No es personal
¡Hola! Perdón por tardarme pero ayer vinieron familiares y por eso no pudo actualizar. A cambio, este capítulo es largo y sé que les encantará! Mil gracias por sus comentarios, trato de responder la mayoría de ellos! Se acerca el final!
Ubicación de los personajes en la primera escena del cap, para que se orienten mejor (es un jet privado de lujo)
...
El vuelo de Moscú a Tokio en el jet privado duraría nueve largas horas. Ya habían pasado siete de las nueve. Mitsuya y Hakkai habían decidido permanecer juntos dentro de la aeronave, aunque cada uno estaba sentado en asientos enfrentados, en el lugar del jet dedicado al consumo de bebidas alcohólicas (un pequeño bar). Hakkai estaba sentado en una alta banqueta en el lugar donde deberían estar los clientes y Mitsuya se haya sentado también en una banqueta pero del lado donde debería estar el barman y en medio de ambos había una elegante mesa dorada, la cual Mitsuya utilizó para colocar encima de ella su ordenador portátil y teclear sin descanso con un nivel de concentración inaudito, incluso para alguien tan trabajador como Mitsuya. Hakkai por su lado decidió no preguntarle nada a su pareja ni husmear en lo que sea que el alfa estaba tecleando, simplemente optó por confiar ciegamente en él y servirle cada tanto agua fría, para que no se deshidrata.
El resto de los miembros se hallaban regados por distintas zonas del lujoso jet privado, con la única condición de no hacer ninguna llamada telefónica ni ir a la zona del bar, donde Mitsuya estaba trabajando y necesitaba estar 100% concentrado. Kakucho optó por ir a una zona apartada para descansar, donde habían mullidas camas para dormir tranquilo. Chifuyu hizo lo mismo, aunque eligió una cama lejana a la del alfa de ojos bicolor para descansar.
Sanzu optó por sentarse en uno de los sofás individuales forrados en cuero dorado, el cual se encontraba enfrentado a un sofá más grande de color plateado, sobre el cual se hallaban sentados Mikey y Takemichi, muy acaramelados. El beta eligió ese lugar para poder mantener vigilados/protegidos a su reina y a su rey. Los susodichos por su parte no hicieron caso a la siempre creepy e insistente mirada de Sanzu, porque ya estaban acostumbrados a la excentricidad de su subordinado.
—Entonces, ¿qué pasará cuando encontremos al traidor? —preguntó Takemichi, el cual se encontraba sentado sobre el regazo de Mikey en estos momentos. La pareja lucía más unida que nunca.
—Será asesinado, naturalmente. —respondió el ahora pelinegro alfa mientras acariciaba el vientre aún plano de su omega.
Al oír esa contundente respuesta, el vientre de Takemichi se contrajo de forma dolorosa. Él sabía que ser un traidor de la Toman era imperdonable, pero le dolió el corazón sólo de pensar que el traidor pudiera llegar a ser algunas de las personas con las cuales se encariñó durante los últimos meses de convivencia. Al menos sabía que Kakucho no era el traidor por boca del mismo Mitsuya pero ¿y los demás?
Sinceramente, a Takemichi no le dolería tanto si el traidor fueran los silenciosos Mucho y Mochi, alguno de los inquietantes hermanos Haitani, el celoso Kokonoi o el siempre desagradable Baji. Sin embargo, si fueran los hermanos Haitani... seguramente Haru-kun sufriría al ver morir a sus amantes. Si fuera Koko... Inupi obviamente se opondría a su ejecución. Y si fuera Baji... Chifuyu simplemente no soportaría la pérdida de su alfa el cual además lo marcó. Por eso, aunque esas personas le cayeran mal a Takemichi, en verdad no quería que fueran los traidores porque eran seres queridos para sus amigos.
Y ni hablar de la gente que Takemichi realmente apreciaba como el amable Chifuyu, el gracioso Kazutora, el fraternal Inupi, su amado Haru-kun, los chistosos hermanos Kawata, la valiente Yuzuha, el confiable Hakkai y el inteligente Mitsuya. Esos eran los ejecutivos que mejor le caían a Takemichi y cuya traición simplemente no sería capaz de soportar, muchísimo menos sus muertes a mano de su amado pero cruel alfa. Por supuesto, entre todos esos nombres los de Emma-chan y Draken-kun ni siquiera pasaron por la mente del omega, ya que era sencillamente imposible que la pareja traicionara a Mikey.
