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36. Loki

Final 2/2

El bullicio detrás de nosotros me aturde por unos segundos, los distintos niveles de euforia y alegría de mis compañeros no contrasta en nada con la expresión de seriedad de mi madre que, con los brazos cruzados a la altura del torso, solo espera que yo llegue a su encuentro. Al hacerlo, ella deja caer las extremidades a los costados, no obstante, continua con la ceja elevada en un perfecto arco.

—¿Qué haces aquí? —inquiero acomodando el armazon de los anteojos. Pretendo sonar despreocupado como si su presencia en este momento me fuera indiferente. Farbauti resopla, sabe que estoy fingiendo.

—Soy tu madre, ¿por qué no estaría en tu graduación?

—¿Lo estás preguntando en serio? —Le hago saber con la paciencia al borde del colapso, con las manos temblando y la opresión en el pecho que provoca a mi corazón latir con intensidad por la furia contenida.

—No necesitas responder, Loki. Tus reproches me tienen sin el más mínimo cuidado.

—¿Por qué viniste?

Su palma se cierra con fuerza ocultando las llaves del vehículo. Pienso entonces que, ella viste de manera casual, ropas sueltas y cómodas, ideales para alguien a quien le aguarda un extenso viaje. La salida está a unos cuantos metros, le dedico una rápida mirada, lo suficiente para que Farbauti sonría con desdén.

—Nos iremos, pero por supuesto, ella quiso venir a despedirse. Lo estuvo pidiendo todo el camino hasta el punto del hartazgo.

No oigo más, camino por su lado evitando el contacto. Esquivo diferentes personas hasta que acudo al estacionamiento de la escuela. La cantidad considerable de vehículos me lleva a pensar que mi tarea tomará unos minutos, sin embargo, los brazos alrededor de mi torso me hacen ver que encontré a mi hermana en cuestión de segundos. El cabello negro me produce cosquillas en la nariz, me hubiera reído de no ser por la humedad en la camisa por las lágrimas derramadas. Mi mano acaricia su espalda en un intento por reconfortarla, lo cierto es que, quiero derrumbarme también.

—¡Loki!

No hago caso al llamado, Thor entiende la situación luego de oír una explicación en medio de sollozos viniendo de Hela donde dice que su madre tomó la decisión de irse a otro país, que llevan maletas en el auto y no piensan volver.

—Quiero quedarme, por favor. No quiero perder esto también.

Su rostro está húmedo, nuevas lágrimas viajan por las mejillas sonrojadas, su labio superior tiembla por segundos. Quiere hablar de nuevo, una última súplica que se corta por la presencia de Farbauti quien la toma del brazo con más fuerza de la necesaria.

Comenzamos a llamar la atención.

—Vámonos, tuviste lo que querías.

—¿Qué estás haciendo?

Odín aparece en el lugar, detrás de él, en medio del tumulto de curiosos, localizo a mi padre y a Frigga.

—Nos estamos yendo, ¿no es evidente?

—Por si no te diste cuenta, también es mi hija.

Hela ha conseguido escapar del agarre de su madre y corre hasta refugiarse detrás de Odín. Luce temerosa dejando atrás esa faceta de adolescente ruda para convertirse en una niña que no quiere dejar a su familia.

—¿Intentas dar un discurso emotivo de partenidad? Porque los que te conocemos sabemos que no va contigo, apuesto que hasta tu preciado hijo piensa lo mismo. Ella no es más que una niña encaprichada porque le demostraron un poco de afecto, no los necesita a ninguno de ustedes —menciona mientras trata de tomar nuevamente a su hija, Hela retrocede ante cada movimiento. Está a nada de perder los estribos—. No tengo tiempo para tus berrinches.

—Farbauti. —La voz de Laufey conserva su tono de siempre, imperturbable ante la mujer que alguna vez amó—. ¿No crees que ha sido suficiente?

—¿De que crees que…

—Por favor. Tú y yo sabemos que tú razón para irte es por alguien que seguro hasta te prometió la luna. Todo este tiempo no has hecho más que pensar en tu beneficio y no en como tus acciones afectan a otros. Por una vez, solo por una sola y única oportunidad, ¿podrías realizar un acto de amor desinteresado por alguien más? No lo hiciste conmigo, tampoco con Loki, pero puedes hacerlo por Hela.

Farbauti calla ante las palabras que han sido tan directas, seguro se sintieron como dagas directo al orgullo. Da una mirada alrededor, al pequeño público que comienza a dispersarse y solo entonces, bufa con fastidio. Retrocede hasta llegar a su auto donde abre la puerta trasera para descender cuatro maletas.

—Quédate con tu padre, no quiero objeciones después, ¿lo entiendes?

No espera respuesta, camina con pasos largos al lado opuesto del vehículo. La mano sobre la manija, la otra en un puño.

—Cuando te escribí fue para que brindaras soluciones con tu hijo —confiesa Frigga deteniendo a la otra mujer quien no deja de darnos la espalda.

—Supongo que la maternidad no es para todas y evidentemente, no lo es para mí.

Abre la puerta del auto, ingresa todavía con enojo en su accionar. Se marcha en silencio dejando como única evidencia el equipaje que Thor lleva hasta la vereda donde estamos los demás.

—¿Estás bien?

—Sí, gracias señor Laufey.

—Sí, gracias —agrega Odín dirigiéndole la palabra por primera vez en todo el conflicto.

—No fue por ti.

—Lo sé. Hela y yo necesitamos irnos, ¿vienes después, Thor?

—¿No quieres que te acompañe?

—Está bien así. No llegues tarde.

