39. Thor
Epílogo 3/4
La realidad de saber en donde me encuentro acude a mí con el sonido de la puerta cerrándose. Loki, de espaldas, situa los girasoles en un florero grande, se quita el abrigo para colgarlo en el perchero cercano. Al darse vuelta, juega con su cabello, con algunos mechones largos que casi le cubren la vista.
—Esas son tus cosas —menciona señalando las cajas en la entrada.
Las veo una a una sin revelar su contenido porque ya me imagino mis pertenencias en ellas, en su lugar, doy un vistazo alrededor, las paredes tienen un nuevo color, la repisa al lado del televisor contiene algunos portaretratos, sin embargo, en los espacios vacíos donde solían estar fotografías de los dos, ahora no existe nada.
Completamente vacío.
Loki desaparece sin decir palabra alguna, las manos inquietas han conseguido refugio en los bolsillos, sin saber que más hacer, termino siguiéndolo hasta la cocina.
—¿Quieres algo de beber?
—Estoy bien.
Asiente, deja al descubierto su tacto, aprecio el anillo, la piel nívea, los nudillos sonrosados tal vez por el frío. Él agarra un vaso al que posteriormente llena con agua, lleva el objeto a sus labios dispuesto a ingerir el líquido, sin embargo, se detiene a último momento. Eleva una ceja en mi dirección.
—¿Qué estás haciendo?
—Nada.
—No dejas de mirarme.
Encojo mis hombros deseando restarle importancia al asunto aunque por dentro tengo incontables deseos de gritar.
—No nos hemos visto en un año, es normal verte para conservar nuevos recuerdos.
—Me incómoda.
—Hubo un tiempo en el que no lo hacía.
—Thor.
El vaso es llevado hasta el lavabo. Ahora con las extremidades libres reduce la brecha entre los dos, sorprendido por su iniciativa, retrocedo dos pasos hasta sentir la pared en mi espalda. Sus palmas se posan sobre mis hombros evitando rozar por accidente la piel de mi cuello, el verde esmeralda de sus ojos es electrificante, intenso en brillo y con emociones que no puedo descifrar.
—¿A qué estás jugando?
—Nada.
—Te vas a Noruega, terminamos por decisión tuya, perdemos comunicación, regresas y lo primero que haces es verme, entregarme un ramo de girasoles y quedarte aquí, la casa que alguna vez compartimos. Quiero saber por qué.
—Me dijiste que debo cumplir mis sueños y…
—No —interrumpe ejerciendo presión en su contacto—. ¿Por qué ahora?, ¿por qué cuando considero la posibilidad de olvidarte? Dejar de esperar por un suceso que no parecía cercano, pero estás aquí y solo siento todo derrumbarse, cayéndose poco a poco a pedazos, ya no puedo sostener la farsa de desinterés propuesta a mantener desde que supe que regresaste.
—Lo siento —musito con sinceridad. Mis propias palmas se posan en las suyas, brindo una caricia, siento el frío del accesorio en su anular. Él realiza una mueca con sus labios, por la cercanía puedo apreciar parte del collar adornando su cuello, el resto oculto bajo la camiseta—. Loki —lo llamo incrementando ligeramente el tono de voz para captar gran parte de su atención—. Mis disculpas son sinceras. Pude posponer mi retorno, en su lugar decidí venir sin pensar en como te podría afectar. Si hubiera sucedido meses más tarde, quizá ya me habrías olvidado, lo habría hecho yo o los dos, entonces, no sería tan doloroso estar uno al lado del otro, ¿no lo crees?
Loki frunce el ceño, está batallando con los miles de pensamientos que cruzan su mente, con sus propios sentimientos que rara vez salen a flote.
—No quiero.
—¿Disculpa?
Aparta mis manos con una acción brusca, logra sorprenderme durante una fracción de segundo, quiero protestar y me callo al sentir el agarre en la prenda superior junto a la proximidad que viene después. Su mano en un puño aprieta la tela con fuerza, seguro que ha dejado algunas arrugas. Su aliento pesado se mezcla con el mío hasta parecer uno solo.
