Reencuentro Anómalo
¡Hola! Disculpen por actualizar tan tarde pero es que estuve ocupada el resto del día y aparte del capítulo se me hizo más largo de lo esperado, así que espero que lo disfruten!!
Antes de empezar, dejaré un fanart de Kisaki y Hanma hecho por alguien muy talentosa ahhh. No les diré de qué capítulo es pero seguro se darán cuenta jaja es tipo comic, me encantó!
Ahora sí jjajaja, sin más que decir ¡a leer!
...
Unos segundos después de que el pelinegro se auto-nombrase "Sano Takemichi" e hiciera caer de rodillas al gran Vladislav Volkov usando simplemente sus feromonas; las puertas dobles de la elegante habitación fueron abiertas de par en par y un apuesto joven ingresó a ella. El omega miró al intruso, quien entró solo pues los gángsters que actuaban como seguridad de Vlad e incluso las fieles sirvientas que seguían a Nadja como su sombra, todos ellos yacían de rodillas en el suelo afuera de la habitación, pues las feromonas de Takemichi eran tan intensas que traspasaron la puerta y también afectó a los que estaban afuera. El único inmune al parecer fue ese joven misterioso.
El intruso era alto y de contextura marcada por el ejercicio aunque delgado, sin embargo el súper desarrollado olfato del pelinegro captó enseguida que aquel joven era de hecho un omega. Takemichi no pudo evitar fruncir el ceño extrañado, pues según sabía todos los omegas por regla general eran bajitos y de contextura más bien delgada, a ellos les costaba el doble que a los betas (y ni hablar de los alfas) marcar sus músculos con el ejercicio, aunque éste fuese diario. No obstante ahí estaba aquel peculiar omega, quien podría perfectamente pasar como beta o incluso como alfa sólo basándose en su apariencia; el pelinegro no pudo evitar sentirse un poco nervioso e intimidado por aquel sujeto.
El omega desconocido estaba vestido de forma elegante, luciendo un impoluto traje blanco de dos piezas y debajo de su saco tenía puesta una blusa cuello de tortuga completamente negra, la cual hacía un gran contraste con su traje blanco; sus pies por otro lado estaban calzados por unos lustrosos zapatos negros de una marca extranjera que el pelinegro no identificó. La piel del chico era clara aunque con un subtono oliva ligeramente bronceada, la cual hacía resaltar sus grandes ojos de un color verde jade que dejó una fuerte impresión en Takemichi pues jamás en su vida vio unos ojos tan jodidamente verdes, los cuales estaban enmarcados por unas gruesas cejas color castaño oscuro como el cabello corto del joven, quien lo arregló con un peinado en tupé que a Takemichi le recordó mucho al peinado que él mismo usaba de adolescente. Aunque, por supuesto, ese omega sí sabía cómo lucir dicho peinado a diferencia de su yo del pasado. El desconocido era tan guapo e imponente que el vanidoso omega no pudo evitar sentir un poco de celos y envidia, sin embargo en seguida recordó quién era él y entonces levantó su mentón orgulloso.
—¿Quién diablos eres tú y porqué no te afectan mis feromonas? —preguntó el omega sin bajar la guardia en ningún momento. Debido a que seguía soltando sus fuertes feromonas, tanto Nadja como Vlad seguían incapacitados.
—Soy Dimitri. —se presentó el joven en un japonés con un marcado acento ruso. —Y, por favor, deja de intentar intimidarme con tus feromonas. No importa cuánto lo intentes, simplemente no me harán nada porque soy incapaz de olerlas.
—¿Qué? —preguntó desconcertado y debido a su shock momentáneo, redujo la cantidad de feromonas que estaba soltando y entonces tanto Nadja como Vlad pudieron recuperar la movilidad, respirando agitados por la gran presión que habían sentido.
—Como te decía. —empezó a decir el castaño mientras caminaba hacia un perturbado Takemichi, quien nuevamente usó sus feromonas para reprimir al otro omega pero fue completamente inútil. El joven pasó por al lado de un inquieto pelinegro y sonrió. —Mi nombre completo es Dimitri Volkov, soy la pareja de tu hermano mayor Kaiser y soy también un omega "defectuoso" que carece de olfato. Lo que quiere decir que soy el talón de aquiles para personas como Vladislav o como tú, quienes usan sus feromonas para reprimir incluso a otros dominantes. Es un gusto conocerte, cuñado.
—Tú... —el omega interior de Takemichi no tuvo tiempo a reaccionar cuando sintió un golpe seco en su nuca. No fue doloroso pero sí lo suficientemente rápido y preciso como para desmayarlo al instante. Dimitri por su parte fue lo suficientemente ágil como para sostenerlo por la cintura antes de que el menor cayera al suelo.
—Dulces sueños. —fue lo único que dijo el castaño antes de cargar a Takemichi al estilo princesa y caminar fuera de aquella habitación.
—¡¿A dónde crees que te lo llevas?! —exclamó Vlad en ruso aún de rodillas en el suelo y con la respiración entrecortada, claramente aún no se había recuperado del todo.
