01. Loki
Las cortas dos semanas de vacaciones concluyen en un parpadeo y se sienten como si nunca hubieran existido. En la tarde del último día de libertad me encuentro leyendo un libro que terminará con los otros que tengo en el librero de mi habitación. Es lo único que he hecho durante este tiempo, leer, escribir y muy pocas veces, mirar la televisión y disfrutar de la película de turno. Levanto la mirada hacia la ventana. Desde el exterior me llega el inconfundible cantar de las aves que de repente se ve opacada por el claxon de un auto. Mi ceño termina fruncido y ganado por la curiosidad me asomo para ver quien o quienes han silenciado a la naturaleza. Termino encontrando el costoso auto estacionado frente a la casa de dos pisos, sus puertas se abren revelando a padre e hijo que retornan de su viaje. A pesar de la distancia, distingo el bronceado que lucen ambos y deduzco con facilidad que las vacaciones de Thor fueron llevadas a cabo en una exclusiva playa, probablemente a las afueras de la ciudad y que mañana a la primera hora de clases, todas las miradas estarán posadas en el hijo predilecto de Odín. Yo seguía luciendo tan pálido como de costumbre, algunos hasta creen que sufro de alguna enfermedad o soy alérgico a la luz solar, la verdad es que por más que trato de conseguir un tono de piel distinto, no lo logro y me he resignado a permanecer de esta manera el resto de mis días.
Todavía estoy observando por la ventana aún si los vecinos ya no se encuentran en mi campo de visión. Mis dedos trazan líneas sobre la luna hasta que Thor vuelve a aparecer, él se dirige al auto y abre el maletero del cual obtiene una maleta color café. Eleva la mirada y antes de encontrarse con la mía, se deshace de las gafas de sol. Puedo describir con exactitud el color de sus ojos sin necesidad de estar cerca suyo. Thor alza un brazo y me saluda, su extremidad se mueve con lentitud de izquierda a derecha, después da media vuelta y camina hasta su hogar donde desaparece al cerrar la puerta a sus espaldas.
Permanezco en la misma posición durante tres minutos, parpadeo repetidas veces para volver en sí y tomando el libro que dejé olvidado me dirijo a la cama donde me acuesto y una vez más, mi lectura pasa a segundo plano porque sin razón aparente, el techo de mi alcoba se ha vuelto interesante de visualizar. Me imagino todas las constelaciones que me sé de memoria. Pronuncio sus nombres en voz baja como quien cuenta un secreto a su mejor amigo o persona de máxima confianza y solo cuando mi estómago comienza a reclamarme la falta de comida, me veo obligado a bajar al primer piso y conseguir alimento que papá siempre deja antes de irse al trabajo.
Coloco el plato en el microondas y luego, el tiempo correspondiente, consigo un tenedor y espero hasta que la comida esté caliente. Papá me dice que no debo comer en mi habitación que para eso existe el comedor, pero como él no se encuentra en casa, subo las escaleras con plato en mano dejando a mi paso el humo que emanan los alimentos.
○●○
Me aseguro de llevar todo lo que usé otra vez a la cocina para no levantar sospechas de que desobedecí a mi padre y justo cuando estoy lavando el cubierto, desde la entrada escucho a papá anunciando su llegada.
—¡En la cocina! —exclamo cerrando el grifo y sacudiendo mis manos para eliminar los rastros de agua. Volteo encontrando al hombre que porta un elegante terno color negro y una corbata azul que resalta sus iris. Él me sonríe y alrededor de sus ojos se forman pequeñas arrugas.
—¿Listo para disfrutar tu último día de vacaciones? —interroga sin borrar el gesto de sus facciones. Del bolsillo del saco saca dos tickets de cine—. Escucha, hijo, sé que he estado muy...
Sin embargo, sus posibles disculpas se quedan en el aire en cuanto su celular comienza a sonar, él se apresura a contestar y ahora su rostro ha adoptado esa seriedad que lo caracteriza. Al principio permanece en silencio escuchando lo que la otra persona -de seguro su secretaria- le cuenta, luego da inicio a sus exigencias, sus quejas y continúa con maldiciones hacia la gente que trabaja para él, menciona lo incompetentes que son sus trabajadores, que no están aptos para vivir bajo la presión de su mando y no se merecen su compasión o comprensión. Finaliza anunciando que está yendo hacia allá para solucionar el problema, no va a permitir un momento de crisis en un mundo tan competitivo donde otros pueden aprovecharse y sacar una enorme ventaja.
Él se marcha una vez más sin decirme nada.
Agarro los boletos que terminaron sobre la mesa y leo el nombre de la película, por su título sé que es una de terror, el género que muy pocas veces disfruto y que según papá, me encanta. De hecho, ni siquiera el cine es de mi completo agrado, nunca he sido fanático de un grupo extenso de personas en una misma sala, mucho menos si algunas de ellas son tan imprudentes como para terminar llevando a su menor hijo a la película que de seguro le causará pesadillas al llegar a casa. Suspiro, tomo los boletos que guardo en el bolsillo de la chaqueta que llevo puesta y asegurándome que tengo mis llaves, dejo mi casa siendo recibido por los rayos del sol que dan directo a mi rostro y dificultan mi visión. Me aproximo a la sombra volviendo a ver todo con claridad y encontrando a Thor sentado en la vereda frente a su casa, él juega con una pequeña piedra pateándola de un pie a otro hasta que un movimiento la envía al otro lado de la carretera justo delante mío. Nuestras miradas se encuentran una vez más, esta vez él no me saluda. Solo se queda ahí observándome y por un momento pienso que está juzgándome en silencio como de seguro le enseñó su padre. No hay saludo, pero si los indicios de una sonrisa en la comisura de sus labios. Estoy a punto de irme cuando recuerdo que tengo una entrada extra, dudo que mi padre regrese a tiempo para la función y una política del cine es no cambiar el horario del ticket ya comprado. Pateo la piedra hacia Thor viendo como se detiene al chocar con la punta de sus zapatillas blancas. Me aproximo sin dar opción al arrepentimiento y con rapidez le muestro lo que extraigo del bolsillo. Él me ve con extrañeza y confusión, ladea su cabeza hacia un lado en una acción que me recuerda a los perros. Me adelanto a sus preguntas, no quiero volver incómoda la situación.
—Solo si quieres ver una película conmigo, iba a ir con papá pero se fue al trabajo. Y sería un desperdicio de dinero no darle el uso apropiado a lo que compró, así que, ¿aceptas mi oferta o empiezo a caminar hacia el cine y observo una probable película mediocre yo solo?
Thor no dice absolutamente nada, se queda estático como si no creyera lo que está sucediendo.
La paciencia no es una de mis virtudes, estoy dispuesto a devolver los boletos al interior de mi chaqueta cuando su voz me detiene.
—Me encantaría.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro