El miércoles por la mañana, Jake despierta con el sonido de su teléfono vibrando sobre la mesita de noche. Con los ojos aún entrecerrados, lo toma y ve una notificación inesperada: un mensaje de su familia.

Su corazón se acelera un poco. Desde que decidió no seguir los planes que sus padres tenían para él y se alejó del "legado" de la familia Sim, las conversaciones se habían vuelto escasas y frías.

Respira hondo antes de abrir el mensaje.

«Madre: Jake, ha pasado mucho tiempo. Sabes que siempre serás bienvenido en casa. Quizás deberíamos hablar... Tu padre también quiere verte.»

Jake se queda mirando la pantalla, sintiendo una mezcla de emociones que no puede procesar de inmediato. Parte de él anhela la cercanía familiar que alguna vez tuvo, pero también recuerda la presión y las expectativas que lo hicieron alejarse en primer lugar.

Sin saber qué responder, deja el teléfono a un lado y se cubre el rostro con las manos.

Unos minutos después, su teléfono vibra nuevamente. Esta vez, es Sunghoon.

«Sunghoon: Buenos días, cariño. ¿Cómo amaneciste?»

Jake se muerde el labio, dudando, pero finalmente decide escribirle la verdad.

«Jake: Cariño, buen día... Recibí un mensaje de mi madre... quiere que hablemos.»

Sunghoon responde casi de inmediato.

«Sunghoon: ¿Cómo te sientes al respecto?»

Jake se queda en silencio por un momento antes de escribir.

«Jake: No lo sé. Supongo que confundido... no hemos hablado en meses »

«Sunghoon: ¿Quieres que pase por ti? Podemos hablarlo mientras tomamos café.»

La simple oferta hace que Jake sienta un alivio inmediato. Sabe que Sunghoon no intentará decirle qué hacer, solo estará ahí para apoyarlo.

«Jake: Me encantaría.»

Menos de una hora después, Jake se encuentra sentado frente a Sunghoon en su cafetería favorita. Mientras revuelve distraídamente su café, Sunghoon lo observa con paciencia, esperando a que hable a su propio ritmo.

—No sé qué esperan de mí —Admite finalmente Jake, soltando un suspiro.

Sunghoon apoya un codo sobre la mesa y lo mira con suavidad.

—Tal vez la pregunta no sea qué esperan ellos... sino qué esperas tú, Jake.

Jake parpadea, sorprendido por la sencillez y profundidad de las palabras de Sunghoon.

—Nunca lo había pensado así...

—Tienes derecho a decidir qué quieres hacer con esto —Dice Sunghoon—. No tienes que volver a algo que te hace infeliz solo porque ellos lo quieren. Pero si hay algo que tú necesitas de esa conversación, entonces tal vez valga la pena intentarlo.

Jake asiente lentamente, sintiendo por primera vez que no está solo en esto. Sunghoon no lo está presionando, solo le está recordando que es dueño de su propio destino.

—Gracias, Sunghoon —Murmura Jake con una pequeña sonrisa.

—Para eso estoy aquí —Responde Sunghoon con una guiñada juguetona—. Y también para asegurarme de que termines tu café antes de que se enfríe.

Jake ríe suavemente, sintiendo que, sin importar lo que decida sobre su familia, con Sunghoon a su lado, todo parece un poco menos complicado.

Jake observa a Sunghoon por un momento, dejando que sus palabras se asienten en su mente y en su corazón. Se da cuenta de lo mucho que ha cambiado en tan poco tiempo. Antes, sentía que estaba navegando a la deriva, sin un rumbo claro, pero ahora... ahora tenía a Sunghoon, alguien que no solo lo apoyaba, sino que lo veía por lo que realmente era, sin expectativas ni presiones.

—No sé cómo haces esto —Dice no Jake en un susurro, sin apartar la mirada del joven empresario—. Siempre sabes qué decir para calmarme.

Sunghoon sonríe con ternura y se acerca un poco más, hasta que sus rodillas se rozan bajo la mesa.

—No hay ningún truco, Jake. Solo quiero que seas feliz. Y si puedo ayudarte a encontrar tu propio camino, entonces estaré aquí para hacerlo.

Jake siente un cosquilleo en el pecho, ese tipo de emoción que hace que su corazón se acelere y su piel se erice. Sin pensarlo demasiado, lleva una mano al rostro de Sunghoon y acaricia su mejilla con suavidad.

—Me alegra tanto haberte encontrado... —Susurra, y antes de que pueda dudar, se inclina lentamente hasta que sus labios se rozan en un beso cálido y sincero.

Sunghoon responde de inmediato, deslizando una mano detrás de la nuca de Jake para profundizar el contacto. El beso es pausado, sin prisas, lleno de emociones que ambos aún están aprendiendo a expresar con palabras.

Cuando se separan, Sunghoon apoya su frente contra la de Jake, sin dejar de sonreír.

—No importa lo que pase con tu familia o cualquier otra cosa, Jake. No estás solo en esto.

Jake siente que su corazón se llena de una calidez reconfortante y, con una sonrisa igual de enamorada, responde:

—Y tú tampoco. Siempre estaré aquí para ti, Sunghoon.

El mundo a su alrededor sigue en movimiento, pero para ellos, en ese momento, solo existen el uno para el otro.

Gracias por leer la historia ❤️