—Me lo llevaré con Kaiser, él estableció un acuerdo con la Toman y eso incluye devolverles a este niño una vez que el trato acabe. —dijo Dimitri con la voz muy tranquila.
—¡No pienso regalarle a mi preciado hijo gratis a la estúpida Toman! ¡Él antes debe darme...!
—¿Él antes debe darte qué? —lo interrumpió Dimitri, sosteniéndole la mirada a Vlad. —¿Planeas obligarlo a parir nietos dominantes para ti y luego vendérselo a la Toman a un alto precio? ¿eres estúpido? ¿Quieres iniciar una guerra entre la Bratva y la Tokyo Manji por tus ansias de poder? La edad al parecer te está volviendo señil.
Sí, Vladislav pretendía entregar a Mikey al hijo que Takemichi estaba gestando como una "entrega temporal" y luego de eso pretendía juntar a su hijo omega con el hijo de uno de sus socios comerciales, quien es un alfa dominante para que Takemichi tenga sexo con él y engendrara nietos dominantes para asegurar el futuro de la Bratva. Aunque Kaiser y Kira eran alfas dominantes, aún no habían traído al mundo descendencia dominante pese a sus edades y eso era algo que le estaba sacando más canas de lo normal a Vlad. Él sabía que la unión entre un alfa dominante y un omega dominante siempre daría a luz a otro dominante, por eso deseaba utilizar a Takemichi como una máquina reproductora durante un tiempo, después de asegurarse unos cuantos nietos podría devolverlo a Mikey a cambio de un buen precio, por supuesto. Era el plan perfecto, pero su hijo omega resultó ser un lunático nada fácil de tratar y para colmo ahí estaba la pareja de su hijo mayor, Dimitri, haciendo las cosas aún más difíciles para él y encima tuvo la osadía de llamarlo señil. Vladislav hizo rechinar sus dientes a causa de la cólera que sintió.
—¡Mocoso insolente! ¡¿Cómo te atreves a burlarte de mí?!—exclamó liberando feromonas que indican lo enojado que estaba en esos momentos.
—Sí, al parecer la edad realmente afectó tu cerebro. —espetó Dimitri rodando los ojos, claramente las feromonas de Vlad no surtieron ningún efecto en él. —Soy inmune a tu don ¿lo olvidaste?
—Sé que las feromonas no te afectan pero ¿y esto? —dijo el gángster mientras chasqueaba los dedos, realmente estaba muy enojado con su yerno y deseaba darle una lección.
—Por favor señor Dimitri, me dolería mucho tener que lastimarlo pero para no hacerlo, necesito que deje al omega que tiene en sus brazos y que se retire de forma pacífica de esta habitación. —dijo un gángster que actuaba como guardia de seguridad de Vlad. No sacó un arma de fuego directamente pero metió una mano dentro de su saco, lugar en el cual guardaba una pistola. Esa estúpida amenaza en lugar de intimidar a Dimitri, hizo que empezara a reírse en voz alta.
—¿Dices que te dolería mucho tener que lastimarme? Joder, ¿quién carajo crees que eres? y otra pregunta más, ¿ya has olvidado quién soy yo? —sentenció el castaño afilando su mirada verde, todo rastro de tranquilidad había desaparecido de su semblante. —Aunque ahora me apellide Volkov porque me casé con Kaiser, ¡mi nombre de nacimiento es Dimitri Vasiliev, un elegido de mi familia! Que nunca se les olvide de nuevo a ninguno de ustedes, y sobre todo a ti Vladislav Volkov. —cuando el omega dijo eso, todos en la habitación guardaron silencio y el propio Vlad se vio obligado a morderse el labio debido a la frustración que sintió hasta hacerlo sangrar. Nadja miró a su esposo en silencio y negó con la cabeza lentamente, ella claramente no quería que se pusiera en contra de Dimitri tampoco.
Los Vasiliev eran una importante familia de políticos rusos, eran increíblemente influyentes, millonarios y poderosos e incluso muchos de sus miembros fueron electos presidentes del país. De hecho, el actual presidente era un miembro de esa legendaria familia e incluso tenían familiares metidos en el Departamento Central de Inteligencia de Rusia. Los Vasiliev y los Volkov de la Bratva habían estado relacionados por generaciones, muchos de los cónyuges de los líderes de la Bratva llevaron el apellido Vasiliev de nacimiento y sólo de vez en cuando se casaban con dominantes de otras familias puras (como Vlad lo hizo con Nadja Romanova) sólo para evitar los estragos de una endogamia tan directa. Fue gracias a la unión de ambas familias que la Bratva llegó a ser tan poderosa como lo es hoy en día, sin embargo, los Vasiliev a pesar de ser una bendición también eran la cadena que mantenía atados a los Volkov.