—¿Takemitchy? ¿por qué tu estómago de repente se contrajo? —preguntó el alfa preocupado al sentar una leve pero notable contracción en el vientre de su omega.
—Porque odio que hables tan casualmente acerca de matar a tus amigos, eso no se hace Mikey. —respondió mirando decepcionado al otro pelinegro, sin agregar el "kun" a su nombre como siempre hacía.
—Si alguien me traiciona, eso significa que nunca fue mi amigo en primer lugar. —sentenció, sin cambiar su actitud pese al malestar del otro.
—Pero, ¿y si el traidor tiene una buena razón para haber hecho lo que hizo? —preguntó el omega, tratando de ablandar un poco el corazón de su alfa. Pese a todo, Takemichi realmente no quería que ninguno de los ejecutivos fuera asesinado. La mitad de ellos les caía bien y la otra mitad, aunque no le cayeran bien, eran personas importantes para los que sí les caía bien.
—No existe ninguna buena razón que justifique el haber traicionado a la Toman, el haberme traicionado a mí. Y mucho peor, el haber puesto tu vida en peligro al hacerlo.
—Pero, ¿y si existiera? —insistió Takemichi y el ceño de Mikey se frunció, más no explotó como lo hubiese hecho antaño. —¿Siquiera la escucharías? ¿o simplemente apretarás el gatillo de tu pistola?
—Takemitchy...
—Por favor, promételo Mikey-kun. —suplicó Takemichi acomodándose mejor en los brazos de un tenso Mikey y hundiendo su nariz en el cuello del susodicho, muy cerca de su glándula de olor. —Prométeme que al menos escucharás razones antes de tomar una decisión apresurada.
—No puedo prometerte nada. —sentenció taciturno, sin embargo un lametón sobre su glándula de olor lo hizo vacilar y temblar.
—Vamos, hazlo por mí y por nuestros dos cachorros. No seas un alfa y un padre cruel. Sólo te pido que prometas oír razones y no tomar una decisión precipitada. —susurró muy cerca del oído del pelinegro, para enseguida proceder a tomar la mano del mismo y llevarla hasta su vientre.
—¿En serio? —espetó bufando. —¿A partir de ahora me manipularás con tu embarazo? No pensé que pudieras ser tan manipulador, Takemitchy.
—Un omega hace lo que sea para mantener a su manada estable, está en nuestros instintos más primitivos. —se defendió Takemichi un tanto sonrojado, por haber sido descubierto fácilmente.
—¿Y mantener la manada estable implica perdonar a un traidor?
—Jamás usé la palabra "perdonar", simplemente te estoy pidiendo que lo escuches. Nada más, ¿es tan difícil para ti entenderlo? —dijo ya un poco harto de las evasivas de Mikey, quien luego de escrutar con su mirada al omega durante un interminable minuto, suspiró derrotado.
—Está bien, prometo que oiré sus razones. Pero no puedo prometerte nada más. —al oír esa respuesta, los ojos azules de Takemichi brillaron esperanzados.
—¡Muchas gracias, Mikey-kun! —exclamó abrazando por el cuello a su pareja, quien simplemente negó con la cabeza y acarició la espalda de su omega.
Luego de eso, la pareja permaneció abrazada en un cómodo silencio, simplemente oyendo a Mitsuya teclear de fondo y acariciándose mutuamente. Sanzu varias veces se ofreció a traerles bebidas o snacks, pero ambos se negaron pues sinceramente no tenían apetito debido a la complicada situación por la cual estaban atravesando. Si bien el vuelo hasta Japón se podría considerar "tranquilo", la presión invisible que todos sentían por el hecho de saber que una vez que pisaran suelo nipón, tendrían que encargarse del traidor de la Toman, era simplemente desgastante y le quitaría las ganas de comer a cualquiera.
—Takemitchy... —comenzó a hablar Mikey, rompiendo así el cómodo silencio que los envolvió hasta entonces. —Sé que quizás no es el mejor momento para esto, pero siento que si no lo digo ahora no podré encontrar un mejor momento para decirlo después.
—¿Mikey-kun? ¿qué es? —preguntó un curioso pelinegro mientras veía al otro sacar algo pequeño del bolsillo de su holgada chaqueta.
—¿Quieres casarte conmigo, Takemitchy? —preguntó de repente, mientras abría una pequeña cajita negra con decoraciones en azul frente a un sorprendido omega.
El anillo que contenía la hermosa caja era simplemente mágico, la joya estaba hecha completamente de oro, pero lo que realmente la hacía destacar eran las dos piedras preciosas que la decoraban. La primera piedra, era un zafiro azul en forma de gota y la segunda, era un diamante negro con forma ovalada. Ambas piedras estaban una casi encima de la otra, como si fueran dos amantes felices por ser colocados uno al lado del otro. Era romántico y quizás un poquito... obsesivo. Definitivamente representaba a la perfección la dinámica de su relación.
Takemichi tampoco tardó mucho en comprender que el zafiro lo representaba a él, ya que el intenso color azul de la piedra era exactamente igual que el color de sus ojos. Y el diamante negro por supuesto representaba a Mikey, ya que el color opaco pero a la vez brillante era exactamente el mismo que los profundos ojos del alfa. El omega no pudo evitar derramar unas lágrimas de felicidad, pues se dio cuenta de cuánto tiempo habrá invertido el alfa en pensar y repensar en el diseño de un anillo de bodas que los representara así, simplemente a la perfección. Takemichi en verdad sintió la sinceridad de los sentimientos de Mikey al ver ese precioso anillo.
—Por supuesto que acepto, Mikey-kun. —asintió llorando, para luego abrazar fuertemente al alfa sonriente.
Los aplausos no se hicieron esperar, los tres miembros de la Toman presentes que rodeaban a la pareja aplaudieron una vez que escucharon a Takemichi darle el "sí" a su jefe. Mitsuya dejó de teclear un minuto para felicitarlos a ambos, Hakkai hizo lo mismo que su pareja, pero definitivamente el más conmovido de todos fue Sanzu, quien lloró como rara vez lo hacía y Takemichi le tuvo que dar caja de pañuelos descartables para que se sonara los mocos. Mitsuya, Hakkai y el mismo Mikey miraron asqueados la escena que armó el escandaloso Sanzu, sin embargo Takemichi consoló al beta e incluso se enterneció por su exagerada reacción de su amigo.
El excéntrico beta, una vez que logró tranquilizarse, juró nuevamente lealtad a la pareja recién comprometida y a los futuros herederos que ya venían en camino, además lloró con renovadas fuerzas cuando Takemichi le prometió a Sanzu que él definitivamente sería su padrino de casamiento. A falta del desgraciado padre de Takemichi (Vlad Volkov) alguien tenía que llevar al omega hasta el altar ¿no? y nadie merecía más ese puesto que el propio Sanzu, quien incluso arriesgó su vida por proteger al omega cuando los rusos lo secuestraron. Sanzu aceptó ser el padrino de bodas sin siquiera dudarlo, y luego de eso Mikey lo apartó un tanto celoso, para entonces proceder a besar apasionadamente a Takemichi, sellando así la promesa de una futura y esperemos que cercana boda entre ambos.
Mientras todo eso ocurría en la zona principal del jet privado, en la parte de atrás dedicada al descanso de los pasajeros, un serio Kakucho miraba atentamente la puerta del baño que poseía esa zona de descanso. El alfa se encontraba tendido sobre una cómoda cama individual, minutos atrás había tenido una corta pero intensa conversación con Chifuyu, quien luego de mandarlo a la mierda había decidido encerrarse en el baño. Y aunque ya habían pasado unos cuantos minutos, el omega no había salido.
—Un cachorro, ¿eh? —susurró Kakucho, para luego apartar su mirada de la puerta del baño y mirar una de las ventanas del jet, a través de la cual se veía la inmensidad del cielo azul. —Si Izana siguiera vivo... debido a su naturaleza omega, ¿le hubiera también resultado tan necesario tener un cachorro conmigo? —se preguntó sin apartar su vista del cielo. Y luego de unos segundos de absoluto silencio, sonrió con autodesprecio. —Idiota, los hubiera ya no tienen sentido. —se regañó a sí mismo para luego apartar su vista de la ventana y simplemente cerrar los ojos, obligándose a sí mismo a dormir hasta que ese eterno vuelo terminara. Una vez que pisara Japón, definitivamente iría a su casa a preparar todo para ir a visitar el lugar natal de Izana, Filipinas.
