Pocos minutos antes de iniciar el partido de fútbol, busco entre la multitud de las gradas a un rostro familiar. La cabellera negra es inconfundible, las piernas cruzadas que sirven de soporte para el libro que le regalé hace un par de días también. Loki está concentrado en su lectura, apenas consciente del bullicio y emoción a su alrededor porque vive en una burbuja alejado de todo aquello que le genera molestias o puede interrumpir su paz. Da sorbos ocasionales a la gaseosa que sostiene en su diestra, a su lado, un compañero trata de obtener su atención con un amistoso y leve golpe en el brazo. Loki cierra el libro luego de colocarle un separador y alza la cabeza encontrando a Tony Stark a su izquierda. Ambos conversan, frases que no llegan a mis oídos debido a la distancia, pero Loki sonríe de vez en cuando, otras niega con fuerza y mueve sus manos en un gesto algo nervioso.
El árbitro anuncia que el partido va a comenzar, estamos a punto de enfrentarnos a otra escuela que según dicen algunos tiene un equipo destacable, no obstante estamos dispuestos a dar una jugada memorable. Gritos de compañeras coreando mi nombre terminan por entregarme los ánimos que necesitaba. Como el líder del equipo soy el primero en ingresar a la cancha y conocer al rival. Estrecho mi mano con el capitán que se presenta como Steve Rogers. Recibo más exclamaciones desde las gradas y la partida comienza.

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Restan tres minutos de juego que va en un empate 2 - 2. Para asegurarnos la victoria debo realizar una anotación en el poco tiempo que queda. Esquivo a un jugador del otro equipo, me muevo con rapidez a pesar del dolor que ya estoy sintiendo en las piernas, el cansancio o el sudor que recorre mi espalda, torso y frente. El público permanece en silencio mientras yo continúo corriendo hasta patear el balón directo al arco.
Los vitores se hacen presentes, aplausos y el resto del equipo acudiendo a abrazarme luego de escuchar el pitido que anuncia el final del partido. Hemos ganado.
En medio de tanta euforia, entre el tumulto de personas que forman parte del público y mis amigos felicitándome, distingo la imagen de Loki aplaudiendo contagiado por la emoción que se vive a su alrededor. Sonrío en su dirección esperando que haya podido verme, después camino hacia los vestidores oyendo hasta los buenos deseos del equipo que perdió que se mezcla con la alegría de la escuela que resultó victoriosa. Asiento y prosigo con mi camino dejando todo el bullicio atrás.

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Soy el primero en llegar, me aseguro de darme una rápida ducha que elimine todo el sudor, cuando esté en casa podré hacerlo con más propiedad. Observo el agua recorrer las baldosas azules y el cántico de mi equipo que se aproxima al lugar. Me cambio a la misma velocidad justo cuando ellos ya están dentro de los vestidores. Lucen felices, sonrisas mostradas encima del cansancio que produjo el partido.

—Nos vemos el lunes. —Les digo tomando mi mochila que cuelgo en mi hombro.

—¿No irás con nosotros a celebrar? Hemos invitado a unas chicas a comer —pregunta Barton quitándose la camiseta roja y lanzándola dentro de su morral morado—. Pizza y buena música.

—Lo siento, será en otra ocasión. —Señalo la salida con la clara intención de irme.

—¿Cuál es tu excusa esta vez? —demanda saber James desde la ducha. Su voz apenas se escucha con el sonido del agua de por medio.

—Debo ir temprano a casa. Se lo prometí a papá.

—¡Oh! —Barton ahora muestra sorpresa ante mi respuesta que resulta ser una mentira—. Odín da miedo, solo por eso te dejaremos ir -guiña un ojo y al igual que los demás acude a darse un baño.

Les grito lo suficientemente alto que podemos salir en otra ocasión para que ellos puedan recibir mi mensaje. Acomodo la mochila en mi hombro y abandono el sitio para volver a la cancha de fútbol donde solo un pequeño grupo de personas ha decidido quedarse, de seguro son los que irán con el equipo a celebrar como es debido. Saludo al entrenador y él eleva sus pulgares hacia mí. Prosigo con mi caminata viendo a Loki a unos metros adelante. Me aproximo con sigilo queriendo darle un pequeño susto.