Esto se debe a que los Vasiliev no eran estúpidos que lo arriesgarían todo sólo por beneficios; ellos se atrevieron a colaborar con los Volkov porque al igual que estos últimos pueden pasar a su descendencia la capacidad de reprimir a otros dominantes con feromonas, los Vasiliev pueden heredar a algunos de sus vástagos el "defecto genético" de carecer de olfato y es esta habilidad lo que los convierte en el antítesis de los Volkov. Quienes heredan esta condición son llamados los "elegidos" de esta familia y son mandados como esposos o esposas a la Bratva, con el claro propósito de mantenerlos vigilados. Un elegido sería protegido y tratado con el máximo respeto dentro de la mansión Volkov, porque eran de hecho preciados tesoros para los Vasiliev. Si algo le llegara a pasar a un elegido mientras está dentro de la mansión, la unión entre ambas familias se destruiría y con eso la misma Bratva colapsaría. Porque aunque los Volkov eran poderosos, los Vasiliev lo eran aún más y tenían control sobre el gobierno ruso.
La ausencia de olfato era lo que les permitiría a los Vasiliev mantener controlada a la Bratva desde las sombras, de manera tal que aunque se lucren juntos de los negocios sucios e incluso aunque debido a eso los Volkov se fortalezcan, sencillamente jamás se podrán librar del "control" que los otros tienen sobre ellos. Si Vlad lastimaba al "elegido" Dimitri, eso significaba declarar directamente la guerra a esa influyente familia y perderlo todo. Para Vladislav, era más rentable dejar ir los beneficios económicos que podría proporcionarle su hijo omega que iniciar una guerra interna, así que a pesar de su enojo ordenó a sus guardaespaldas que dejaran ir tanto a Dimitri como al inconsciente Takemichi, quien descansaba en los brazos del otro. El castaño le dedicó una última mirada de advertencia a su suegro y luego se retiró, claramente iba de camino a la habitación que compartía con su esposo Kaiser en aquella mansión que más bien parecía un castillo por lo inmensa que era.
...
—Entonces, ¿se fue antes de que llegáramos? —preguntó Mikey, recorriendo con sus negros ojos toda aquella fábrica abandonada. Ellos eran los únicos presentes en ese lugar, no había ni rastro del Valhalla.
—Sí, Kisaki Tetta escapó antes de que llegáramos o ni siquiera estuvo aquí en primer lugar. —respondió Mitsuya, quien revisaba su celular con un semblante extremadamente serio.
Mikey, Mitsuya, Hakkai, Sanzu, Chifuyu y Kakucho habían sido los elegidos para ir a Moscú con el doble objetivo de emboscar a Kisaki Tetta y luego de eso recuperar a Takemichi. Inupi también quería ir para salvar al omega con quien tenía un vínculo de manada, sin embargo debido al accidente que sufrió se rompió un brazo y al estar incapacitado sólo estorbaría el resto si también iba, así que tomó la sabia decisión de quedarse en Tokio junto con el resto de los ejectuivos de la Toman para mantener las cosas en orden allá mientras Mikey esté ausente.
Quien no actuó de manera sabia fue Sanzu, cuya cara y cuerpo estaban vendados por la paliza que le proporcionó Mikey en el penthouse; sin embargo se tomó un montón de medicamentos para apaciguar el dolor y se enfrentó a todos, incluido el mismísimo Mikey, con tal de que lo dejaran ir a salvar a Takemichi y de paso matar a Kisaki Tetta. Así que contra todo pronóstico el excéntrico beta también fue, no obstante en esos momentos estaba rechinando los dientes debido al gran enojo que sentía. Él había llevado su katana violeta favorita para cortar en pedacitos al maldito de Kisaki pero el bastardo había huído con la cola entre las patas, al parecer huyó antes de que ellos llegaran a la maldita fábrica. Tan jodidamente escurridizo como siempre.
—Taka-chan, el hecho de que Kisaki Tetta haya huído antes de que nosotros llegáramos aquí... —quien se atrevió a hablar mientras Mitsuya tecleaba rápidamente en su celular fue la pareja del mismo, Hakkai. —¿Eso significa que...?
—Sí, hay un traidor entre nosotros y es un ejecutivo de la Toman. Sólo los ejecutivos sabíamos sobre esta emboscada. —cuando Mitsuya finalmente lo confirmó, se hizo el silencio en aquella fábrica. Fue Chifuyu quien lo rompió al decir las siguientes palabras.
—Pero... puede no ser ese el caso, ¿verdad? es decir ¿podría ser que los rusos nos hayan traicionado? eso explicaría el porqué Tetta pudo escapar. —dijo el omega, quien no quería terminar de creer la idea de que había un traidor entre ellos.
—¡Es verdad! —asintió Hakkai, quien tampoco quería aceptar esa terrible realidad. —Taka-chan, esa es una posibilidad ¿verdad?
—Si fuera ese el caso, los rusos habrían mandado a su gente para acribillarnos a todos juntos y deshacerse así del líder de la Toman. Pero mira a tu alrededor, sólo estamos nosotros y no hay ni rastro de gángsters rusos. Y más allá de todo eso, tengo pruebas contundentes de que sí hay un traidor entre nosotros los ejecutivos. —una vez que escucharon esas tajantes palabras del alfa de ojos lavandas, todos guardaron silencio nuevamente y fue como si una nube negra se formase encima de sus cabezas. Mitsuya por su parte volvió a prestar atención a su celular.