Mientras tanto, dentro del baño al cual Kakucho había estado mirando con tanta insistencia, un alterado Chifuyu se encontraba parado frente al gran espejo que poseía esa habitación. El omega estaba llorando, su respiración era muy irregular y sus pequeñas manos no paraban de temblar, apretando con más fuerza de la necesaria los bordes del mueble lavamanos de mármol. El reflejo en el espejo del pobre omega era realmente lamentable y tanto Kazutora como Baji hubieran matado al responsable de las lágrimas de su omega, si tan sólo estuviera a bordo del jet privado. Pero no lo estaban, él estaba solo.
Chifuyu estaba así debido a la corta pero reveladora conversación que minutos atrás tuvo con Kakucho. Mientras recordaba lo que el alfa le dijo se maldijo a sí mismo por no haberse quedado mejor en la zona principal del jet, en lugar de ir a "descansar" en la zona de descanso junto con el entrometido de Kakucho. A pesar de que se acostó deliberadamente en una cama en la otra punta de la habitación, lejos del alfa, al pelinegro no se le ocurrió mejor idea que comenzar una conversación no deseada con él. Realmente odiaba a Kakucho por ser un metiche, pero en el fondo de su ser no pudo evitar elogiar al alfa por ser tan observador y perspicaz, deseando que le contagiara aunque sea un poquito de eso a su despistado alfa Baji. Mientras Chifuyu pensaba en todo eso, no pudo evitar recordar nuevamente la conversación que minutos atrás tuvo con el hombre de ojos bicolor.
—¿Por qué no te quedaste en la zona principal junto con los demás y decidiste venir aquí?
—Porque quiero descansar.
—Mientes. Ni siquiera tienes sueño.
—Tú tampoco y no te estoy interrogando por eso. —respondió Chifuyu de mala gana.
—Yo soy sincero, no me quedé allí porque Mikey no me soporta y el sentimiento es mutuo. Además, no quiero hacer pasar un mal momento a Takemichi con mi indeseada presencia allí.
—Pues bien por ti, yo me fui porque en serio necesito descansar. Así que cállate y déjame dormir.
—Mientes, otra vez.
—¡¿Y qué carajo es lo que quieres que te diga?! —exclamó un enojado Chifuyu, sentándose de sopetón en la cama individual que estaba usando.
—La verdad, la cual es: me fui de allí porque no soporto a Mikey y sobre todo porque me duele ver a Takemichi tan feliz con su embarazo. —al oír eso, los ojos verdes de Chifuyu temblaron sorprendidos más enseguida se recompuso.
—No sé de qué estás hablando, déjame en paz. —sentenció acostándose nuevamente de mala gana sobre la cama.
—Yo... sé que eres infértil.
—¿Qué comes que adivinas? Todo el jodido mundo lo sabe. —espetó Chifuyu resentido.
—Pero no todo el mundo sabe por qué eres infértil. —ante esa respuesta, el omega no pudo evitar temblar pero enseguida respondió tajante.
—Es por una condición con la que nací, ya lo he explicado varias veces. Y deja de hablar de ese tema, es un tema sensible para mí.
—Sí, la explicación de la "enfermedad de nacimiento" que te vuelve infértil es algo que te has esforzado en repetir hasta la saciedad, hasta hacer incluso que tu propio alfa descerebrado se la crea.
—¡No insultes a Baji-san! —exclamó el omega enojado, sentándose nuevamente sobre la cama sólo para fulminar con su mirada a Kakucho.
—No lo estoy insultando, simplemente estoy diciendo que es lo suficientemente ingenuo como para no ver una obviedad.
—¡¿A qué diablos estás queriendo llegar?! —respondió ya harto de las habladurías de Kakucho, aunque las gotitas de sudor frío sobre su frente denotaban lo nervioso que estaba.
—A lo que quiero llegar, es que es obvio la mirada de miedo y rencor que le dedicas a Mikey cada vez que te cruzas con él.
—¡Eso es por la paliza que el jefe me dio como "bienvenida" a la Toman! Todo el mundo sabe que yo sufrí más que nadie para entrar a la Tokyo Manji, debido a mi condición de omega.
