En el preciso instante que puedo llegar a pensar que todo volvió a la normalidad, Thor vuelve a desaparecer sin responder llamadas ni mensajes hasta que una semana después de su ausencia su teléfono suena apagado a cada intento de buscar contacto. Cada vez que salgo para ir a clases, está Odín observando desde su puerta, su mirada logra ponerme nervioso e incómodo al mismo nivel, el único día que él no se encuentra y yo puedo transitar con normalidad, me sorprende ver a Thor en el lugar que ocupó su padre toda una semana. Lleva una pequeña maleta en la diestra y en su rostro no noto más que tristeza que me hace olvidar mi enojo por haberse ido. Él camina por la vereda y yo sigo sus pasos manteniendo mi distancia por si alguien nos está viendo, solo me aproximo al estar a una distancia prudente de nuestras casas.

—Thor…

—No tengo tiempo para hablar, Loki —responde sin darme tiempo de completar mi oración—. Debo irme y tú tienes clases pendientes.

Él intenta proseguir su camino, alejarse con rapidez y es lo que habría hecho de no ser por mi fuerte agarre en su maleta café.

—Loki, —susurra en ese tono familiar al que estoy acustumbrado— por favor, debo irme.

—Voy contigo.

—De ninguna manera, tienes clases y vas a llegar tarde.

—No sé si te has dado cuenta pero, en este momento me importas más tú, llevas días sin responder ninguno de mis mensajes y llamadas.

—Lo siento.

—¿Qué sucedió?

—Madre sufrió un accidente, vive sola y resbaló por las escaleras de su casa. Solo me tiene a mí para cuidarla —dice volteando a verme y puedo distinguir lágrimas que lucha por retener en sus iris azules.

—Te equivocas. —Ante su sorpresa opto por entrelazar su mano libre con la mía—. Me tiene a mí también, iré contigo y no voy a aceptar un no por respuesta.

Thor parece intentar decirme algo, pero calla y dándome una sonrisa, iniciamos nuestro trayecto.

○●○

No sé cuanto tiempo ha transcurrido y no es hasta que Thor me da suaves toques en el hombro que despierto en otra ciudad. Bajamos del vehículo y comenzamos a caminar unas cuantas calles hasta llegar a nuestro destino. Thor busca en sus bolsillos y consigue las llaves con las que abre la puerta, me cede el ingreso y me pide que espere en la sala. Lo veo dirigirse a uno de los dos cuartos que hay en el primer piso y volver minutos después con una radiante sonrisa en el rostro.

—Mamá quiere verte, disculpa si no puede venir, le cuesta acostumbrarse a las muletas.

—No te preocupes —respondo para seguir la misma dirección que vi hace unos instantes. Doy una mirada hacia atrás extrañado de que Thor no esté siguiéndome—. ¿No vienes también?

—No, prefiero dejarlos a solas.

Asiento y continuo con los pocos pasos que me faltan, doy toques en la puerta e ingreso cuando Frigga me da el debido permiso. Lo último que veo es a Thor prendiendo la televisión.

○●○

El mismo tipo de sonrisa que recibí de Thor ahora es afectuado por su madre. Ella me invita a sentarme en el pequeño sofá individual al lado de la cama, me aproximo y antes de obedecer, doy un cálido beso en la mejilla de la mujer que no hace más que sonreír ante mi acción.

—Veo que lo estás llevando bien —comenta para dar comienzo a la plática, pero yo solo estoy confundido.

—¿A qué se refiere?

—Loki, sé que la verdad puede ser complicada de aceptar, pero lo harás a su debido tiempo, después de todo uno no escoge a la familia, ¿verdad? —responde con total tranquilidad que es reemplazada al ver la confusión que seguro demuestra mi rostro.

De repente se le ve asustada por haber dicho lo que no debía, porque si se tratara del motivo detrás de la rivalidad de mi padre y Odín, yo no tendría la expresión de extrañeza que no hace más que ponerla nerviosa. Trata de enmendar su error, pero es tarde.

—Frigga —pronuncio de la mejor manera posible ignorando el temor que estoy comenzando a sentir y a las miles de ideas que cruzan por mi mente—. ¿A qué se refiere? —repito decidido a no irme hasta obtener una respuesta decente.

Hay un extenso suspiro de su parte, una mirada a la puerta para asegurarse que está cerrada. Lo primero que pide es que le coloque seguro para más privacidad de la que ya tenemos, realizo su petición y regreso al mismo sofá sabiendo que ahora si podré obtener la versión completa de una historia que fue dejada a medias cuando me la contaron Heimdall y Thor.

—Pensé que Thor supo decirte todo.

—¿Todo?

—Prometió que lo haría, lo siento, Loki, estás en todo tu derecho si quieres enojarte con él y quizá no sea lo más correcto que pueda decir, pero trata de comprenderlo, el miedo a una reacción puede ser más fuerte que nuestras ganas de revelar la verdad.

