Solicitudes
¡Hola! Disculpen por actualizar tarde, pero es que estoy con muchas cosas que hacer (ya saben, semana final de exámenes antes de vacaciones HELP!) pero bueno, aquí está y primero que nada quiero agradecerles porque ayer superamos las 400 mil lecturas!!! Dios, son muchas lecturas, estrellitas, favoritos, comentarios y sólo puedo decirles MIL GRACIAS ❤❤😭🥳🥰🥰🥺
Antes paso a dejarles cómo se verían tanto Ekaterina (Rina) Volkova y Alexei Volkov, los sobrinos de Take:
Ahora si, voy a pasar a dejarles algunos fanarts que me han llegado últimamente, los cuales agradezco muchísimo 🥺🥺🥰:
Una felicitación también para Miluska, quien ayer cumplió años. 🥳💕
Y ahora sí, sin más que decir ¡a leer!
...
—¡Takemichi! —exclamaron Kakucho y Chifuyu, felices de ver a su amigo a salvo. Ellos se acercaron sin dudar hacia el omega, quien acababa de tirarse a los brazos de un conmovido Sanzu.
—Qué alivio. —suspiró Mitsuya. Él no se movió de su posición porque estaba sosteniendo un arma cargada contra la espada baja de Kaiser, quien se ofreció a ser un rehén durante aquel intercambio. Hakkai por su parte también sonrió al ver a Takemichi, más no se apartó del lado de su pareja por si el susodicho necesitaba ayuda.
—Qué ingenuos son los adultos. —dijo Rina en voz baja y con una sonrisa divertida adornando su pequeño rostro, mientras veía a Mitsuya apuntar con un arma a su padre. —Papá realmente quiere mantener una buena relación con el tío Take y con la Toman, por eso se dejó tomar como rehén tan fácilmente y sólo por eso la tía Kira no está tomando represalias ¿verdad, mamá?
—Exactamente. Planeamos que esto salga bien, así que no digas cosas innecesarias Ekaterina. —advirtió Dimitri a su hija, quien en realidad no era tan inocente en los temas relacionados con la mafia. La niña simplemente asintió con obediencia; entonces su vestido rojo de terciopelo se movió al sol del viento y Rina no pudo evitar mirar al cielo nublado, sus cejas oscuras se fruncieron con disgusto.
—Yo sólo espero que puedan solucionar sus problemas maritales antes de que la lluvia se largue con todo, odiaría que mi vestido se mojara. —susurró haciendo un puchero, para luego ver a un aturdido Mikey finalmente bajar los brazos y darse la vuelta para mirar aturdido cómo Takemichi abrazaba a Sanzu, quien obviamente correspondió al abrazo de su reina.
—Te equivocas en algo, Rina. —corrigió Dimitri, negando con su cabeza. —No pueden ser problemas "maritales", porque ellos dos aún no están casados.
—¡¿Qué?! —exclamó aturdida. —Pero... tío Take está embarazado ¿verdad? —la niña podría ser inocente en muchos aspectos pero a diferencia de Dimitri, su olfato estaba perfectamente bien desarrollado y como alfa, ella pudo oler que Takemichi está gestando un bebé en su panza.
—Sí, él está embarazado.
—Pero si lo está, ¿cómo no van a estar casados ya? —preguntó la niña, jalando un poco los pantalones de Dimitri. —Además, ¿por qué el tío Take todavía no está marcado de forma permanente como tú, mamá? Me contaste que papá te marcó cuando se enteró que estabas embarazado de mí, ya que la marca ayuda mucho a estabilizar el embarazo.
—Sí, de hecho si tu tío Takemichi tuviera una marca permanente en su cuello, podría llevar mucho mejor su embarazo. Sin mencionar que la presencia del alfa-progenitor durante el embarazo es esencial para garantizar una gestación saludable en el omega y disminuye las probabilidades de que el cachorro nazca con un defecto genético. —mientras más hablaba Dimitri, la niña fruncía cada vez más el ceño y el mismo castaño se sintió mal por Takemichi.