—Sí, lo que muy pocos saben es que quedaste infértil debido a la paliza que Mikey te dio durante tu "iniciación" en la Toman. —al oír esa revelación, fue como si le hubiera arrojado un baldazo de agua fría a Chifuyu, quien tardó en aparentar desconcierto y dejó ver por unos microsegundos un semblante que denotaba terror. —No te molestes en negarlo, es obvio al ver tu cara.
—...¿Cómo lo supiste?
—Era obvio, al menos para mí que soy muy observador. Probablemente Mitsuya también lo sepa, ya que es incluso más observador que yo y estuvo presente el día que Mikey te hizo realizar su "prueba". —respondió encogiéndose de hombros. —En cuanto al resto... quizás los más inteligentes lo sospechen pero definitivamente el idiota de Baji no sabe nada. De lo contrario, jamás de los jamases podría seguir siendo tan amistoso con Mikey como lo ha sido hasta ahora.
—No llames idiota a Baji-san... —sentenció enojado, aunque dejando escapar una lágrima traicionera. —Él no es idiota... sólo confía demasiado en mí. —al decir esa última frase, la mirada de Chifuyu se empañó de repente y la voz se le quebró.
El omega recordó cómo después de la paliza de Mikey y de la inmediata pérdida de su cachorro, le rogó a Kazutora que le ocultara todo eso a Baji. El pobre beta tuvo que retener sus deseos de matar a golpes a Mikey y de descargar todo su dolor con Baji, quien unas semanas después de que se le pasara el enojo, ya estaba de nuevo siendo amistoso con su amigo de toda la vida (Manjiro) y sonriendo feliz porque Chifuyu fue aceptado como miembro oficial de la Toman, sin tener ni idea del enorme precio que su omega tuvo que pagar para ello. Chifuyu sacrificó su felicidad y obligó a Kazutora a silenciar su dolor, sólo para permitir que Baji fuera feliz en su ignorancia... y no odiara para siempre al amigo de toda su vida.
Cuando los meses pasaron y Chifuyu no pudo volver a quedar embarazado de ninguno de sus dos amantes, el rubio temió lo peor al sentir a su omega interior deprimido. Así que un día, a escondidas de Baji, fue junto con Kazutora a un consultorio ginecológico y allí le confirmaron lo peor, que debido a los golpes de Mikey su útero había sido dañado de forma prácticamente irreparable y jamás podría volver a quedar embarazado de nuevo. Es decir, por culpa de Manjiro Chifuyu realmente quedó infértil.
Kazutora estuvo allí presente cuando le dieron ese horrible diagnóstico y tuvo su primera gran crisis después de años de estabilidad psicológica, debido a los abusos de su padre. Ese día, entre lágrimas, Chifuyu tuvo que retener a Kazutora quien deseaba ir directamente al penthouse del jefe de la Toman a llenarle el cráneo de plomo. Manjiro no fue consciente ni en ese momento ni en este, pero realmente arruinó las vidas del trío, quienes lo único que deseaban era poder tener un espacio feliz rodeados de gatos y de cachorros que nacieran del amor que se tenían el uno al otro. Todo eso, fue arruinado simplemente porque el "señor traumado" deseó desquitar su odio contra un omega inocente que realmente no le hizo nada malo.
"Todo es culpa de Mikey" fue la frase que Kazutora repitió una y otra vez en cada sesión psiquiátrica a la cual un culpable Chifuyu y un preocupado Baji lo llevaron.
Chifuyu incluso extorsionó con dinero a su ginecólogo personal para que le mintiera a Baji y jamás le dijera a su alfa que su infertilidad era producto de una lesión causada por golpes, sino por una extraña enfermedad con la cual nació. Pese a que el doctor dijo que esa "enfermedad" era incurable, Baji presionó y depositó mucho dinero para que Chifuyu pudiera ser "curado de su enfermedad", aunque por supuesto sin éxito alguno. Al final... Baji simplemente se resignó a que jamás podría ser papá y aún así eligió permanecer al lado de sus dos parejas, sin demostrar en ningún momento que le dolía.
—Tú... realmente no sabes nada. No tienes la más remota idea del dolor que hemos tenido que soportar, así que sólo cállate. —sentenció Chifuyu con sus ojos verdes repletos de lágrimas, mirando con rencor a Kakucho por obligarlo a revivir recuerdos dolorosos.
