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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟑ꨄ

El día de Sunghoon había comenzado con reuniones desde temprano, una tras otra, llenando su agenda de compromisos ineludibles. Pero mientras firmaba documentos y discutía estrategias con inversionistas, su mente volvía invariablemente a la misma imagen: Jake. No importaba cuántas voces le hablasen o cuántos correos le llegasen, cada pausa entre tareas se llenaba con el recuerdo de su sonrisa y esos ojos que parecían iluminar todo a su alrededor.

Hoy, sin embargo, había algo diferente. Sunghoon no tendría que limitarse a imaginarlo. Tenían una cita para tomar café después de clases, algo aparentemente sencillo, pero para él significaba mucho más. No era solo un café; era su oportunidad para estar a solas con Jake, escucharlo, y tal vez dar un paso más hacia lo que deseaba: conquistarlo.

Mientras su asistente le entregaba los informes finales del día, notó la ligera sonrisa que se dibujaba en los labios de Sunghoon.

—¿Esperas algo importante? —Le preguntó, entre curioso y divertido.

—Tal vez. —Sunghoon no pudo evitarlo; estaba ilusionado como nunca antes.

A lo largo de los años, había tenido más pretendientes de los que podía contar. Modelos, empresarios e incluso celebridades lo buscaban constantemente. Sin embargo, nadie lograba despertar en él ese nerviosismo y expectación que ahora sentía al pensar en Jake. De hecho, esa misma mañana había rechazado una invitación a cenar por parte de una modelo conocida.

—Lo siento, ya tengo planes —Fue su escueta respuesta, sin dudar un instante.

En su mente solo existía un pensamiento: Jake. El joven universitario había revolucionado su vida en cuestión de días, y la idea de pasar tiempo con él era lo único que mantenía a Sunghoon motivado durante aquella interminable jornada.

A medida que las horas avanzaban, la impaciencia crecía. Finalmente, la última reunión terminó, y Sunghoon tiene un momento de respiro. Toma su teléfono y, como acto reflejo, revisa si Jake le había enviado algún mensaje. Ninguna respuesta aún, pero no importaba. Ambos habían acordado verse después de las clases, y esa expectativa es suficiente para mantenerlo de buen ánimo.

«Sunghoon: Voy en camino, ¿nos encontramos en el café de siempre?»

Envía el mensaje, sintiendo cómo su corazón late un poco más rápido de lo normal. Era extraño para alguien como él, tan acostumbrado a controlar cada aspecto de su vida, sentir esta clase de nerviosismo. Pero con Jake todo era diferente.

Sabe que el chico aún está lidiando con el final de su relación con Heeseung, y aunque no quiere apresurarlo, no puede evitar que una nueva ilusión crezca dentro de él.

Ahora que Jake está soltero, Sunghoon ve una oportunidad clara. Sabe que tendrá que ser paciente, ganarse su confianza y demostrarle que no es solo una aventura pasajera. Pero está dispuesto a hacerlo.

Después de todo, para Sunghoon, Jake no es un capricho. Es alguien con quien desea compartir más que un simple café. Quiere conocer cada detalle de su vida, hacer que esos ojos lo miren a él de la misma forma en que él ya mira a Jake: con afecto y admiración.

«Sunghoon: Ya estás libre?»

Envía otro mensaje poco después.

Por fin, la pantalla de su teléfono vibra con una notificación entrante. Jake ha respondido:

«Jake: Sí, salgo en diez minutos. ¿Nos vemos allí?»

Sunghoon sonríe, sintiendo cómo su corazón se acelera con esa simple respuesta.

—Vamos, Park Sunghoon. Es solo un café... —Murmura para sí mismo, pero en el fondo sabe que deseaba mucho más.

Es solo el comienzo de algo que, espera, se transforme en algo especial.

Sunghoon llega al café minutos antes que Jake, aprovechando para elegir una mesa junto a la ventana, donde la luz cálida del atardecer se colaba entre las cortinas. Ordena dos cafés, uno para él y otro para Jake, recordando con precisión que el menor aceptaría su sugerencia. Una sonrisa se asoma en sus labios al pensar en lo fácil que se había vuelto memorizar las pequeñas o casi mínimas solicitudes del chico.

Cuando Jake aparece en la puerta del café, Sunghoon alza la mirada y le dedica una sonrisa suave, la clase de sonrisa que logra que cualquiera se sienta especial.

Jake, al verlo, siente cómo el corazón le da un vuelco. Por alguna razón, los ojos de Sunghoon sobre él le hacen perder toda compostura.

—Llegas justo a tiempo —Comenta Sunghoon en cuanto Jake se acerca, poniéndose de pie para ayudarlo a acomodarse. Sus dedos rozan los del más joven por un segundo al correr la silla hacia atrás, un gesto tan natural como casual, pero que deja a Jake con el rostro ardiendo.

—¿Siempre eres así de... atento? —Pregunta Jake, fingiendo una calma que no sentía, mientras se acomodaba en su asiento.

—¿Así de atento? No. Pero contigo me nace serlo —Responde Sunghoon con una expresión indescifrable y un tono bajo, casi como si cada palabra llevara un significado oculto.

Jake aparta la mirada, sintiendo cómo el rubor sube desde su cuello hasta sus mejillas. El café frente a él se vuelve una excusa perfecta para no mirarlo directamente a los ojos. Toma la taza con ambas manos, tratando de ignorar la calidez que Sunghoon le provocaba mucho más que la bebida.

—¿Estás bien? —Pregunta Sunghoon, inclinándose ligeramente hacia él. La cercanía hace que el corazón de Jake se desboque.

—S-sí, claro. ¿Por qué no estaría bien? —Balbucea Jake, avergonzado por su propia reacción.

Sunghoon suelta una risa baja, un sonido profundo y suave que logra que Jake sienta mariposas en el estómago.

—No lo sé, pero... luces adorable cuando te sonrojas. —El joven empresario apoya el mentón en la mano, con los ojos fijos en Jake, como si no tuviera intención alguna de apartar la mirada.

Jake se remueve incómodo en su asiento, pero una pequeña sonrisa se asoma en sus labios. ¿Cómo podía ser tan descarado y, al mismo tiempo, hacer que se sintiera único?

—Eres un caso perdido, Park Sunghoon —Murmura Jake, sacudiendo la cabeza.

—Un caso perdido... pero ya gané, ¿no? Estoy aquí, contigo —Replica Sunghoon, guiñándole un ojo.

Jake siente cómo su corazón se acelera al ritmo de esa frase, como si cada palabra llevara un peso emocional del que no puede escapar. Sunghoon no solo es encantador; sabe exactamente cómo hacerlo sentir especial, como si fuera el único en su mundo.

Y por primera vez en mucho tiempo, Jake se permite disfrutarlo.

Gracias por leer la historia ❤️

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