Kaiser le había contado a su esposo que Takemichi fue literalmente abandonado por Mikey en su penthouse de Tokio, el alfa se fue a una especie de retiro espiritual en Filipinas, dejando a su omega embarazado y sin marcar. Sólo le dejó una mísera marca temporal fácilmente removible (tan fácil de remover que Kaiser lo hizo fácilmente cuando lo secuestró). De hecho, si Mikey se hubiera tardado mucho más en regresar, Takemichi tal vez hubiera sufrido un aborto espontáneo típicos en los casos de omegas gestantes que son abandonados por sus alfas. El mundo real era cruel, y la cruda verdad es que era difícil que un/a omega culmine su embarazo sin su alfa presente, e incluso si el cachorro tuviera la suerte de nacer, había altas probabilidades de que saliera con algún defecto genético. Un ejemplo de eso es el mismo Takemichi, quien si bien tuvo la suerte de nacer en lugar de morir en un aborto esponténeo, heredó un defecto genético debido a que su madre Aiko llevó su embarazo adelante sin un alfa presente ni una marca en su cuello.
—Hm, entonces se tiene bien merecido el hecho de que el tío Take lo haya ignorado. —dijo la niña, para luego sacar su celular de un mini bolso rojo aterciopelado de la marca Chanel. Rápidamente puso una frase en el traductor de Google, para que lo tradujera del ruso al japonés, y luego acercó el teléfono a su oído, para poder oír sólo una vez la traducción. Después, miró al aturdido Mikey con el ceño fruncido e inspiró una gran bocanada de aire para poder gritarle lo siguiente. —¡ALFA IRRESPONSABLE!
—¡Ekaterina Volkova! —regañó Dimitri a su hija, quién sacó la lengua y se encogió de hombros fingiendo ser inocente. Mikey, a pesar de su aturdimiento, pudo escuchar perfectamente lo que esa niñata le gritó y entonces la fulminó con sus ojos negros. Rina le sacó la lengua en respuesta y corrió hacia la mansión para esconderse. Según ella, lo que hizo estaba justificado pues "defendió" el honor de su tío Take.
Fue justo entonces que el bebé que Dimitri tenía en sus fuertes brazos se removió, aparentemente el grito de su hermana lo había despertado de su sueño. El omega meció delicadamente a su cachorro para que se volviera a dormir, y no pudo evitar sonreír cálidamente al ver los grandes ojos azules que lo observaban con curiosidad. Al igual que su primogénita había heredado el cabello negro de Kaiser y los ojos verdes de él; Alexei era un bebé precioso que heredó los ojos azules tan caracterísitcos de los Volkov y aunque su cabello aún no estaba del todo definido (pues apenas era una pelusilla de recién nacido) su color era de un castaño muy parecido al de Dimitri. Ambos niños eran la combinación perfecta de sus padres y tanto el omega como el alfa no podían estar más orgullosos de sus dos cachorros.
Mientras todo eso pasaba allí abajo; Kira Volkova se encontraba en la terraza de la mansión familiar, apuntando casualmente hacia Mitsuya con su fusil de francotirador. Ella estaba allí sólo por cuestiones de seguridad, ya que si la Toman de alguna forma cambiaba de opinión e intentaba lastimar o asesinar a su hermano mayor Kaiser, ella no dudaría en iniciar un tiroteo que acabaría en una terrible masacre, la cual mancharía de sangre la lujosa entrada de la mansión. Su largo cabello rubio platino ondeaba al son del viento, sujetado por una coleta alta por comodidad y allí arriba armada con aquel peligroso fusil, la imponente alfa parecía un hermoso ángel... un ángel de la muerte.
—Takemitchy... —susurró finalmente Mikey dolido, mientras veía a Takemichi sonreírle a sus amigos con lágrimas en los ojos. Después de abrazar a Sanzu, también abrazó a Chifuyu y a Kakucho, incluso saludó tanto a Mitsuya como a Hakkai a los lejos. Pero nunca giró su cabeza hacia atrás para ver al ahora alfa pelinegro.