—No —pronuncia Loki cuando estoy a escasos centímetros de conseguir mi cometido. Bajo los brazos y voy a su lado. Caminando a su par veo como coloca pausa a su música, quita los audífonos que guarda en su bolsillo al que luego también añade su celular. Voltea a verme y me golpea en la frente usando un libro—. Felicidades por ganar.

—¿Me viste? Pensé que estabas muy entretenido leyendo.

—¿Por qué vendría solo para eso? No soy tan fan del fútbol pero admito que algunas veces es entretenido. Además, no tuve otra opción. Papá dijo que debía venir y conseguir un poco de vida social.

—Te vi conservando con Stark.

—Él acudió solo para ver a un amigo del equipo rival. Dijo que de no ser así, se habría quedado en casa viendo películas.

Asiento con la cabeza sin saber que más agregar a la plática. Seguimos caminando para dirigirnos a nuestro vecindario, pero es demasiado temprano para volver. Apenas serán las tres de la tarde. Agarro a Loki del brazo para desviarnos a otra dirección distinta a la inicial.

—Podemos ir a otro sitio. Tal vez a comer —observo la reacción de Loki que está a punto de refutar y me apresuro a completar mi oración—. Yo invito —digo sonriente con el fin de terminar convenciéndolo—. Tengo hambre y siempre es grato estar con amigos, ¿no crees?

—¿Soy tu amigo?

—Bueno. —Me detengo provocando que Loki realice lo mismo—. Me gustaría que lo seas.

—Diecisiete años tarde.

—Mejor tarde que nunca —dirijo mi brazo a su hombro para acercarlo a mí. Su perfume o tal vez el shampoo de sus cabellos inundan mis fosas nasales y me aturden por un momento.

—Entonces, ¿hamburguesa o pizza? —pregunta eliminando mi trance.

Parpadeo y doy una respuesta, acudimos al local de comida rápida. En ningún instante he dejado de sentir su piel expuesta del hombro bajo mi tacto. El sol da directo en el rostro de Loki acentuando sus facciones de por sí finas y definidas. Sus pómulos altos y marcados resaltan entre lo demás. Él se coloca gafas de sol y anuncia que hemos llegado a nuestro destino. Ingresamos, hacemos el pedido y esperamos que esté listo. Por suerte no hay muchas personas y en pocos minutos nuestra orden está lista. Agarro la bandeja, Loki busca un sitio libre entre los siete u ocho disponibles. Terminamos sentados al lado de la ventana, con las calles como panorama, comemos en silencio. Doy un tercer mordisco a mi hamburguesa enfocándome en una mesa más allá de la nuestra y viendo a alguien conocido. Termino de masticar para poder hablar.

—¿Ese no es Stark? —pregunto a mi acompañante. Loki ladea su cabeza para verificar o descartar mi interrogante. Asiente dando un sorbo a su gaseosa.

—Ese debe ser su amigo.

—Es el capitán de su equipo. —Hago memoria para recordar su nombre—. Steve Rogers —esbozo cuando al fin lo obtengo.

—Parecen tener una buena amistad —responde sin demasiado interés en lo que estamos presenciando, no obstante yo sé que hay algo más que no estamos percibiendo y que comprobamos cuando Tony se levanta del asiento para depositar un pequeño beso en los labios ajenos. Loki carraspea y retoma su atención en la comida frente a él. Sus mejillas adquieren un peculiar color rojo.

—No creo que solo sean amigos —pronuncio con obviedad ante la escena.

—No —agarra dos papas fritas que lleva a su boca. Sus manos juegan con el papel que envuelve la hamburguesa. El sonrojo sigue notorio aunque ahora es un tono rosado que contrasta con su pálida piel. Tengo deseos de estirar una mano y tocar sus mejillas, pero me contengo. No estaría bien.

"No está bien bajo el contexto de amistad que hemos empezado" Me repito mentalmente una y otra vez con el fin de grabarlo en mi subconsciente.