—¿Y cuáles son esas pruebas, Mitsuya? —preguntó Mikey y entonces todos giraron sus cabezas para mirar al líder. Luego de hablar por teléfono con Kaiser horas atrás, el ahora pelinegro se había calmado por completo y ya no volvió a perder los estribos.
—Sí, Taka-chan ¿cuáles son las pruebas? —preguntó Hakkai, acercándose a su pareja para ver la pantalla de su celular. Sin embargo, el alfa bloqueó rápidamente su celular y negó con la cabeza.
—Lo diré cuando volvamos a Tokio. —sentenció mirando seriamente al líder de la Toman. —Antes de eso, vayamos a rescatar a Takemichi.
—¡Pero para entonces, el traidor podría haber escapado ya! —exclamó Sanzu, quien últimamente hablaba menos porque su mandíbula aún le dolía debido a los golpes proporcionados por Mikey.
—Créeme, no lo hará. —sentenció Mitsuya sin un atisbo de duda.
—¿Por qué estás tan seguro de que no huirá? —preguntó Mikey con el ceño fruncido. A pesar de todo ese halo de misterio, el alfa confiaba en Mitsuya así que decidió seguirle el juego.
—Porque entre el grupo de ejecutivos que está aquí, hay una persona especial para el traidor. Así que por eso, no se irá.
...
Takemichi había sido llevado por Dimitri a la habitación que el susodicho compartía con su esposo Kaiser. Allí fue dejado sobre una enorme y cómoda cama, Kaiser en esos momentos no se encontraba presente, pues fue a un hotel donde se encontraría con Mikey para aclarar todo lo referido a la emboscada a Kisaki Tetta y la posterior devolución del omega.
—¡Mami! ¿quién es este niño tan bonito? —preguntó una niña de ocho años, quien era bastante alta para su corta edad y poseía el cabello negro de Kaiser y los grandes ojos verdes de Dimitri. Sin lugar a dudas, esa hermosa pequeña era la primogénita de la pareja.
—Ekaterina, no lo toques. —la regañó justo cuando la niña acercó su pequeña mano al rostro durmiente de Takemichi. Ella se detuvo en el acto. —Él es tu tío, es el hermano menor de tu papá. Así que quiero que seas amable con él.
—¡Pero papá sólo tiene una hermana, la tía Kira! —exclamó Ekaterina alias Rina, muy fascinada con la belleza del omega y aguantándose las ganas de tocarlo porque su mamá se lo prohibió.
—Es una historia larga, pero el caso es que tu papá se enteró recién ayer que tenía a este hermano suyo perdido por el mundo. El caso es que es tu tío, así que no necesitas saber ni preguntar más ¿de acuerdo? —a pesar de que estaba hablando con una niña, Dimitri la respetaba y la trataba como si fuera una adulta la mayor parte del tiempo. Según él, eso la haría ser más responsable y madurar antes. Cualidades que necesitaba para sobrevivir en el ambiente que se criaba.
—De acuerdo, mami. —asintió Rina sin más, casi nunca renegaba de lo que Dimitri le decía. —¿Cómo se llama el tío durmiente?
—Se llama Takemichi, así que puedes llamarlo tío Take si se te dificulta pronunciar su nombre. Él no entiende ruso, así que háblale en inglés que quizás entienda mejor.
—¡Bien, lo tendré en cuenta!
—Muy bien. —asintió Dimitri, orgulloso de la madurez de Ekaterina. —¿Has cuidado bien a tu hermanito mientras yo no estaba? —preguntó sacándose el saco blanco y dejándolo sobre una silla dorada.
—¡Sí! —exclamó golpeando su pequeño pecho con orgullo. —De todas formas Alexei es un niño muy bueno, se quedó dormido en su cuna y no hizo ningún escándalo ni lloró.
—Claro que Alex es bueno, porque mis cachorros son los mejores niños del mundo. —dijo Dimitri sonriendo, fue la primera vez que mostró una sonrisa tan sincera. Él sólo mostraba sus sentimientos frente a sus hijos y su esposo.
—¡Beso, beso! Por portarme bien. —pidió la niña con sus verdes ojos brillando de la emoción y Dimitri no pudo evitar reír. Luego de eso, se agachó y besó la frente de Rina.
—Iré a bañarme para quitarme todas estas feromonas que seguro tengo sobre el cuerpo, mientras tanto tú cuida de tu hermano y de tu tío ¿si?
—Está bien. —asintió y con gracia utilizó su dedo pulgar e índice para tapar su nariz. —No lo dije antes por educación, pero mamá huele mucho al abuelo y al nuevo tío Take.
—Yo no lo sé porque soy incapaz de oler, pero lo suponía. Iré a bañarme, no me tardo. —dijo Dimitri para luego dirigirse al baño que tenía integrado a la enorme habitación donde vivían él, Kaiser y por el momento su pequeño hijo Alexei, quien apenas tenía unos meses de nacido. Ekaterina por su parte vivía en otra habitación al lado de la de ellos, pero pasaba casi todo el día allí con sus padres y su hermanito.