—¡Haru-kun! ¿qué te pasó? —preguntó preocupado, viendo la cantidad de vendas que tenía Sanzu por todo el cuerpo, las cuales lo hacían lucir literalmente como una momia. —¿Quién te lastimó tan gravemente? No recuerdo que los rusos te hayan dado tantos golpes cuando me secuestraron.
—M-mi reina... e-eso no tiene importancia ahora. —dijo Sanzu, tratando de no mirar a Mikey. A pesar de todo, él quería que el rey y la reina mantuvieran una buena relación. —¡Lo importante es que estás a salvo!
—Fue Mikey, él fue quien le dio una paliza cuando llegó a Tokio y se enteró que te secuestraron. Realmente perdió la cabeza y no lo culpo, yo también me enojé mucho cuando me enteré de tu secuestro. —empezó a decir Kakucho, quien aprovechó la oportunidad para tirarle mierda al alfa y a su vez, vengarse un poco por la paliza que Mikey le dio aquel día en la mansión de Emma y Draken. —Sólo que yo soy de los que desquita su ira golpeando a objetos inanimados como una pared, el jefe sin embargo se desquita con otras personas. En fin, detalles.
Cuando Kakucho dijo eso en voz baja pero firme, Sanzu lo fulminó con su mirada más no dijo nada, porque negarlo significaba mentir y él jamás le mentiría a su reina. Chifuyu por su lado, quien estaba al lado de Kakucho y por ende también escuchó, tampoco dijo nada pero en su mente sonrió, porque a él tampoco le caía bien Mikey y la actitud del susodicho aquel día fue realmente terrible con todos los ejecutivos. Literalmente no fue culpa de ninguno de ellos que Takemichi fuera secuestrado, en todo caso fue culpa del mismo Mikey por dejar solo a su omega y largarse lejos sin siquiera informarles bien dónde estaba.
Por su parte Takemichi tardó unos cuantos segundos en reaccionar, se dedicó a mirar fijamente cada una de las vendas de Sanzu, las cuales cubrían terribles hematomas los cuales ahora sabía que habían sido infringidos por Mikey. Luego de unos segundos de absoluto silencio, el omega finalmente giró sobre sus pies para enfrentar al alfa, quien se hallaba parado a unos metros de distancia de ellos y miraba fijamente a Takemichi e ignoraba completamente al resto de ejecutivos de la Toman. Azul y negro, sólo cuando ambas miradas se encontraron, Takemichi notó el detalle de que Mikey había cambiado tanto el color de su cabello como su peinado, en su mente pensó que se veía jodidamente guapo pero se mordió el labio inferior para no halagar a ese idiota. No se lo merecía, al menos no por ahora.
¿Takemichi lo iba a perdonar? Sí, pero antes le iba a dar la golpiza que se merecía por ser un imbécil. No sólo fue un irresponsable que lo abandonó embarazado para irse a quién sabe dónde, también golpeó injustamente a Sanzu hasta dejarlo casi irreconocible y quién sabe si les dio más palizas a los ejecutivos que quedaron en Japón.
"Si quieres, puedo salir y darle una cálida bienvenida a nuestro querido alfa" dijo su omega interior desde su inconsciente, obviamente hablaba con sarcasmo.
—No, esta vez me quiero encargar yo mismo del asunto. —susurró Takemichi mientras caminaba para quedar frente a Mikey. La tensión entre ambos era casi palpable y los ojos azules del menor brillaban con más determinación que nunca.
—Takemitchy, yo lo siento por... —una vez que Mikey tuvo enfrente al omega, trató de explicarse más sin embargo fue callado por un fuerte puñetazo que Takemichi le dio sin siquiera avisarle.
