004
A medida que pasaban los días, la preocupación de Hyunjin por Felix crecía. Aunque sus encuentros eran cada vez más frecuentes, no podía evitar pensar en lo que Felix había dicho sobre el campo, el lugar al otro lado de la cerca. La imagen de las personas vestidas con "uniformes", aquella fotografía que había encontrado en el despacho de su padre, se repetía en su mente sin descanso. No podía entender por qué su padre y su familia no le decían la verdad. ¿Por qué lo mantenían todo en secreto?
Cada mañana, antes de que su familia se despertara, Hyunjin se escapaba para encontrarse con Felix. Hablaban de todo, pero las conversaciones siempre volvían al mismo punto: la situación de Felix, su abuela desaparecida y el terrible lugar donde vivía. A veces, Hyunjin quería preguntar más, pero temía descubrir algo que no podría soportar.
-¿Crees que algún día me dejarán ir? -le preguntó Felix un día, mientras jugaba con las manos a través de la cerca.
Hyunjin lo miró en silencio. No sabía qué responder. Aunque quería decir que todo iba a mejorar, sabía que las cosas eran mucho más complicadas de lo que su amigo quería entender. Las sonrisas de Felix ya no eran las mismas cada vez perdían más su brillo natural, y cuando hablaba de su familia o de su abuela, se notaba la tristeza en sus preciosos ojos, que ahora solían ser más lunas que soles.
-Voy a hacer algo -dijo finalmente Hyunjin, con una determinación que ni él mismo había sentido antes.
Felix lo miró, confundido. -¿Qué vas a hacer?
Hyunjin miró hacia atrás, asegurándose de que nadie lo estuviera observando. -Tengo que encontrar una manera de sacarte de aquí. No me importa cómo, pero lo haré. Nadie debería estar aquí, nadie debería vivir como tú.
Felix se quedó en silencio por un momento, sus ojos llenos de una mezcla de incredulidad y desesperanza. -No sé si eso sea posible, Hyunjin. No sé si hay salida para gente como yo.
-¡Sí la hay! -respondió Hyunjin al borde del llanto, con más fuerza de la que creía tener-. Ojalá que todo esto sea solo un sueño. Y-yo... yo no lo permitiré, te sacaré de aquí como sea. -dijo Hyunjin rompiéndose en mil pedazos por la cruda realidad de la que estaba hecha el mundo.
Felix lo miró con una ligera sonrisa aunque con los ojos llorosos, como si esa pequeña chispa de esperanza fuera todo lo que necesitaba para seguir adelante. -Eres raro, Hyunjin. Nadie aquí cree que las cosas puedan cambiar.
-Pero yo sí -dijo Hyunjin, apretando más los puños intentando no derrumbarse frente a Felix, lo que menos quería era que un ángel como él tuviese tanto peso encima. "Si nadie más lo hace, yo lo haré." pensó Hyunjin con una seguridad definitiva.
Esa noche, después de cenar, Hyunjin se retiró a su habitación y comenzó a pensar en un plan. Sabía que no podía hacerlo solo. Necesitaba algo más, algo que lo ayudara a llegar más allá de esa cerca, más allá de las sombras de lo que sucedía en el campo. Fue entonces cuando recordó las conversaciones con su padre sobre el trabajo en el campo. Había escuchado palabras sobre "control" y "supervisión" pero nunca había preguntado por los detalles. Tal vez era el momento de hacerlo. Si su padre tenía alguna relación directa con el lugar, podría tener acceso a algo que lo ayudara.
El problema era cómo. Si su padre lo descubría, las consecuencias serían inimaginables. Pero Hyunjin no podía quedarse de brazos cruzados.
Decidió que, al menos, tenía que saber más sobre el lugar al que Felix y los demás eran llevados, sobre qué tipo de "trabajo" realmente se hacía allí. En la mesa, su padre siempre se veía serio, distante, como si sus pensamientos estuvieran en otro lugar. Pero Hyunjin debía intentarlo.
La mañana siguiente, durante el desayuno, Hyunjin observó a su padre, que leía un periódico con una concentración intensa. Cuando su madre se levantó a servir más café, Hyunjin vio su oportunidad. Con una mirada furtiva a su alrededor, se acercó a la mesa.
-Papá, ¿puedo hablar contigo sobre algo? -dijo, tratando de sonar casual.
Su padre lo miró desde arriba del periódico, un poco sorprendido por la interrupción. -¿Qué pasa, hijo?
Hyunjin sintió el nudo en el estómago, pero se obligó a no mostrar miedo. -Quiero saber más sobre lo que hay tras la cerca. Siempre dices que es un lugar de trabajo, pero... nunca me has contado qué tipo de trabajo se hace allí.
Su padre bajó lentamente el periódico, y Hyunjin pudo ver que algo en su expresión había cambiado. No era miedo, pero sí algo que Hyunjin no había visto nunca antes: tensión.
-Eso no es algo para niños, Hyunjin -respondió su padre en tono firme-. Son asuntos muy serios, y no tienes que involucrarte en ellos.
-Pero... Felix vive allí -murmuró sin pensarlo-. Y todos los demás niños también.
Su padre frunció el ceño y le dirigió una mirada que, por un momento, le heló la sangre. -¡No vuelvas a mencionar a esa gente! -dijo con voz alta y autoritaria, casi amenazante-. No quiero oír hablar de ellos, ¿entendido?
Hyunjin asintió, el miedo apretándole el pecho, pero no dijo más. Sin embargo, algo dentro de él al final se rompió. Sabía que no podía confiar en su padre, al menos no para salvar a Felix. Tendría que hacerlo a su manera.
Esa misma tarde, cuando salió a encontrarse con Felix, Hyunjin ya tenía un plan más claro en su mente. No sabía cómo iba a hacerlo, ni qué podría pasar, pero una cosa era segura: tenía que salir de allí. No importaba lo que tuviera que arriesgar. Felix no merecía estar atrapado, y él no iba a dejarlo solo.
-¿Qué pasa? -preguntó Felix, al ver que Hyunjin lo miraba con más intensidad de lo normal.
-He decidido algo. Voy a sacarte de aquí -dijo Hyunjin, con una mirada decidida-. Vamos a encontrar a tu abuela, y te voy a sacar de este lugar.
Felix lo miró, desconcertado, pero había algo en su rostro, una chispa de esperanza, que hizo que Hyunjin se sintiera más seguro de su decisión.
-No te prometo nada, pero haré todo lo que pueda -añadió Hyunjin, con una sonrisa que no podía disimular, mientras ocultaba todo el miedo que sentía por lo que podía llegar a pasar.
Read you soon...
-Mimi 🦋
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