—Lo siento... —se disculpó Kakucho con una amabilidad que pocas veces demostraba. —Pero... A pesar de que sé cuánto estás sufriendo, simplemente no me parece justo que envidies y te resientas tanto porque Takemichi puede tener lo que tú no. No es culpa de Takemichi lo que te pasó a ti, en todo caso es culpa de.... —Kakucho ni siquiera pudo terminar de decir todo, porque Chifuyu se levantó de la cama donde estaba, caminó rápidamente hacia donde el alfa se hallaba sentado y le atravesó la cara con un sonoro puñetazo. Kakucho ni siquiera trató de evitar el golpe, el cual le hizo sangrar la boca.
—¡No te atrevas a decir que odio a Takemichi porque será madre! —exclamó temblando, con lágrimas cayendo por sus sonrojadas mejillas. —¡Al contrario, estoy feliz por él porque podrá experimentar algo único y maravilloso para cualquier omega que desee ser madre! —fue entonces que la voz de Chifuyu nuevamente se rompió. —Es sólo que... duele. Y no quiero que Takemichi vea ese dolor, porque no deseo empañar su momento de felicidad con mi propia incapacidad para ser mamá. Eso sería... muy egoísta y yo no soy egoísta. —sentenció limpiándose las lágrimas con la manga de su suéter y mirando a Kakucho con sus ojos verdes más decisivos que nunca. —Tú eres un alfa, no un omega... y como tal, no tienes útero. Así que no te atrevas a hablar tan casualmente de algo que no posees ni entiendes.
Luego de decir eso, un angustiado Chifuyu se encerró para llorar sus penas tranquilo en el baño que poseía el jet privado en la zona de descanso. Y es entonces cómo llegamos a la situación actual, en la cual el rubio miraba su lamentable reflejo en el espejo. Después de lavar su rostro varias veces con agua helada, el rubio miró la pequeña pantalla que estaba al lado del enorme espejo del baño. En la pequeña pantalla aparecía el dibujo del jet privado volando desde Moscú hacia Tokio, al parecer aún quedaba media hora de viaje.
—Por favor, Tora... confío en ti. —susurró el omega apretando fuertemente su pecho con su mano derecha, donde su agitado corazón latía más rápido que nunca.
...
Mientras tanto, en una de las zonas más desiertas y alejadas de la caótica capital de Japón, un lugar donde se hallaban fábricas y establecimientos abandonados desde hacía años, un galpón aparentemente abandonado vio pasar a través de sus oxidadas puertas a un inexpresivo Kazutora. El beta colocó su mano sobre un lector de huellas dactilares, el cual se encontraba oculto entre los escombros del interior de aquel galpón. Una vez que su identidad fue confirmada, unas escaleras escondidas se abrieron de repente en el suelo, dejando que el beta pudiera bajar por ellas y cerrándose automáticamente una vez que el mismo pasó. Claramente, ese era uno de los tantos escondites de Tokio donde Tetta Kisaki se encontraba con sus socios para entablar relaciones comerciales.
Sin saberlo (o sabiéndolo), Kazutora había sido vigilado por francotiradores, quienes se hallaban ocultos en lo alto de los edificios abandonados que rodeaban el galpón. Tetta Kisaki les había dado autorización para disparar si Kazutora intentaba algo extraño o peor aún, si llegaba con compañía al lugar de encuentro. Sin embargo, ninguno de los francotiradores disparó porque el beta no intentó nada extraño y llegó completamente solo.
Una vez que pasó por las escaleras, Kazutora tuvo que pasar por el ya conocido detector de metales muy sofisticado que Kisaki instaló justo cuando las escaleras terminaban. El beta no podría pasar hacia donde Kisaki se encontraba bien resguardado, hasta que el detector de metales lo considerara "limpio" de cualquier tipo de arma blanca o arma de fuego. Una vez que el detector de metales lo consideró libre de cualquier tipo de metal, las compuertas de hierro blindadas se abrieron de par en par. El hijo de puta de Tetta Kisaki realmente tomó todas las precauciones necesarias para permanecer a salvo.