—No quiero olvidarte —confiesa cerrando más la distancia entre ambos—. Sé lo que dije antes, pero desecha mis palabras. Ninguno de los dos se dio por vencido cuando se trataba del otro, ¿no es así?, ¿no es esa nuestra historia? Luchar a pesar de las adversidades, apoyarnos, querernos. —Realiza una pausa, aprovecha para reducir espacio—. Amarnos.
Sus labios se presionan contra mi mentón, tentados a continuar ascendiendo, se queda quieto, quizá esperando que diga algo, cualquier frase es válida, sin embargo, contrario a ello, consigo una forma de demostrarle que no le he olvidado, que tampoco deseo hacerlo, ello es mediante el encuentro de nuestros labios ansiosos por un momento como ese.
Caemos, continuamos cayendo el resto de la noche.
○●○
En la mañana desayunamos con normalidad, le deseé un feliz cumpleaños apenas despertó, él también a mí. Ahora Loki revisa las notificaciones de su celular con una mano, mientras la otra sostiene el vaso que lleva a los labios para ingerir un sorbo del jugo de naranja. El sonido del timbre en la entrada nos libera de la escena hecha para los dos, se disculpa con un susurro, lo veo encaminarse a la puerta, segundos después imito su acción debido a la curiosidad al reconocer la voz de Laufey.
—¡También estás aquí, Thor! ¡Qué oportuno! —exclama ingresando a la estancia para poder darme un abrazo fugaz. Mantiene su sonrisa de antes a la par que extiende una invitación en mi dirección.
Observo con atención la tarjeta plateada con una dirección inscrita e ilustraciones de cumpleaños alrededor.
—Por cierto, feliz cumpleaños a ti también.
—Gracias, señor Laufey. Supongo que nos vemos más tarde.
—Eso espero.
Loki intenta hablar, no obstante, la palma de su padre sobre la boca le impide decir algo.
—Debo irme, hasta luego —menciono señalando la puerta entreabierta, segundos más tarde ya he cruzado hacia el exterior dejando atrás las quejas de Loki y la risa de Laufey.
○●○
Conduzco hasta el viejo vecindario que me vio crecer, estaciono el vehículo, al salir soy recibido por el efusivo abrazo de Hela junto a la repetida elevación de sus cejas en un tono sugerente porque no pasé la noche en casa como había previsto. Al ingresar, me recibe Odín con un rostro neutral con el cual no deja descubrir ninguna de sus emociones.
—Feliz cumpleaños, hijo. Haría el desayuno, pero estoy seguro que ya comiste.
—Toda la noche probablemente.
—¡Hela!
—No dije nada —responde alzando ambas manos a la altura del torso. Pretende lucir arrepentida de lo dicho, sin embargo, la traviesa sonrisa en su rostro la delata por completo.
Intento decir algo, las palabras mueren en algún punto de mi garganta. Pienso en qué punto está mi relación con Loki, qué pasara después de habernos confesado sentimientos ocultos, ¿existía una posibilidad de hacer funcionar lo nuestro?
Hela chasquea la lengua para liberarme de mi trance, entonces me habla sobre la universidad, los días que acompaña a Odín al trabajo para acostumbrarse a su futuro ambiente laboral como abogada. Sonrío por su entusiasmo.
—¿Cómo te ha ido a ti? Apuesto que Noruega es un país hermoso.
—Ha sido extraño, aparte del nuevo idioma que debí aprender, en ocasiones seguía creyendo que seguía aquí, que podría ir a verlos en cualquier momento, quizá todavía lo pienso.
Odín realiza una mueca con los labios, nunca fue partidiario de mi carrera como futbolista, quería verme convertido en abogado, seguir sus pasos y heredar el negocio familiar, aunque ahora parece aceptarlo, existen ocasiones en las que prefiere reservar comentarios.
—Tienes una fiesta —menciona Hela atrapando la pequeña tarjeta que guardé en el bolsillo de la camiseta. Lee lo inscrito con rapidez, su sonrisa regresa—. ¿Tienes listo un regalo?
