第1章
Culpas.
El amor es un sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona. Es un sentimiento de intensa atracción emocional hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común. Es un sentimiento que nos conduce a tener sentido en nuestras vidas y a estar en paz, llenos de tranquilidad, alegría y satisfacción. El amor es complejo, pero de algo puedes estar seguro: el amor lo puede y lo resiste todo, es universal y por ello es considerado como el valor más humano y sublime que existe.
Para otros el amor es una desdicha, es un dolor inmenso e intenso que te desgarra, que te arranca todo desde lo más profundo de tu ser.
Yo era un vivo ejemplo de eso último. Siempre pensé que cuando me enamorara de alguien, sería lo más hermoso que me pasaría, que sentiría las típicas mariposas en el estómago, que mi vida giraría en torno a la de él, que mi cuerpo solo respondería y sentiría ante sus caricias, y si bien fue así, solo lo sentí por un día.
Fue algo poco duradero.
En pocas palabras, pasé del cielo al infierno en tan solo horas.
—¿MeiLian? —parpadeo varias veces antes de mirarla— ¿Nos estás escuchando Mei?
Paso mi mano por mi cabello morado. Sí, dejé de ser castaña hace mucho.
Una forma más de atormentar a mi madre y la verdad no me importa tampoco.
—Lo siento —pido apenada— tenía la cabeza en otro sitio.
—Lo podemos imaginar pequeña bruja.
Sonrío y niego, llevo años escuchando ese apodo y no puedo evitar sonreír al recordar la causa.
—¿Nunca me vas a perdonar por eso? —inquiero.
—Yo no diría perdonar —toma la mano de mi amiga— más bien, jamás olvidaré ese bendito puño. El que me confundieras con tu maldito saco de boxeo es algo épico.
Qi Luo, explota en puras risas ante tal ocurrencia del castaño.
—Tú no cambias Ling —habla la pelinegra.
—Concuerdo en eso.
—Así me amas, ángel mío —da un beso en el dorso de la mano de la pelinegra.
—Ok chicos, dejen sus cosas para cuando estén solos, no me apetece ser espectadora.
Ambos se separan y mantienen sus manos entrelazadas.
Te amo.
Sacudo mi cabeza tratando de que los recuerdos no comiencen a intervenir en mi mente.
—¿Mei?
Levanto el rostro, y sonrío, es decir al menos trato de hacerlo, dándole a entender que estoy bien, aunque mi lágrima me traiciona.
—Es hoy —el castaño cruza sus dedos bajo su barbilla.
—Lo sé. Jamás me olvidaría de este día.
—¿Irás con nosotros? —niego— Mei...
—Va a ser la mejor Luo, aún no estoy lista.
—Bruja —su mano sujeta una de las mías libres— ya han pasado cinco años.
Asiento.
—Lo sé Ling.
—Nosotros entendemos y nos duele, tal vez no de la misma forma que a ti, teniendo en cuenta lo que ustedes sentían, pero nos duele y en algún momento tienes que enfrentar ese miedo. Mientras más tardes, más lo sentirás.
Niego, y retengo con mis dedos otra lágrima que baja por mi mejilla.
Jamás seré capaz de enfrentar esa realidad, eso es algo que tengo bastante claro. Es cierto que han pasado cinco años desde que sucedió esa desgracia, la mayor de mi vida, pero yo aún sueño todas las noches con ese día, con esa maldita noche en la que todo mi mundo se desvaneció.
—Yo creo que nunca estaré lista. Siento tanta culpa que me es imposible estar en su tumba.
—Tú no hiciste nada, Mei, fue un accidente.
—Sí —afirmo y la miro— pero desde el principio fue mi culpa.
—Mei...
—Yo sé —la interrumpo— sé lo que están tratando desde hace mucho, pero el que me digan esas cosas o traten de convencerme de lo contrario, no cambiará ese hecho.
Es un hecho.
El murió por mi culpa, eso es algo que no va a cambiar y jamás me lo perdonaré.
Doy un último sorbo a mi limonada y me levanto acomodando mi abrigo. Tomo mi bolso y el celular y me dispongo a salir.
—¿Para dónde vas Mei?
—Estaré bien, no se preocupen.
Me giro para seguir mi camino, su voz me detiene a mitad de este.
—Sabes que siempre nos tendrás, ¿cierto?
Le dedico una media sonrisa asintiendo. Abro la puerta saliendo al exterior y me estremezco al sentir el aire frío de invierno.
Lo único que me alegra de esto en cierto sentido, es que a pesar de todo y de mi vida tan mierda, los tengo a ellos.
💍
Patadas, golpes y gritos se oían por todo el gimnasio. Toda mi furia estaba siendo descargada en ese saco que se movía con brusquedad debido a la violencia de mis golpes.