Detrás de esa puerta había una habitación relativamente pequeña donde solamente se hallaba Tetta Kisaki sentado en una elegante silla detrás de una mesa redonda de tamaño mediano hecha de vidrio y metal negro. El villano estaba tomando un té tradicional japonés y Kazutora no tardó mucho en saludar con una leve inclinación de cabeza y sentarse en la silla que se hallaba colocada justo en frente que la de Kisaki.
—Te han descubierto, ya saben que eres el infiltrado. —soltó sin anestesia.
—Ya lo sospechaba y por eso estoy aquí. —respondió Kazutora, negándose a tomar el té que Kisaki le había servido por temor a que esté envenenado. —¿Cuál es el plan? Dijiste que tenías un plan que me ayudaría a salir del país a salvo junto con Chifuyu y Baji. —dijo moviéndose incómodo en su silla y con las manos en los bolsillos de su holgada chaqueta negra con detalles amarillos.
—Pobre cosita ingenua... —susurró Kisaki con sus ojos azules brillando con maldad. —¿En verdad creíste eso? Obviamente fue una mentira. Ya no me sirves, así que no tiene sentido mantenerte con vida. —sentenció dejando la taza de té en la misma luego de terminar de beberla.
—¡¿Qué carajo?! —exclamó Kazutora, entre sorprendido y enojado por la traición de Kisaki. El beta no tardó en levantarse de su silla con rapidez, sacando las manos de su bolsillo con furia y dejando caer la silla de metal negro detrás suyo. El estruendo que provocó la silla al caer fue tan ruidoso que camufló el sonido de un pequeño vidrio rompiéndose al estrellarse contra el suelo. —¡Maldito seas, Kisaki!
—Lo siento, no es nada personal. —sentenció inexpresivamente, apuntando con un arma de fuego que tenía escondida dentro de su traje a Kazutora. —Pero no te preocupes, así sea en el infierno verás caer a Mikey. Definitivamente planeo matarlo, aunque me lleve más años de lo esperado.
—Jodida víbora mentirosa... —espetó Kazutora con rencor, retrocediendo unos pasos y esa acción inútil de escapar no hizo más sino divertir a Kisaki.
—Hasta nunca, Kazutora. —dijo mientras hacía el ademán de tirar del gatillo de su pistola. Pero justo en ese momento, el malvado beta se paralizó sin explicación aparente. —¿Q-qué? —fue lo único que pudo decir mientras sentía una enorme presión sobre su cuerpo que le imposibilitaba el mover un solo pelo a voluntad, muchísimo menos el único dedo que necesitaba mover para volarle los sesos a Kazutora.
—Qué rápido hizo efecto. —dijo Kazutora, sonriendo complacido al ver al inmóvil Tetta Kisaki. —Feromonas del "omega definitivo" Hanagaki Takemichi, heredadas del también monstruoso rey de las feromonas "Vlad Volkov". Son tan fuertes, que pueden paralizar incluso a betas como nosotros. —explicó mientras sacaba una pequeña pistola bien oculta entre su holgada chaqueta negra. Kazutora vio el pequeño frasco de vidrio roto que dejó caer al suelo cuando se levantó de la silla, el cual contenía grandes concentraciones de las feromonas dominantes de Takemichi. —Qué bueno que los efectos de parálisis puedan evitarse siempre y cuando hayas sido "marcado" como por parte de la manada de Takemichi, yo lo fui y por eso puedo moverme... a diferencia de ti.
—¿Co-cómo? —apenas pudo susurrar Kisaki, temblando al verse ahora él apuntando por un arma cargada de fuego.
—Mitsuya es un hacker muy capaz, simplemente con darle las coordenadas de este lugar pudo hackear ese detector de metales en el cual tanto confías. —al oír esa explicación, Tetta Kisaki derramó dos lágrimas pero no de tristeza sino de pura frustración por verse derrotado por ese inteligente alfa llamado Takashi Mitsuya.
—Mal-malditos sean...
—No es nada personal, Tetta Kisaki. —le devolvió sus mismas palabras a un enojado beta, quien lo único que pudo hacer fue morderse el labio inferior hasta hacerlo sangrar pero aún así no pudo moverse más debido a las fuertes feromonas de Takemichi.
Y entonces Kazutora disparó directamente a la frente de Kisaki, quien sin más se desplomó en el suelo formando un gran charco de sangre detrás de su cabeza.
...Continuará...
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