Todo el mundo contuvo la respiración en cuanto vieron a Mikey voltear su rostro hacia un lado por el golpe e incluso retrocedió un paso, al poco tiempo un fino hilo de sangre salió de entre sus labios. Al ver eso, los miembros presentes de la Toman abrieron sus ojos sorprendidos y contuvieron sus gritos de sorpresa en sus gargantas; esa probablemente era la primera vez en varios años que veían sangre salir del cuerpo de su jefe. Manjiro rara vez sangraba últimamente, porque al ser jefe de una mafia tan poderosa como la Tokyo Manji ya no participaba en peleas tan directas y, de todas formas, ellos mejor que nadie sabían los reflejos casi inhumanos del alfa, por lo cual eran muy conscientes de que si así lo hubiera querido, Mikey podría haber evitado fácilmente aquel golpe pero él sólo se dejó golpear por Takemichi.
Esa fue realmente la segunda vez que Takemichi le levantó la mano a Manjiro, la primera fue aquella primera noche que el omega pasó en el penthouse del gángster, cuando se enteró de que el susodicho era de hecho su acosador personal. En aquella ocasión, el golpe de Takemichi fue tan débil que prácticamente no le hizo ningún daño al alfa, y sin embargo el golpe que él recibió por parte de Manjiro casi lo mandó al otro lado. Después de aquella única vez, Takemichi jamás volvió a golpear a Mikey (por más enojado que pudiera estar), pues no quería volver a recibir una golpiza así de horrible por parte del alfa. Hasta ahora, claro.
Y es que ahora las cosas eran diferentes, Takemichi había sido entrenado personalmente tanto por Chifuyu como por Inupi, así que sabía cómo poner sus puños para poder golpear duro a alguien sin hacerse daño en el proceso como antaño. Además, estaba 100% seguro de que Mikey no se atrevería a devolverle el golpe por tres sencillas pero poderosas razones:
Manjiro sabía que él tenía a su cachorro dentro del vientre. Y ningún alfa decente golpearía a su omega embarazado, por más enojado que esté.
Él ya no era aquel mismo omega defectuoso, huérfano y debilucho que Manjiro secuestró en Tokio. Takemichi ahora era un omega dominante, perteneciente a una de las familias más influyentes de Rusia, los Volkov.
Mikey simplemente sabía que se merecía aquel golpe, por haberlo dejado e irse sin avisar a Filipinas.
Sí, Takemichi era consciente de que últimamente actuaba diferente y quizás se había vuelto un poco más desvergonzado e incluso manipulador (cortesía de su buen omega); pero es que debía actuar así para poder lograr un balance con la personalidad despreocupada y en ocasiones incluso explosiva de Manjiro. Si no trataba a su alfa con mano dura, se iba a descarrilar y entonces volverían a ocurrir cosas como lo que le pasó a Sanzu. Si Draken no hubiera interferido valientemente en aquel momento, quizás el excéntrico beta realmente hubiera muerto en el penthouse por la paliza que Mikey le dio.
—¿Por qué te fuiste? —la pregunta de Takemichi fue directa y concisa, a Mikey le tomó unos segundos procesarla mientras masajeaba su mejilla golpeada.
Contrariamente a lo que muchos pensaron que ocurriría, el alfa no se enojó con el omega sino que lo miró con fascinación. Era casi como si Manjiro sintiera admiración por Takemichi, por atreverse a golpearlo sin dudar. Sanzu no pudo evitar sentirse orgulloso por cómo se estaban desarrollando los acontecimientos, él también hubiera tenido un orgasmo de puro placer aquel día que su reina lo golpeó en la mansión de Emma y Draken, sólo que todo se arruinó por las palabras tan duras que Takemichi le dijo después, pero bueno esos eran todos recuerdos del pasado. Sanzu en esos momentos sólo lamentaba no haber traído una cámara fotográfica para captar aquel bello momento. Tampoco podía usar su celular para sacar fotos, ya que el tirano de Mitsuya les había sacado todos sus celulares y el único que podría tener uno sería el mismo alfa. Los ojos turquesas de Sanzu miraron el celular que Mitsuya sostenía con una de sus manos, la otra estaba ocupada sosteniendo un arma contra la espalda de Kaiser.