Niego, las flores fueron un presente adelantado, no hay más porque no imaginé ninguna celebración. Hela toma mi mano llevándome hasta su habitación en donde rebusca entre cajones, al no hallar lo que desea, va hacia el armario donde hay una caja decorada con papel verde metálico. Deja el interior al descubierto y curioso me acercó para ver el contenido, hay fotografías, la cámara polaroid a un lado, dibujos, algunos sobres y lápices. De la fila de instantáneas, agarra una en especial, extiende el objeto en mi dirección para que pueda observarla a detalle. Hay sorpresa en mi mirada.
—¿Cuándo tomaste esto?
—Llegaron aquí luego de su fiesta de graduación, papá quizó enojarse contigo por llegar muy tarde, pero Loki dijo que fue culpa suya.
—No lo fue.
—Él lo sabía, supongo que estaba en uno de esos momentos en los cuales es más comprensivo porque lo dejó ingresar y hasta quedarse a dormir.
—¿Aquí es donde entras tú? —pregunto elevando la fotografía.
Se encoge de hombros, mejilla sonrojadas como si se tratara de un niño siendo descubierto realizando una travesura.
—Solo quería asegurarme que estuvieran bien, la luz de tu habitación estaba encendida y pensé que seguían despiertos, ingresé y los vi durmiendo. Fue inevitable, creo que nunca te había visto tan relajado.
Doy una segunda mirada a la fotografía; Loki y yo estamos acostados, las sábanas apenas movidas hacia un lado por el cansancio del momento, su brazo izquierdo encima de mi torso justo encima del collar que adorna mi cuello, por la posición parece que en cualquier momento sus dedos alcanzarán el accesorio, tengo la comisura de mis labios elevada simulando una sonrisa, mechones de cabello en la frente y una extremidad en la espalda de Loki para atraerlo más a mí
—Gracias, pero no sé si sea apropiado darle esto —menciono guardando el objeto en el bolsillo interior de la casaca.
—¿Por qué no?
—Porque no sé en que situación nos encontramos ahora.
—Thor. —Su voz es suave, me invita a sentarme con ella en el colchón y así lo hago—. ¿Piensas volver a Noruega?
—Tengo un contrato que cumplir, son seis meses más, pero después de eso, no tengo idea que hacer.
—Seguro tienes un montón de propuestas.
—De todas partes.
Existe un apretón en el dorso de mi diestra. Asegura que ahí yace la respuesta a mi angustia, sin embargo, lejos de comprender su explicación solo genera más confusión. No digo nada porque en ese momento recibo una llamada telefónica y me apresuro a responder al visualizar el nombre de mi madre en pantalla.
—¿¡Estás en la ciudad y apenas me entero, Thor!?
—¡Lo siento! —exclamo con rapidez. Me levanto y abandono la habitación de mi hermana para dirigirme a la propia—. Fue decisión de último minuto.
—Pero, ¿pensabas visitarme al menos?
—Por supuesto que sí, tuve un asunto pendiente.
—No voy a preguntar lo obvio. Deberías venir así podré abrazarte como se debe por tu cumpleaños.
—No tardo en llegar.
○●○
Frigga me recibe con un caluroso abrazo, me regala uno de esos abrigos ideales para el clima invernal de Noruega, besa mis mejillas y me ofrece un pedazo de pastel de chocolate.
—¿Puedes desearle un feliz cumpleaños a Loki de mi parte?
—¿Por que crees que nos hemos visto?
—Thor. —Eleva una ceja en mi dirección, la cuchara con el postre se ha quedado a mitad de camino—. Una madre siempre sabe, ¿de acuerdo? Me alegra que se hayan visto después de tiempo, pero ¿luego que va a suceder?
—Me iré en unos días, termino mi contrato y al concluir, no lo sé, podría volver tal vez.
Tal y como hizo Hela aprieta mis manos entre las suyas, acaricia nudillos y recibo gustoso la calidez de su tacto.
—Haz lo que creas mejor.
Asiento sumido en pensamientos, hablamos de otras temas para no caer en lo mismo. Así, sin pensarlo, almorzamos juntos hasta que debo despedirme cerca de las cuatro de la tarde para poder ir a la celebración que organizó Laufey. Le prometo regresar, ella se despide con una sonrisa y los mismos besos de antes.