Una vez que Dimitri se encerró en el baño, Rina sonrió traviesa y lentamente se acercó a Takemichi; primero lo observó para memorizar sus facciones e incluso suspiró por lo bello que era a sus ojos. Ekaterina era una alfa, y aunque no era dominante tenía una predisposición natural a proteger a los omegas. Así que sin pensarlo dos veces trepó la gran cama y se colocó al lado de su nuevo tío, cuya mejilla fue acariciada delicadamente por la pequeña mano de la niña. A pesar de que su mamá le prohibió tocarlo, ¿cómo iba a enterarse si estaba en el baño duchándose?
Ella sonrió complacida al sentir la suavidad de la piel de Takemichi, estaba feliz de poder tener contacto con otro omega ya que a los únicos que conocía eran su propia madre y su abuela, pero ninguno de ellos era como un omega convencional. Eran duros y fríos la mayor parte del tiempo, mientras que a los ojos de Rina, Takemichi se parecía más a esos omegas convencionales que sólo leyó en libros, los cuales eran bonitos y pequeños. Ella estaba feliz de tener un tío así y deseaba mucho poder protegerlo. Para Rina, la obligación de los alfas era cuidar y proteger a los omegas.
...
Mientras la niña acariciaba la mejilla de un inconsciente Takemichi y halagaba su belleza, el mismo se encontraba profundamente inmerso en su inconsciente pensando en muchas cosas y fue entonces que un imponente lobo negro de ojos azules hizo su aparición dentro de la mente de Takemichi. El omega interior vio a lo lejos a su otra mitad sentada en el suelo pensativa y no pudo evitar suspirar, para después acercarse lentamente al humano con la intención de hablar con él.
—Las cosas allí afuera ya se calmaron, así que ¿por qué todavía te niegas a despertar? —preguntó el altivo lobo de intensos ojos azules a un Takemichi que se encontraba sentado con las piernas flexionadas y pegadas a su pecho, sus brazos las abrazaban en una posición de "autodefensa".
—Omega, he estado pensando en algo importante... —empezó a decir el pelinegro y el lobo bufó.
—¿Tú, pensando? —se mofó mientras caminaba con el mentón alzado hacia su otra mitad. —¿Y ese milagro?
—En serio, eres insufrible. —se quejó Takemichi rodando los ojos, pero una sonrisa traicionera adornó su rostro sin querer. Con el correr de los últimos meses, se había acostumbrado a la personalidad déspota y altiva de su omega interior, e incluso le había cogido cariño.
—Me lo dicen seguido y yo lo tomo como un cumplido. —dijo el orgulloso lobo mientras terminaba de acercarse a Takemichi y procedía a sentarse en el suelo. El pelinegro vio el cómodo pelaje negro del otro y sus ojos azul claro brillaron ilusionados, el omega al ver esto suspiró y simplemente dio dos golpecitos en el suelo con su pata delantera. —Ven, sé que te mueres por hacerlo. El gran yo te permitirá descansar en mi hermoso cuerpo.
Takemichi se rió por las ocurrencias y la vanidad de su omega. Luego, sin más contratiempos, se levantó del suelo y caminó hacia el lobo para después proceder sentarse, apoyando su espalda contra el suave pelaje negro. Takemichi suspiró a gusto y cerró sus párpados para poder relajarse, entonces hubo un cómodo silencio entre ambos que fue roto por la voz del pelinegro. Necesitaba decirle lo que había estado pensando durante el tiempo que el omega interior tomó el control de su cuerpo.
—No quiero seguir con el tratamiento para fusionar nuestras personalidades. —dijo con los ojos aún cerrados y sintió que un gran peso fue quitado de sus hombros cuando se sinceró.
—¡¿Qué?! —exclamó sorprendido, sin embargo rápidamente se compuso. —Pero, ¿por qué?
—Oí toda la conversación que tuviste con nuestro "padre" y también recordé toda la información sobre nuestra "madre" que había bloqueado de mi mente para no sufrir. —comenzó a decir Takemichi abriendo lentamente sus ojos. Su expresión era melancólica pero su semblante en general era decisivo al mismo tiempo. —Tanto él, como ella e incluso los médicos que me atendieron se llenaron la boca diciéndome "defectuoso".
—¡Nosotros no somos defectuosos! —exclamó el lobo gruñendo. —Y serás perfecto cuando ambos nos fusionemos. Te convertirás en el omega definitivo y le cerrarás la boca a todos.
—Más bien, les daré la razón a todos si hago eso. —sentenció, corrigiendo a su lobo quien hizo una mueca rara con el hocico, al no entender las palabras dichas por el pelinegro.—Verás, ellos dicen que así como estoy soy "defectuoso" pero que cuando haga el tratamiento y ambos nos fusionemos, entonces seré un "omega perfecto" —al decir esto último, el pelinegro apretó sus puños enojado.—¡¿Por qué debo complacerlos?! ¡Yo no soy defectuoso, soy perfecto así como estoy!
