𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑𝟏ꨄ
El sol se alza sobre el horizonte, y con él llega un nuevo día lleno de promesas para Jake y Sunghoon. Desde su encuentro en la terraza, parece que todo a su alrededor había comenzado a alinearse, como si el universo finalmente estuviera conspirando a su favor.
Es un sábado por la mañana, y Jake despierta con una notificación en su teléfono: un mensaje de Sunghoon.
«Sunghoon: Buenos días, dormilón. ¿Te gustaría acompañarme hoy? Tengo algo especial planeado.»
Jake sonríe ante la familiar calidez del mensaje. No tardando en responder.
«Jake: ¿Algo especial? ¿No puedes darme una pista?»
«Sunghoon: No, eso arruinaría la sorpresa. Pásame a buscar a las 11.»
Con el corazón latiendo un poco más rápido de lo normal, Jake se apresura a prepararse. Pasan las horas, y cuando el reloj marca las 11 en punto, está frente al edificio de la empresa de Sunghoon. Al verlo salir, impecablemente vestido con un atuendo casual que aun así exuda elegancia, Jake no puede evitar sentir que está viendo a alguien de otro mundo.
—¿Listo? —Pregunta Sunghoon con una sonrisa que podría iluminar cualquier habitación.
—Siempre. —Jake asiente, aunque su curiosidad sigue creciendo.
Sunghoon lo lleva a las afueras de la ciudad, donde un pequeño viñedo escondido entre colinas verdes espera.
El lugar tiene un encanto tranquilo, con mesas al aire libre y vistas impresionantes.
—Pensé que sería agradable desconectarnos un poco de todo —Explica Sunghoon mientras caminaban por el viñedo—.Quiere compartir este lugar contigo porque es uno de mis favoritos.
Jake lo mira sorprendido.
—¿Lo visitas con frecuencia?
Sunghoon niega con la cabeza.
—No. Este lugar es especial. No lo comparto con cualquiera.
Jake siente un calor recorrerle el cuerpo ante esas palabras. A medida que pasan el día recorriendo el viñedo, Jake probando uvas y Sunghoon un par de vinos y compartiendo anécdotas, la conexión entre ellos se fortalece.
En un momento, mientras están sentados en una mesa con vista al valle, Jake rompe el silencio.
—Sunghoon, nunca pensé que alguien como tú... pudiera fijarse en alguien como yo.
El joven empresario lo mira fijamente, tomando la mano de Jake sobre la mesa.
—Jake, tú no te das cuenta de lo increíble que eres. Me haces querer ser mejor cada día, y créeme, eso no me pasa con cualquiera.
Jake se sonroja profundamente, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para responder. En lugar de hablar, deja que su mirada hablara por él, sus ojos reflejando toda la gratitud y el afecto que sentía.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos cálidos, Jake y Sunghoon saben que este día quedará grabado en su memoria como otro paso importante en su camino juntos.
Con el sol casi escondido tras las colinas, el cielo adopta un tono dorado que baña el viñedo en una luz cálida y mágica.
Jake y Sunghoon permanecen sentados, con las copas de vino y los platos de uvas casi vacíos frente a ellos, disfrutando del momento sin prisas.
—Es impresionante cómo un lugar puede hacer que todo parezca más sencillo —Murmura Jake, mirando el horizonte.
Sunghoon lo observa con una sonrisa suave, sus ojos llenos de algo más profundo que simple admiración.
—El lugar es hermoso, sí. Pero lo que lo hace especial hoy no son las colinas o el vino. Eres tú, Jake.
Jake siente cómo sus mejillas arden, y su mirada baja instintivamente hacia sus manos. Sunghoon, como si lo supiera, se inclina un poco y desliza sus dedos entre los de Jake, entrelazándolos con firmeza y cuidado.
—Gracias por confiar en mí, por darte la oportunidad de descubrir esto juntos. Te prometo que no lo tomaré a la ligera.
Jake levanta la mirada, encontrándose con los ojos sinceros de Sunghoon. Su corazón late con fuerza, pero no es por nerviosismo, sino por la certeza de que este momento, esta persona, es algo especial.
Sin pensarlo demasiado, se inclina hacia adelante y dejó un beso ligero pero significativo en la mejilla de Sunghoon, que sonríe con ternura ante el gesto inesperado.
—Creo que este es el comienzo de algo realmente bueno, Sunghoon —Susurra Jake.
—Lo sé, Jake. Y haré todo lo que esté en mis manos para que siga siéndolo.
Ambos se quedan en silencio, contemplando juntos el paisaje, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, están exactamente donde querían estar, uno al lado del otro.
Gracias por leer la historia❤️
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