○●○
La fiesta es llevada a cabo en la casa de Laufey, al ingresar distingo a rostros conocidos como los de Tony y Steve, otros de los que no tengo la menor idea y por último a quienes supongo son socios de Laufey. Todos ellos con copas de champagne en una mano. Mi entrada no pasa desapercibido por Tony quien me atrae a él en un abrazo.
—¡Feliz cumpleaños a ti, también!
Steve se une al saludo con un apretón en un hombro, su mirada viaja a algún punto de la sala y al encontrar el motivo de su atención, logro entender que trató de darme un mensaje. En el sofá yace Loki con el codo posado en el antebrazo, en su palma abierta descansa su mentón, aunque no puedo ver su expresión porque está de espaldas, distingo su risa para el hombre sentado a su lado, tan cerca suyo a pesar de tener regular espacio a su alcance.
—El pequeño Loki coqueteando porque tiene poca tolerancia al alcohol, ¿no es gracioso?
—¿Coquetear?
—Bueno, al menos Fandral lo hace —comenta Steve para disminuir la intensidad en lo dicho por su prometido.
Me dedico a observar unos segundos más, los suficientes para ver a una mujer con el cabello rubio cayendo por sus hombros, abrazar a Loki, reír y susurrarle en el oído.
—¡Amigos míos! —clama alguien en la puerta, reconozco a Clint Barton feliz como en la época de escuela.
El grito dado ha conseguido la atención de Loki quien al verme, se aproxima hasta mi encuentro, casi tropieza en el camino.
—Guarda un poco de licor para los demás, Loki.
—No es gracioso, Tony.
—¡Lo siento! —Loki efectúa unos cuantos pasos quedando a mi lado, buscando apoyo en mi cuerpo—. ¿Podemos hablar? —susurra solo para mí.
Asiento, él señala el exterior y así nos dirigimos al lugar indicado. Ahí en el jardín solo estamos nosotros con la música a nuestras espaldas, existe privacidad y a pesar de eso, Loki se traslada unos cuantos metros más allá, un punto donde nadie puede vernos porque no hay ninguna ventana alrededor. Se sienta en el césped, tomando mi mano me atrae hacia él. Estamos uno al lado del otro, leve corriente de aire despeinando nuestros cabellos, miradas al frente, dando vistazos ocasionales al acompañante. Aguardo con paciencia para que sea Loki el primero en hablar, parece estar batallando con las palabras que quiere decir y contenerse de decir algunas otras.
—¿Te vas en dos días? —pregunta para iniciar una conversación.
—Esa es la idea.
Suspira, el gesto se pierde entre la melodía de la canción de turno. Frunce el ceño tal y como lo he visto hacer incontables veces en el pasado.
—¿Por qué no… —Calla de repente, su diestra presiona sus nudillos ya sonrosados—. Olvídalo, no tiene sentido.
—Sabes que puedes decírmelo.
—No voy a pedirte que te quedes, tienes sueños que cumplir, metas que alcanzar, no puedo entrometerme en ello.
—Pero solía verte conmigo cuando los lograra. ¿Por qué seguimos fingiendo que nada de esto nos afecta? —cuestiono un poco harto de la situación.
—Porque la distancia puede convertirse en el detonante de la relación. Thor, desde que tenemos memoria, nos hemos acostumbrado a la presencia del otro, vecinos durante años, compañeros en la escuela luego una pareja. De pronto, la brecha entre nosotros se expande porque debes irte a otro país y de alguna manera u otra, no supimos como superar la soledad, como vivir sin el otro cerca. —Está siendo sincero, soltando las palabras que pretendía esconder y que gracias al alcohol han salido a flote—. Pero, ahora sé, como continuar con total normalidad, a estar solo aunque hubo ocasiones donde te extrañaba demasiado.
—¿Significa el final para nosotros?
—No lo sé. Mi vida está bien sin ti, sin embargo, es más bonita contigo. —Me dedica una pequeña sonrisa, su tacto busca el mío.
—Podría permanecer en este momento el resto del día —comento al sentir su cabeza posarse en mi hombro, su respiración en mi cuello revive viejas emociones.
—También yo.
—¿Quién es Fandral?
Ríe, presiona labios en la porción de piel disponible. Me quedo callado por completo hasta que pasan horas y el sol comienza a ocultarse en el horizonte dejándonos ver su mezcla de colores amarillo con anaranjado.