La mayoría de las personas que se encontraban en situaciones similares a la mía, se refugiaban en el alcohol o peor aún en las drogas. En mi caso, preferiría el boxeo por encima de todas esas porquerías. Por razones que prefería mantener en secreto hasta de mis amigos, no podía estar ni siquiera a un metro de distancia de cualquier droga y además, el boxeo era lo mejor. En el boxeo encontraba la forma de sentirme libre, de liberar tensiones. Me sentía como una nueva MeiLian, nada que ver con el alma en pena que divaga por las calles de esta ciudad. No es que antes tuviera una vida maravillosa, pero lo tenía a él y eso era suficiente para atravesar cada obstáculo en el camino.
Desde ese día todo ha sido una mierda, un infierno. Todos los días sueño con él, con sus caricias, con los besos que nos dábamos, con esa noche en que hicimos el amor y me sentía en el cielo con tan solo esos recuerdos. Pero justo en el momento en que me llegaba la noche del accidente y las últimas palabras antes de cerrar sus ojos, despertaba de golpe y con lágrimas en los ojos.
Todos estos años he vivido sumida en la misma miseria, con la culpa atacándome la conciencia. Qi Luo y Ling han tratado de convencerme de lo contrario, pero por más que me lo hayan dicho hasta el cansancio no cambia la realidad. Desde un principio siempre fui yo la causante. Si el tal Igor no se hubiese acercado a mi desde un inicio todo sería distinto.
Quiero poseerte, que seas mía, hoy, mañana, y todos los días de esta vida.
—¡Basta, mierda! —golpeo con más fuerza y reiteradas veces— ¡Déjenme en paz!
Me dejo caer en el suelo luego de haber dado el último golpe. Me cuesta respirar luego de literalmente haberme ido contra el saco, siento que las piernas no me quieren responder.
🎶...Save your tears for another day...🎶
Levantó mi cabeza a duras penas cuando siento el teléfono sonar como si no tuviera fin. Maldigo a quien sea que me esté molestando en este momento, mientras gateo casi que arrastrándome. Tomo mi teléfono y mi cara es de puro disgusto al ver quien era. En este momento me importa un carajo todos los reclamos que me pueda hacer, así que simplemente cuelgo.
Recargo mi cabeza en la pared y doy varios sorbos a mi botella de agua, cierro los ojos al sentir como el refrescante líquido baja por mi garganta. Bufo fuertemente cuando siento que mi teléfono suena nuevamente.
¡Quién carajo molesta tanto!
La sorpresa que me llevo es grande cuando veo el mensaje de mi amiga.
"Sé que a lo mejor no querrás venir, pero te dejo la dirección para si cambias de opinión."
Veo la dirección escrita debajo del mensaje y después la foto del lugar. Siento mis ojos acuosos al instante.
Mis dedos aprietan la pantalla del celular, mientras mi mente se debate en su debo ir o no. Mis ojos no dejan de mirar la foto proyectada a través de la pantalla del teléfono.
¿Qué debo de hacer?
La posibilidad de enfrentar de una vez por todas ese miedo esta ahí, pero el miedo sigue presente en cada partícula de mi cuerpo.
Sorbo mi nariz y comienzo a guardar mis cosas para emprender mi camino. Mis dedos chocan con algo pequeño y siento que todo dentro de mi se sacude cuando veo esa joya.
El anillo que me había dado Jian ese día en el que prometemos amarnos, el día que juramos no abandonar lo que sentíamos.
Tomo mi bolso de entrenamiento y mi abrigo y salgo afuera del local. Luego de conseguir un taxi y haberle dado la dirección al chófer, me recuesto en el respaldo del asiento y cierro los ojos pensando en lo que estoy a punto de hacer.
Los minutos pasan lenta y tortuosamente y siento los nervios abrazarme todo el cuerpo.
El frío me pega en el rostro cuando bajo del taxi. El gran letrero con el nombre del lugar me recibe y mi cuerpo se paraliza completamente ante la idea de entrar e irle de frente a esa realidad de la que me he estado ocultando por años. Quiero huir pero además de caer en cuenta de que la oportunidad que tenía de irme ya pasó, me enfoco en que debo dar éste paso, en que no debo evitarlo más.
Camino por la pequeña senda, mirando los diferentes nombres en las lápidas mientras mis dedos juegan con el anillo puesto en mi dedo anular.
Siento que mi corazón se detiene por un momento y la primera lágrima brota por mi mejilla, cuando me encuentro con ese nombre que me provoca miles de sentimientos.
—Hola mi amor...
Holi.
Finalmente pude publicar el primer capítulo. Hace una semana lo tenía listo, pero Wattpad no me dejaba subir los banners.
Pero bueno aquí llego con el primer capítulo.
Sufro mucho con MeiLian lo juro.
Espero que lo disfruten.
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