—Olvídalo, no te prestaré mi celular para que les saques fotos. Acosador. —respondió Mitsuya a Sanzu sin mirarlo directamente, sólo a través del rabillo del ojo.
—Aguesfiestas. —se quejó Sanzu, más simplemente guardó silencio y siguió observando a sus reyes.
—Me fui porque necesitaba pensar y reflexionar en soledad. —se sinceró Mikey, dejando de acariciar su mejilla enrojecida y dando dos pasos hacia Takemichi, quedando uno frente al otro. Apenas los separaban unos pocos centímetros.
—¿Reflexionar sobre qué? —siguió preguntando el omega con el ceño fruncido, claramente no iba a ceder con facilidad.
—Sobre nuestra relación, sobre los sentimientos que empecé a desarrollar con respecto a ti. Necesitaba aclarar mi mente antes de decírtelo. —ante esas palabras Takemichi sonrió pero no fue una sonrisa amable sino una burlona.
—¿Relación? ¿cuál relación? —dijo con el ceño fruncido. —Nunca hubo una "relación" entre nosotros dos, tú literalmente me secuestraste en aquel puerto y se supone que todo terminaría en seis meses. Pero heme aquí, embarazado de ti y secuestrado por la mafia rusa, quien al final resultó ser mi familia perdida. Si me hubieran dicho hace unos meses que todo esto me pasaría, probablemente me hubiera reído en la cara de quien sea que me lo haya dicho pero pasó y mientras tanto ¿qué hacía "mi alfa"? Pues estaba reflexionando en Filipinas y de paso haciéndose un cambio de look.
—Takemitchy, escucha... —empezó a decir Mikey mientras trataba de agarrar la temblorosa mano de Takemichi, sin embargo el omega negó con la cabeza y se alejó del contacto.
—¡No, escúchame tú a mi! —exclamó con la voz temblorosa y los ojos vidriosos. —Nuestra "relación" empezó terriblemente mal y puedes echarle la culpa al síndrome de Estocolmo o a lo que quieras, pero la verdad es que estaba dispuesto a olvidar todo eso y darte otra oportunidad. Porque me vi pasándolo bien el día a día en tu penthouse, al cual sinceramente ya consideraba como mi hogar pues incluso me animé a poner un nido ahí; me sentí rodeado de personas como Chufuyu, Inupi, Kaku-chan y tantos otros más que me hicieron sentir como uno más de la manada, por primera vez me veía bonito cuando me miraba en el reflejo del espejo en lugar de sentirme ridículo... y el día que finalmente lo hicimos y me pusiste una marca temporal en el cuello lo supe, supe que quería que tú fueras mi alfa y empezar de cero todo. Iniciar una verdadera relación entre nosotros y mandar al carajo el acuerdo de seis meses que hicimos. —mientras el omega por primera vez expresaba sus sentimientos, un montón de lágrimas rodaron por sus mejillas sonrojadas.
—Yo también... ¡yo también deseo eso! —exclamó Mikey, casi con desesperación. —Podemos mandar a la mierda ese acuerdo e iniciar una relación desde cero. Seré tu alfa y tú serás mi omega, entonces ambos seremos...
—Pero te fuiste. —lo cortó, con sus ojos azules volviéndose un poco más oscuros, casi como si su omega quisiera salir. —Te fuiste justo después de tener sexo comigo por primera vez ¿sabes qué pensé cuando me hiciste eso? Sí, que te habías ido con otro u otra porque total ya me usaste.
—¡No he estado con nadie más, lo juro! —exclamó casi ofendido, pues después de Takemichi él realmente no había tocado a nadie más.
—Lo sé, sin embargo eso es lo que yo sentí. —susurró mientras llevaba su mano hacia su vientre aún plano. —Me dejaste solo y embarazado.