—Takemichi... —dijo el lobo abriendo sus oscuros ojos azules, muy sorprendido por la determinación que mostró su parte normalmente llorona e indecisa.
—A mi me gusta como soy ahora y no quiero cambiar. —dijo acariciando el hocico del sorprendido lobo. —Me gusta ser el más llorón, el más compasivo y el más razonable de los dos. —se sinceró sonriéndole al lobo. —También me agrada la idea de que tú salgas cada vez que sea necesario ser más déspota, decisivo y patear el trasero de quienes nos quieran hacer daño.
—Pero si nos fusionamos, tú también podrás hacer lo mismo. No somos dos personas diferentes Takemichi, sólo somos dos caras de la misma moneda que por cuestiones genéticas fuimos separados al nacer.
—Lo sé pero es justamente debido a que siempre estuvimos separados, que no me agrada la idea de juntarnos nuevamente de golpe y que tú desaparezcas poco a poco al ir mezclándote con mi personalidad.
—Yo no voy a desaparecer, tonto. —dijo el lobo, dándole un lametón a la palma de la mano con la cual Takemichi estaba acariciando su hocico.
—Pero ya no será lo mismo, ¿verdad? Ya no podrás salir cada vez que te necesite. —al oír eso, las orejas del lobo bajaron y suspiró derrotado.
—Eso es verdad, ya no podré salir como ahora porque nos vamos a fusionar en uno solo. —asintió, sin atreverse a mentirle. —Pero podrás hablar conmigo aquí, en tu inconsciente.
—Y sólo podrás salir si yo te dejo durante mi celo, que es el período donde mis instintos animales estarán más presentes. Lo sé porque eso me dijo el doctor Azami, desde que supe eso estuve pensando en esto.
—¿Sabes lo que implica seguir como estamos? Literalmente seremos como dos personas en un mismo cuerpo. Sería como tener un jodido trastorno de identidad disociativo, sólo que nosotros podríamos controlar cuándo sale quién. —le advirtió el lobo por última vez y Takemichi sonrió.
—Lo sé, pero aún así quiero que las cosas sigan como están. —decidió mientras acariciaba una vez más el hocico del lobo, quien ésta vez pese a su orgullo ladeó su cabeza para corresponder a la muestra de cariño. —Al menos por ahora... me gustaría seguir siendo un llorón cuyo honor sea defendido cada vez que sea necesario por su déspota omega interior. Es cómodo y me agrada así. Es mi decisión, de nadie más.
—¡Siempre supe que eras un llorón consentido! —gruñó el lobo, más sin embargo no renegó ni siguió intentando cambiar la opinión del pelinegro. —Haz lo que quieras, el gran yo se cansó de discutir contigo.
—Muchas gracias, omega. —susurró Takemichi con una sonrisa, frotando su mejilla contra el suave pelaje negro del vanidoso lobo.—Gracias por permitirme hacer por primera vez lo que realmente quiero hacer, sin seguir los deseos de los demás. Nunca deseé ser el "omega definitivo", mi verdadero deseo es seguir siendo el mismo Takemichi que soy ahora y que tú sigas siendo el mismo también.
—No me agradezcas, entre nosotros no hay nada que agradecer. Recuérdalo, somos uno solo. —sentenció el lobo, quien por un momento dejó de lado su gran orgullo y le dio un lametón a la mejilla de Takemichi. Entre risas y limpiándose la baba de la mejilla, el pelinegro poco a poco fue despertándose.
...
Cuando Takemichi finalmente abrió sus ojos, sintió una pequeña mano acariciando de forma delicada su mejilla y no pudo evitar ronronear satisfecho al oler el aroma que desprendía la personita que estaba al lado suyo. Rina olía a yogurt de fresas con un toque de canela, un olor dulce que realmente le gustó a Takemichi. No lo supo muy bien en ese momento, pero desde el momento que correspondió a esa caricia entre él y esa niña se formó un vínculo de manada parecido al que había creado con Inupi.
La pequeña Rina sintió el vínculo con su tío y fue feliz por eso, sin embargo, al percatarse de que su tío había despertado no pudo evitar apartar su mano un poco asustada por la reacción del omega. No quería que su mamá la regañara, ya que le había prohibido tocarlo y aún así lo hizo.
—¡El tío-bello-durmiente se ha despertado! —exclamó la niña en inglés, emocionada.
—¿Tío? —preguntó Takemichi desconcertado. Él no era muy bueno en idiomas pero sí captó que la niña le dijo "uncle".
—Sí, porque tú eres mi tío. Mamá dijo que eras el hermano de mi papá, que se llama Kaiser Volkov. —le explicó la niña en inglés, aunque lo dijo lentamente porque entendió que Takemichi no poseía un inglés muy fluido. —Hola, gusto en conocerte. Yo soy Ekaterina pero mi familia me dice Rina, y soy tu sobrina.
—¡¿Sobrina?! —exclamó en japonés aturdido, sentándose rápidamente sobre la cómoda cama y mirando a la niña, quien ladeó la cabeza confundida porque no entendía japonés. —Are... you... my niece? —preguntó en un inglés un poco tosco pero entendible.