—¿Cuál es la verdad? Odín y Laufey se odian, se enfrentaron a tal extremo que Odín terminó enamorando a mamá y escapando con ella, aquello solo incrementó el desprecio de mi padre.

Frigga niega, sus expresiones se han suavizado y sus ojos se encuentran llorosos.

—Esa es la versión más conveniente de justificar todo, o la salida más corta ante preguntas que vendrían con el tiempo.

—¿Entonces? —pregunto y me sorprendo de notar desesperación en mi tono de voz—. ¿Qué fue lo que sucedió?

—Sé que te han dicho que Odín y Laufey eran amigos y no hay ninguna mentira en eso. Lo eran y puedo asegurar que de los mejores, sus diferencias se complementaban a la perfección, sin embargo, ¿sabes que ocultaban? Y esto es algo de lo que ni yo me enteré hasta años después cuando habíamos formado una familia, Odín ha mantenido oculta una caja repleta de recuerdos que he sabido respetar hasta que un día, terminé por abrir debido a la curiosidad. Pasé toda una tarde leyendo cartas de amor dirigidas hacia mi esposo de la persona que menos esperaría. Tu padre sabe como conquistar a alguien sin importar quien sea. Había fotos, libros con notas adhesivas en algunas de sus páginas y supe distinguir la caligrafía de Odín en ellas. Lo esperé con la caja sobre la cama hasta que llegó del trabajo.

—¿Y Thor?

—Tenía una práctica de fútbol ese día. Escuché lo que Odín tenía por decir antes de que nuestro hijo llegara a casa. Él suspiro y sentándose en la cama lo primero que hizo fue tomar mis manos entre las suyas y prometer que nada iba a cambiar en nuestro matrimonio, que lo que yo descubrí era parte de un pasado que cada vez era más lejano. Fue cuando contó todo, que hubo un tiempo donde su amistad con Laufey se convirtió en algo más, que se besaban a escondidas y se escribían notas de amor propias de su edad, pero que todo cambió cuando llegó la universidad, seguían con sus besos cada vez que sucedía la oportunidad hasta que cierto día, no existieron más. Tu padre comenzó a salir con Farbauti en una acción que causó sorpresa en Odín que no supo que decir, solo actuar como si nada pasara, pero él no es alguien que olvide con tanta facilidad.

—Si Odín escapó con Farbauti años después…

—Es complicado, lo sé. No lo sabía, para mí no era más que un viaje de negocios, hasta que la verdad me golpeó tiempo después, por eso decidí irme y finalizar con mi matrimonio. Odín confesó que enamorar a tu madre fue lo que estuvo pensando durante más tiempo de lo que recuerda, que despreciaba tanto a Laufey por no darle explicaciones en su debido tiempo que quiso arrebatarle lo que más amaba, poco o nada le importó tenerme a mí o a su hijo, una supuesta familia feliz. No me molestó saber que ellos dos estuvieron enamorados en algún momento de sus vidas, el amor nunca necesita de lógica, no obstante lo que llegó a suceder después... —Frigga se detiene para dejar escapar un largo suspiro de sus labios—. Su engaño tuvo frutos. Hay una razón por la que Heimdall no mantiene contacto con tu padre, por ocultar un secreto que terminó por confesar ante no poder cargar más con una responsabilidad que nunca fue suya, existe un simple motivo por el que Odín usaba la excusa de negocios para irse durante unos días, parecía el plan ideal mantener todo alejado de los ojos de la familia, pero no puedes hacerlo toda la vida, tarde o temprano termina por revelarse. Loki —Frigga me entrega una mirada que parece pedir disculpas—. Thor y tú tienen una hermana.

El mundo parece detenerse en el preciso instante que ella termina de hablar. Mi cabeza da vueltas y no hago más que recordar cada vez que Laufey negaba darme explicaciones de la repentina huida de mi madre, él lo sabía todo el tiempo, no solo la razón de su desaparición sino la existencia de una hermana que no sabía que tenía hasta este momento. Trato de entablar palabra alguna, pero es imposible.

—¿Mi madre, ella… —Pronuncio una vez que puedo hallar mi voz. Quiero creer que su muerte es otra mentira de Laufey, que en alguna parte ella se encuentra viva.

—Vive con Hela, tu hermana.

Una pequeña porción de felicidad me es entregado entre tantas mentiras que me han dicho durante años.

—Lamento la situación, Loki. El odio que se les inculcó tanto a ti como a mi hijo fue porque Odín y Laufey no querían que la historia se vuelva a repetir y esta vez ser ellos los espectadores, pero hay cosas que no se pueden controlar por más que quisiéramos. El amor jamás puede ser impedido.

Y es cuando pienso que clase de amor te oculta información tan valiosa como la existencia de una hermana o la historia real detrás de un odio que nos ha perseguido por más de una década.