El resto de nosotros nos dedicamos miradas unos a otros conforme vemos a padre e hija dejar el estacionamiento para dirigirse a casa.

—¡Aquí están ustedes dos! Se perdieron la foto grupal, pero ya le dije a Barton que los edite después—. Tony hace aparición desde la entrada, su corbata está alrededor del cuello como si tratara de una bufanda—. ¿Los interrumpo en un mal momento?

—Siempre lo haces.

—Ricitos de oro, definitivamente no voy a extrañarte.

○●○

Laufey le ofrece a Frigga llevarla a casa. Tony nos invita a la suya, donde aguarda una pequeña celebración por culminar la secundaria.

—Jarvis nos llevará, vamos.

Subimos al vehículo, Tony va adelante, en los asientos traseros yacen Barton y Barnes.

—No hay espacio para dos más.

—Puedes ir encima de Thor —comenta Clint subiendo y bajando las cejas. Ríe mientras da un mordisco a la hamburguesa que lleva en mano.

—Ven, Laufey ya debe estar lejos como para llevarnos —comenta Thor sentándose en el espacio disponible.

Siento las mejillas arder, no doy más vueltas al asunto, me situó en las piernas ajenas. Jarvis emprende la marcha y yo tan solo siento la suave respiración de Thor en la nuca, la porción de piel se eriza ante el contacto.

○●○

"Pequeña celebración"

Por supuesto, debí suponer desde un comienzo que esa combinación de palabras no van acorde a Tony Stark quien pidió permiso a sus padres para poder organizar una fiesta a lo grande. Una vez que Jarvis nos deja en el destino, menciona que debe irse con el matrimonio Stark alojado a unas cuantas calles a la distancia. Tony se despide prometiendo que todo estará bien.

—¿Cómo es posible que te dejen realizar algo como esto? —comenta James mirando impresionado a su alrededor.

Las luces parpadean en distintos colores, la música mantiene un volumen considerable para no perturbar mucho a los vecinos y a través de las ventanas se puede distinguir siluetas bailando.

—Se llama confianza.

—Yo le digo millonarios —comenta Clint tan o más sorprendido que James—. Ven, Buck, debemos dar un vistazo al interior.

Se alejan perdiéndose entre canciones y alegría de los otros presentes. Tony no tarda en seguirlos, solo entonces localizo a Steve en la entrada de la casa.

—¿Te sentirás a gusto si entramos? —pregunta Thor uniendo su palma con la mía dando un apretón de apoyo. 

—Puedo soportarlo.

○●○

—¿Por qué hay alcohol aquí?

—Entonces, ¿qué clase de fiesta sería?

—Somos menores de edad, Tony.

—Tenemos permiso solo por hoy.

Es el cuarto vaso de cerveza que Thor ingiere de un solo trago, continúa sin sentir los efectos porque se muestra tan sereno como al principio del juego propuesto por el dueño de casa.

—¿Pueden detenerse de una vez?

—No seas aburrido, Steve. No pienso perder. Entonces, príncipe encantador —comienza dirigiéndose hacia su contrincante—. ¿Bebes o contestas una pregunta incómoda?

—No voy a darte el gusto —responde yendo por el siguiente vaso en la mesa que tiene un total de diez.

Solo bastan unos pocos minutos para que Tony acepte su derrota dando como resultado un 8 - 6. Aplausos de por medio, el perdedor tratando de volver al juego y fracasando por el agarre de Steve que le impide moverse. Thor ríe, celebra tomando el contenido de los dos recipientes que le faltaban para completar un diez a su puntaje.

○●○

La música se oye lejana desde la terraza, el pequeño lugar que encontramos libre de personas, el más alejado del resto y que es solo de nosotros por unos cuantos minutos. La luna llena brilla en lo alto del cielo nocturno adornado por brillantes astros.

—Alguna vez —da inicio Thor situado a mi lado—, ¿pensaste a profundidad en el futuro o qué quieres hacer ahora que nos graduamos?

—He tenido algunas ideas, ¿sabes algo? —suelto un suspiro que se va con el viento—. Decidí tomar un curso de actuación, me ayudará bastante. Papá está de acuerdo y me apoya.

Él sonríe, la expresión tranquila tal vez a causa del alcohol, se mantiene despierto aunque parece tener enormes deseos de dormir.

—¿Y la beca deportiva?

—Viviré con mamá. La universidad queda más cerca.

Da una vuelta dándole la espalda al barandal, echa la cabeza hacia atrás e inhala y exhala.

—Tengo algo para ti —articula de repente recuperando su posición erguida. Rebusca en su bolsillo y el objeto queda escondido entre su palma cerrada en un puño—. Me perdí un montón de cumpleaños por una prohibición absurda, he intentado  reponerlo y a pesar que faltan más obsequios, este es especial, ¿recuerdas la libreta que te di hace años?

—Tu primer regalo.

—Ahora puedes llevarlo contigo a todos lados —revela lo escondido dejando ver la cadena de plata con un dije peculiar en el centro; se trata de un cuaderno con una piedra verde en el centro. Tomo el accesorio entre mis manos sintiendo el relieve de este—. Mira, este es el mío —agrega llevando manos al cuello en donde, oculta debajo de la camisa siempre estuvo uno igual, pero en color dorado.

Lo atraigo a mí, luce sorprendido por mi movimiento y aún más cuando lo beso de improviso. Sus labios saben a cerveza, me embriaga poco a poco, mis sentidos se apagan, el corazón late con fuerza.

El futuro es incierto, la mayoría de las veces, aterrador, sin embargo, me gusta pensar que Thor y yo estaremos bien a pesar de ello.





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