En algún momento, debemos retornar a la celebración. Loki es el primero en abandonar la burbuja que nos envolvía.
—Puedes quedarte conmigo si no quieres ir a casa a descansar.
—Me gustaría.
○●○
Loki enciende las luces del apartamento, casi tropieza con las cajas en la entrada, debo sostenerlo de la cintura para no verlo caer al suelo.
—Quería darte un regalo.
—No es necesario.
—Pero no encontré nada adecuado, nada como los que tú has sabido darme estos años. Me hubiera gustado ser así de detallista. —Se separa con brusquedad de mi agarre, tambalea y niega cuando quiero volver a la posición anterior—. Entonces, hace unas horas lo entendí.
Él eleva la manga de la prenda susperior, distingo una pulsera con el diseño de un rayo en la parte delantera.
—Al principio pensé que era una broma de mi padre. Es un símbolo característico tuyo desde la escuela, es tu apodo como futbolista y era el primer año que no estábamos juntos, pero ahora lo entiendo. Era para ti porque Laufey creía en nosotros, lo sigue haciendo, por eso sabía llegaría el momento en el cual te daría el regalo personalmente. —Su tacto encuentra el mío después de haberse quitado el accesorio, el toque es suave, acaricia mis nudillos, continúa hasta mi muñeca—. Lo estuve cuidando por ti.
No soporto otro segundo más, lo atraigo a mí originando sorpresa en sus facciones. No le doy tiempo de decir algo porque elimino la brecha entre nosotros. Sus labios saben a champagne combinado con torta de chocolate.
○●○
Soy el primero en levantarme a causa de un mensaje en donde se me pide con urgencia retornar a Noruega. Acudo a otra parte de la casa, dando vueltas de un lado a otro hasta que decido detenerme al ver una vieja máquina de escribir sobre una mesa. Hay papel colocado, ninguna palabra ha sido plasmada, mis dedos se posicionan sobre las teclas.
En ese momento, recuerdo una palabra en noruego, el sonido característico al escribir se hace presente. Son nueve letras que conforman una palabra sencilla, pero que abarca un gran significado. A eso añado la fotografía guardada en mi abrigo, ahora descansa en una esquina de la máquina.
Pasos acercándose, un bostezo y un caluroso "buenos días".
—Debo irme —digo yendo directo al grano.
—¿A visitar a Frigga?
—A Noruega, tomaré el próximo vuelo.
Loki queda en silencio, asiente negándose a verme, esto provoca que se fije en la máquina de escribir.
—¿Somos nosotros?
—Fue tomada por Hela.
—¿Y lo que escribiste aquí? —añade tomando la hoja de papel.
—Un término noruego.
—Forelsket —susurra apenas audible como si estuviera confesando un secreto—. ¿Qué significa?
—Lo que sentí por ti cuando me enamoré, lo que sigo sintiendo con mucha más fuerza.
—Debes irte ahora o no tendrás tiempo para despedirte de los demás.
—Loki…
—Está bien, Thor.
—No, no lo está. No quiero irme así dejando este asunto inconcluso. Podemos intentarlo, ¿lo sabes verdad? Hacer que funcione mientras concluyo mi contrato porque no tengo intenciones de estar tan lejos de mi familia por más tiempo. También tengo importantes ofertas de trabajo aquí.
—Ninguno de nosotros se dio por vencido cuando se trataba del otro —rememora su frase dicha hace una noche—. Termina tu temporada de juego, piensa bien tu próxima decisión y solo entonces, dímelo, ¿de acuerdo?
—De acuerdo.
○●○
En el aeropuerto están todas las personas importantes para mí despidiéndose agitando la mano de un lado a otro, sonríen a pesar de encontrarse tristes por la despedida. Abrazo a mi padre, mi madre, a mi pequeña hermana que cada día crece más y por último, beso a Loki ante su asombro y gestos de disgusto por parte de Hela.
—Hasta pronto.
—Cuídate, Thor.
Con una nueva promesa hecha para él, acudo al avión que pronto va a despegar teniendo como última imagen a mi familia y la sensación de los labios de Loki todavía posados sobre mi boca.
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