero no quería ser grosera.

Unos minutos una señora mayor abrió la puerta con una sonrisa, y solo pude recordar a Minnie.

-Buenos días joven, ¿en qué puedo ayudarle?

-Estoy buscando a dos niños que según me han dicho fueron enviados aquí, de verdad necesito saber si es verdad porque llevo meses buscándolos, pero no tengo suerte en ello.

Ella asintió dejándome pasar.

-Como se llaman los niños querida -por favor que estuvieran aquí, era lo único que pedía en estos momentos.

Ellos debían estar aquí.

-Neville Longbottom y Harry Potter -ella me miró anonadada, y eso solo pudo lograr que todas las esperanzas que tenía sobre que ellos estuvieran aquí, fueran verdaderas después de todo.

-Creo que te alegraras demasiado de saber que los dos se encuentran aquí, llevaban bastantes meses aquí e intentamos contactar con alguien, pero nadie nos respondió -sabía que se refería a la familia de Lily.

-¿Contacto con unos muggles? -ella se encogió de hombros caminando, y yo le seguí el paso.

-No sé si lo eran, pero la mujer se llamaba Petunia -efectivamente, ella era la hermana de Lily, las dos no habían acabado bien y no se hablaron más, es lo poco que me contó Lily antes de tener que esconderse.

-Si es la tía de Harry, pero su hermana y ella perdieron la comunicación y no quiere saber nada de este mundo -la señora asintió.

-El niño no tiene la culpa de nada, es más, todos estos meses se la paso pegado a Neville y a cuatro niños más que trajeron, pero no sabemos mucho de ellos y la razón por la que sus padres los dejaron fuera del orfanato -solté un pequeño suspiro, cerrando los ojos por un momento, ¿cómo podían hacer algo así? Los niños no tenían la culpa de nada y lo único que merecerían es todo el amor y la felicidad del mundo.

¿Por qué tuvieron hijos si al final los dejarían a su suerte?

No era justo y no entendía la razón por la cual hacían eso, debieron pensar bien en tener un bebé, porque era una gran responsabilidad.

Entramos en una gran sala donde habían más mujeres cuidando de los niños, y a lo lejos pude ver a Harry y a Neville.

Tuve la suerte de ver a Neville algunas veces a Harry también tuve la oportunidad de verlo un par de veces, pero dudaba que los dos pudieran reconocerme.

-¿Harry? -el pequeño niño se giró al igual que Neville.

-¡Lia! -Harry corrió hacia mí como pudo y yo me dejé caer de rodillas abriendo mis brazos para abrazarlo con todas mis fuerzas.

Harry aún me recordaba.

-Estás aquí -susurró él como pudo sin soltarme.

-Estoy aquí mini Prongs -murmuré con una gran sonrisa en mi rostro.

No podía creer que esto estuviera pasando, una parte de mí siempre pensó que no los encontraría. Hubo momentos en los que me quise rendir, pero no lo hice porque mi corazón sabía que ellos no estarían lejos.

Por fin les había encontrado y estaba dispuesta a llevármelos sin importar nada.

-Menos mal que os he encontrado a los dos, ahora volveremos a casa -murmuré y sentí como él asentía y Neville se acercaba a nosotros con una sonrisa para abrazarnos.

Nunca supe que un abrazo de ellos podría ser tan curativo, hasta ahora.

-Mis niños favoritos, volveremos a casa -de reojo vi a los otros cuatro niños que seguramente tenían la misma edad que Harry y Neville y se me rompió el alma verlos viéndonos con una expresión triste en sus rostros.

No sabía si tenía el corazón de irme de ahí después de verlos. Aunque por mí me llevaría a todos para cuidarles y darles todo el amor del mundo.

Por mi cabeza paso una idea demasiado loca, pero no era mi culpa, después de todo solo era una chica con un gran corazón que quería ayudar aunque no supiera como cuidar de un bebé.

Harry y Neville me soltaron para llevarme con sus amigos y en ese momento me di cuenta de aunque fueran pequeños, habían creado un fuerte vínculo y no quería que eso se rompiera.

NOTA DE LA AUTORA

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