—No sabía que estabas embarazado, literalmente me enteré cuando supe que te secuestraron.
—¿Y cómo ibas a saberlo? Si literalmente te fuiste al otro día de haber concebido a nuestro cachorro. —sentenció, fulminando a Mikey con su mirada. El alfa cerró la boca, pues no podía rebatir eso.
—Yo no puedo cambiar el pasado, Takemitchy. —susurró mirando fijamente al omega. Takemichi nunca había visto tan serio y a la vez dolido al alfa. —Pero puedo prometerte que intentaré no cometer los mismos errores en el futuro... en nuestro futuro juntos, claro, si eliges quedarte.
—¿Si elijo quedarme? —preguntó de forma reflexiva y entonces una gota de lluvia cayó sobre su nariz. —Si quieres que me quede, tendrás que hacer sacrificios al respecto.
—Lo que sea. —sentenció Manjiro con sus negros ojos brillando más que nunca. Las gotas de lluvia poco a poco empezaban a caer más y más.
—Primero, pídeme perdón por haberte ido sin avisar. —exigió el omega, extendiendo su mano hacia Manjiro quien la cogió y besó con una delicadeza muy extraña en alguien como él. El alfa aprovechó para oler el aroma natural de Takemichi, ese olor que no había olido en semanas y que echaba tanto de menos.
—Lo siento mucho, Takemitchy. Por haberlos abandonado, tanto a ti como a ese cachorro que llevas en el vientre. Prometo no volverlo a hacer. —juró sobre la mano del omega, el cálido aliento del alfa sobre la fría piel de Takemichi mandó intensos escalofríos a la entrepierna del menor.
—Segundo, devolverás la frontera a La Bratva. A pesar de que ellos fueron quienes me secuestraron, al final resultaron ser mi familia y me interesa mantener una buena relación con ellos, más que nada con la familia de Kaiser. —explicó mientras veía sobre todo a Dimitri y a la pequeña Ekaterina, quien se había ocultado en la entrada de la mansión que tenía techo, para no mojarse con la lluvia.
—Está bien, así se hará. —asintió sin más.
Tanto Kaiser como Dimitri e incluso Kira desde lo lejos suspiraron, aliviados. Si Koko hubiera estado allí en esos momentos, probablemente se hubiera quejado y hubiera llorado sangre, pues sólo él entendía la cantidad de dinero que Mikey estaba perdiendo sólo por un "capricho" de su omega. Por suerte, no había podido ir a ese viaje debido a que se quedó cuidando de Inupi en Tokio.
—Y por último, quiero que le pidas perdón a Haru-kun.
—¿Disculpa? —esa fue la primera vez que Mikey no aceptó de una la solicitud de Takemichi.
—Mientras tú me abandonaste, el único que se quedó 24/7 conmigo fue Haru-kun, incluso aquella vez que me secuestraron él arriesgó su vida para protegerme. —los ojos azules de Takemichi miraron con dulzura a Sanzu y luego con frialdad a Mikey. —Pero míralo, está completamente vendado cual momia debido a la paliza injusta que le diste. ¿Cómo te atreviste a echarle la culpa a él de mi secuestro? Si hay realmente un culpable, ¡entonces ese serías tú! Por dejarme solo y sin marcar en tu penthouse, vulnerable a todos tus enemigos, así que Manjiro ¡discúlpate con él por haberlo golpeado!
Cuando Sanzu sintió la oscura y rencorosa mirada de Mikey posarse sobre él, casi se orinó encima del susto. El beta no era estúpido, sabía que el alfa en su mente ya lo había matado de mil manera distintas y en cuanto vio a Manjiro acercarse para "disculparse" con él debido a la petición de Takemichi, Sanzu no pudp evitar retroceder y tragar saliva de forma audible.
"Soy ateo pero si Satanás, Dios o Buda existe realmente en algún lugar del firmamento, entonces por favor permíteme seguir con vida... al menos hasta presenciar el nacimiento de los príncipes"
...Continuará...
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