—¡Sí, soy! —exclamó la niña feliz, para luego abrazar fuertemente a un sorprendido Takemichi. —¡Tío Take, me gustas mucho!
—Yo... —el omega no pudo decir nada porque estaba anonadado, sin embargo le fue imposible no corresponder al abrazo de la pequeña. Ekaterina era sencillamente encantadora y además olía muy bien.
—Vaya, por fin despertaste. —dijo una voz que Takemichi había oído antes o mejor dicho la escuchó en su mente, cuando su omega interior tomó el control de su cuerpo.
—¡Eres tú! —exclamó cuando vio a un hermoso hombre salir de la ducha, cubierto con una larga y blanca bata de baño. Su cabello húmedo y despeinado lo hacía lucir aún más guapo que cuando estaba peinado con tupé.
—Sí, es mi mami. —asintió la niña, separándose del abrazo de Takemichi. Cuando el omega escuchó que la niña se refirió a ese omega como su padre, el pelinegro abrió sus ojos sorprendido.
—¿No lo recuerdas? Te dije que era tu cuñado, esa niña llamada Ekaterina es hija mía y de Kaiser. —dijo Dimitri mientras secaba con una toalla blanca su alborotado cabello castaño. Entonces el llanto de un bebé resonó contra las paredes de esa habitación. —Y ese bebé es Alexei, nuestro segundo hijo.
—Yo... —Takemichi sencillamente no sabía qué decir ni cómo reaccionar.
—Disculpa por el golpe que te di, pero fue necesario para hacerte salir de aquella situación. Estás seguro aquí, lejos de las garras de Vladislav. —dijo Dimitri mientras caminaba hacia la cuna dorada de su bebé para cogerlo en brazos. —De aquí a que Kaiser llegue con tu alfa Mikey pasará un tiempo, el cual será suficiente para explicarte toda la situación ¿de acuerdo?
—De acuerdo. —asintió Takemichi, acariciando la cabeza de Rina quien nuevamente lo abrazó. Por alguna razón, el pelinegro confiaba más en las palabras de Dimitri que en las de la señora Nadja o peor aún que en las de su padre.
...
Luego de que la operación de emboscar a Kisaki Tetta haya fracasado estrepitosamente, debido a que al parecer había un traidor entre los ejecutivos de la Toman que le había avisado a Kisaki sobre la emboscada en cuestión; Mikey se contactó nuevamente con Kaiser y le relató cómo ocurrieron todos los acontecimientos. El ruso se sorprendió gratamente al ver que el japonés confió en que la Bratva no los había traicionado, a pesar de que eso sería lo primero que cualquier otra persona pensaría.
Mikey le dio el voto de confianza a la Bratva por dos razones, primero porque Mitsuya le había asegurado que fue un miembro de la Toman quien informó a Kisaki Tetta sobre la emboscada y segundo, porque Kaiser había sido sincero con él y le confesó que la razón por la cual cambió de bando a último momento fue porque se enteró de que Takemichi era su medio hermano e hijo de Vladislav Volkov. Esa información sinceramente descolocó a toda la Toman, quienes al principio no lo pudieron creer pero al final terminaron por aceptarla como la verdad.
Al principio, a Mikey se le hizo algo difícil de creer pero en cuanto vio las pruebas que Kaiser le mandó como la prueba de paternidad, lo terminó por creer e incluso cayó en cuenta de que eso explicaría muchas cosas sobre Takemichi. Por ejemplo, el innegable parecido físico entre Takemichi y Kaiser, así como el porqué era un omega dominante; ya que un dominante sólo nace si tiene el gen en su ascendencia y Mikey jamás logró comprender de dónde exactamente heredó el gen dominante un niño pobre y huérfano como Takemichi.
Además, el hecho de que sea hijo de Vladislav también explicaría el porqué el omega interior del pelinegro tenía exactamente la misma personalidad déspota de su progenitor y su capacidad para reprimir a otros dominantes como lo hizo incluso con el mismísimo Mikey, utilizando solamente sus feromonas. La única persona que podía reprimir con feromonas a Mikey era quizás el mismo Vladislav, ni siquiera lo habían logrado hacer otros dominante que conoció a lo largo de su vida, sin embargo aquella vez en ese auto que manejó Hakkai, el omega interior del pelinegro lo reprimió con una facilidad que lo hizo enojar y a la vez sentir admiración por él.
Cuando los ejecutivos de la Toman supieron acerca del verdadero origen de Takemichi, todos entendieron muchas cosas y el más feliz de todos sin dudas fue Sanzu. El excéntrico beta siempre había sido un admirador secreto de la familia Volkov, ya que la mayoría de sus miembros eran dominantes puros y tenían la capacidad de reprimir a otros con sus feromonas, casi como si fueran reyes reales caminando sobre la faz de la tierra. Los odió por haber secuestrado a su reina, no obstante no pudo evitar sentirse orgulloso de servir a un vástago tan talentoso de esa ilustre familia de mafiosos. Todos pensaron que Sanzu definitivamente estaba mal de la cabeza y que los golpes de Mikey sólo lo habían empeorado en lugar de sanarlo.
En fin, el caso es que Kaiser les informó que aunque la emboscada a Kisaki Tetta había fracasado, de todas formas les entregaría a Takemichi a cambio de recuperar la frontera que la Tokyo Manji les había arrebatado. Mikey aceptó sin pensarlo, para él la vida de su omega y del cachorro que llevaba en el vientre era mucho más importante que esa estúpida frontera. No obstante, a pesar de que ya sabían del parentesco entre Takemichi y la familia Volkov, no eran lo suficientemente suicidas como para entrar al territorio enemigo así de desprotegidos. Querían alguna especie de garantía.
Así que Kaiser les dijo que se encontrarían en un hotel de cinco estrellas de Moscú, en el cual obviamente no podía empezar un tiroteo por razones lógicas. Allí estaría sólo él y se auto-entregaría como rehén a la Toman, para garantizarles que no había un plan oculto en todo eso y sólo querían devolverles a Takemichi a cambio de la frontera. Y así se hizo, Kaiser se entregó desarmado a la Toman y entonces fueron todos juntos hacia la vistosa mansión/castillo Volkov. No ataron las manos del ruso pero sí se aseguraron de que estuviera completamente desarmado y fue el mismo Mitsuya quien se encargó de permanecer detrás de Kaiser apuntándole constantemente con un arma cargada, por si las dudas.
Cuando los miembros de la Toman junto con el ruso bajaron del automóvil y dieron pasos hacia la mansión, se dieron cuenta de que habían cuatro personas en la entrada del lugar esperándolos. Ellos eran Dimitri, con su bebé Alexei en brazos, Ekaterina y Takemichi, quien sujetaba fuertemente de la mano a la niña. Mikey al ver finalmente a su omega luego de tantas semanas, no pudo evitar sentir su corazón acelerarse y sus ojos negros brillaron emocionados. El omega estaba un poco más delgado desde la última vez que lo vio pero seguía viéndose endemoniadamente hermoso para él y a pesar de que su vientre aún estaba plano, Mikey fantaseó con la idea de que pronto el menor se vería gordito debido al embarazo y eso en lugar de perturbarlo, lo llenó de esperanzas acerca del futuro juntos.
Suspiró agradecido con el universo por ver a Takemichi sano y salvo, ya que los últimos días habían sido extremadamente estresantes para él debido a que temió perderlo. Aunque él no creía en dioses ni nada de eso, no pudo evitar rogar a su fallecido hermano Shinichiro que por favor cuidara tanto de Takemichi como de su hijo no nato y que le dejara volver a verlos con vida. Le juró a la vida que si le daba una segunda oportunidad, ésta vez haría bien las cosas.
—¡Takemitchy! —exclamó con sus ojos brillando, como si estuviera a punto de llorar.
El omega no dijo nada pero también se notaba muy conmocionado ya que sus ojos azules estaban húmedos, sin más soltó la mano de la pequeña Rina y corrió hacia los miembros de la Toman. Mikey también corrió y no pudo evitar abrir sus brazos emocionado por recibir con un gran abrazo a su omega. Sin embargo, se detuvo y quedó parado allí como un idiota en cuanto Takemichi pasó por al lado de él pero sin detenerse, en cambio siguió corriendo hacia el resto de los ejecutivos de la Toman. Mikey no pudo reaccionar, simplemente se quedó allí con sus brazos extendidos y parpadeó varias veces tratando de procesar lo que había ocurrido.
—¡Haru-kun! ¡estás vivo! —exclamó Takemichi, feliz de ver a Sanzu con vida ya que la última vez que lo vio temió que haya muerto debido al fuerte golpe en la cabeza que le dieron.
—¡MI REINA! —gritó Sanzu, sin importarle que su mandíbula le doliera. El beta soltó todo incluida su amada katana y corrió ignorando el dolor hacia Takemichi, al encontrarse ambos se abrazaron y todos miraron la escena conmocionados, incluyendo la propia familia Volkov.
—Mamá, ¿acaso ese tipo bajito de allí no es el alfa del tío Take? —preguntó Ekaterina, jalando la ropa de Dimitri para que le respondiera y señalando a Mikey, quien seguía allí parado con los brazos extendidos cual idiota.
—Pues... sí, al menos eso es lo que tu padre me dijo.
—Entonces, ¿por qué el tío ni le hizo caso y corrió a abrazar a esa momia? —preguntó la inocente niña, quien llamó momia a Sanzu porque estaba vendado de pies a cabeza.
—Yo... supongo que será su amante. —asintió Dimitri, muy convencido.
—¿Amante? ¿como las que tiene el abuelo Vlad?
—¡Shh! Rina, no seas grosera. —la regañó el omega.
—Los adultos son muy complicados... —suspiró la niña mientras veía a Takemichi abrazar entre lágrimas a la momia Sanzu y a Mikey dándose la vuelta anonadado para mirar semejante escena.
...Continuará...
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